Una llamada de atención sobre la
rubeola |
La
rubeola es una enfermedad vírica exantemática (que produce una
erupción) de la niñez que para el niño o adulto no reviste gravedad,
pero si una mujer embarazada lo padece puede provocar en el feto
graves malformaciones congénitas.
La
enfermedad, causada por la infección por el virus de la rubeola,
aparece como un síndrome gripal: malestar general, febrícula o
fiebre de poca intensidad y ganglios dolorosos a los lados del
cuello.
Si
usted contrae la RUBEOLA durante el embarazo, corre el peligro de
que su hijo nazca con un defecto, como, por ejemplo, una enfermedad
cardiaca o la sordera. Y este riesgo crece si la tiene al principio
del embarazo.
Cuando
se declara en las primeras 4 semanas, más del 50% de los niños nacen
con un trastorno importante.
Esa
cifra se reduce al 8% en la 13ª semana, y disminuye sin cesar en
adelante.
La
clase de efecto depende de la fase de gestación en que está la madre
en el instante de la infección.
La SOLUCION: Inmunización
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Si ha
tenido la rubéola, o ha sido vacunada contra ella, es improbable que
la sufra. Sin embargo, no confíe en la memoria de sus familiares;
asegúrese de ello solicitando a su médico una prueba de sangre.
Si se
descubre que no la ha tenido, le inmunizarán contra ella con una
vacuna inyectable que le producirá una manifestación suave de la
dolencia. Evite concebir durante los tres meses siguientes a la
inyección porque, durante ese plazo, la enfermedad -aunque no
virulenta- podría perjudicar al feto.
Si no
adopta las precauciones descritas y tiene la RUBEOLA al principio
del embarazo, le propondrán interrumpirlo, para eludir el riesgo
casi cierto de alumbrar un hijo con trastornos graves.
Recuerde que las pruebas que le ofrezcan solo evidenciarán
si el niño sufre ciertas deformidades congénitas; pero algunas, como
el subdesarrollo mental y la sordera, no se descubren hasta meses
después del nacimiento.