Una de cada diez personas mayores de 65 años en estados
Unidos sufre de Alzheimer. La enfermedad afecta a 4 millones de
norteamericanos.
Lo grave del asunto, según la Asociación Norteamericana de
Alzheimer, es que al no existir una cura y si no se previene,
esa cifra deberá aumentar a 14 millones para el año 2050.
Además de los enfermos, 19 millones de familiares se sienten
afectados de alguna manera.
"Más del 80 por ciento de los familiares de enfermos de
Alzheimer reportan que frecuentemente experimentan altos niveles
de estrés, y cerca de la mitad sufren de depresión. Es decir,
que la enfermedad de alguna manera se extiende a los familiares
y estos, muchas veces, no saben qué hacer o dónde obtener
ayuda para el enfermo y para ellos", dice la Asociación
Norteamericana de Alzheimer.
Estas personas deben combatir esos problemas porque les toca
enfrentar compromisos muy serios al atender a sus familiares que
sufren de la enfermedad. "El paciente de Alzheimer necesita
cuidados especiales, se les olvida cosas tan sencillas como los
nombres e identidades de quienes les rodean, asearse, vestirse,
en fin", dice el doctor Mario Merino, quien aparte de ser médico,
cuida a su madre que sufre del mal.
Merino es cirujano en Santa Fé de Bogotá, Colombia, pero al
tener el problema en su propia casa, se ha dedicado a aprender más
de Alzheimer y ayudar a algunos pacientes. "Mi recomendación
para los familiares es armarse de mucha paciencia y valor. Los
enfermos de Alzheimer son caprichosos y en la mayoría de los
casos, por simple orgullo, se niegan a aceptar su problema. La
intimidad que requiere el bañar a otra persona, aunque sea la
madre, es uno de los mayores obstáculos, pero hay que
hacerlo", agrega Merino.
Se llega al extremo de tener que bañar a pacientes de
Alzheimer porque ellos pierden la habilidad física para hacerlo
o porque se olvidan. Y más aun, ayudarlos con su aseo después
de las necesidades fisiológicas. Todo eso debe hacerse de la
manera más normal posible.
En esos casos, la Asociación Norteamericana de Alzheimer
recomienda: "Actuar con mucha cautela, crear el mejor
ambiente posible, incluso con un un cuarto de baño más amplio,
si se puede. No trate de comparar a una persona adulta con un
bebé, no es lo mismo. Hay que respetar la dignidad de la
persona y tratar algunas veces de guiar su mano con el jabón,
una esponja o la toalla en vez de hacerlo directamente. También,
es prudente en lo posible, ubicarse detrás de la persona para
no mirarle a los ojos mientras se adquiere esa confianza. Sea
flexible, no actue a la fuerza. Pruebe la temperatura del agua.
Extreme precauciones al lavar el cabello para que no caiga jabón
a los ojos".
La asociación dice que, "también hay que pensar en la
higiene bucal y para ello hay que pensar en enseñar a la
persona a actuar bajo supervisión y de no ser posible eso,
entonces usar un cepillo y crema dental adecuados y actuar con
cuidado para no ir a causar daño. Use una toalla alrededor del
cuello de la persona y enséñele el proceso de enjuagar la
boca".
"Tener un enfermo de Alzheimer en casa cambia nuestro
estilo de vida. Al principio causa depresión pero eso hay que
vencerlo y comprometerse con la idea de que estamos cuidando a
un ser querido", dice el doctor Merino. Y agrega: "El
comportamiento de la persona es impredecible y por ello hay que
estar siempre cerca de ella. No hay que olvidar que es una
enfermedad progresiva y desde los primeros síntomas es
necesario mantener contacto permanente con un médico y buscar
ayuda de las organizaciones que se dedican a ello ya que han
acumulado miles de experiencias y tienen mucho que
ofrecer".