EMBARAZO
 Vitaminas y minerales en el embarazo                    
¿Se necesitan vitaminas en el embarazo?
Los minerales: el hierro
La vitamina B9: contra la anemia
Los otros minerales
Manipulación de vitaminas y minerales

 ¿Se necesitan vitaminas en el embarazo?

La respuesta obvia es sí; pero unas más que otras. De las 13 más notables destacamos:

Las vitaminas del grupo B

Son quince grupos, pero sólo 8 los reconocidos: B1, B2, B3 (o PP), B5, B6, B9 (ácido fólico) B12, B8 (o H).

La B12 y B9: Esenciales para asegurar el mecanismo de división celular. Su primer y gran síntoma es la “anemia” o falta de glóbulos rojos. La anemia por carencia de ácido fólico (vitamina B9) es de mal pronóstico en el embarazo y puede por el contrario ser atajada con una alimentación rica en productos que contengan esas vitaminas.
La B6: Importantísima en la síntesis del ADN y del ARN, es decir en los mensajeros del código genético, que gestionan el desarrollo, mantenimiento y reproducción de todas nuestras células.

Las vitaminas A, C y E: encargadas del buen funcionamiento celular.

La vitamina A: Repara tejidos, protege mucosas y refuerza el sistema inmunitario. Tambien interviene en la producción de ARN. Las cantidades de vitamina A varían. En el parto disminuyen y después vuelven a ascender. El feto acumula vitamina A, por lo que hay que aumentar los aportes de esta vitamina en un 25%.
La vitamina C: Favorece la absorción del hierro para evitar la anemia y protege a las vitaminas del grupo B de su oxidación. Un zumo de naranja al día es suficiente para mantener el nivel de esta vitamina durante el embarazo.
La vitamina E: Se almacena en el tejido adiposo y en hígado. Esencial su papel antioxidante y protector de los ácidos grasos esenciales y las membranas celulares.

La vitamina D y el calcio:

La protección ósea de la madre y sobre todo la construcción del esqueleto y los dientes del feto, son los cometidos de estas dos sustancias.
Su carencia puede afectar a madre y feto (el raquitismo es un ejemplo de ello), pero tomada en exceso, puede resultar peligrosa al feto.
Es por esta razón por la que las leches enriquecidas con vitamina D no están autorizadas en muchos países (sí en España).
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 Los minerales: el hierro

El hierro: un elemento esencial

El hierro se encuentra principalmente en los glóbulos rojos (70%), cuya primera función es asegurar la llegada del oxígeno a los tejidos. El 30% del hierro orgánico restante se encuentra en hígado, bazo y médula espinal.
Una mujer normal posee 5 gramos de hierro y la alimentación diaria debe aportarle 18 miligramos para cubrir sus necesidades. En el caso de las hemorragias menstruales, si la pérdida de sangre es muy grande las necesidades de hierro serán mayores. Tres de cuatro mujeres tiene reservas incompletas de hierro.
Al comenzar el segundo trimestre de embarazo la mujer necesita 80 milígramos de hierro (casi cinco veces más). Al finalizar ese trimestre, las necesidades aumentan bruscamente a 400 milígramos porque el feto comienza a hacer acopio de dicho mineral.
En el tercer trimestre se necesitan 600 miligramos. Es curioso que cuanto menos hierro toma la madre en su alimentación diaria, más hierro extrae éste de las reservas maternas.
La mayoría de las encuestas entre embarazadas indican que el aporte diario medio es insuficiente: de 12 a 16 miligramos, cuando se necesitan entre 20-25 milígramos. Si antes del embarazo había tenido carencias, necesitará entre 25-30 milígramos/día. En tales casos el aporte alimentario por sí no es suficiente, debiendo tomar medicación por boca.

¿En qué alimentos hay más hierro?

En la carne y pescado el 30%; en las frutas el 30% y en las verduras el 18%.
También algunas legumbres como las lentejas. Pero no es el caso de las espinacas del famoso Popeye, porque el hierro que contienen no es asimilado por el organismo.
Hay que saber que un exceso de té o sustancias que lleven tanino, o un exceso de salvados (por la fibra), inhiben la absorción intestinal del hierro.
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 La vitamina B9 o folatos: contra la anemia

Los folatos son esenciales, ya que sin ellos el crecimiento celular, esencial en el organismo, no se produciría. Regulan la actividad neuronal y además intervienen en nuestra "memoria" genética, el ADN.
Fuentes de folatos son el hígado de pollo, los huevos y las verduras, si no fuera porque éstas al cocerse pierden el 80% de ellos.
Frutas como naranjas o plátanos, verduras como el aguacate, la lechuga, el melón, los pimientos o los quesos tipo brie, cabrales y azules, también contienen folatos.
Las necesidades en el embarazo son: 600 miligramos al inicio y 800 en el tercer trimestre.
Una carencia afecta al feto y puede provocar partos prematuros o abortos.
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 Los otros minerales

El magnesio, básico para el esqueleto y los dientes. Su carencia produce vómitos, irritabilidad, insomnio, dolor de cabeza, ansiedad, calambres en piernas y dolores musculares.
El paso del magnesio materno al feto y la utilización de píldora anticonceptiva antes del embarazo provocan su carencia. Frutos secos, chocolate, marisco, legumbres, etc. son ricos en magnesio. Tomados con prudencia, no engordan y ayudan.

El cinc es esencial en el desarrollo del feto. Su carencia aunque es controvertida puede producir peso insuficiente al nacer, trastornos del sistema nervioso central, etc.
Encontramos cinc en el pescado, carne (hígado) y marisco (ostras).

El flúor es básico para los dientes y sobre todo evita las caries dentales en el niño. Tal es así que en algunos sitios se utiliza el agua del grifo fluorizada.
El flúor se encuentra en té, pescados, verduras y en agua mineral.

El selenio es un gran antioxidante en combinación con la vitamina E. Refuerza además el sistema inmunitario y la formación de anticuerpos.
Está presente en las legumbres, en cereales como el trigo, ajo, pimiento rojo, carne y yema de huevo.
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 Las vitaminas y minerales: su manipulación

¿HAY QUE PRESERVAR LAS VITAMINAS Y MINERALES EN SU MANIPULACIÓN? La respuesta es SÍ.

Comprar de forma correcta: Escoja productos frescos, mejor las de temporada cuando se trata de verduras y frutas. El color fuerte de cada una garantiza más cantidad de vitaminas y minerales.
Conservar en sitio adecuado: Verduras en lugar fresco y húmedo.
Preparar de forma adecuada: No pelar ni rallar las verduras o frutas. Lavarlas al grifo sin dejarlas a remojo.
Cómo cocinar; cocer o no cocer: Cocerlas con poco agua o al vapor. Las vitaminas y minerales que se pierden en la cocción se recuperan en el caldo. No sobrecocer ni recalentar los alimentos.
Congelados: Al congelar los alimentos cuando son muy frescos, su riqueza en vitaminas y minerales está casi intacta.
Cocinar SIN DESCONGELACIÓN previa: Cocer sólo el tiempo imprescindible.
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