Es posible mantener y reducir el peso con una simple
disminución del consumo de grasas y un aumento en la misma
proporción de hidratos de carbono en la dieta diaria.
Los datos de estudio, ponen de
manifiesto que aproximadamente un tercio de la población
tiene problemas de sobrepeso. A pesar de que todavía se está a la
espera de encontrar soluciones efectivas y cómodas a ello, esta
investigación pone de manifiesto que una leve corrección de los
hábitos alimentarios podría contribuir a la reducción de peso.
Más azúcar, menos grasas ¿Gorditos u obesos? La dieta no encontrada Cuidarse es prevenir
Más azúcar, menos grasas
Hospitales europeos y cerca de 400
voluntarios con sobrepeso han participado en la investigación, en la
cual han colaborado cinco centros de investigación de Holanda,
Dinamarca, Reino Unido, Alemania y el hospital universitario Germans
Trias i Pujol de Barcelona.
Durante seis meses los participantes
siguieron diferentes dietas: una con un 30% de energía procedente de
la grasa (supone un 10% menos de lo habitual, porcentaje que es
reemplazado por hidratos de carbono complejos); otra baja en grasa
en la que la disminución de energía se sustituye con un 5% de
hidratos de carbono complejos y el 5% restante procedente del azúcar
y alimentos azucarados (hidratos de carbono simples) y una última
dieta en la que se siguieron las pautas habituales, en la que la grasa
proporcionaba el 40% de la energía.
Finalmente, se comprobó que la reducción en
el consumo de grasas y el aumento de hidratos de
carbono llevó a los voluntarios a perder peso,
tendencia que se mantuvo. En cambio, quienes continuaron con su
dieta habitual lo incrementaron.
Por otra parte, dado que la ingesta de
grasa fue más baja en el grupo que consumió una dieta alta en
hidratos de carbono simples como el azúcar, se confirman las
hipótesis de que adultos y niños que toman más azúcar comen menos
grasas.
¿Gorditos u obesos?
En las últimas décadas los índices de
sobrepeso han aumentado de tal manera que los expertos en nutrición
han dado la voz de alarma. Desde 1995 hasta el pasado 2000 el número
de adultos obesos en el mundo ha pasado de 200 millones a 300. Según
un estudio de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad
(SEEDO), en España hay un 14,5% de prevalencia de la obesidad y en
Europa presenta este problema un tercio de la población. De seguir
este ritmo, el 18% de los hombres y el 24% de las mujeres del mundo
serán obesos en el año 2005.
Fuente: Europa Press
Entre las consecuencias que tiene esta
cuestión se encuentra que el obeso tiene mayor riesgo de mortalidad
y morbilidad, es decir, viven menos y en peores condiciones. A ello
debe añadirse que en los países desarrollados esta enfermedad supone
un cost o aproximado de entre el 4 y 7% del gasto sanitario.
Tradicionalmente se utiliza, para medir el
peso corporal, el sistema conocido como Índice de Masa Corporal
(IMC), que se calcula dividiendo el peso en kilogramos de una
persona por su altura en metros al cuadrado (peso/altura2).
La dieta no encontrada
Muchos años de investigación no han
encontrado la dieta ideal que consiga reducir el peso en las
personas obesas. Así, son numerosas las dietas adelgazantes ideadas,
pero todas coinciden en la dificultad de aplicación diaria que
presentan, su baja efectividad y su prácticamente mínima
sostenibilidad a largo plazo, con lo cual el paciente vuelve a
recuperar su peso con el paso del tiempo.
Con el estudio CARMEN se ha comprobado que
una dieta con bajo contenido en grasa y alta en carbohidratos puede
ser más efectiva. De hecho, una reducción de la ingesta de grasa
con
lleva una disminución de peso y de la masa grasa,
independientemente de que el aumento de carbohidratos se haga con
azúcares o polisacáridos.
La importancia de este hallazgo radica en
que una reducción a largo plazo de 1 a 2 kilos podría suponer un
descenso de entre el 15 y 30% de la población con sobrepeso.
Además, la pérdida de peso modesta (5-10%) reduce significativamente
el riesgo de muerte.
Cuidarse es prevenir
La obesidad aparece como consecuencia de
una combinación de factores. Entre las principales causas se
encuentran el excesivo consumo de grasas, el sedentarismo (sería
suficiente con subir escaleras o andar a diario) y los factores
genéticos, en su mayoría desconocidos hasta el momento.
Ver:
Glúcidos o Varbohidratos
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