CAPITULO X
La afinidad

Solo porque debemos seguir en rigor los artículos de las leyes inflexibles y fatales, damos asiento aquí a La Afinidad, como después anotaremos en el capítulo La Justicia que son los brazos ejecutores de la ley de amor.

Debéis traer aquí a la memoria cuanto hemos dicho de la ley de afinidad, de la que aún los hombres conocen sólo un algo de afinidad química, y la mayor parte de sus productos han sido empleados para la destrucción del hombre en contra del principio de afinidad y de amor; y lo más terrible es que la religión primero condenó y excomulgó a la ciencia química (como lo hizo con la Electricidad y la Astronomía) y hemos visto más tarde a esos ministros de... Dios ¡bendecir las armas y municiones, producto de la química, para la guerra!... Corramos ya un velo sobre tanta maldad.

Los puntos que todo lo abarcan sobre afinidad, son:

- Afinidad universal. Es decir, que todo lo que existe en el universo en mundos y cosas, procede de una sola causa y necesariamente se es afín todo y todo está enlazado lo uno del otro y dependiendo todo de su principio.

Los mundos de un sistema enlazados a su mundo central o sol, los lleva consigo por su lado al centro mayor de que él proviene y depende y aquél de otro mayor y así hasta el centro vibratorio de donde todo depende y vitalizado por el Éter que de allí eternamente fluye y refluye, bañándolo todo.

- Afinidad espiritual. Como ya lo hemos expuesto al tratar de la creación del alma humana y de la concepción de los seres, todos los espíritus del infinito universo son afines por procedencia; pero como las almas individualizadas son compuestas de todos los instintos de los seres animados, resulta que el alma humana es lo más heterogénea que podéis imaginar, viviendo en ella todo lo antagónico de los instintos.

Aun cuando todos estos instintos en realidad son afines también por procedencia natural, como cada uno obedece sólo a su ley, resulta que la inconsciencia de todos ellos obra por separado, ocasionando una confusión en la entidad hombre, hasta que el espíritu logra afinizarlos a todos por la promiscuación sabia de unos con otros, para una obra racional y lo consigue con el tiempo.

Mientras esto no sucede, aparece el hombre enemigo de otro semejante; pero en cuanto domina el espíritu la mitad más uno de los instintos de su alma, nacen las asociaciones afines en ideas y obras, demostrando así la afinidad espiritual.

- Afinidad consanguínea. Recordad aquí toda la lección de la familia y la concepción de los seres, y comprended que, si la armonía del universo es debida a la afinidad de todos sus elementos, incluso la solidaridad de los espíritus, la armonía de un mundo no puede ser de otra manera tampoco, sino por medio de la afinidad consanguínea, de todos cuantos viven como hombres.

Ésta, no se realiza desde luego en una generación, sino en las continuadas generaciones, viviendo el espíritu hecho hombre o mujer (obedeciendo a la ley de justicia), en todos los continentes y razas, llevando esa afinidad en su alma cada vez, hasta que ha conseguido enlazarse con todas las almas de todos los espíritus, de tal modo que podéis ver a toda la familia del mundo, comparada a un copo de algodón que de cualquier fibra que tiréis, arrastráis todo el copo.

- Afinidad Magnética. Magnetismo es todo en un mundo en todo el universo. Éste es sólo ocasionado por el eterno movimiento del Éter que en su flujo y reflujo ocasiona esa fuerza viva y constante.

El magnetismo de cada mundo es diferente en grado, pero el mismo en naturaleza, puesto que es organizado por la única fuerza y causa de la vida demostrada, el espíritu universal llamado Éter.

Tenemos que descubrir aquí algo que la astronomía ve y no entiende o el prejuicio de los hombres no les deja declarar.

Hemos dicho que el magnetismo de cada mundo es diferente en grado, pero el mismo en naturaleza. ¿Cómo se mantiene encerrado dentro de la Órbita y qué muros hay que lo contengan?

No hay ningún misterio. Han visto los Astrónomos los Asteroides en gran número. ¿Cuál es su misión? Estos guardias del orden del universo, forman planos simétricos en líneas que señalan las zonas de cada órbita. Su carga eléctrica es de la fuerza suficiente a retener el magnetismo negativo y fuerza centrífuga de cada mundo, alimentando a la vez al mundo, de la Electricidad positiva para su marcha dentro del límite de su zona, lo que hace imposible a un mundo salir de su órbita hasta que gastó su dinamismo original... . .

Esos Asteroides responden por excitación como responde un electroimán, según las corrientes y líneas de fuerza con que es herido. Y como recogen todas las cargas de la fuerza universal y éstas son todas afines, la afinidad magnética es en los asteroides perfectamente igual. La diferencia de su excitación dependerá del mundo que gire en su presencia; absolutamente igual, como sucede con la rotación de un inducido entre dos inductores. Ved con esto que, sin conocer las leyes de la electricidad todas las ciencias y la filosofía tenían que ser incompletas, vacías y equívocas.

Llamen Marconi y Tesla a esos guardias del orden universal, para que les dejen transmitir ondas que no se igualan a la pureza y altura de Marte, Venus, etc. Si se lo consienten. . . habrán conseguido los niños romper el juguete del universo.

- Afinidad química. De ésta hasta conoce el hombre ya demasiado; puesto que la mayor parte de sus productos los emplea en destruir a los hombres, obrando en contra del mandato de la ley de la vida y del amor de los espíritus de luz, al descubrir afinidades químicas de los Elementos de la Naturaleza para salud, descanso y comodidad de la familia humana.

Cada hombre que usa la química para un fin contrario a eso, es un prevaricador de la ley de la Vida; un detractor del progreso y un verdugo de la humanidad.

Una vez cometido ese crimen de Lesa Deidad y humanidad, los agredidos está en el derecho de su defensa y no cometen delito al usar esas mismas armas contra el agresor. Es lo que hoy sucede en la revolución social, surgida por la opresión supremática.

Pero el fin primordial de la química es demostrar que el hombre tiene en sí todos los elementos de la naturaleza, para con esto encontrar en su semejante mineral, vegetal y animal, la curación y anular, por la previsión, las enfermedades.

Ahí tienen los químicos un campo de acción noble e interminable; pero no se hará seguramente hasta que nuestra Comuna de Amor, gobierne a la humanidad.

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