Hasta la
semana 12 el producto de la fecundación se denomina embrión, a
partir de las 12 se llamará feto.
El embrión
se desarrollará con una extraordinaria rapidez: a las 5 semanas
tiene el tamaño de un grano de arroz, a las 12 mide unos 6
centímetros de largo.
A los 28
días de gestación su órgano más grande es el corazón.
Las extremidades se empiezan a desarrollar como
muñones.
El sistema
nervioso, los ojos y las orejas están presentes a las 6 semanas.
Las
proporciones en el cuerpo del embrión difieren mucho de las del
adulto, su cabeza es considerablemente mayor que el resto del
cuerpo.
En las
primeras semanas los cambios no son visibles en el cuerpo materno,
salvo las mamas que suelen aumentar de tamaño y están más sensibles.
Hacia la
semana 12 puede notarse el útero al palpar la pared abdominal.
A las 20
semanas de embarazo, el vientre ya se nota abultado.
Al final del embarazo, la cabeza fetal suele
orientarse hacia la pelvis materna, pudiendo oprimir la vegija de la
madre. Las piernas empujan la parte superior del abdomen, pudiendo
dificultar la respiración y la digestión de la mujer.
Es el
órgano redondeado, plano, blando y esponjoso de tamaño y grosor
variables, situado dentro del útero durante la gestación y por el
que se establece el intercambio nutricional entre madre y feto.
Se
desarrolla sobre las 12 semanas de gestación a partir del corion del
embrión y de la decidua basal del útero.
Consta de dos partes: la materna o externa que se adhiere
al útero y la interna o fetal tapizada por el corion y el amnios y
de la que surgen los vasos sanguíneos que acaban en la parte central
del abdomen fetal (lugar que tras el nacimiento y sección del mismo
se denominará ombligo).
La sangre
fetal fluye a la placenta, en la que absorbe sustancias de la sangre
materna y en la que expele los productos de deshecho.