CAPÍTULO II.
ADÁN Y EVA, SU NACIMIENTO EN LA INDIA.
Hace ahora 5674 años (el calendario Israelita es la verdadera nomenclatura)
un siglo más tarde del destierro de los neptunianos, había llegado la
petición de Justicia de los caídos al Tribunal de Sión y la familia misionera
voluntaria cargaba con el sagrado deber de llevarle a su padre,
los hijos de la Tierra sus hermanos, no siéndoles ocultos los sufrimientos que
les había de costar.
Los tres mil quinientos millones de seres
desterrados habían hecho ya su primera existencia en la tierra y
dejaban ya raíz y algunas costumbres más modernas que las de un siglo
antes en la Tierra, pero el espanto era mayor porque la belleza de los cuerpos
sufrió en ese siglo tal transformación, que los primitivos no conocían a
sus propios hijos y los primeros fueron sacrificados por envidia y es el crepúsculo
que Shet escribió y rememoró Moisés en el Pasaje de Caín v Abel.
Mas los Misioneros no venían a fracasar en las primeras encarnaciones y
como sabios poderosos y libres para tomar los medios
adecuados al cumplimiento de su deber, eligieron para sus primeros progenitores,
hijos de hijos de los desterrados en las dos castas más supremá
ticas, los sacerdotes y los guerreros y era el modo de no ser
sacrificados, pero obedecía también a la unión de las dos castas
en una que se hallaban divorciados y era causa de las matanzas
continuas por las envidias y concupiscencia.
Así pues, la intrépida mujer toma carne en la casta guerrera
eligiendo por padre un mandarín y el elegido para cabeza de la
familia, nació de la casta sacerdotal, estando al cuidado para que
se encontraran la doncella y el mancebo todos los demás espíritus
misioneros y por Protectores el Tribunal de Miguel, Rafael y Gabriel.
En la hoy Ciudad de Abderabán ,donde están los cuatro ríos
que desde entonces tanto se ha hablado, nacieron estos dos espíritus
por primera vez en la Tierra, haciendo al varón Adán y a la hembra
Eva, que por la afinidad e intuición habían de encontrarse en la edad
conveniente y ambos eran bellos y por su clase eran respetados.
Unidos ya, la Tierra podía felicitarse porque la sabiduría triunfaría y
porque con esa unión cesaron las guerras por largo tiempo en la India, porque
Adán heredaba el sacerdocio y Eva el poder civil, que antes divorciados,
sólo sangre se pedían el uno al otro.
Tienen su primer hijo, Shet, que en la edad madura escribió la Ley primera que
hasta hoy llega en el Sánscrito, recopilándola un apéndice que hoy se le llama
por los Teósofos, el Canto del Señor y aquella Ley prohibió ya el sacrificio
humano y lo sustituyó por el sacrificio de animales y dio Leyes Sociales buenas
para entonces pues estableció la beneficencia por medio de la comunión
de las especies que aún hoy allí se conserva.
Shet era ayudado en un todo por sus padres y sus hermanos y la Ley
se expandió por toda la India aún en vida de Adán y Eva, y todos los otros misioneros
encarnaban en la familia, cubriendo así tres generaciones, o sea
los abuelos Adán y Eva, los hijos de éstos y sus hijos, o sea los nietos de Adán
y Eva y así se extendía la familia para enseñar y sostener la nueva Ley, que
como ya en Espíritu la sabían los desterrados, era aceptada con alegría y así
continuamos yendo y viniendo aprisa para adelantar la obra, pero
abarcando la Tierra toda en catorce siglos, hasta que en nuestros
espíritus supiéramos con certidumbre si triunfaríamos o no, cosa que
nos dejaba en libertad de nuestro compromiso de salvar un mundo.
Nos habíamos difundido por la Tierra en aquellos siglos y vivido entre
todos en todas las partes de la Tierra y el Legislador había dado Leyes para
entonces en la Iberia bajo el nombre de Juan y allí fue su Madre la anterior Eva
y aquellas Leyes llegarían por toda la hoy Europa, pues otros de los misioneros
encarnaban siendo Reyes, Caudillos o Caciques, o simplemente, Jefes de
Tribus.
Pero no debo apartarme aún de Adán y Eva, para dar orden a esta reseña,
aunque lo dicho de la unión de las dos castas en ellos y la proclamación
de la nueva Ley y Doctrinas que conocéis con el nombre de Veda, nombre que reúne
el de Adán y Eva, bastaría para señalar la aurora de la Regeneración,
porque por lo demás llega a nosotros el conocimiento por la historia y
tradiciones, de las costumbres entre las que tenían que vivir aquellos grandes
Espíritus.
Pero es de considerar, el sacrificio grande que representa haber dejado un mundo
como Neptuno que vivía ya la vida de Amor en la Comuna, para venir a vivir entre
las salvajes hordas de antropófagos, que aunque la Ley es Una y Sabia, no
dejando que el Espíritu recuerde su pasado, rige la misma Ley en los Misioneros
pero la mayor clarividencia de ellos y la Misión que traían, más el ser tan
reciente el acto de Justicia en Neptuno, no todo se les podía opaquizar y
lo recordaban, no digo en su realidad, pero sí con gran percepción,
puesto que lo revela el Sánscrito y la Ley Veda y esto nos pone en
la seguridad que lo recordaban y así el gran sufrimiento de sus espíritus habían
de ser sensibles por necesidad aún en medio de las grotescas fiestas y
farándulas a las que se veían obligados a asistir porque las costumbres no se
pueden cortar ni cambiar en un momento, pero que ellos iban modificando
paulatinamente por la influencia de juegos más honestos e invenciones
ingeniosas.
Su mayor trabajo fue el modificar los cultos, que como dije la mayor solemnidad
era el sacrificio de hermosas doncellas que luego de gozar las primicias el sacerdote,
de la sangre de ellas daba a probar a los magnates, cosa que se sustituyó
por las especies de pan y algún licor, que cuando hubo el vino fue de Ley.
En fin, Adán y Eva representan la nueva creación de una humanidad y no fue
desacertada la idea del paraíso escrita por Shet y luego rememorada en el
Génesis cuando Moisés, porque no se les podía hablar de espiritualidad a los
antropófagos y sanguinarios hombres primitivos, pero tampoco se podía dejar de
decirles la verdad envuelta en semejanzas que les doblegase y tiempo
llegaría de descubrir la verdad y esto representaba el máximo del ingenio del
espíritu, pues si es facilísimo decir la verdad desnuda no lo es vestirla y
figurarla a la comprensión de aquellas bestias humanas, hermanos a quienes
veníamos a regenerar y sois todos los hombres de la Tierra y vosotras mismas
, Madres de hoy, que criábais con afán un tierno infante con dos
fines, uno hacerlo vuestro goce carnal cuando robusto mancebo y esto todavía era
bueno, porque el otro fin era criar un buen bocado que devoraríais en un festín;
este era el estado de la humanidad.
Pero no se puede desconocer que había relativa facilidad para implantar Leyes
humanas, por dos poderosísimas razones y aun tres, dos de orden fisiológico
y la tercera geológica pero ejecutada poco antes por la Justicia Divina.
La primera era la ignorancia de los hombres a los que cualquier cosa nueva
llamaba la atención y algunas se operaron de orden psíquico que se llamaron "prodigios"
y "milagros" del nuevo Dios y esto les amedrentaba y acataban por ello la
Ley con relativa facilidad.
La segunda era la superior belleza y sabiduría de la nueva raza, que si
era envidiada también era respetada por lo mismo de su ignorancia y
superstición, mayormente porque los principales hombres se dieron nombres de
planetas, que ellos por Dioses y la tercera razón era el hundimiento de la
Atlántida acaecida 30 siglos antes de Adán y Eva y estaba vivo aquel
fenómeno geológico y esto era aprovechado por los misioneros y lo
representaron en el pasaje del Diluvio Universal, esto en segundo
término, pues en primer término representa una verdad no declarada hasta hoy,
como lo encontraréis en el "Conócete a ti mismo" y que es el cataclismo operado
por la Tierra para la aparición del hombre, que es la verdadera Arca de Noé, de
lo que algo diré en el capítulo siguiente.