SEXTA. SUGESTIÓN CONSTANTE

Acostumbrarse a sugerir y así podéis conseguir: es la máxima que os doy.

Si con vuestro poder bien usado, queréis conseguir lo que el hombre ha de menester, antes de querer gozarlo, es preciso un tiempo de sugestión. Al efecto, si necesitáis un servicio de una persona, ante todo es preciso conocerla y muy conveniente hablarla frente a frente una vez; hay excusas mil para ello.

Entonces ya, vuestra influencia sugestiva sobre él con el pedido que necesitáis, debe ser constante; es decir, varias veces al día, en las horas que comprendáis que al hombre o persona no le ocupan sus obligaciones y no será difícil, (luego de algún tiempo) conseguir lo que le habréis de pedir.

La sugestión telepática (que así es ésta de que tratamos) nadie puede negar sus buenos resultados; pero no es tan segura como la sugestión Magnética, para lo cual se encuentran en acción material, operante y operado.

La sugestión es de necesidad, en todos los casos imposibles de magnetizar a una persona, por cualquier circunstancia y debéis de aprovechar el sueño del recalcitrante, reconcentrándoos sobre él, sin despertarlo, ordenándole con imperio su curación, si es enfermo y su corrección, si es un vicioso o delincuente; para lo cual, debéis hacerlo recibir vuestro aliento, vuestro calor dinámico y unas cuantas descargas de fluídos magnéticos (pero sin que despierte), y aún, ordenarle que despierte a tal hora y tome o haga tal cosa; y con la perseverancia en el ejercicio y luego con la sugestión telepática durante el día, conseguiréis al fin, que se rinda y lo magnetizaréis.

Dicho está, que para esto, debéis de tener entrada en la casa de vuestro corrigendo; pero no es difícil conseguirlo de la familia que espera el bien, que os proponéis llevarle.

Podéis usar sin inconveniente y con conocimiento, algún soporífico que puedan darles sus deudos, al acostarse o en la comida en el vino, como ser: la adormidera, que no puede hacerle ningún daño, o lo más, hacerle dormir más y mejor, pues no debéis carecer de conocimientos naturales, que en muchos casos os ayudarán en la curación de las miserias humanas; porque tener sabido que, si podéis cortar la enfermedad y el vicio con el poder magnético, éste no puede reponer la materia consumida, ni cicatrizar las llagas y lesiones, porque todo obedece a una ley, y la materia se cura con la materia. La medicina.

No esperéis ser remunerados por vuestros servicios, porque en general, la ingratitud suele ser el pago de nuestro amor; pero ya sabéis, que "el amor es sacrificio".

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