La doma del caballo

CÓMO LLEVAR EL CABALLO DE LA MANO


Por delante: el caballo no debe adelantar a la persona, en caso de que lo intente le daremos un tirón de la cabezada. Si no reacciona, nos pararemos y pondremos nuestro codo en la nariz.

En caso de que eso no funcione, llevaremos al caballo de una cadena de cual tiraremos en caso de desobediencia.

Una vez que el caballo ha entendido que esa es su posición, podremos comenzar a realizar otros ejercicios, como enseñarle a parar cada vez que nosotros lo hagamos. Para ello en las primeras ocasiones avisaremos al caballo de nuestra parada a través de un "ho" o bien "Alto", más tarde el caballo deberá parar al apreciar que el jinete lo hace. Esto nos servirá para hacer que el caballo sea más cómodo de llevar pero lo que es más importante: mantiene la atención del animal centrada en el jinete.

Después podremos intentar realizar el mismo ejercicio pero al trote. También podremos enseñar al caballo a ir hacia detrás.

  1. Guiar al caballo desde detrás: para lo cual precisaremos de una cuerda o rienda de un tamaño tal que nos permita andar junto al posterior del caballo. De esta forma guiaremos al animal como lo haría el semental de la manada: empujándolo.

Llevar al caballo de esta forma, tiene una ventaja fundamental: en caso de que el animal perciba algún peligro, instintivamente tratará de correr hacia delante, si nos encontramos allí podrá causarnos algún daño; yendo por detrás evitamos esta situación.

 

COMPRENDER AL CABALLO


Si pretendemos domar a nuestro caballo, primero deberemos entender su comportamiento ¿por qué se muestra testarudo?, ¿qué le motiva?, ¿cuáles son sus necesidades?...

Sólo un caballo satisfecho, que se encuentre a gusto con su dueño, responderá correctamente a las órdenes que éste le de.

El caballo es un animal con tendencia a vivir en manada, en un grupo social. Como cualquier grupo, una manada de caballos se estructura a través de unas reglas y una de las más importantes es la jerarquía: cada caballo tiene una posición dentro del grupo, que será importante conocer para poder definir las características de la doma que necesitaremos realizar:

Esta jerarquía existe en cualquier raza de caballo y es aceptada por todos sus miembros.

 

 

JUGAR CON EL CABALLO

Cuanto más inteligente sea un caballo, más despierto será y más ganas tendrá de jugar. Esto nos dice además que se trata de un buen caballo para trabajar y que seguramente aprenderá con facilidad; pero debemos ejercitar su inteligencia jugando con él.

El juego reporta gran cantidad de ventajas, tanto para el domador como para el caballo:

  • Nos permitirá conocer mejor las características de nuestro animal, durante el juego podremos observar movimientos que el caballo no desarrolla durante el trabajo cotidiano.
  • Supone una motivación para el caballo. Eso sí, deberemos dejar bien claro desde el principio qué es un juego y qué es el trabajo (para ello podemos, por ejemplo, dejar al caballo suelto durante el juego y amarrarlo cuando deba trabajar).
  • El desarrollo de actividades de este tipo aumentan la capacidad de atención del animal ya que presta atención de una manera totalmente voluntaria.
  • El juego puede utilizarse además para entrenar la confianza del caballo; para ello colocaremos diferentes elementos que él puede considerar peligrosos (como por ejemplo una pelota), de los que en principio rehuirá pero al poco tiempo podremos ver como se divierte con ellos. La libertad de poder huir ante una situación que le sugiere peligro y volver por su propia iniciativa es la mejor forma para hacerle perder el miedo. A esto se suma además que si durante todas estas situaciones el caballo se ve acompañado de su domador, podrá llegar a perder el miedo ante cualquier situación si nota su presencia.

Tenga en cuenta estas premisas a la hora de jugar con su caballo:

  • Debe ser usted el que lleve la iniciativa en todo momento, ya que de otra forma podríamos vernos en situaciones de peligro.
  • No conviene jugar sin ir protegidos ya que, aunque sea sin intención, el caballo puede causarnos alguna lesión. Deberemos por tanto llevar fusta larga o tralla.
  • Evite que el caballo se levante de manos, puede ser sumamente peligroso. En caso de que lo haga, usted deberá evitar echarse hacia atrás, ya que con ello lo único que conseguirá es que el caballo se de cuenta de que con este movimiento puede conseguir dominarle, con lo que lo podrá utilizar en otro momento.

 

 

PREMIOS Y CASTIGOS

El sistema de premios y castigos es el más comúnmente utilizado, no sólo para el adiestramiento de caballos, sino también para el de otros muchos animales. Se basa en asociar a determinados comportamientos unas sensaciones agradables y a otros sensaciones desagradables, que a la larga motivarán al animal a hacer o a dejar de hacer unas y otras.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que un caballo puede aceptar un castigo si entiende su por qué; pero nunca lo aceptará sin que se le de una "explicación" (relacionarlo con un comportamiento indebido) y puede llegar a rebelarse.

Además, para que un caballo relacione una acción como correcta o inadecuada el premio o el castigo deberán dársele de forma inmediata.

  • Premios:
    • Golosinas: que no deberán ser dadas al caballo sin ton ni son, ya que acabaría por ser un vicio. Debemos reservarlas únicamente para agradecer una buena conducta y ofrecerlas sólo de forma esporádica.
    • Descansos: son el premio óptimo después de haber realizado un ejercicio que haya resultado duro o peligroso para el caballo.
    • Ofrecer seguridad y tranquilidad: para ello debemos mostrarnos firmes pero tranquilos, un domador que grita o que hace movimientos bruscos puede hacer desconfiar al caballo. De ahí a importancia de que utilicemos una voz tranquilizadora, teniendo en cuenta que este animal es enormemente sensible al ruido.
    • Imitación de comportamientos equinos: realizar movimientos que desarrollan estos animales cuando están en manada puede resultar enormemente gratificante para el caballo. Algunos de éstos son:
      • Pasar un brazo por encima del cuello: ya que imitamos el comportamiento de la yegua cuando protege a su cría y ofrecemos así una importante sensación de seguridad.
      • Rascar detrás de la oreja: imitamos los cuidados mútuos que se ofrecen los caballos.
      • Echar la respiración sobre el cuello o los ollares: otro cuidado mútuo entre estos animales.
      • Rascar.

    • Acariciar puntos sensibles: cada caballo posee unos puntos especiales en los que le gusta ser acariciado, deberemos buscarlos para utilizarlos como premio.

  • Castigos:
    • Gritos o voz fuerte: no debemos abusar de ellos ya que podríamos acostumbrar al caballo, de forma que sólo obedecerá ante ellos.
    • Lenguaje corporal: ponerse erguido, hacer gestos con los brazos.
    • Tirón sobre la nariz: debe ser breve pero firme.
    • Toques con la fusta o tralla: estos elementos deben utilizarse como ayuda, no para castigar al caballo ya que si les coge miedo huirá de ellas y no podrán utilizarse para dirigirlo. Para castigar con ellos daremos únicamente un toque breve y firme, pero nunca una paliza.
    • Imitar castigos que realizan los propios caballos:
      • Simular una coz, con un puntapié.
      • Imitar un mordisco, con un golpe con el codo.

Por último conviene que tenga en cuenta que no se puede domar a un caballo si no se hace de forma autoritaria, ya que está dentro de su naturaleza. Un castigo dado a tiempo evitará que pierda el control sobre el caballo; pero nunca este castigo deberá ser fuerte o causar daño al animal. Debemos evitar los castigos de carácter emocional cada castigo deberá ser diferente, ya que de otra forma el caballo lo esperará y podrá reaccionar antes de darnos tiempo de hacerlo efectivo.

 

 

REACCIONAR ANTE UNA HUIDA

En ocasiones deseamos tomar una determinada dirección, que nuestro caballo rehuye por percibir un peligro. El animal se pone en alerta y su instinto le dice que trate de huir. Podemos apreciarlo, fijándonos en sus movimientos: en una situación así el caballo tenderá a levantar la cabeza y el cuello, ya que con ello amplía su espacio visual y descarga los anteriores para poder realizar un giro rápido.

Si apreciamos que esto ocurre, deberemos actuar de la siguiente forma:

  • Dejaremos que el caballo gire la cabeza y el cuello, tratando de que entonces centre su atención en el domador.
  • Le dejaremos siempre la posibilidad de elección y una salida fácil: el caballo no puede verse "encerrado" ya que su sensación de peligro puede aumentarse. Eso sí, trataremos de que esa salida sea guiada.
  • No aprisionar al caballo con nuestro propio cuerpo, ya que puede entender que el lugar en el que nos encontramos es su única vía de salida. La distancia más adecuada está en torno a los dos metros, desde donde el caballo no se sentirá amenazado.
  • Trataremos de que el animal se deje llevar por la confianza que ha depositado en nosotros, para dejarse llevar por el camino que le habíamos marcado (de ahí la importancia de que la doma sea firme y no demasiado blanda, lo cual no implica de ninguna manera que se utilice la fuerza contra el caballo).

Para evitar que nuestro caballo tenga constantemente esa sensación de peligro, conviene acostumbrarlo a diferentes ruidos. Para ello le aconsejamos que utilice un método clásico que consiste en llenar una bolsa con diferentes elementos que hagan ruido, al moverla cerca del caballo, notaremos como se pone nervioso y en alerta: deberemos enseñarle la bolsa y poco a poco tratar de pocarle con ella; de esta forma entenderá que no es peligrosa y se acostumbrará al ruido.

 

 

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