«...no
estábamos en absoluto preparados para la muerte de nuestros
compañeros. Creo que fue lo más duro de la guerra».
|
Memorias de Elizaveta Parshina en la GCE,
publicado por la editorial La Esfera de los Libros.
«...en
la canción española se oculta la inagotable energía
y vitalidad de generaciones enteras de ese pueblo tenaz y trabajador.
Las
canciones españolas despiertan en los que las escuchan
fuerzas poderosas y ansias de libertad»
RECUERDOS:
1937.
Desde lo alto de un cerro, Elizaveta contemplaba la escena junto
a tres camaradas provistos de ametralladoras:
"De repente, ví que a unos 50 metros se acercaban
dos camiones con unos 40 soldados uniformados.Dí la orden
de no disparar porque Artur y los nuestros estaban todavía
allí abajo»
.
Sólo cuando el grupo se dispersó, Elizaveta ordenó
abrir fuego. «Los franquistas no se esperaban aquel golpe
en su retaguardia a plena luz del día», dice.
"Sólo cinco o seis fascistas bajaron del camión
para dispararnos. Los demás huyeron, estaban heridos o
habrían muerto", recuerda.
Tras
la refriega, el XIV Cuerpo de Guerrilleros no se detuvo hasta
llegar al Tajo"
(Diario
EL MUNDO)
|
INTERESANTE
|
Análisis geográfico
del periplo "La Marcha de los 100 Días" realizado
por 6 guerrilleros andaluces desde Motri, (Granada) hasta la frontera
de Francia, del profesor Fernando Hernández Sánchez,
del
Dto. CCSS, Geografía e Historia
I.E.S. "Sefarad", de Fuenlabrada,
Madrid
|
(PULSAR)
|
Elizaveta
Parshina con sus compañeros del XIV Cuero Guerrillero "Los
Niños de la Noche", durante la Guerra Civil en España
"Solo
muere lo que se olvida.
Adiós, Elizaveta".
Elizaveta
Parshina : La dulce dinamitera
Gloria Planells (Diario EL MUNDO 05-06-02)
Su vida fue un prodigio de acción y de conciencia.
La mirada congelada de un niño, sepultado bajo los restos de un
carro volcado en un bombardeo durante la Guerra Civil Española,
significó para Elizaveta Parshina su compromiso definitivo con
las armas.
El
incidente ocurrió en Motril, durante los días de la "Caravana
de la Muerte", la columna de 150.000 refugiados malagueños
que huía hacia Almería, ametrallada por los cañones
de los cruceros "Canarias" y "Baleares" y los cazas
alemanes e italianos. Aquello marcó el inicio de una nueva vida,
la de soldado, para esta brigadista rusa que, como otros miles de voluntarios,
llegó a tierras españolas deseosa de defender la legitimidad
de la democracia y la libertad del pueblo de España contra los
fascistas.
Elizaveta Parshina adoptó el nombre de Josefa Pérez Herrera
desde que en octubre de 1936 aterrizó en la Ciudad Condal. Al poco
tiempo comenzó a trabajar en Albacete como traductora en el Estado
Mayor de la Aviación Soviética, pero nunca olvidó
su obsesión de juventud por combatir en el
frente.
No pertenecía al Partido Comunista ni poseía rango militar
alguno, pero sus nociones de castellano le permitieron ingresar en las
filas del XIV Cuerpo de Guerrilleros del Ejército
Republicano, también llamado "Niños
de la Noche", un destacamento de campesinos y obreros
andaluces, gran parte de ellos fuera de edad militar -o muy jóvenes
ó demasiado mayores- la mayoria malagueños que, como ella
reconocía, "no habían cogido un arma en su vida,
pero aprendían rápidamente", empezando sus primeras
operaciones guerrilleras en localidades costasoleñas como Vélez-Málaga
o Fuengirola, Málaga.
No
era habitual en la época defenderse en dos idiomas, por lo que
la labor de Elizaveta en las situaciones delicadas era fundamental. Artur
Sprogis, veterano de la 1a Guerra Mundial, el consejero soviético
que dirigía la compañía de reconocimiento y exploración,
y que más tarde se convertiría en su marido, le advirtió
en más de una ocasión: «Si hoy no traduces bien,
acabaremos todos volando por los aires».
Y
es que el consejero ruso asesoraba a los miembros del cuerpo guerrillero
en el manejo de explosivos. De ahí que el papel de Parshina fuera
tan importante. Mano a mano, consejero e intérprete dinamitaron
cuatro puentes de carretera y uno de ferrocarril, así como varias
capturas de prisioneros tras las líneas enemigas.
Rebelde y con un corazón sediento de aventuras, su mayor virtud
a lo largo de la contienda española fue la preocupación
que mostró en todo momento por sus compañeros y por sus
familias. Como relata en "La Brigadista" -libro
que ella misma escribió y que publicó La Esfera de los
Libros hace unos meses-, «no estábamos en absoluto
preparados para la muerte de nuestros compañeros. Creo queaquello
fue lo más duro de la guerra».
El amor que sentía por los suyos era totalmente correspondido y
de ellos se ganó la reputación de ser paciente y discreta.
Amante de las flores, lo que más detestaba Elizaveta era estar
siempre rodeada de piedras o zarzas, «...con las flores tan
bellas y perfumadas que hay en España». La visión
de las flores era la esperanza que ayudaba a la brigadista a salir adelante
una y otra vez
.
Parshina tenía en alta estima a los habitantes de la tierra en
que luchaba. Le conmovía en especial la canción española,
en la cual decía que «se oculta la inagotable energía
y vitalidad de generaciones enteras de ese pueblo tenaz y trabajador.
Las canciones españolas despiertan en los que las escuchan fuerzas
poderosas y ansias de libertad».
Elizaveta Parshina nació en 1913 en la ciudad de Oriol, donde la
I Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique eclipsaron su infancia
con escenas de fusilamientos, levas masivas y regresos del frente de miles
de soldados inválidos.
A su regreso a la URSS tras la Guerra Civil Española, Parshina
contrajo matrimonio con su comandante Artur Sprogis en el XIV Cuerpo Guerrillero,
y fue una de las tres primeras mujeres que consiguieron ingresar en la
Dirección General de Inteligencia soviética, el temido SMERSH.
Al final de 1943, por necesidades familiares empezó a trabajar
en una tienda de libros en Moscú. Tres años después,
la Dirección General de Inteligencia la envía a Checoslovaquia.
Regresa a la URRS y decide retirarse de su actividad como espía
en el NKVD, trabajando en un instituto de
investigación científica donde permanece hasta su jubilación
en 1970. Y a partir de ese momento se dedica a escribir, sobrevive con
una exigua pensión de poco más de 130 euros y engrosa las
filas de la asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE), siendo una
de sus mas entusiastas colaboradoras.
Elizaveta Parshina, brigadista rusa, nació en Oriol (Rusia) en
1913 y falleció el 27 de junio de 2002 en Moscú.
|