CAPÍTULO VII
Las sensaciones

Enumeradas ya las principales y fundamentales categorías de los fenómenos endosmáticos que nacen de las relaciones evolutivas del organismo, es de necesidad ahora exponer el problema fundamental de la Psicología, o sea el tránsito de la impresión fisiológica al estado de sensación psicológica: es decir, que ha pasado al estado de conciencias sufriendo una nueva metamorfosis, por lo que deja de ser fenómeno físico y se convierte en psíquico, más claro: el movimiento que dio origen al fenómeno físico procedía por rigurosa ley del psíquico espíritu: hizo la obra encomendada y vuelve a su principio, dejando la historia de sus hechos convertida en ley científica.

Las sensaciones, es de gran interés su conocimiento para comprender los fenómenos que las originaron en los sentidos internos por las corrientes endosmáticas del mundo externo; fenómenos causados por motivos generales y especiales que revelan el siguiente proceso fisiológico:

a) Estímulo: acción física o química que procede del organismo y del mundo exterior por descomposición y reacción (combinaciones.)

b) Modificación: en los órganos terminales periféricos, sean de estructura especial o simples terminaciones de nervios sensitivos.

c) Propagación: de la modificación periférica en la extensión de los nervios hasta un centro nervioso, sea este una parte localizada del cerebro o un núcleo particular.

d) Impresión: por excitación del centro nervioso y transformación de esa excitación, acompañada de reacciones propagadas por los nervios motores.

e) Sensación: revelación del fenómeno impresional y de sus caracteres al individuo mismo en quien se realiza, o sea la conciencia del fenómeno.

Ya este estado llamado de conciencia no es fenómeno simplemente, sino un compuesto físico y metafísico; y más terminante, un hecho real de lo que empezó como movimiento, por lo cual puede resolverse y sentarse en la conciencia, en la que sólo pueden sentarse los hechos consumados que revelan el estímulo y la conexión de todo lo que le ha precedido, con lo cual hacemos la ley del por qué: conocemos y evocamos los estados anteriores, provocados por estímulos más remotos.

Por eso Bain quiere definir: "La conciencia como efectos de cambios internos determinados por la sucesión de los estímulos". Lo cual no hace más que confirmar que la conciencia es el archivo de los hechos, los que sólo pueden darnos la sensación de las cosas.

Entonces, pues, el conocimiento íntimo de las sensaciones nos revela la existencia de sus elementos notorios, descubriéndonos por deducción ciertos grados de la intensidad del hecho, que lo apreciamos por esos estados particulares de placer o de dolor, al que llamamos sensación, por lo que también comprendemos la calidad, ya que por esa relación especial constituida en nuestro estado nos lleva a apreciar el valor de la sensación entre el estímulo y el sujeto en quien se localiza y objetiviza la sensación que percibimos.

Hemos de estudiar estas dos fases intensidad y calidad: pero antes debemos hacer notar que para que se produzca el estado de conciencia es indispensable que el estímulo actúe eficazmente sobre el receptor periférico, a fin de que la impresión transmitida al centro nervioso cerebral o especial exceda en intensidad de las cifras mínimas determinadas por muchos histólogo-fisiólogos, entre ellos Weber y Fechner, Wolkman y Wundt.

Hoy tenemos mejores medios para afirmar ese principio, por medio de las leyes del magnetismo y de la electricidad.

En efecto, vemos a un magnetizador operando sobre otro individuo y lo impresionamos más o menos fuerte, según su grado de potencia y conforme con el grado de sensibilidad del operado: y en electricidad vemos que para vencer la resistencia de un conductor se calcula un voltaje adecuado que señale la menor pérdida posible; y lo mismo a lo absoluto pasa en nuestros conductores de los elementos que han de dar la sensación que más nos aclaren este proceso capital.

1º Sabemos que el sonido mínimo está representado por el ruido que hace en su caída, un peso de un miligramo, sobre un cuerpo sonoro, desde la altura también de un milímetro y escuchado a nueve centímetros de distancia.

2º Sabemos también que el resplandor mínimo es el reflejado sobre un paño de terciopelo negro, emitido por una bujía ordinaria colocada a la distancia de 8 pies y 7 pulgadas (2 metros y 62 centímetros), con cuyos principios mínimos nos es fácil ascender por una escala infinita. Infinita para el cálculo científico; pero finita en cada mundo para el espíritu encarnado en el hombre, puesto que ha de llegar al final del proceso de conocer el todo de la naturaleza.

Llegados a este punto y conocidos los sentidos y percibido las sensaciones, para mayor claridad e independencia en el discurso, es conveniente cerrar esta segunda parte, para en la tercera ser lo extensos e intensos necesario a la delicadeza de la espiritualidad o psicología espiritual que lleve al estudiante al borde de la sabiduría.

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