QUINTA PARTE
EL AMOR UNIVERSAL DEL MUNDO ES LA PERFECCIÓN RELATIVA

CAPITULO PRIMERO
EL AMOR ROMPE TODAS LAS VALLAS

Vallas son todo aquello que nos opone un obstáculo a nuestra libre marcha; pero el amor las rompe todas.

Vallas han tenido en todas las cosas los misioneros del progreso para exponer sus ideales, y las luchas vallas son.

Vallas tremendas eran las diferentes razas a las que tenían que absorber y por el amor las absorbieron, por lo que podemos llegar al gran quinto amor: rompiendo todas las fronteras; porque, no habiendo ya más que una raza, no hacen falta Naciones; aunque sí debe haber regiones, por la variedad de los climas, que forzosamente difieren en el etnicismo; pero eso no impide ser una sola raza, que puede vivir bajo una sola ley y régimen Común.

Podrá variar una región de otra, en temple, aficiones peculiares, según su propio etnicismo; pero no pueden variar en sus necesidades de hombres, que en todas partes se reasumen en la conservación de la existencia. Pero como la educación ha de ser completamente igual en grados y materias, el sentimiento será del mismo índole, aunque pueda diferenciarse en grado de perfección de un individuo a otro.

Educada toda la sociedad humana bajo el amor de hermanos; regida esa educación, por un solo consejo y un solo código moral, y no habiendo más moneda que el hombre, va no encontrará nadie más vallas que le obstruyan su camino del Amor Universal.

Desde luego que sería una utopía pensar en borrar definitivamente las fronteras, sin iniciar primero esta educación y moral, en las que aun consideramos Naciones, porque sería aún más costoso durante los años de esa educación, en la que se han de ir amortiguando las pasiones creadas por los patriotismos mal entendidos con principios autocráticos; sería aún más costoso, repito, hermanar, por ejemplo, al Alemán con el Francés; al Austriaco con el Italiano; al Mexicano con el Norte Americano, y aun sería imposible borrar los odios religiosos del Cristiano con el Mahometano, o el Budista con el Mongol.

No. No caemos en esta ignorancia; y por esto, mientras los hombres se desean abrazar; mientras se desfogan de sus odios; en tanto pasan las generaciones manchadas de Patria y religión, educamos a cada uno en el Amor de hermano a los de la otra Nación: y esa educación se da igual al Ruso, al Chino al Americano, al Español y al Africano, como a todas las hoy Naciones, mientras que estudian y toman un solo idioma que todos empezaron a querer.

Nosotros, que estamos en el secreto de la Ley de los destinos, hemos obedecido y preparado esa obra Comunista, esa ética suprema para toda la familia humana, sin importarnos del laurel, que sería muy pequeño, si los hombres nos lo habían de dar.

Hemos visto cómo desde que empezamos nuestra obra en diciembre de 1909, corriendo una gran etapa hasta el 5 de abril de 1912, sin descanso, preparando un Código Nuevo, hemos visto, digo, como todo se movía y todo lo animábamos y esperábamos ver saltar la primera chispa, donde precisamente nadie podía pensar: en el País más esclavo, pero que es la raza Adámica pura y purificada y que por eso estaban también entre ellos y a su alrededor, los más grandes supremáticos y enemigos de la humanidad, y ahí está demostrado en la contienda Rusa.

Ya en estas horas, la voz de alerta, la palabra de esperanza, y un ¡Adelante, humanidad regenerada! ha sido dado por esta escuela y ha sido oído y recogido de un confín a otro confín de la tierra y nuestra «Filosofía Austera Racional» lleva un principio igual para todos los hombres en lo material y científico, como en lo moral y espiritual, y todos los hombres pensarán de igual ma­nera en la misma cosa, diferenciándose sólo en el grado de com­prensión, porque esto obedece a la inteligencia que cada uno pueda desarrollar.

No creáis que no hayamos tenido entre nosotros enemigos y perjuros, cobardes y detractores; pues bastaría que no admitiéramos el error, el milagro, ni la religión, para que todas esas calamidades se entraran en nuestra escuela.

Y ya que estamos en este tren de exposiciones y acusaciones, voy a demostrar esta verdad con un impreso que me llega por correo, el cual, ayer día 17 de febrero, lo ha publicado en son de pifia el periódico La Montaña, cuyo recorte iba a transcribir.

Pero como parece que el autor quiera decirnos: «No sólo vosotros sabéis, yo sé más y me adelanto», por lo cual, bajo sobre, nos remite tres ,ejemplares, de los que dos, con el sobre para dar fe, guardaremos en archivo, para denunciar a este falso profeta en su día, porque estamos seguros que es uno de los tantos prevaricadores de nuestra causa.

Sí; como se ha de ver en nuestra obra, con fechas muy ante­riores a la en que nos llega esta hoja, se ha dicho y al público en, las conferencias de esta Escuela. Pero jamás hemos hablado de «El Diluvio», aunque hayamos, hablado de «Un Cataclismo», que ya empezó en 2 de agosto de 1914 y no acabará, como guerra hasta que la guerra sea muerta por la guerra; y que la naturaleza ha de tomar parte, que no lo dude nadie. Y para quien lo dude, que indague de dónde procede el satélite que hoy tenemos y entonces comprenderá como podremos tener otro que necesitamos para no tener más noche. Del cual, también hemos dicho que no tiene habitantes, ni los tendrá, tratándose de hombres. Pero esto no es decir que, sea muerto, porque hemos confirmado que nada hay muerto.

He aquí ese documento:

«EL DILUVIO SE ACERCA! ! !

«Los grandes y desastrosos sacudimientos de tierra, que se vienen sucediendo, en mayoría, son formidables explosiones subterráneas, que se producen por la intervención de gases líquidos, de naturaleza diversa, en las galerías producidas por la continua explotación de Fluidos y Líquidos, de otra naturaleza, que las ocupan (1).

«El hecho presente se comprueba por la presencia de líquidos que instantáneamente brotan de las grietas abiertas en la tierra por las violentas sacudidas.

«¿Qué acontece en las vísceras de la tierra?».

«La invasión de las aguas en las grandes, galería flúideas, cuya irrupción violentísima provoca las terribles explosiones, y por lo consiguiente, los desastrosos sacudimientos.

«Esto quiere decir: que la tierra viene siendo invadida por las aguas, generalmente, en ausencia de los flúidos y otros líquidos explotados.

«Vamos a un ejemplo: Cuando a un globo le falta el gas suficiente para mantenerlo a flote, en la inmensidad del espacio, ¿qué hace? Precipítase desde la altura hasta el fondo. ¿Comprenden los Señores?

«Cuando al Globo Terrestre le faltará los flúidos necesarios para seguir manteniéndose a flote de las aguas, el globo se precipitará en el abismo de las mismas, arrastrando tras sí, todo el grosero progreso del materialismo, profano a las Leyes de la Naturaleza y al poder soberano que la gobierna.

«Entonces aparecerá en el Espacio y por encima de las aguas, «El Arco Iris», en toda la majestad de su esplendor, cuyos pri­meros albores vienen deslumbrándose desde Oriente a Occidente (2), para recoger, en la Nave Salvadora, a las almas inocentes, predestinadas por el Ser Supremo, a poblar nuevas tierras, nuevos mundos, que desde el fondo de las mismas aguas surgirán.

«Las lluvias diluviosas han empezado.

«Eso será, si la impavidez fría y temeraria del Materialista llegara a vencer los terribles desastres atmosféricos, que sucesivamente vienen y vendrán sucediéndose; cada vez con más rigor.

«¿Otra prueba más del mandato imperativo de la Naturaleza a sus hijos?

« A La Prensa. -Buenos Aires.

«PARA LOS ASTRÓNOMOS, PARA LA «STAMPA» Y PARA

LOS DEMÁS CIENTÍFICOS

«La ausencia de los vientos, anotada a ésa, 27 de abril de 1920, ha producido sus efectos desastrosos (3) y,. siguiendo en la misma Nota: Estado anormal de las Corrientes Circulatorias, desde luego se puede estar a la espera de algo más desastroso y trágico».

15 de julio de 1920.

«Como se ve, la humanidad no podrá quejarse, ni disculparse de no haber tenido aviso previo de los dolorosos acontecimientos que se vienen desarrollando y a los que se ve sujeta a soportar y a sucumbir, tan tiránica e injustamente, por la ambición y el egoísmo del hombre imperfecto.

UN ESPIRITUAL.

23 diciembre de 1920 ».

Y bien. El estilo religioso. El modo Teosófico. El todo Espiritualista. Esta sería nuestra crítica; pero nos vemos forzados a desmentir a ese... Espiritual, que no tiene el valor de firmar, como no tuvo valor de iluminarse en esta Escuela y prevaricó.

Tocado de una manía, que tardará varias existencias en curar, no puede penetrar en las entrañas de la verdad, ni aun en las reglas simples de la ciencia.

Si sólo hubiera pensado en que la Teosofía (de la que es muy fanático) y las ciencias ocultas, de las que pretende saber mucho sin haberse iniciado, auguran la dirección de la tierra o «Natura» a cuerpos de espíritus naturales y elementales, lo que es cierto, aunque a ambas ciencias y doctrinas les falta lo que le sobra al Espiritismo Luz y Verdad para asegurarlo, llevando la cuestión resuelta a la Filosofía, para de allí sacarlo a los números de la matemática, ese... pobre Espiritual no vería galerías, ni explosiones de gases líquidos ocasionados por la «invasión de las aguas en las galerías» ¿No le dice nada la Ley física y el vacío?

Pero lo gracioso está en el ejemplo del Globo: El Espacio debe ser todo un Océano de aguas, sobre las que debe ir nadando el globo Terráqueo, y no nos dice el visionario, sobre qué se sostienen esas aguas en las que, al faltarle el gas, se precipitará en su abismo y... adiós, leche, huevos, pollos, lechón, vaca y terneros. Y todo por los insensatos «Materialistas».

¿Qué espíritu divino, iluminador, habrá puesto ebrio a ese Espiritual, para tantas... incoherencias?... Pero ¡ah! él, pobrecito inocente, será recogida su alma por un barco... de papel, para llevarla a nuevas tierras y nuevos mundos... ¡¡¡Surgidos del fondo de las mismas aguas!!!.. . ¡Válate Dios, buen Sancho... por tu... ignorancia!

¡Cuánta insensatez y cuánta maldad envuelta en un fardo de burda materia!...

Y ¡cuánta audacia tienen los faltos, de razón, considerando causa suficiente a la destrucción de un mundo, los equívocos de una ciencia, y dicho bien, por la sinrazón de los cultivadores del materialismo!

La ciencia materialista es tan buena como toda otra ciencia en sí misma; y ese mismo tenebrario profeta; firmado «Un Espiritual», es tan responsable como los que acusa por materialistas, y agregaremos que él es culpable por el hecho de firmarse Espiritual, porque se confiesa detractor y mixtificador del Espiritismo Luz y Verdad, que oyó en esta Escuela y no tuvo valor de seguir su austeridad, porque es Espiritualista y Teósofo. Es decir, Religioso.

Es necesario que pruebe la crasa ignorancia de ese falso y mixtificador Profeta.

«Eso será, si la impavidez fría y temeraria del Materialista llegara a vencer los terribles desastres atmosféricos, que sucesivamente vienen y vendrán sucediéndose cada vez con más rigor», dice.

¿De modo, señor... Espiritual, que podría ser que la impavidez fría y temeraria del Materialista venciera los terribles desastres Atmosféricos? ¿Y dónde está entonces la Omnipotencia de la Ley? ¿No le parece, señor Espiritual, que si por­que el materialista venciera, habría de venirnos ese diluvio, sería una venganza de verdulera? ¡A qué estado reducís los mentecatos al Creador!... Ese mismo concepto tiene cualquiera religión de su Dios, que le pide la destrucción de los otros religiosos.

Yo no soy un Espiritual, ni un Espiritualista, sino un Espi­ritista, que lo pruebo con mis obras; y si el Materialista tuviera la posibilidad de vencer a la Ley, el Materialista sería más que la Ley y su Autor y yo correría hacia ellos, igualmente que cualquiera que no tenga en su cráneo tripas de calabaza, en vez de masa blanca y gris. ¿Podría, Vd., señor Espiritual, justificar lo que hay en, el lugar de sus sesos?

¿Con que no se podrán quejar los hombres de que no se les avisa de su remojón?

Y, díganos por favor, por amor siquiera de la salud pública: ¿No se beberá primero ese Dios vengativo, las aguas servidas?

Yo no puedo remediado; no me gusta un baño sino con mucho aseo. Pero ahora que recuerdo. ¿No está Vd. en contradicción con el otro Espiritual, pero que es más amable y divertido que usted, puesto que nos hace morir en un furibundo baile, ocasionado por otro... Diluvio de... Oxígeno? ¡Y yo que he negado la locura!... ¿Estaré yo loco?

Pero vengamos a cuentas: porque cuando hemos llegado a las puertas del gran quinto Amor, no puede ser que se nos agüe la fiesta, ni acabemos, como las tarántulas, en un baile frenético y sin remedio, ni en un baño sucio.

1.° -La Astronomía ha descubierto muchos asteroides en los espacios interplanetarios.

Yo que sé (para este caso) lo necesario, de las leyes de la Electricidad y por lo tanto del Magnetismo, sé que esos asteroides son unos electroimanes que dan al mundo que gira ante ellos las vibraciones o cargas eléctricas que necesitan para su marcha. Cargas o vibraciones que no pueden ser mayores ni menores que la que puede soportar el inducido, o sea el globo o mundo, como nos lo prueban las leyes de una Dínamo, y que no podrán los Astrónomos decirnos lo contrario a los Electricistas. Entonces, Flammarión gastó una broma de buen género y sabe él que no puede ser que el oxígeno supere a lo que, el regulador permite.

2.° -Si todo el Éter de dentro de la órbita de la tierra se liquidase para producir el diluvio de nuestro... Espiritual, resultaría que sería mucho menor el volumen de agua que pudiera dar, que el peso específico de la tierra y entonces no podría sumergirse y no habría, por lo tanto, tal baño inaudito.

No es necesario hacer matemática más menuda para desbaratar las dos catástrofes.

En cambio, ha habido un diluvio (y no en tiempo de Noé) que cubrió toda la tierra, y lo hemos expuesto en nuestra «Filosofía Austera Racional», en la Creación del alma humana y aparición del hombre en la tierra, y fue hace 55 millones de siglos de 100 años de 365 días.

Para producirse aquel diluvio verdaderamente Universal, no fue necesario (ni lo sería ahora) la «Lluvia diluviosa»: no tiene el Espíritu Maestro de la Naturaleza más que hacer una maniobra que el sabe y las aguas de los mares subirán a las cimas de las montañas. Y lo que hizo una vez, podría hacerlo igual si fuera de Justicia, si no existiera el hombre, corno no existía cuando aquella operación necesaria para crearlo, sin mirar que unos serían Materialistas y otro, Un Espiritual.

Sabía que el hombre se hará luz; y el Creador Nuestro Padre, que no tiene tiempo, no puede ser vencido en ninguna de sus leyes, como supone «Un Espiritual», de lo que tendría que acudir a un soberano remojón, lo que por cariñoso que fuese, si antes no se bebía las aguas sucias servidas, sería una cobarde venganza.

Confieso que jamás habría pensado en este incidente, en este primer capítulo del Gran Quinto Amor; Amor Universal, que no puede ser más que con el gran régimen Comunal; y es seguro que «Un Espiritual» es antibolsheviki y acaso sea a ésos a los, que ataca de Materialistas.

Pero dilucidando ese incidente, conveniente por muchas causas presentes y acaso ulteriores, juzguen los hombres la pedantería de «Un Espiritual» con los irrebatibles principios del Espiritismo Luz y Verdad, que sabe utilizar las ciencias, porque para eso las ha traído, y aplaude a los Materialistas, porque es igualmente una ciencia, y por todo, no castiga a nadie, sino que corrige a todos por su sabiduría y por su Amor, con el que rompemos y salvamos todas las vallas que se oponen a la fraternidad.

Debemos sentar, empero, en este primer capítulo del Quinto Amor, que para borrar las fronteras y las marcas de propiedad privada reclamado por la mayoría de Espíritus y hombres acogidos a la Ley de nuevo Código, se pidió también a esa misma Ley de Amor, que quite los estorbos. Los estorbos son los hombres prevaricadores y detractores, con los despreciables supercheros como «Un Espiritual» fanático religioso, no menos peligroso que los sistemáticos negadores del Espíritu.

Ambas son vallas que hay que quitar y no ha de ser por la sumersión del Mundo en las aguas, imposibles de aumentar fuera de una Ley matemática, ni por la zarabanda de un baile hasta reventar, que ambos casos es acabarse el mundo, destruirse el mundo y eso... será, pero cuando todo él sea escorias inasimilables a los organismo de los hombres. Lo que quiere decir que los hombres se habrán purificado y tendrán en sus almas (vestido de sus espíritus) el valor total de las esencias de la materia, hecho conciencia, que es Luz. Y brillará cada alma como un sol, reflejando la Luz del espíritu, aunque sean los materialistas que niegan el Espíritu, que no será fuera de justicia que eso se les reconozca mérito, para continuar en la sociedad Comunista que se establece, en tanto que no habrá lugar a los detractores, mixtificadores y supercheros, porque no son capaces de dejar sus malos hábitos.

Entonces sí, es cierto, que algo hará la Ley de Justicia para sacar a esos malversores y no ha de ser lo que ellos quieren (en su odio a los progresados), el fin del mundo.

Convénzanse esas plagas de Malandrines que «Dios (entendiendo Creador) no hace todo cuanto quiere», sino «Todo lo que debe», que no es lo mismo.

¿Que puede haber hundimientos de Continentes, inundán­dose, por consiguiente, por el surgimiento de otros que no se en­charcaron nunca de sangre y que tampoco se han de encharcar? Nada más lógico que un caballero delicado se presente a sus bodas lo más pulcro posible en su traje y virtudes; y la generación nueva se casa con la ley de igualdad en verdadera libertad, para restablecer la fraternidad por el Amor. No es nacer el Espíritu: es reinar el Espíritu, porque se descubre, ya que su progreso y luz se lo permite, por haber alcanzado la unión de la inmensa mayoría.

En cerca de 45 millones de siglos que el hombre vive en la tierra, alcanzó hora su unión fraternal, porque venció ya su ignorancia y pagó la mayor parte de sus deudas a la ley de la vida. Y cuando llega precisamente a ese estado de conciencia que le permite ser hombre verdadero, hombre trino, de espíritu, alma y cuerpo, ¿había de acabar el mundo y por tanto la humanidad? ¿Había de anular Dios esa raza de héroes y virtuosos, acabando con los que llama sus hijos, tan cobardemente? Puede ser que así lo hiciera si pudiera, ese Dios que necesitó la sangre de Jesús (según dice la doctrina Católica-Cristiana) para resarcir su cólera por las ofensas de los hombres, hiciera, digo, el trágico final del mundo que han dicho o en caso de más bondad, como dice «Un Espiritual», por un remojón imprevisto, o por risa sarcástica, nos vería desfallecer hasta estirar la pata, o reventar en furioso baile, como dice Flammarión. ¿Qué merecería un Dios de esa maldad? ¿La pena del Talión?... Aun no se les puede dar eso a los hombres.

Sería falta de amor y un acto criminal del Espíritu y del hombre toda venganza. Y no es pequeña venganza, anunciarle a plazo fijo a una generación su muerte, lo que no cabe en la Ley de amor.

Además, tampoco hay en la Ley, siglos, años y días, porque la Ley vive siempre en el momento presente. La ley de los destinos sabe y nos puede revelar los hechos a suceder y nos los revela. Pero jamás, se dirá en tal año, tal día o tal hora haré esto, o lo otro. Sino cuando se cumplirá esto, que se cumplirá, obraré esto otro, porque así corresponde.

Previos estos avisos, los que tienen luz, pueden aproximarse al vaticinio más o menos preciso, con años de diferencia. Pero entended que tener luz, quiere decir no tener odio, y el que se firma «Un Espiritual» tiene odio bien marcado, por lo cual no puede vaticinar, ni ver más que lo que le quieren mostrar sus afines, que no pueden ser otra cosa que lo que es él.

Es el amor solamente, el que quita las vallas y rompe las fronteras... Una irrupción me llega hasta ensordecerme y dice: ¿Y los ejércitos rojos llevan el amor?... Dejadme reponerme de la irrupción... Pregunto a los irrupcionistas: ¿Los ejércitos rojos de hoy, antes de serlo, qué eran?... Los irruptores han huído; espero en vano su contestación; no son nobles: es que son ellos los causantes de que los obreros dejen el trabajo para convertirse en soldados y defender sus derechos con la fuerza, contra la fuerza.

Les habían contestado con el látigo y la metralla al pedir sus derechos; y como ya habían tirado la lana de borregos, al ver el dilema que se les presentaba de morir o matar, con conciencia de hombres empuñaron las armas y matan a los que los mataban. Esto también es quitar estorbos y está en la Ley de justicia. ¿Quién en sana razón dirá que es injusto? Todo el que lo diga; se señala él mismo para que lo quiten, porque estorba: y esto sí que es una profecía que, Perogrullo a quien no conozco, la diría a ojos cerrados.

Si la Ley dice: «Y quitaré todo lo que estorbe» como sabemos que la Ley es Amor, debe quitarlos con y por Amor.

Pero también hemos comprobado que la Ley de Amor tiene sus ejecutores, que son las leyes de afinidad y justicia, y es necesario que se impongan, porque ellas no pueden ser vencidas.

Estas leyes son servidas por los hombres en sus destinos y, por lo tanto, son esos soldados que las defienden, cuando ya han jurado cumplir los preceptos de la Ley.

Es inútil recordar aquí el desprecio, las humillaciones, la miseria y la esclavitud en que se le tuvo al pueblo, negándole en muchos casos hasta el derecho de vida, y aun hoy se le quiere negar el derecho de defenderse. ¿Por qué entonces se les culpa de crimen, si la defensa propia es justa? ¿Por qué no se someten los parásitos a la ley de trabajo y los plutócratas a la igualdad de los derechos, ya que la ley es de las mayorías, y nadie negará que la inmensa mayoría son los trabajadores que en todo el mundo hoy proclama esa ley y la Comuna?

He ahí la causa de que los ejércitos llamados rojos, Bolshevikis, Maximalistas, Comunistas, Sindicalistas o de cualquier color y título que les quieran dar, se vean obligados a destruir y matar, por la obligación y el derecho de vivir; y sino, que nos desmienta el «Juramento de los Caballeros de Colón».

Terribles son las vallas que el obrero tiene que salvar; pero tiene el fuego de su querer y las quemará y será con y por Amor, para que ya nadie se oponga a esta

PROCLAMA

El Universo solidarizado.
El Mundo todo, Comunizado.
La Ley es una. La Substancia Una.
Uno es el Principio. Uno es el fin.
Todo es Magnetismo Espiritual,

que el pueblo trabajador y hasta los materialistas han aceptado. Y ¿quién dirá que esos principios supremos no son todo amor, suficientes para romper todas las fronteras y establecer la Ley única e igual?

Quedamos, pues, asegurada la marcha de la tierra, es decir, que no se precipitará en el abismo de las aguas; no habrá fronteras: ni vallas, pero sí será

 «EL MUNDO TODO COMUNIZADO».

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