CUARTA. NO HAGÁIS DECLARACIÓN DE POBREZA

El mundo, aún es así: todos huyen de la pobreza, considerada en la carencia de intereses materiales. Es sólo por instinto adquirido en la hipócrita educación, que ha sustituido por la maldad el aserto "tanto puedes cuanto quieres" por el de "tanto puedes cuanto tienes".

Pues bien, como a nadie le interesa vuestra pobreza, no hagáis declaraciones de ella, sino en los casos de justicia, donde el ocultarla traería perjuicios irreparables, como ser, que uno confiara en vuestra protección material; y en el caso de enlace con la mujer en quien hayáis despertado su conveniencia de unión por vuestro aseo u otras circunstancias; aquí habéis de comprender que ha podido haber cálculo y no afinidad, ni espiritualidad y sólo desgracias tendríais.

Fuera de esos dos casos, a nadie descubras tu pobreza material; pero aún en esos dos casos, opondrás a tu pobreza, la riqueza de tus dotes, conocimientos y conformidad, que no los cambiaríais por todo el oro del mundo, ni por la mujer más coqueta y calculadora, por muy bellas formas exteriores que tenga.

Sólo con esto, quedarás en el concepto de rico y lo eres en verdad, porque eres sabio y útil al progreso.

Tampoco dirás que eres rico, siendo pobre, pues la mentira es siempre descubierta y antes "Cae el mentiroso, que el cojo" y ten en cuenta que una mentira, es capaz de derribar tu reputación y fama.

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