CAPÍTULO XIV.
CAUSAS DE LA GRANDEZA DE MARÍA.
Se unían en María todas las razones que hacen grandes a los hombres; pero sobre
la grandeza máxima que el hombre puede alcanzar está la que sólo las Madres
pueden conquistar por la ternura del corazón sólo reservada a las Madres
que tanto será mayor, cuanto mayor sea su amor; mas el amor
tampoco se conquista en breve tiempo, ni aún paré sólo una persona amada, sino
que se necesita para esto que la afinidad exista y ésta para existir sólo puede
crearse por mil causas de la vida.
La vida es el lazo Eterno de los seres, porque ni éstos ni la vida se acaban y
por la Justicia y fuerza de la Ley vive eternamente y siempre nos encontramos
los seres afines, cuando Espíritus y cuando hombres, ya por razón de cargos,
misión o trabajos similares y éstos son los que dan base a la afinidad,
que más se agranda cuantas más veces nos encontramos en nuestros trabajos
corporales y Espirituales.
La Tierra naufragaba por la ignorancia y pasiones de sus habitantes primitivos y
el Padre, que es todo Amor y que no hace acepción con ninguno de sus hijos,
pidió para la Tierra Misioneros Voluntarios que vinieran a enseñar a sus hijos
de la Tierra, y la hoy María levantó Bandera de Amor poniéndose a la cabeza y le
siguieron 28 seres más entre los que venían los hoy José, Jesús y Santiago.
He aquí la causa de la grandeza de María en la Tierra que hemos de estudiar en
la Segunda Parte de esta sencilla y verdadera historia.
María pasó por muchos nombres en la Tierra desde Eva, pues ella lo fue y dio en
aquella existencia el primer hijo Shet, que sería el último que daría siendo
María, y lo digo aquí para justificarla en su afinidad o amor singular
tenido a su Jaime, pues si es un defecto el amor particular, o bien dicho
una debilidad, pues el amor nunca es defecto, es propio de las criaturas
que jamás podremos llegar al Amor Perfecto, que sólo el Padre Creador puede
tener.
María es por esto no sólo Madre de los hijos naturales salidos de sus entrañas,
sino Madre de toda la humanidad de la Tierra y porque levantó bandera de
Redención para este mundo, llevada sólo del Amor, es reconocida en la Cosmogonía
y cantada Reina del Amor Puro, en la relatividad de que son capaces los
Espíritus de Luz.
Este Título de Reina del Amor, reconocido en los Consejos del Padre, unido al
verdadero nombre de Madre de toda la humanidad de la Tierra, que le pertenece,
le dan la grandeza y el poder que ningún otro Espíritu llegó a alcanzar en la
Tierra, ni Jesús como Mesías de la Libertad, ni Isaías siendo el portavoz del
Padre para sus anuncios y órdenes, ni Moisés siendo el brazo del Poder del Padre
sobre los faraones, ni Jacob siendo el organizador del pueblo de
la fe en el Creador, ni Abraham siendo el hijo obediente, ni aún el
Anticristo, excluyendo el cargo de Juez, pueden igualar a María en Grandeza y
Poder, porque amó más que todos y porque también siempre fue la
Madre natural de todos ellos.
Ahondar un poquito en vuestros Corazones Madres amorosas, que él os va a
dictar la verdad de estas declaraciones; quitad el prejuicio que sobre María os
han creado y veréis una grandeza bien ganada y la comprenderéis por vuestro
cargo de Madres y no podréis menos que gritar alborozadas, ¡María, Madre mía!,¡eras
grande, así, así te quiero, así puedo confiarte mis sufrimientos porque ahora sé
y comprendo que mereces ser Reina del Amor y Maestra de las Madres!.
Cuando este grito deis Madres de la Tierra, entonces sólo se mostrará
María alegre y risueña, esparciendo Luz, aromas y consuelos verdaderos
porque la alegría estará en su Espíritu, mientras que cuando la llamáis Virgen y
Madre de Dios... María acude, sí, porque su amor todo lo dispensa, porque
sabe que es la Ignorancia la causa de ese error y la malicia de sus
explotadores, pero acude triste y llorosa y le restáis poder, porque sabe que de
vuestros beneficios ha de aprovecharse el sacerdote, su enemigo y
comerciante y lo tenéis, probado en tantos títulos como os la presentan, que son
el recuerdo de otros tantos favores que en su amor y poder hizo a la humanidad,
aún sabiendo que por ellos sería ofendida por la maldad de las Religiones, pero
que aceptó el sacrificio con tal que los que la invocaban recibieran
consuelo y porque sabía que llegaba el día de la Justicia en que todo sería
declarado y la verdad puesta en su lugar y hoy esto llegó.
Aquí os queda esbozada la causa de la grandeza y poder de María, última
existencia que tuvo en la Tierra, pero no la conocerías bastante con lo dicho y
vamos a volver 97 siglos atrás ascendiendo hasta llegar otra vez a
Nazareth, a1 Gólgota a Zaragoza y al Juez o el Anticristo y entonces os daréis
perfecta cuenta de la grandeza y poder del auxilio de mi Madre y de vuestra
Madre Eva María.