Pablo Pérez Hidalgo, "Manolo
el Rubio"
Genalguacil
AGRUPACIÓN
"FERMÍN GALÁN" (1948-1949)
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(Apodo de Guerra
- Nombre y Apellidos - Procedencia)
"COMANDANTE ABRIL"
BERNABÉ LÓPEZ CALLE (MONTEJAQUE) Comandante
"MANOLO EL RUBIO"
PABLO PEREZ HIDALGO (BOBADILLA) Jefe de Estado Mayor
"DARÍO"
MIGUEL LÓPEZ GARCÍA (MONTEJAQUE)
"EL RUBIO" ANTONIO MENA POSADO
"PEREJIL" ANTONIO RINCÓN GONZALEZ
"PEDRO EL DE ALCALÁ" JUAN FRANCISCO DOMINGUEZ
GOMEZ (ALCALA DE LOS GAZULES)
"JULIO EL DEL TREN" LUIS BEAS RODRIGUEZ (ALGECIRAS)
"EL BARBAS" JOSE VILCHES RUIZ (BAZA)
"BENITO" FRANCISCO MORENO BARRAGAN (CORTES DE
LA FRONTERA)
"POLONIO" MIGUEL PEREZ PEREZ (CORTES DE LA FRONTERA)
"BIENVENIDO" JOSE BAREA REGUERA (JEREZ DE LA
FRONTERA)
"EL MONZON" DIEGO PEREZ MORENO (JIMENA DE LA
FRONTERA)
"EL RUBIO" JUAN APARICIO JIMENEZ (LOS BARRIOS)
"GARNACHA" ANDRES LOBATO DORADO (LOS BARRIOS)
"SIETEVE" JOSE RODRIGUEZ RODRIGUEZ (LOS BARRIOS)
"LOBATO" JOSE LOBATO FLORIA (LOS BARRIOS)
"CARACOLES" JUAN TOLEDO MARTINEZ (LOS BARRIOS)
JOSE RODRIGUEZ RODRIGUEZ (LOS BARRIOS)
"JUANITO" JUAN VIGIL QUIÑONES (MARBELLA)
"LARGO MAYO"
FRANCISCO FERNANDEZ CORNEJO (MEDINA SIDONIA)
"EL CALERO" SEBASTIAN SANCHEZ JIMENEZ (SANTA
ELENA ,JAEN)
"EL CAPITAN" JUAN RUIZ HUERCANO (UBRIQUE)
"LIBERTARIO" CRISTOBAL ORDOÑEZ LOPEZ (UBRIQUE)
"CANANA" JAIME ELENA MARQUEZ (ZAHARA DE LA SIERRA)
JUAN ELENA MARQUEZ (ZAHARA DE LA SIERRA)
"PALOMO" ANTONIO ACEBEDO PALMA (ZAHARA DE LA
SIERRA)
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Cueva del Gato, refugio ocasional de guerrilleros
Alpandeire
Mapa Málaga
Occidental (Pulsar)
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Testimonio de Manolo el Rubio (Pablo Pérez Hidalgo).
"La organización en estas sierras fue muy difícil;
pero, ya una vez transcurrido algún tiempo, allá por los
años 42 y 43, organicé dicho grupo con hombres que llegaron
de un lado y de otro.
A mi me llamaban "Manolo el Rubio"; otras veces les dio a los
muchachos por llamarme "el Mesorín". Primero estuvimos
por los montes de Cádiz, y ya que habíamos hecho algunas
operaciones por estos lugares, para no ser descubiertos por la Guardia
Civil pasamos a los montes de Málaga.
Por donde andamos con mayor frecuencia fue por la parte
de Coín, Alora y por todos los montes de las cercanías de
Ronda. Lugares que yo conocía a la perfección.
Con la Guardia Civil no tuvimos encuentro alguno, por lo menos el grupo
que yo capitaneaba. Yo solamente tuve un encuentro con la Guardia Civil,
pero no fue con la "Fermín Galán", pues aquello
ocurrió el 20 de noviembre de 1940.
Como iba diciendo, anteriormente a esa fecha. Íbamos una
vez un grupo de ocho o diez guerrilleros y nos refugiamos en un cortijo
enclavado en el término municipal de Alpendeire y ya que estábamos
en la casa, al parecer el dueño le dio el soplo a la Guardia Civil
de que unos hombres armados venían huídos de la zona republicana
y que se habían refugiado allí, en su casa. Entonces llegaron
hasta donde estábamos nosotros muchos guardias civiles y somatenes
de falangistas, y mandaron a pedir fuerzas a Ronda; en fin, todo un ejército
se encontraba allí. Nos rodearon la casa, con nosotros dentro.
Al parecer un sargento de la Guardia Civil a voces
nos dijo: "Entréguense, que están ustedes perdidos."
Como no nos entregamos como ellos querían, comenzaron a disparar
contra la casa. Nosotros también lo hicimos contra ellos. Cuando
vimos que estábamos perdidos, puesto que ellos eran mayor número
y también en armamento, comenzamos a salir de la casa. Por nuestra
parte cayeron dos muchachos heridos en este combate.
Cuando ya estábamos en otro lugar, llegó la noticia de que
la fuerza atacante también había tenido bajas, algún
guardia civil y algún falangista. No sé si esto será
verdad, porque eso nosotros no lo vimos. Los dos muchachos que cayeron
heridos de nuestro bando pudieron venirse con nosotros. Claro que a hacer
esta clase de operaciones nos ayudaba la gente de los cortijos. Unos porque
lo sentían y otros por miedo, y gracias a estas ayudas nos movíamos
por las sierras.
Al llegar a las sierras próximas a la "Resinera",
por encima de Estepona, pudimos curar a los muchachos heridos. Ése
es el único encuentro que yo tuve con la Guardia Civil. Lo demás
es una pura mentira. Ya que "el Rubio" no fue nunca tan sanguinario
como se ha dicho. Tras el encuentro y posterior huida, permanecimos en
la Sierra del Borrejón, hasta que estuvieron completamente curados
nuestros compañeros. Uno de ellos era asturiano y el otro de Cortes
de la Frontera. Este último, ya que estuvo curado, se separó
del grupo mío y se unió a otro. Después nos enteramos
que lo mataron en la Sierra de Guaro, por la parte de Nerja.
"En aquellas fechas algunos nos llamaban los "rojos" del
Ejército republicano. Nos cansamos de estar por estas sierras y
pasamos de nuevo a la parte de Cádiz. Otra temporada por aquí
y después nuevamente al punto de partida. Estos cambios los hacíamos
según las estaciones del año, y de noche, ya que cuando
hacia frío nos íbamos a la parte sur y cuando hacía
calor marchábamos a la parte norte.
"La ayuda era la que nos prestaban los campesinos, ya que a la ciudad
o a los pueblos, por supuesto, no podíamos acercarnos porque nos
hubiese descubierto la Guardia Civil y entonces lo hubiéramos pasado
muy mal. Los campesinos nos daban de comer y después, al marcharnos
de sus casas, nos daban suministros que metíamos en nuestros morrales,
para dos o tres días, y cuando éstos se terminaban, volvíamos
otra vez a reponer nuestras provisiones. Cuando ya nos hacíamos
muy vistos en un lugar, acechábamos otro cortijo, para después
llegarnos hasta él.
Una vez en estas casas, a las que siempre llegábamos durante la
noche y por sorpresa, pedíamos dinero si veíamos que los
dueños eran ricos, y también comida; si los propietarios
se ponían tontos, lo cogíamos por la fuerza y si dábamos
con gentes que eran adictos nuestros, nos daban todo cuanto les pedíamos.
Llevábamos escopetas de dos cañones, fusiles, revólveres
y pistolas ametralladoras. Estas armas las conservábamos de cuando
la guerra civil, y si alguno se quedaba sin ella, se las quitábamos
a alguno que había estado en la otra zona, la de los "nacionales".
Mire, eso de que éramos una partida de carniceros que mataba
a mucha gente es un relato falso, una propaganda mala del régimen
franquista que se levantó contra los que huimos de la zona republicana.
Eso no es cierto. Era una campaña en contra nuestra con la que
querían justificarse, para que cuando alguno de nosotros cayera
prisionero que no tuviese salvación. Respecto a haber matado guardias
civiles, que le pregunten eso a la misma Guardia Civil, ya que ellos deben
de tener un archivo con todas esas cosas que usted dice y de los guardia
civiles que matamos... verá que, efectivamente, "Ninguno."
Nosotros no éramos eso que se decía. En cambio, teníamos
que luchar por nuestra supervivencia en aquellos momentos tan difíciles
para nosotros. Siempre anduvimos por los montes de Jubrique, de Genalguacil,
de Estepona, Benahavis..., casi siempre por las provincias de Málaga
y de Cádiz.
¿Cuevas? No, qué va. ...¿Qué cuevas ni qué
ocho cuartos? Nosotros no éramos bandidos de cuevas, de esa absurda
leyenda de bandidos de la Serranía de Ronda. Nosotros, cuando hacía
mal tiempo, con una manta nos tapábamos y en una tienda de campaña
debajo de un pino se guarecía uno. Cuando hacia calor, al aire
libre; ya estábamos más fuertes que una roca, acostumbrados
a vivir siempre en el campo como los pájaros, a la buena de Dios.
Ya hace 27 años que estaba escondido en
"El Cerro", término de Genalguacil. Saqué la conclusión
de, que desde el año 1949, nuestras partidas desaparecieron porque
no teníamos vida propia. Entonces unos decidieron ir por un lado,
y otros por otro. Cada cual a donde pudo refugiarse para no ser descubierto.
Los caminos para llegar a las casas amigas los teníamos siempre
expeditos, ya que los pastores, mujeres y niños o campesinos nos
ayudaban cuando nos trasladábamos de un lado para otro. Yo decidí
quedarme escondido en las cercanías de Genalguacil, en una choza
aledaña al cortijo de una familia amiga, los Trujillo.
Nosotros estuvimos en la sierra esperando por si la tortilla daba la vuelta,
ya que así lo estaban diciendo las emisoras del exterior, y en
caso positivo salir nosotros triunfantes. De entregarnos nada, puesto
que entonces nos hubieran fusilado o nuestros huesos se hubieran podrido
en la cárcel. Al desaparecer aquellas partidas de las sierras yo
no podía volver a Bobadilla, donde tenía a toda mi familia,
incluso a mi novia y mi hijo -que tanto sufrieron por las "visitas"
de la Guardia Civil- como es natural, y pensé en refugiarme en
el cortijo "El Cerro", que ya conocía de antemano y además
tenía la confianza plena de que su dueña, Anita Trujillo
Herrera, no me denunciaría. Con anterioridad yo había tenido
contactos con esta familia, ya que un hijo suyo estaba en la compañía
que yo mandaba, y que murió en combate durante la guerra.
Aquí he hecho mi vida en este cortijo. Ya se puede figurar cómo
he podido sobrevivir. Siempre estuve en esta mazmorra que se ve aquí.
Cuando salía por el monte a dar una vuelta, o a cortar leña,
no muy lejos de la casa, siempre lo hacia con el oído puesto en
los perros que se hallaban atados en las cuatro esquinas del cortijo y,
cuando éstos ladraban, me ponía a temblar, ya que siempre
pensaba en la Guardia Civil; que venía a detenerme, pero que lo
que yo temía era el chivatazo que podían dar si alguien
me veía. Lo mismo que ha hecho ahora el estanquero de Genalguacil.
Aquí hemos vivido siempre de casi nada. Esta señora trabaja
como una esclava. También le dan una pequeña pensión
de un hijo que le mataron en la guerra de Alemania.
Por otra parte, estos 27 años que he estado escondido aquí
han sido para mi un verdadero martirio. Yo no sé cómo no
me he vuelto loco, ya que, para mí, esto ha sido una verdadera
"condena" toda llena de amarguras y suplicios. Yo creo que si
algo malo he hecho en esta vida, lo he pagado con creces, siempre metido
en esa "mazmorra". Me han dejado en libertad, ya que las autoridades
judiciales creo que han comprendido que ya he sufrido y he pagado lo que
debía."
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