APÉNDICE
LLAMADA

I

Llamamos la atención especialmente a los hombres consagrados a la ciencia por vocación, para que constituyan centros y sociedades espiritistas, libres completamente de la amalgama espiritualista.

Sabemos que sois muchos los que deseáis la asistencia y estudio de las sesiones y fenómenos del espiritismo y que os retuvo el desprestigio, descrédito y superchería que pesa sobre el espiritismo; y bajo ese punto de vista, hemos aplaudido vuestra justa abstención.

Nosotros también vimos esos mismos motivos que vosotros aducís; pero no tuvimos miedo de lanzarnos a ese Océano de engaños, mixtificaciones, supercherías y tantas otras bajezas y hasta corrupciones, como hemos enumerado; y nos lanzamos fin miedo a mancharnos, porque no estaban en nosotros esas falacias y maldades, y entonces no sería posible la promiscuidad de nuestra recta y austera moral, con la amoral que tratábamos de combatir.

Hubo un motivo eficiente para que no temiésemos lanzarnos y fue, que pudimos distinguir entre espiritismo y espiritualismo, y era éste el superchero, mixtificador y detractor y vimos el espiritismo como es: luz, fuerza, potencia, sabiduría y amor, de cuyos amuletos nos vestimos impermeablemente: y hemos cruzado ese mar terrible, en cuyas olas vimos luchando a las ciencias por llegar a su padre; y cuando hemos logrado individualizarlas como hijas muy amadas del espiritismo, nos dijimos: Cuestión de constancia y trabajo es esta lucha. Pero la batalla está clara y la victoria es descontada, porque el padre y /as hijas son inmortales, eternos y omnipotentes; y encontramos en las leyes de la electricidad, el gran escalpelo, para ahondar las llagas de lepra que los espiritualistas con la religión habían causado al padre y sus hijas una terrible tisis que quisimos curar, y curados quedan, como lo hemos dejado expuesto en todo este libro, guía de los espiritistas del «Espiritismo Luz y Verdad», y ya no cabe la confusión.

En los 11 años de existencia de esta Escuela, hemos vencido todos los escollos y hemos disipado todas las negruras que los crespones que pusieron al espiritismo, lo cubrían y lo desfiguraban, haciéndolo patrimonio de ignorantes, de ilusos y místicos, logrando que se declaren y publiquen sus pruebas y sus convicciones, hombres de valor científico, como Conan Doyle, Meterlink, Cabañas y miles más: y más millones que, en reuniones secretas, estudian, y no los reprochamos, porque les asiste la razón de no querer ser cómplices de las supercherías, mixtificaciones y misticismos. Pero no estamos conformes con esa práctica, que ( ) aminora el valor de los que buscan y le dan un tinte de ocultismo: y el espiritismo no es tal cosa, sino que, por el contrario, lo descubre todo, cuando es justicia.

Mas no todos esos científicos que secretean, juegan limpio.

Sabemos y lo hemos comprobado repetidas veces en esta Escuela, que muchos dicen que estudian el espiritismo y no conocen la A de la filosofía espirita. ¿ Y cómo pueden estudiar, y menos juzgar, aquello de lo que nada se entiende, y además, siendo orgullosos, no dejándose enseñar? Esto nos ha mostrado en mas de una ocasión, que esos señores no buscan el estudio del fenómeno por la filosofía, sino por las prácticas, que necesariamente han de dar resultados negativos, porque negativo es el medio y negativa también la disposición, teniendo como ejemplos de esos calumniadores el Abate Bolo, por todos los religiosos, que después de un severo estudio de comprobación de la existencia del espiritismo y mis fenómenos, termina pidiendo que «Se excomulgue y se prohíba».

Han hecho esto mismo muchos llamados científicos, que se han metido a experimentadores de lo que está por sobre todos las ciencias, con la sola ciencia y con poca ciencia y menos conciencia, que tendrían que dar los resultados preconcebidos de antemano. La negativa: aunque el fenómeno haya sido tan eficiente, que algunos hayan sacado la cara marcada de merecida bofetada.

Tengo ante mi vista un librito que el título es una blasfemia. Su autor, que tacha a otros científicos en la etimología de las palabras y los términos, por efecto de no saber lo que hay de parentesco entre el espiritismo y las ciencias, «José Comas Solá» en su «El Espiritismo ante las Ciencias», que pretende que sea un juicio científico, no es sino un juicio personalísimo y nada más. Y ha juzgado el espiritismo, por lo que él es capaz de hacer. Quizás no ha visto Solá que él es un fanático de las ciencias; pero no ha podido casarse con ellas, porque no las pidió a su padre el espiritismo (no sé sí José Comas Solá será un condiscípulo mío de allá por los años 1883 al 85 en los Jesuitas; si supiera que era él, sería el caso de recordarle algunas causas de sus... efectos. (Si lo es, él contestará); pero entre tanto, esta Escuela pone «Las Ciencias ante el Espiritismo», y así las ciencias dan más: y verá que si escribiéramos astronomía, no encontraríamos por esa causa, manchas en el Sol...

Hemos visado varias críticas sobre el espiritismo; pero todas son de hombres que no conocen nada del espiritismo: lo mal, en sana filosofía se llama, calumniar.

Sí, calumnia es la crítica que hacen esos hombres, a los que el mismo Comas Solá llama «Faltos de serenidad», en cuyo rigorismo concordamos, como se ve en toda nuestra obra. Pero que no confiamos todo a la ciencia, porque sabemos que ésta, fuera de la materia, su alcance es nulo, si no es llevada por medio de la filosofía; y ésta ya es sobre la ciencia.

Por lo demás, queremos que los fenómenos se estudien por científicos materialistas-espiritistas, como los que hemos señalado atrás. Solá tuvo un buen compatriota, que ya mucho sabía de estas cuestiones; pero ello le costó morir en la hoguera. Miguel Servet, aquel bueno y valiente médico, honra de España.

Y bien: nuestro llamamiento es sincero. Hemos denunciado la superchería y enseñado quiénes son los supercheros, los mixtificadores y los detractores, sin temerlos, por más que se sirvan de la calumnia vil y de todas las armas cobardes; y ahora, limpio el espiritismo de todas esas desgracias y calamidades, pedimos a los hombres de las verdaderas ciencias, que no vacilen en conocer nuestras doctrinas racionalistas, que nada les falta de científicas, además de fundamentarse en la más alta filosofía, fuera de toda influencia religiosa, lo que aun los hombres de la ciencia no se atreverán a cantar, salvo unas cuantas honrosas excepciones.

Sí. Somos absolutamente antirreligiosos. Pero ¿ podrá nadie tacharnos de ateos, ni excépticos, cuando tenemos nuestras miras en un Creador, no como Dios, sino como Padre? ¿ Podrá alguien tachamos de injustos, cuando negamos la gracia y el perdón de Dios, porque es justamente lo que haría parcial al Padre Universal?

Si armonizan nuestras doctrinas de espiritismo puro, con el materialismo científico y estudian la verdadera justicia, hasta la fraternidad humana: si abarcan estas doctrinas, las artes, las industrias, las ciencias todas y pasan del límite que tienen en la materia, a la cual también la espiritualizan ¿ no es eso bastante motivo para que, sabiendo que los hombres de verdadera ciencia, por caso de dignidad, por caso de respeto, también se encuentran (lo sabemos) doloridos de las infamias que cometen los detractores y prevaricadores del espiritismo, prohibiéndoles a ellos manifestarse para que los científicos «faltos de serenidad» que dice Comas Solá (pseudo-científicos decimos nosotros) no los acusen de cómplices de los espiritualistas. ?

No quisimos hacer antes este llamado, aun cuando dimos el toque de atención en nuestra «Filosofía Austera Racional», que hemos visto la gran reacción que ha hecho en sentido revolutivo en el campo de las letras, en el del periodismo, en el científico, en el escénico y hasta ya en el de la educación. Pero era poco material impreso y era necesario que al llamar a los hombres escarmentados de la religión, del espiritualismo y aun de los dogmas científicos, encontraran lo que su razón y su deseo buscaba como principio. Y hoy, con los libros anunciados y éste por guía, para unificar los estudios, pueden entrar en ellos para un examen amplio, y estamos seguros que habrán conseguido el principio de sus anhelos y comprobarán la grandeza del espiritismo.

La ciencia no tiene errores: es perfecta en sí misma; pero tiene sus límites en los límites de lo material.

Los errores y horrores de los cultivadores y vividores de las ciencias, son de ellos, de su ignorancia, y siempre de sus pasiones y prejuicios. Descubrir, arrancar un secreto a las ciencias, no es agrandar la ciencia: pero si el científico se para en el límite en donde la ciencia alcanza, ese es un pseudo-científico, que afrenta a la misma ciencia, igual que los espiritualistas afrentan al espiritismo.

Si el hombre que estudia ciencia, en llegando a los límites de lo material donde la ciencia alcanza se para ha perdido todo su tiempo y es un detractor de la ciencia: y como las ciencias son hijas del espiritismo, son igualmente y a la vez detractores del espiritismo.

Mas si el hombre que estudia ciencia y llegando a su limite no se para y por la razón filosófica continúa, descubre la matemática pura y es un científico materialista-espiritista, que es lo que queremos que todos sean, porque ese es el primer peldaño y el primer grado o dintel de la sabiduría, y para esto llamamos al estudio del espiritismo a los hombres de verdadera ciencia, porque así se impondría un solo método de este estudio.

II
UN SOLO MÉTODO

Ya oímos la protesta. dicen que « El Progreso democrático no puede admitir restricciones» ¿ Pero acaso restringe ningún derecho la adopción de un solo método de estudio? ¿ Son por ventura los hombres demócratas? ¿ No venios precisamente una supremacía canallesca en los pseudo-científicos que está absolutamente reñida, no ya sólo con la democracia, sino hasta con la más vulgar urbanidad? ¿ No está probado suficientemente, que las múltiples metodologías han creado en estos tiempos creídos de democracia, mil mitologías, aparentando ciencias? En un examen retrospectivo de un siglo, hemos visto que se aclamó con un verdadero sentimiento la libertad y la democracia, porque había verdaderos liberales y demócratas, como lo demostraron las revoluciones por la independencia y el establecimiento del derecho civil sobre el religioso. Hoy no hay liberales, sino ¡ libertinos! Hoy no hay demócratas, sino charlatanes supremáticos, por cuya verborrea ( por ejemplo, el congreso Argentino) en 70 años, se han sancionado (por los legisladores, por la opinión pública no) más de 11. 100 leyes, que tienen la virtud de anular la sencillez democrática y la aurora de libertad que preconiza la Constitución. No diréis que lucubramos. Recogemos la experiencia.

También la religión proclama la democracia y hasta hay instituciones bajo el rimbombante título de «Juventud Democrática Cristiana», que no puede caber mayor contrasentido, desde que, como cristianos, tienen que acatar el dogma religioso. Y salen precisamente de esas juventudes muchos de esos habladores, apodados legisladores, cuando no hacéis más que cargar piedras sobre la fundamental, hasta el punto de no verse por ninguna de sus cuatro caras la Constitución.

Si los legisladores salieran de entre los surcas del arado; de entre el fragor de los hornos fundidores; de entre el chirrido de las sierras y los silbidos del cilindro laminador, en vez de fraguarse sobre las mesas del tresillo o la ruleta, o en las francachelas del cabaret, o de las sombras de la sacristía, habría verdadera democracia, entera libertad y ningún libertinaje; y no harían leyes que resultan una tela de Penélope y nada se estabiliza. Es porque se persigue dominar el espíritu por métodos materiales, pero irracionales; y son tantos los métodos, cuantos hombres habladores entran al congreso, porque sólo se les enseñó a hablar sin pensar.

He aquí el método; pensar más que pesar y pesar más que hablar. Lo que encontraréis en «Los Cinco Amores», en el capítulo «Las 14 economías”.

Con la pluralidad de métodos, se suman las confusiones y se pierde el tiempo en ensayos que no dan resultados positivos y mucho menos en los estudios de los fenómenos psíquicos y espirituales, porque se ha pretendido en unos casos, experimentarlos todos exclusivamente por métodos materiales por los pseudo-científicos; o por lo medios espiritualistas, que tienen amalgamados los principios.

El método único que se ha de emplear y dará siempre los resultados eficientes, tiene que ser combinado de Espíritu y materia, porque es imposible su separación. Pero es necesario que los dos instrumentos sean perfectos, o lo más perfectos posible. Es decir, que si exigimos que la balanza sea fina, no ha de ser menos fino el médium o psíquico que tengamos a mano. Pero en todo caso, la razón por conocimientos espiritistas, ha de suplir los defectos que pueden tener los dos instrumentos.

Elementos materiales para probar y comprobar los fenómenos, es un gran equívoco querer que demuestren lo que no es físico, a lo que sólo puede alcanzar; de ahí adelante, sólo la educación filosófica, la razón, seré la que nos dé la solución.

Lo mismo es un equívoco, querer crear el axioma por las comprobaciones científicas. El axioma existe siempre y no lo descubrirá jamás la ciencia, porque no le pertenece. Lo que podrá la ciencia es demostrar la existencia del axioma, lo cual es muy diferente.

Porque se ha pretendido crear lo que ya existía, ha habido en las experimentaciones científicas de los fenómenos, esos tremendos zigs-zags en los tres períodos de Apriori, Fortiori y Posteriori, que retrasó demasiado el establecimiento de las leyes del por qué y que hemos visto desaparecer más tarde, debido a que la aceptación a Fortiori fue un vicio del estudio Apriori: y los menos prevenidos en la práctica y en la aplicación determinaron posteriormente su falsedad.

Entonces se impone, por seguridad y economía, descubrir y sentar primero el axioma, porque existe, y el espiritismo, puede demostrarlo por rus medios racionales y filosóficos; y será entonces el caso de aplicar el método científico, para crear la ley comprensible del fenómeno.

La aceptación del axioma no implica su creencia: implica sólo la base, que tomamos para hacerle la anatomía, lo cual ya nos pone en claro el fracaso de tantas hipótesis y teorías que se han trazado los hombres para buscar la causa del fenómeno.

Hoy no es posible perder el tiempo en buscar cosas imaginarias, porque tenemos la convicción espiritista de que, absolutamente todo lo que la mente humana concibe o imagina, puede imaginizarse y es realizable infaliblemente, en cuanto los elementos necesarios( )se reunan.

Por esto, el gran principio espiritista es: no negar nada; sino estudiar sin prejuicio para encontrar; y aunque pasen a?os, siglos y generaciones sin encontrar el desenlace que se presiente, no da jamás derecho a desecharlo y menos a negarlo: porque si esta generación no lo encuentra, puede ser porque no ha alcanzado ese grado del progreso espiritual necesario, para ver lo que verá la siguiente al alcanzarlo; y estad seguros, que mientras nuestro espíritu no llegó al grado eficiente, será inútil que todas las ciencias, ni la materia, se empeñen en descubrir lo que su propio espíritu no le descubre.

Con este principio es con lo que los hombres de verdadera ciencia, a los que llamamos al estudio, pueden combinar ese único método que deben imponerse y seguir sin ser un dogma, sino una confirmación de la razón del progreso.

Cuando se conoce en verdad y se penetra el espiritismo, no hay ninguna dificultad en la comprobación del fenómeno. Pero precisamente el espiritismo quiere que el fenómeno material se lleve a la ciencia, porque es por ella, como se ha de comprender el mecanismo del fenómeno. Pero siempre necesitáis el concurso de un médium, que os comunique la inspiración.

Entonces echad mano a la « Ley de Mediumnidades». Y si vuestro médium no reúne las cualidades que exige esa ley, no lo utilicéis, mientras no estéis seguros que, por lo menos, le asisten la buena voluntad y la recta conciencia de su cargo de médium,

Y como tenéis toda la argumentación de este libro por guía imparcial, podéis sesionar, ya que podéis tener todas las garantías de vuestra seriedad y buen deseo científico, que ya lo piden con imperio vuestros propios espíritus.

Si hacemos el llamamiento, estamos obligados también ( aunque nos duela ) a hacer una última advertencia y declaración.

La declaración es que nada imponemos. Pero tenemos el derecho y el deber de velar por la pureza de nuestras doctrinas v nos hacemos cargo de nuestro cargo y mandatos recibidos y con firmados, por lo que, nos compete autorizar a entidades conscientes, a practicar el «Espiritismo Luz y Verdad » que traemos, presentamos y sostenemos con todo nuestro cuerpo de doctrinas, encerrado en esencia de nuestra proclama. Por lo que: cuantas entidades se fundan o se adhieren separadamente o en federaciones, aceptando nuestras doctrinas, los consideramos dentro de esta Escuela y pueden recibir el diploma confirmativo, previa adhesión por escrito; y no siendo en esa elemental formalidad, no pueden tenerse por nuestros adeptos, ni como tal los contamos, ni autorizamos a exponer, ni platicar en nombre de esta Escuela, reconocida ya como entidad cultural y social, además de filosófica racionalista, y con su principio de régimen comunista de amor y ley, cuyo gobierno es el «Espiritismo Luz y Verdad ».

Cuantos no estando dentro de esta declaración: individuos, entidades o federaciones, si hablaran y sesionaran en nombre de la « Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal», los declaramos detractores y quedan sujetos a la ley de deslealtad.

La advertencia es también de rigor.

Existe el cuerpo de doctrinas de nuestro hermano Kardec, suficiente para la iniciación, por lo que nosotros la llamamos Cartilla para aprender a leer espiritismo.

Los idólatras la han tomado por el todo y no han querido ver que una obra que debió servir como Atemperador entre las ideas religiosas arraigadas en los hombres y los principios que venían a descubrir, debía tener los defectos del mediador entre dos ideas opuestas, y está probado en la misma obra, en la que participan y firman algunos con nombres de santos, lo que significa atemperar la violencia de la revolución que empezaba.

No dudamos nosotros que Kardec sufrió por eso mismo, pues su propio espíritu se veía obligado a ocultar su preclaridad y tuvo que resignarse a dar el paliativo y no la medicina, porque la enfermedad era crónica, que precisaba aquella preparación. Esto es realmente la obra de Kardec.

En ella se ven tanto el fanatismo, como el misticismo, entre los rasgos del liberalismo, lo mismo que su propia convicción y verdad, entrelazada con la mixtificación, que no era fácil entonces descubrirla, ni podía desechar las correspondencias de fenómenos medianímicos que de todas partes le remitían, sin el control debido.

Detrás de Kardec y ante la guerra que levantó la religión contra los espiritistas, sus mismos amigos personales y los que se plegaban a la creencia y tomaban por él todo los libros de Kardec, al escribir ellos, otros libros, siguieron y aun siguen bajo los mismos conceptos de espiritualismo, que hoy, sin temor, desmentimos y anulamos.

Así advertimos: que no se tome el principio y medio por el lodo y menos por el fin del espiritismo. Porque aquella cartilla y las obras o simples libros que han escrito a base de aquélla, sólo es el abecedario y como mucho, alcanza hasta la cartilla, aunque sean las experiencias de William Kroques y Flammarión.

Así, pues, se impone, por razón del progreso, tomar para el estudio la obra de esta Escuela, que el mismo espíritu de Kardec confesó como lo encontraréis en « El Espiritismo en su Asiento», y la sigue confesando y recomendando ahora en las grandes federaciones, en las que su Espíritu es guía, y nos lo han comunicado esas mismas federaciones por escrito, cuya correspondencia encarpetada hace fe. Lo que nos obliga a estas declaraciones y advertencias.

III
FORMA DE SESIONAR

Hemos probado que «El espiritismo no es religión», la cual es idolatría y reclama e impone el ritual y el dogma, para hacer el misterio.

El espiritismo, en sus dos fases de estudio filosófico-racional y fenomenal-científico, es un simple acto social, o una aula universitaria: en cuyos dos casos, ni necesita formulismo, ni disposiciones protocolares, rituales, vestimentas, ni hombres de carrera especial y aun menos altares, imágenes, ni oraciones, en las que uno sólo diría lo que otro ha dicho, como el loro dice lo que aprendió maquinalmente: sin sentirlo.

Lo que necesitáis para celebrar una reunión familiar, o social, o una lección de instrucción en el colegio, o la universidad, es todo lo que se necesita: es decir, armonía, pensamiento recto, deseo de aprender y una perfecta seriedad, pero no jocosa, ni ten cargada de gravedad, que parezca un sentimental velorio. No. Todo es a la mayor naturalidad, reinando la fraternidad comunicativa y la alegría espontánea. No se debe dar cabida al recelo, ni al ridículo, ni a la risa destemplada, sin que falte la gracia natural atrayente, dentro del respeto de la buena amistad, si no habéis llegado a la confianza fraternal.

Pues bien: dispuesto el local, con una plataforma alrededor de la cual coloquéis los médiums desarrollados y en desarrollo, los visitantes se colocarán sin preferencia para nadie y sin separación de sexos, en el sitio que les toque por su llegada.

Será una buena costumbre que, a la hora rígida de empezar las sesiones, estén en la sala y acomodados los visitantes; pero no debe ser obstrucción ni inconveniente, la posible entrada de un rezagado por cualquier causa, porque la cohesión de pensamientos debe evitar la influencia que pudiera llevar el rezagado, si por cualquier causa pudiera ser contraria al ambiente, que ya se habrá formado. Pero en todos los casos, esa influencia y hasta la subversión de alguno, de varios y aun de todos los asistentes, debe ser contraída o contrarrestada, por la sola potencialidad del director, que si lo es en verdadera ley, le asiste la justicia del espiritismo y se impondrá por su solo querer. Lo mismo que si ese director es sólo por supremacía, la influencia de los asistentes, por buena que sea, él solo la malogra, porque ha dado asiento en la cátedra, a la influencia y personalidad de los detractores. Esto es lo que en general pasa en los centros y sociedades espiritualistas, por lo cual fue el descrédito y nulo fruto de tantos años de reuniones.

El Director, debe estar auxiliado a su lado de un buen vidente( ) o buen médium escribiente, que le advertirá en cada momento ( si fuese necesario) todo lo que ocurre y por el cual puede recibir los avisos de un guía consejero, para obrar en consecuencia y solidaridad, aunque debe bastar el conocimiento perfecto del director. Tratándose de una sesión de instrucción general, por posesión de un médium parlante, es conveniente que ese médium no esté en la plataforma, ni en la sala ( si es posible), hasta que se le llame; lo cual será una mayor garantía de la no influencia del ambiente en el médium, ni en el comunicante.

Estando, pues, todos acomodados, sin más disposiciones, se procede a abrir la sesión con un punto de lectura de estas doctrinas de cualquiera de los libros; y a tiempo, por una señal de costumbre o convenida, por un timbre fuera de la sala, o por un golpecito sobre el pupitre, llama el director al médium, que debe colocarlo a su derecha, siguiendo la lectura sin interrupción; el médium tomará la posesión, en cuyo momento, se suspende la lectura o discusión, para que el comunicante tome la palabra.

Con esto queremos decir, que nadie haga una evocación a nadie, porque ésta es siempre una parcialidad y se les cierra la puerta a los que por justicia y disposición del gobierno del espiritismo, deben entrar. El solo hecho de reunirse es ya una evocación al gobierno del espiritismo, y un guía o familiar recibe las instrucciones constantemente del consejo superior y aquel hermano espiritual, consejero o delegado que habrá encargado el consejo de vigilar vuestras reuniones, dará al mundo espiritual que os rodeará, las instrucciones y órdenes, que cumplirán en toda justicia.

Ve ese encargado consejero, lo que más conviene al progreso común de los reunidos, o la mayor necesidad individual, o de instrucción más perentoria, y él ordena en todos y cada caso.

MOMENTO DE LA POSESIÓN

Este es muy solemne. Entended que se opera el fenómeno de más sacrificio y abnegación, pues el espíritu del médium se emancipa y salo de su materia, aflojando las ligaduras del alma al cuerpo, y por la elasticidad de ésta, se retira a veces, a mundos muy remotos, para no obstaculizar en nada al posesionarte, que toma en aquel cuerpo los centros vitales, para obrar con ellos cual si fueran propios.

Comprendiendo, pues, este grandísimo fenómeno, se requiere de los asistentes su ayuda, que será un buen pensamiento y deseo: y esto basta para que el espíritu del médium no tenga que luchar para emanciparse, ni el posesionante para entrar en el médium. Las miradas insistentes, curiosas y mal curiosas muchas veces, hieren al médium y lo distraen, aumentando su trabajo: pues son esas miradas, como descargas magnéticas, que pueden ser contrarias a las líneas de fuerza que desarrolla el médium en su Dinamismo, cuyos efectos, sólo podéis comprenderlos, si sabéis las leyes de la dinámica y mucho mejor las de la electricidad, a las que rigurosamente pertenecer, todos los fenómenos que el espiritismo produce( ).

La seriedad y la buena educación imponen no ser chocante en nada durante la sesión, ni producir movimientos, ruidos, ni miradas provocativas o intencionadas, lo que el director observará y remediará con el mayor rigor.

Durante la comunicación, nadie conversará, ni dirigirá preguntas de ninguna especie directamente al médium; pero lo podréis hacer por escrito al director, el que sabrá buscar el momento de hablar al comunicante, el que dará la contestación conveniente.

Terminada la comunicación, por ningún concepto habrá aplausos, ni felicitaciones, ni adulaciones de ningún género; y los médiums que en ello buscaran su satisfacción, deben ser corregidos, poniéndoles por delante su deber, como está contenido en la «Ley de Mediumnidades»; y no corrigiéndose, se le retira y aun se expulsa, y con más justicia, a los causantes aduladores.

Si se trata de sesiones de desarrollo, o de prueba de fenómenos, aun será de más rigor observar lo que queda dicho para las sesiones de posesión parlante.

Es una buena práctica, que los médiums en desarrollo, en todas las sesiones, estén en un circuito cerrado (formando cadena) igualando los fluidos, porque también de ese modo se desarrollan más fácilmente y sin ninguna brusquedad, ya que, aun cuando se arrimara algún furibundo o aberrado enemigo espiritual de un desarrollante, se ve o cortado, o preso, por la fuerza dinámica combinada de los que forman el circuito.

Una vez que no entren en posesión ninguno más de los del circuito, córtese la cadena; y se procura excitar al que esté en posesión, ayudándole con un buen deseo psíquico, pues muchas veces, les cuesta mucho romper a hablar, por muchas causa.

Si la sesión fuera de comunicación escrita, por pedirlo así el médium de posesión, tenéis un rico fenómeno para vuestro estudio y satisfacción. Entonces seguid vosotros los puntos de lectura como artes lo hacíais y veréis con sorpresa, que no habréis influido en nada en el médium: lo que os probará, lo equivocados que están los pseudo-científicos, cuando quieren sostener que «las comunicaciones son efecto de la transmisión del pensamiento».

Esta es una gran, prueba, puesto que no somos capaces de escribir un discurso y ni aun una carta, si tenemos frente( ) a nosotros un orador o lector que habla a un auditorio de puntos absolutamente diferentes de lo que nosotros estuviéramos escribiendo

Yo no fui jamás partidario do la obscuridad para los desarrollos. Sin embargo, he podido ver que, para muchos médiums "les es favorable la semiluz, roja o violeta, porque los concentra mucho más.

Para las pruebas de materialización, sí, es necesaria la semiluz roja y aun la obscuridad total; pero ha de tenerse a la mano las llaves de la luz roja y la violeta, si es que tenéis máquina fotográfica para impresionar placas, que lo conseguiréis con la luz violeta.

La materialización se concentra generalmente en la cabina o cámara obscura, donde enfocaréis la máquina. Pero desde luego, si la materialización es completa, lo mismo se ve fuera del paño negro. No hemos de describir aquí los fenómenos tangibles, etc., etc. etc., porque eso no nos compete en estas instrucciones para sesionar, persiguiendo que todos tengan un solo modo, método y forma, u lo que se dedica todo esto libro.

Todo lo que recomendamos, es hijo de nuestra experiencia de 11 años, en los que, además de nuestro incesante estudio que lo probarán los ocho libros que con éste ponemos en vuestras manos y más de otros 30 que escritos quedan archivados, esperando los medios pecuniarios que hasta el presente, nadie nos ofreció: lo que nos prueba dolorosamente que el egoísmo está demasiado arraigado y que sólo para las perniciosas religiones ha servido el Dios Oro. Pero le hemos jurado a ese tirano, que contra todo su poder y negativa, ha de servir a nuestra causa, que viene a desalojarlo de su trono y a declarar que la única moneda de valor que hay, es el hombre.

Decimos que todo lo que recomendamos es hijo de nuestra experiencia de 11 años, que, además de( ) nuestro incesante estudio, hemos probado una gran cantidad de médiums de todas las facultades, estudiando modalidades diferentes en cada uno, por lo que. pudimos formular la «Ley de Mediumnidades», que sometimos a los altos consejos del gobierno del espiritismo: y de su eficacia y seguridad, respondemos por nuestro deber, en nombre de ese gobierno que, aprobándonoslo, la decretó. Por lo que pedimos bu cumplimiento para vuestro propio progreso individual y adelanto abierto y descubierto del espiritismo Luz y Verdad, que como os lo deja esta Escuela estudiado y presentado, se practica en todo el Universo; no existiendo más que la diferencia de progreso de nosotros, habitantes de un mundo recién regenerado, y los de mundos perfeccionados que viven la felicidad de su sabiduría y potencia, de las que, por solidaridad firmada, participamos ya nosotros en esta Escuela, lo que queremos en justicia y amor para todos; para lo cual, os llamamos y os piden aquellos hermanos solidarizados, la adhesión, por el amor del Padre de todos y en su nombre.

JOAQUIN TRINCADO.

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