CAPÍTULO DIEZ
GRANDES Y RAROS FENÓMENOS

No son las grandes listas y libros enteros de fenómenos recopilados los que me van a ocupar.

He de tomar alguno que no he visto, porque me es remitido de quien en su niñez vivía donde sucedió y aun está el testimonio de muchos y la madre del relatante viva, la que se lo ha repetido minuciosamente. Efecto de haber salido de su pueblo y casa a los 14 años (y han pasado 31 desde que se lo recordaran la última vez), no recuerda con certeza los nombres de los protagonistas, pero si el de los pueblos donde el hecho ocurrió y en ellos se da fe.

Voy ahora a copiar tal cual me es remitido:

«En la Parroquia de S. Lorenzo de Belesar, ayuntamiento de Bayona del Valle Miñor, en el barrio de Media Aldea (tierra de las brujas, que así lo llaman por la fama que tienen sus habitantes de hechicería), en mi infancia tuvo lugar un fenómeno extraordinario de los llamados de traslación, que para el libro «El Espiritismo Estudiado» que Vd. está escribiendo ofrecerá un interesante estudio.

« En la época a que me refiero (1888 me fue relatado por mi madre la última vez) destinaban un salón de la vecindad de Media Aldea, para veladas nocturnas de la estación de invierno, a donde concurrían desde las más añejarías hasta las más jóvenes con sus ruecas y usos para hilar la lana o las fibras de lino.

« En esta clase de veladas, destinaban un día de la semana para diversión de la juventud, para lo cual, las jóvenes concurrentes hacían una colecta entre ellas, para pagar la música, que nunca era más que una gaita o un acordeón. Las invitaciones las hacían verbalmente cada una a sus relaciones o simpatías, que siempre pasaban las fronteras de su Parroquia, concurriendo por esto a esos festivales, jóvenes forasteros, que, tal era casi el objeto perseguido

« Cuando ha sucedido el gran fenómeno han concurrido a ese festival unos cuantos mozos de San Pedro de la Ramallosa, y entro ellos el que le cupo en suerte un viaje aéreo que tan caro lo pagó.

«Terminada la fiesta comenzó a llover torrencialmente y agolpados en la puerta de salida entablaron conversaciones los jóvenes de ambos sexos.

«El protagonista, un joven que está liando un cigarrillo, mientras está conversando con una de las mujeres concurrentes, le ocurrió decir: « Quén me dera sere transportado en este momen­to a miña casa» — » «¿E tú querrías?», le interrogó ella. — «¿E cómo no iba a querer ?», contestó él. Y no bien terminada la frase, el mozo se sintió presionado por una fuerza incomprensible e irre­sistible, que lo arrastró afuera, elevándolo en el aire sin saber cómo fuera, pero que pronto se vió rozando por las copas de los pinos de un pinar que hay en el trayecto de estos poblados, cuya distancia aproximada es de media legua, y que se lo han hecho recorrer por los aires, en un momento, hasta los confines de Santa Cristina de Ramallosa, encontrándose a la puerta de su casa todavía liando el cigarrillo, como estaba en el momento de tener tan descabellado deseo, que vió realizado en su viaje trágico, que lo dejó tan estropeado, que a duras penas pudo entrar en su casa y meterse en la cama, no tardando en echar sangre por la boca.

« Entre tanto, sus compañeros y amigos que con él estaban de charla con las mozas de la fiesta, no se habían enterado de nada de lo que sucedía, ni del deseo extraño que a su amigo le ocurriera, ni de la interrogación de su compañera de fiesta. Pero llegado el momento de retirarse y no hallando a su amigo, interrogaron allí y nada pudieron conseguir saber; pero ya fuera de la sala aun si­guieron llamando en alta voz y sin ser habido; aunque con pesar se marcharon con el propósito de pasar ese mismo día por casa de su amigo para indagar lo que hubiera, teniendo la ingrata sorpresa de encontrar a la puerta a la madre, llorona y afligida. El primer pensamiento de los amigos fue que no habría llegado y pregunta­ron: —«¿E suo filio non vin? » —« Sí, les respondió llorando, pero mais morto que vivo» Los amigos se precipitaron dentro y el moribundo viajero aéreo les refirió lo que dejo relatado, o sea en concreto que: « Tuve el deseo de verme en casa; lo dije a la que con mí hablaba y me dijo ¿ Tú lo quieres? Contesté sí; y me vi arrastrado hacia afuera, me levantaron y en el aire, por encima de la punta de los pinos, llegué, haciendo todavía el cigarrillo; pero...«¡Ay, me morro! ¡Y espiró ! ».

Este relato me viene firmado por J. V. A mí sólo me competo estudiarlo en sus puntos extremos, para demostrar que es un fenómeno del espiritismo.

La sinceridad de la narración entraña todas las razones de hecho verdadero. La moralidad y conducta del firmante, permiten por lo menos no dudarlo. Y casos similares, ocurridos de los que algunos hay historiados por hombres sabios como el mago San Cipriano, santo según la iglesia católica, porque así le ha conve­nido, debiendo ser Cipriano excomulgado por las artes de magia que practicó, en las que fué un eximio maestro.

Los grandes magos, disponiendo de las fuerzas ocultas de la naturaleza, nada podían obrar fuera del espiritismo, y con más razón, desde que eran médiums del más alto grado de potencia y sabiduría; lo que quiere decir que, los magos en sus laboratorios y los profetas en sus prédicas, no eran otra cosa que los grandes misioneros del gobierno del espiritismo, para señalar rumbos al progreso y la civilización de los hombres, instruyendo general­mente a los gobernantes, de los que debería emanar la moral de los pueblos.

Cipriano mismo, en un pedido ferviente de un príncipe ena­morado que no logra ver y mucho menos recibir y dar un beso a su adorada, se la ha transportado al laboratorio del mago, donde el príncipe abrazó y admiró las bellezas de bu futura, real y mate­rialmente, por unos minutos, devolviéndola a su morada. Es de­masiado serio, sabio y respetable Cipriano, para dudar el hecho, si él lo escribió. Pero como se han dado caos como el relatado de la mujer C. M., de sacarla de la cama, el sacar un niño de su cuna y bajarlo hasta el piso bajo, lo que ha ocurrido en casa de mis padres, y muchos otros que cuentan sus mismas madres, puede tenerse por sucedido ese otro terrible descripto, pues sería cuestión de mayor fuerza únicamente. Y como en « Levitación y traslación» hemos dicho que los espíritus obran varios y muchos, agregamos aquí, es factible ese espeluznante fenómeno de aviación, y así lo conceptuamos ocurrido. ¿ Brujerías dicen que es eso ? Si la brujería fuese capaz de esos fenómenos resultaría que el nom­bre de brujería no es otra que un sambenito puesto con toda maldad al espiritismo por su detractor mayor la religión, de cualquier matiz y Dios que sea.

Como hay por millones fenómenos espeluznantes y de todas las índoles y calibres dados a la publicidad en diarios y revistas, aun de los que se pifian de los fenómenos que, sin pensar, esos gacetilleros temblones y miedosos obran por la influencia de los espíritus, en sus pifias confirman los hechos que quieren negar, no queremos tomar ninguno de los ya pasados y vamos a cerrar esta crónica fenomenal con el siguiente, acaecido aquí, en estos mismos días.

Primero lo presentamos como lo ha publicado el periódico «La Razón», de esta Capital; detrás lo explicaremos. Copio y dejo los recortes en archivo.

Del diario «LA RAZÖN», Buenos Aires, Octubre 27 de 1921.

LOS MUERTOS NO HABLAN

MISTERIOSO FENÓMENO QUE SE VIENE PRODUCIENDO EN LA PROVINCIA

El alma de un hacendado Irlandés se les aparece a los pobladores.

Ceremonia religiosa que concluye a saltos — Exorcismos para

ahuyentar al terrible huésped — Intervención de la curia

eclesiástica --- Lo que opinan algunos sacerdotes

Esta vez, será cosa de sacar pasaje para cierto pueblo de la provincia. Acabamos de recibir un alarmante telegrama de nuestro corresponsal, informándonos sobre un fenómeno ultra terrestre, que está ocasionando graves incidencias entre los campesinos.

Aunque no os la primera vez que se le atribuyen a los espíritus ciertos actos que si los hicieran antes de abandonar la tierra, serian castigados con una multa policial esta vez parece que se trata de un fenómeno de sugestión colectiva de esos que hacen ver fantasmas en todos los rincones. La primera información nos ha llegado abonada por el testimonio de varias personas serias, por lo que no vacilamos en darla a publicidad, aunque con un propósito puramente informativo. Cuando más, podrá utilizarse, esta crónica como un entretenimiento de sobremesa o como uno de esos cuentos fantásticos que tienen la virtud de hacer dormir a los niños...

El telegrama, fechado en Carmen de Areco, dice lo siguiente:

La versión

En estas regiones, el asunto del día es un suceso misterioso, que ha despertado gran interés entre la gente del campo y es comentado en todas las conversaciones. Según los datos que he podido recoger, se trata de las continuas visitas que hace el espíritu de un subdito irlandés, que falleció hace pocos meses.

El suceso se conoce en San Andrés de Giles, Carmen de Areco y toda esta zona de la provincia, tanto en las poblaciones como en las estancias. En este instante salgo para la estación Heavy a recoger informes sobre ésto, que se considera un fenómeno capaz de quitarle el sueño al más santo de los mortales

El finadito

El súbdito irlandés se llamaba Pedro Rositer y su cadáver fue encontrado en una zanja llena de agua, en un campo situado a poca distancia de la citada estación del ferrocarril Central de Buenos Aires. El campo corresponde a la jurisdicción de San Andrés de Giles, y el hecho, que ocurrió por la noche y que se atribuyó a un accidente, se produjo hace cosa de tres meses..

Desde entonces, la familia del hacendado Santiago Mealey, también irlandés, que ocupa dicho campo, propiedad de su hermano Patricio, viene siendo víctima de toda clase de alucinaciones. La estancia de éstos se halla cerca de la zanja en que pereció ahogado Rositer, de modo que todos los ocupantes y personas del campo dicen que han comprobado el fenómeno.

Es indescriptible el tenor que reina entre los miembros de esa familia y los demás vecinos de la zona, pues aseguran que el espíritu de Rositer no los deja vivir en paz ni dedícame a sus tareas.

Dicen que Rositer se les aparece, les habla y los maltrata duramente, llegando a aplicarles golpes de mano en el rostro y el cuerpo, como si hu­biera dejado un tendal de enemigos en la tierra. Según estos testigos del fenómeno, el alma de Rositer no sólo les insulta y golpea, sino que tiene fuerza para arrastrarlos por el suelo, así estén en medio del campo o encerrados en sus habitaciones.

¡ Abran cancha... !

A menudo, se da el caso de que el espíritu de Rositer se presente en una casa, dispuesto a hacer de las suyas con todos los moradores. Además de conducirse con ellos como un mal huésped, termina haciendo cambiar de sitio a los muebles y objetos de las piezas, en la misma presencia de aque­llos.

— El ruido, me decía una persona del campo, se siente desde que el espíritu se presenta en una casa. Y los muebles se pasan de un lado al otro, como arrastrados por manos invisibles, pero de buenos mozos de cordel, pues nunca rompe los espejos ni les causan daños materiales.

Varías familias, ante el terror que les producen las frecuentes visitas de Rositer, han abandonado sus viviendas. La del señor Mealey, sobre todo, resolvió asilarse en el domicilio de su hermano Patricio, en donde parece que no se produce el fenómeno, pues han logrado vivir tranquilamente desde hace algunos días.

Con semejantes trastornos y alarmas, es de suponer la cantidad de personas que concurren a ver la zanja en donde murió Rositer, así como la estancia de Mealey y las casas de numerosos vecinos.

Todos los que han presenciado el suceso, dicen que el espíritu del irlandés es de los que no se atemorizan por nada, aunque lo insulten o lo reciban a balazos. Se abre paso lo mismo en la luz que en la sombra y así que encuentra a algún vecino, lo pone de oro y azul, lo abofetea y lo arrastra por los cabellos, desahogándose a gusto con los amigos y enemigos.

El acabóse...

A tal extremo han llegado las cosas en el radio de la estación Heavy y en toda la zona de San Andrés de Giles, que han tenido que intervenir seriamente las autoridades.

Cuando empezaron a repetirse las visitas del espíritu irlandés, la fa­milia del hacendado Mealey, creyó conveniente dar aviso del fenómeno a la curia eclesiástica. Enseguida se presentó un sacerdote de esa misma na­cionalidad, pasionista, llamado Víctor Carolán del Retiro de San Pablo, situado en Capitán Sarmiento.

El padre Carolán se dispuso a llamar al orden al revoltoso espíritu de Rositer, armándose de todos los recursos divinos. En efecto, en el mismo lugar de las apariciones, ofició una misa y administró la comunión a varios niños, realizando la ceremonia como un exorcismo para conjurar el demonio.

Concurrieron al acto numerosas familias, pero contra lo que se espe­raba, el fenómeno se produjo en presencia del padre Carolán y de todos. El crucifijo del altar se vino al suelo, las velas se apagaron solas y el edi­ficio se entremetió como si lo sacudieran todas las furias del infierno.

—¡ En el nombre de Dios...! clamaba el sacerdote, convocando al poder divino para someter al espíritu de Rositer y ubicarlo en un buen lugarcito del cielo. Pero, fue imposible contener a la concurrencia. Los fieles recibieron golpes y pisotones, improvisándose una batahola que ha dejado recuerdo en estas regiones.

Por si pareciera todo esto una creación de la fantasía, agregaré que al cura párroco de Capitán Sarmiento, que concurrió también a investigar el fenómeno, le ocurrió otro tanto, pues el altar empezó a temblar y se le apagaron las velas. En vista de que las personas que me facilitan estos informes son muchas y muy serias, he resuelto comunicarles la novedad y proseguir las investigaciones.

«LA RAZÓN», Buenos Aires, 28 de Octubre de 1921.

EL TERRIBLE ESPÍRITU DEL IRLANDÉS DE GILES

Numerosas personas que sufren un fenómeno de alucinación — El espíritu hace y deshace, como si se hubiera enloquecido, insultando y maltratando a todos — Es aficionado a silbar, pegar, reír y otras censurables ocurrencias

Lo que dimos anoche a titulo de información, es un fenómeno digno de estudio. Los datos que hemos recogido en varios puntos de la provincia, son el exponente más irrefutable de que se trata de un caso de sugestión colectiva, ya que, a esta altura del tiempo, no es posible creer en ciertas cosas sobrenaturales.

Así que nos llegaron los primeros datos de nuestro corresponsal, soli­citamos otros nuevos a San Andrés de Giles, Carmen de Areco y la misma estación Heavy para ampliar nuestra crónica sobre el fenómeno de aluci­nación que están sufriendo los vecinos de este último punto de la provincia.

Como informamos, se asegura que el espíritu de un súbdito irlandés, llamado Rositer, se les aparece a los moradores de la estancia del señor Santiago Mealey, situada en el radio de esa estación, del partido de Giles.

El citado Rositer era un jornalero aficionado al alcohol, que murió hace tres meses más o menos, por haberse caído durante la noche en una zanja llena de agua. Desde entonces, según aseguran infinidad de personas, no deja en paz a la familia del señor Mealey, utilizando a sus tres hijos co­mo médium para realizar una considerable serie de atentados y disparates.

Informe policial

Esta mañana, el oficial de la comisaría de Carmen de Areco nos faci­litó algunos detalles interesantes. El supuesto espíritu de Rositer se pose­siona frecuentemente de la estancia, para insultar y maltratar de hecho a sus ocupantes y peones.

Una de las características más originales del aparecido, es la insolencia. Además de las frases impropias de un espíritu decente que pronuncia, silba en todas las piezas y hace ciertos ruidos ventosos. Como se ve, su actitud es digna de censura por tratarse de un muerto que no se resigna a alejarse de la tierra y sobre todo por sus modales...

Para el mejor éxito de sus propósitos, no sólo obra personalmente, abofeteando y salivando en el rostro a cualquier persona, sino que utiliza a los pequeños, hijos del señor Mealey para ofender a sus propios padres y amigos. Los niños, como impulsados por una fuerza extraña, arrojan sa­liva a todos, mientras el espíritu demuestra su regocijo, corriendo de un lado a otro por las piezas y dando silbidos o diciendo frases que están com­prendidas como una contravención en los reglamentos policiales.

Así que cualquier persona que se le pone a tiro, el diabólico espíritu de Rositer le juega una broma, dándole un susto de esos que se recuerdan hasta el día del juicio.

Otros detalles

Como decimos la policía ha confirmado todos nuestros primeros in­formes, aunque corroborando también que se trata de un fenómeno de sugestión colectiva.

Han sido testigos de estos hechos, tres sacerdotes católicos, cuyo testimonio merece crédito; el pasionista Víctor Carolan y los párrocos de Carmen de Areco y San Andrés de Giles. Según los datos policiales, uno de ellos se encerró en la pieza que acostumbra a visitar el espíritu del ir­landés, comprobando que andaba haciendo toda clase de perrerías. En cuanto a la ceremonia religiosa que se oficio como exorcismo, también ase­ntirán que ocurrieron cosas extraordinarias, mientras se estaba adminis­trando la comunión a varios niños.

El citado padre Carolán pertenece a la iglesia de pasionistas que está ubicada en la calle Estados Unidos y General Urquiza, en esta capital, pero presta servicios en el Retiro de San Pablo, establecido en jurisdicción de Capitán Sarmiento. La zanja en que fue encontrado el cadáver de Rositer, se halla situada en el camino que conduce a la citación Heavy, del Ferrocarril Central Argentino.

Entre las muchas atrocidades que se cuentan del aparecido, citaremos, por ejemplo, el poco miedo que le tiene a las armas, aunque sean de fuego.

En cierta ocasión, hizo caer una escopeta que estaba colgada en una pared, y a menudo, les ocurre lo mismo a las personas que penetran con armas en las piezas de la estancia, pues se les caen de la cintura o de los bolsillos.

Además de los exorcismos religiosos, se han puesto en práctica muchos recursos para evitar su presencia. Como se sabe, entre la gente criolla de campo, se abriga la creencia de que a los espíritus fastidiosos que tienen la costumbre de visitar a una persona, hay que insultarles en voz alta para que no vuelvan. Por lo general, se les grita una frase muy dura, de esas que tienen una relación demasiado directa con toda la parentela del ofen­dido.

En el caso de Rositer, son muchos los que han intentado ahuyentarlo de este modo, enviándolo con dos o tres palabras más allá de la loma del diablo. Pero, sin duda, debido a que el finadito no era hijo del país y posi­blemente no dominaba el castellano, el recurro ha sido inútil, aunque se le haya practicado con la boca llena y a gritos.

LA RAZÓN, Buenos Aires, 29 de Octubre de 1921.

EL EXTRAÑO FENÓMENO DE SAN ANDRÉS DE GILES

Se hará necesario someter por la fuerza aI espíritu de Roslter — No se trata de un espíritu como los demás, sino Insolente y agresivo — Antecedentes de otros casos de sugestión — Será un alma del otro mundo, pero muy mal educada

No es la primera vez, por supuesto, que se produce un suceso tan mis­terioso como el de Ia estación Heavy, de San Andrés de Giles. La imagi­nación popular esta siempre dispuesta a admitir como una evidencia cual­quier hecho sobrenatural de esos que le quitan el sueño a los niños.

Los antecedentes que hemos recogido sobre la supuesta aparición del espíritu de Rositer en la estancia del señor Mealey, comprueban que se trata de un fenómeno de sugestión. La familia de aquél y numerosas per­sonas, aseguran que han presenciado las fechorías que hace el muerto en los pasillos y las piezas.

A la confirmación de estos hechos que nos hizo la comisaría de Carmen de Areco, debemos agregar lo que nos comunicó telefónicamente el comisario de San Andrés de Giles. En todas las dependencias de la estancia se sienten ruidos extraños, silbidos y voces, dándose el caso de que Ios miembros de la familia hayan tenido que abandonar la casa, bajo la acción del miedo.

En vista de lo interesante del caso, hemos resuelto que vayan a la es­tación Heavy, dos enviados especiales de LA RAZÓN, con el propósito de recoger informes y antecedentes del hecho.

No es la primera vez

Recordamos, en efecto, que ya se han producido fenómenos así en la metrópoli y en muchos puntos del interior. Hay ánimas que tienen una especie de obcecación por no abandonamos del todo, como si en la tierra hubieran dejado muchos enemigos.

En la calle Callao, a la altura de Juncal, existió hasta hace algunos años, una casa de construcción colonial, rodeada de corredores. El sitio, lleno de árboles frondosos, era aparentemente para provocar prejuicios, sobre todo en las noches obscuras. Esa casa era conocida por la de las áni­mas, debido a que frecuentemente se oían ruidos subterráneos, en loa te­chos y debajo de los pisos.

En otra casa de la misma calle, ocurrió un drama pasional, que hizo sensación en nuestros círculos sociales. Desde entonces, no era posible al­quilarla a ningún precio, porque todos los ocupantes decían que por la no­che andaban numerosos fantasmas por las azoteas.

Recordamos también que en una lujosa mansión de la calle Corrientes a la altura de Callao, se oían ruidos en los patios, produciéndose continuas alarmas en los inquilinos. Una familia que obtuvo la casa a bajo precio, la abandonó al cabo de una semana, pues todos sus miembros sentían pasos siniestros en la azotea y los corredores.

Por último, citaremos un hecho que fue también sensacional, y que dio motivo a una aparatosa intervención de la policía. Cierta casa de fa­milia, ubicada en un barrio del Sur, era continuamente apedreada por los malos espíritus, con el consiguiente peligro para la cabeza de sus moradores. Las investigaciones se limitaron a comprobar el hecho, suponiéndose que el fenómeno era causado por alguna persona de la vecindad, que deseaba divertirse a costa del miedo de sus semejantes.

Hay luego el celebre fenómeno de la laguna del Carro, en la provincia de Buenos Aires, que ha sido estudiado por muchos hombres inteligentes.

Pero este espíritu.

El aparecido de San Andrés de Giles no es un espíritu común, de esos que se espantan con una frase cruda o con una oración. Por lo contrario, parece que le gusta provocar a las gentes, llegando hasta inferirles agravios en el rostro, como cualquier compadrito del suburbio.

¿Qué triste historia de desesperación ha habido en la vida de ese po­bre jornalero irlandés, que ahora no quiere dejar en paz a sus relaciones? Se dice que era aficionado al alcohol y que murió en su ley, aunque dentro de un pozo lleno de agua, después de haber tomado una formidable borra­chera.

Desde entonces, anda como ambulando por la estancia del señor Mealey, en forma tal, que si se tratara de un ser viviente, haría suponer que deseaba arrendarla a bajo precio, como ocurre generalmente con los edificios em­brujados. El espíritu de Rositer silba, escupe, llama, abofetea y hace escándalos de otro calibre, sin que puedan contra su rebeldía macabra, los exorcismos de la religión y los machetes de los vigilantes.

— Vea, señor — nos decía el oficial de Carmen de Areco — esto ya no es un espíritu, sino una casa de departamentos...

En realidad, nunca se ha dado el caso de un espíritu tan insolente y tan agresivo. El hecho de que use semejantes modales y palabrotas, abona muy poco en su favor, máxime tratándose de un súbdito extranjero.

Ésta mañana nos visitó un vecino de Carmen de Areco, que ya se en­contraba en antecedentes del fenómeno, por cartas que le enviaron dos personas de su familia. En una de ellas, que se han agotado ya todos los recursos para meter en vereda al levantisco espíritu de Rositer, pues no pueden con sus desmanes ni los sacerdotes ni las autoridades, ni los más valientes vecinos de esa zona bonaerense. Según nuestro informante se ha ensayado como defensa, un medio político de actualidad, que tampoco ha tenido mejores consecuencias. Como Rositer era irlandés de pura cepa, un grupo de visitantes que fue a la estancia del señor Mealey se puso a ha­blar en la pieza contra la autonomía de ese país, con el consiguiente peligro de que el espíritu los tomara a bofetadas y empellones. Pero, el endiablado huésped sigue haciendo de las suyas, con el moblaje y con los moradores.

Intervención de la curia

Ya hemos dicho que la curia eclesiástica resolvió intervenir, a solicitud de la familia del hacendado señor Mealey, en el periodo culminante del fenómeno. El cura párroco de Carmen de Areco, presbítero Félix D. Bollo, y el de la orden pasionista, padre Víctor Carolán, comprobaron es­tos hechos, además del cura párroco de San Andrés de Giles.

Se asegura a voces que mientras se oficiaba una misa y se adminis­traba la comunión a varios niños, el crucifijo cayó del altar y se hicieron pedazos las velas. Esto es más de lo que se puedo admitir, tratándose de un ciudadano religioso como suponemos que era Rositer, a pesar de sus bo­rracheras.

Otro de los sacerdotes se introdujo en la pieza, mientras estaba a obs­curas, pudiendo comprobar que, efectivamente, se oían ruidos extraños, así como frases ofensivas.

Según informes de última hora, la curia eclesiástica resolvió enviar un alto prelado a Heavy, en vista de los informes que han expedido sobre el fenómeno los citados sacerdotes de la provincia.

¡ Cruz diablo I...

Es indudable que el espíritu de Rositer es de lo más jacarandoso que se ha visto en este mundo. No se le puede clasificar como puramente agre­sivo, porque también se complace en hacer bromas a los moradores de la estancia, y a otras personas.

Hace pocos días, mientras algunos pobladores de la vecindad se apro­ximaron al sitio de sus hazañas, se vino abajo una alacena llena de platos que estaba en el comedor. Lo curioso del caso es que ninguno de ellos se rompió, a pesar de que algunos de ellos fueron a considerable distancia.

Una persona que acertó a pasar por la puerta de la cocina, sintió que detrás suyo caía una escoba, experimentando la consiguiente sorpresa. Nadie puede recorrer en paz las habitaciones, pues cuando no se oye el estrépito de un mueble que se derrumba, cae un objeto colgado en la pared, o se advierte una sombra extraña que se desvanece en los rincones.

Para colmo, se nos comunica que nadie se atreve a sacar armas en el sitio de las apariciones. Como tomados por un poder sobrenatural se ha dado el caso de que, a varias personas, se les cayera el revólver de las manos y que les ocurriera lo mismo a los agentes de servicio, en circunstancias que quisieron atemorizar al espíritu con el machete.

No agregamos nada más por ahora, para evitar que el lector pueda ser victima esta noche de una pesadilla. Lo mejor es persignarse y decir: «¡ Cruz diablo!». Como hacen las viejas.

Ya lo veis, chunga, pifia, miedo, terror ¿ a qué? ¡ Mal educa­do!... le dicen al alegre espíritu. ¿ Sabéis vosotros lo que hacen los vuestros aun estando encarnados? A los espiritistas, los hechos materiales, nos revelan los progresos del espíritu de cada hombre; y también sabemos que la causa del miedo y el terror en general, es ocasionado por remordimientos de conciencia. ¿ Habéis exa­minado la vuestra (caso que la hayáis encontrado), ¡ oh pifiones temblorosos! Pero así y todo, el Espiritismo Luz y Verdad os agradece que hayáis hecho crónica, que pasaremos a la historia de ese gran fenómeno, que luego nos dirá él mismo ¡ mal educado! Algo que no es pifia. Como esta Escuela tiene discípulos y adeptos en las dos poblaciones limítrofes al lugar de los sucesos, damos traslado a las siguientes cartas:

«San Andrés de Giles, noviembre 1º de, 1921

.

«Señor Joaquín Trincado.

Apreciable maestro:

« En contestación a su muy atta., fecha 31 y en la cual desea saber qué es lo que hay de cierto en Giles respeto a ese espíritu del inglés, diré que mucha gente ha ido de día y de noche; eso parecía una romería: el dueño se lo pasa de noche a caballo por el campo por temor a que lo roben, pues creo que le han desapa­recido algunas gallinas; los curiosos que han ido a la estancia dicen no haber oído nada: han ido policías, en fin, me dicen que el dueño dice que él siente que uno le habla, lo insulta e insiste a que desaloje el campo; que el espíritu se apodera de los chicos y ellos se ponen rabiosos; la señora también dice que siente ha­blar y que un día el marido desafiaba, porque creía ver quién era y solamente vió una mano muy colorada con un solo dedo.

«Algunos creen que son cosas de magia; dicen que el dueño en un tiempo supo estudiar la magia. Los curas han ido; el de Giles no ha oído. Otro de San Miguel se encierra en una pieza y dice que siente muchos ruidos dentro de las piezas.

«Muchos dicen que son los curas los culpables de esto; el caso es que muchas cosas se ocultan y los curas han prohibido que entre gente. El otro día llegó el corresponsal de «La Nación» y no lo dejaron entrar. Tres corresponsales de «La Razón» tam­poco entraron y por esto muchos se explican que los curas son culpables. ¿ Pero puede ser esto sin el espíritu ? Vd. lo estudiará y me alegrará saber lo que haya.

<<Queda siempre a sus órdenes y atto. s.

HUMBERTO J. TERRERY>>

.

 

« Carmen de Areco, noviembre 5 de 1921.

«Señor Joaquín Trincado. — Buenos Aires;

Estimado señor:

« Recibí sus cartas del 15 y 31, esta última pidiéndome que le diga algo sobre el fenómeno de Giles.

« El fenómeno ése es una verdad y según se dice por quien le ha visto, que cuando fue el cura de ésta, el espíritu corrió a todos en la capilla y con insultos los echó y les apagó las velas y otras demostraciones que ocultan cuanto pueden; pero se oye hablar y obra el espíritu sólo cuando están dos hijitos pequeños del pues­tero de la estancia. Ellos le sirven de médiums, pero le diré, señor Trincado, que en unas cosas exageran y otras las ocultan, pero de todos modos el fenómeno se produce».

<<No teniendo ésta otro objeto que poner en su conocimiento lo que antecede, espera siempre sus gratas noticias y queda de Vd. Atta. y S. S.

JUANA CARDOSO>>

 

Queda, pues, probado que el fenómeno es real. Más abultado, menos aclarado o con mucho encubierto, existe. La estancia en estos momentos está abandonada y no es esto lo que se propuso el espíritu que obró el fenómeno obrado, como dice en la carta breve mi consultada Cardoso. La de Terrery aun tiene más valor, porque confirma el fenómeno siendo casi profano en espiritismo, sin que sea del todo materialista, pero tampoco religioso; por eso acoge, aunque dudando, los rumores sobre magia y culpa a los curas por el hecho de ser ellos los que prohíben la entrada a los repor­teros y todos los que pueden estudiar el fenómeno, ¿ El motivo? No es otro sino su fracaso en sus exorcismos, misas y sacramentos, que descubren sus falacias.

Nosotros, en nuestro perfecto derecho, nos hemos interesado y nada, ni nadie, puede descubrir sus fines más que el espíritu protagonista. No hemos evocado a Rositer, pero hemos requerido a los consejeros del gobierno del espiritismo, bajo cuyo conoci­miento y orden o consentimiento solamente se operan todos los fenómenos de estudio y de justicia, y éste pertenece a los de justicia.

Estamos reunidos en consejo el lunes 28 de noviembre y nos es traído a posesión el espíritu del protagonista Rositer y archi­vamos lo que debemos de su confesión.

Un tanto libre en su lenguaje y ello hará más fe, desde que la médium tiene dos grandes garantías que la absuelven de cargos: mi cultura y educación y estar en consejo, en el que sólo los conse­jeros tienen voz y gobierno y sólo si ellos introducen un otro her­mano, por justicia y bien de la causa; lo que sucede muy raras veces y ésta en la segunda en 10 años que semanalmente se cele­bran sesiones de consejo.

Abierta la sesión (como de costumbre), no hay más que dos secretarios, dos asesores, la médium y vuestro servidor. La médium empezó a rechazar, pues no conociendo ella al espíritu que ha de tomar, o siendo de fluídos pesados, no lo tomará más que cuando alguno de los consejeros se lo envuelven para dejarlo en posesión; cualidad que expongo gustoso, para justificación de la médium, y no tanto por ella, cuanto porque sea lección para todos los mé­diums, y antes consientan hasta la desencarnación, que ceder a la mixtificación, pero jamás a la superchería a costa de todo.

Posesionada, pues, la médium dice:

«¡ Me han... jorobado...! ¿ Por qué me traen aquí entre gente grave? Y dicen que hay libertad... No pude divertirme como hombre, ni me dejan divertir como espíritu. Dicen que soy mal educado; yo no tuve colegio, pero la educación es otra. — ¿De modo que te diste cuenta de tu estado ? — ¿ Y si yo no te contestara ? ¿ Qué sé yo quién eres tú ? Aquí veo gente grave y a mí me gusta la alegría y... -Bueno es que estés alegre, por­que es la alegría la demostración de la tranquilidad de la con­ciencia. — Mira, tú razonas, contigo se puede hablar; y aunque yo estoy borracho, muy borracho, ya sabes que esto toca a la ma­teria y yo... no tengo ya aquel fardo, que no me sirvió tan mal. Sí... ¿ hermano ? ¿ maestro ?... ¿ juez ?... ja... ja... ja; tam­bién éstos están borrachos, Hum... se ponen graves... bueno... bueno... ¿Que diga juez, maestro o hermano?—Basta, her­mano. — Bien, hermano, pues; sí, me di cuenta hace rato de un estado.

« Dime, hermano Rositer, si no te es penoso, ¿ Puedes reco­nocer cómo desencarnaste ? — No me da pena; ¡ tantas veces lo hemos hecho ya !... — Bien, entonces, ¿ quién es el mal edu­cado ? — Los que lo llaman a otro. — ¿ Quieres decirnos todo lo que te has propuesto en estas demostraciones ? — En una palabra, sería divertirme; pero hay otras cosas.

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« Aquí trabajar mucho, pagar mal, y ¿ cómo aguantar ale­gre ? Pues poniendo a la materia siempre en pedo, nada siente. — Pero eso embrutece. — Sí, por eso me di a la bebida, y aunque la materia estaba en pedo, el espíritu tenía luz.

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«Yo di una broma primero; y como se pusiera serio mi pa­trón y me tirara un balazo, que no me hirió (ya comprendes que hablo después de ahogado ), dije: Anda, esto es divertido. ¡Pum!... y nada; ya tengo diversión; pero viene un fraile; esto ya no es broma. ¡Hum!.. Qué feo es eso tener que habérselas con un fraile, cuando uno ha sido fraile... y... ¿ una misa al que está en pedo ? Lindo, esto ya es divertido; a divertir, pues; tirón por un lado, pellizco por otro, gritos de borracho, insultos de hombre alegre, Cristos por tierra, apagamientos de velas y... corridas con volte­retas... Ja... ja... ja... ¡ qué divertido era aquello !. Pero, ¡ qué miedo( )! viene policía; hago ruido; tiemblo piernas vigilantes, y... un golpecito en brazo; cae machete: tirar revólver y corren y dan trabajo lavanderas; yo me divierto. Vienen curas, vienen frailes, yo recuerdo que soy fraile y allá cada burro come en su pesebre, pero no hay misa; rezan rosario. Padre nuestro... pobre gringo que morrió... la p............... y siguen pobre gringo que morrió ahogao... ¡ Mienten ! morrió en pedo. Y siguen: Padre nuestro... perdónalo... ¿ Cómo ? Que te perdone tu madre. Yo no debe nada; yo tomaba Wisky, lo bebía y lo pagaba; por eso trabajaba: no tienen que perdonar al gringo nada.

«De todos modos, hermanito, ¿ qué te has propuesto ?—Yo, divertirme a costa curas y frailes. — ¿ No has tenido en cuenta qué estudien los hombres en el fenómeno ? — Si no piensan. Antes C.... que estudian. Piensan que me llevaron al hoyo ¡ qué igno­rantes ! mi cuerpo lo llevaron, lo( ) enterraron, llovió mucho, yo reía y más reía; me dicen frailes: -—Pobre gringo, no piensas que morrió: no piensas que tienes castigo. — Si tengo castigo que no me dejan divertir, ni vivo, ni muerto: yo quiero farriar curas, frailes, policía y tontos. — Pero óyeme, hermanito, yo te he visto hace dos noches que llevabas en posesión una mujer por las calles de Giles... — Sí, yo buscaba cura; pero dejé pobre mujer, que tomaban por loca. — Entonces, ¿ por qué no te quedas en la ciu­dad y aquí puedes hacer muchas cosas y hacer correr las gentes ?

— Yo no gusto, porque tomarían loco al médium; yo sólo quiere farriar curas; en ciudad haría mal y yo no quiere traer mal.

— ¿ Y tu compañero ? — La p................Somos, amigos:

está más en pedo que yo.

« Vaya, yo me va. — Aun no, hermanito. — ¡ Ah ! ¿ Tú no te asustas ? — No. — ¿ Estos tampoco ? — ¿De quién tienen que asustarse ? — Verdad, yo no te hace nada; yo no te roba nada; yo no te insulta nada; yo quiere divertirme con curas; yo quiere enseñar que vale más un gringo en pedo, que un cura y sacramen­tos. — ¿Pero tuviste ese pensamiento ? — Yo no piensa mas que tenía que farriar contra religión, porque yo, teniendo luz, me equi­vocaron: fui fraile y me ha hecho delitos; quiero pagar y pago.

— Bien, Rositer, continúa tus trabajos. — Si no puede, porque ya me han llevado los niños y yo no quiere tomar grandes, porque toman locos. — ¿De modo que han retirado a los niños ? — Todos se han marchado, el patrón, puestero, todos dicen: El gringo, el gringo nos fastidió. — Entonces quiere decir que desde el pri­mer momento te diste cuenta de tu estado ? — Sí; en pedo está mi materia y el espíritu con luz; mi cuerpo sacaron del agua y llevaron, metieron en tierra, llovió mucho y se volvió barro. Pero yo, vivo estoy y frailes confirman...

« Yo se va y volverá.

ROSITER>>

Fue mucho más extenso y lo fuimos nosotros en juicios, consejos y estudios; pero lo expuesto es lo interesante a la explicación y confirmación del fenómeno, que tanto ruido ha hecho en esta Capital, donde todo se desea y nada se quiere, con algo de sacrificio.

 

 

Todo les ha de venir de arriba” en estas cuestiones; pero no les ha de contradecir nada en nada de sus errores y... educación... porque, entonces, el sofisma será la razón y la crítica ras­trera ( vulgo calumnia, porque calumnia es criticar de lo que nada entienden), y la crítica rastrera, repito, será el arma ofensiva que esgrimirán con odio y venganza, que nunca puede ser justicia.

Sí. La crítica de lo que se ignora es una calumnia, y la crítica, estando predispuestos contra la cosa calumniada, es una venganza ruin y cobarde y esto es lo que hacen los que critican al espiritismo, del que no entienden ni su constitución política.

En ese fenómeno de Giles, hay muchos fenómenos que son dependientes los unos de los otros; pero su mérito está en ser obrado por el espíritu de un hombre conocido en aquel pueblo de casi todos los conterráneos.

El temperamento del individuo ha coincidido con el de su propio espíritu; y sus burlas a los exorcismos, musas, frailes, poli­cía, etc., etc., ha puesto de manifiesta lo inútil de las falacias y patrañas religiosas: y queda absolutamente desmentido eso de « Todo un pueblo sugestionado» y la « Ilusión» y todas las tangen­tes de la maldad religiosa y cívico-social de los pseudo-científicos, que andan a la par, en ciencia, conciencia y espiritismo.

¿ Será sugestión el desarme de la policía? ¿Es ilusión el derribo de los bártulos sagrados de la falacia religiosa? ¿ Para qué han prohibido la entrada los curas y frailes, sino por ocultar cuanto más sea posible los hechos del espiritismo, que vence, descubre y derriba a la religión, a la falacia, a la maldad social, y se impone un solo espíritu aun en su semiletargo natural? Nada de lo que ha obrado Rositer, ha sido, ni puede ser desmentido, ni aun con actos de magia negra y roja, con lo que quisiera ahora confundirlos la iglesia católica, porque para este caso, como lo fue para el del cuadro de la calle Pichincha, esta Escuela, calum­niada por espiritualistas, católicos y materialistas, vela y no dejará lugar a la tergiversación de los hechos y rasgará cuantos crespones quieran poner sobre la luz.

El espiritismo es luz, fuerza, potencia y sabiduría, y por tanto amor. Como todo lo comprende ( )y todo lo domina, tiene por eso muchos detractores y enemigos, que por efecto de ser la característica del espiritismo el amor, mientras fue el tiempo de espera a que la justicia tomara su acción, retirándose el amor al viril de su mágico laboratorio, el espiritismo, de tanto sufrir, llegó a la tisis y la anemia en esta célula (que se llama tierra), de ese infinito cuerpo que se llama universo.

Hoy, el espiritismo está curado de su tisis y anemia de amor y se presenta como juez inflexible, representando un auto de juicio en cada fenómeno, y los enemigos, complotados, tratan de mixtificar, ya que no pueden evitar los fenómenos; y es porque saben en su espíritu que todo eso es la señal de su desalojo de este mundo: fenómeno que se está operando desde el 5 de abril de 1912, porque ya el espiritismo en la tierra, no puede tener de­tractores.

* * *

Ya estaba cerrada esta Cuarta parte de tantas altas ense­ñanzas y el texto en la imprenta. Pero es tan abundante el espiri­tismo en sus fenómenos, que nos ofrece hoy uno de esos que el gobierno del espiritismo opone a la inútil resistencia de los... ilustrados y pseudo-científicos, y no queremos negar a la historia hechos tan transcendentales que como éste dicen: Cree o revienta.

Recortamos y copiamos:

«LA RAZÓN» — Viernes 24 de febrero He 1922.

EN UNA CASA DE VALPARAÍSO SE PRODUCEN EXTRAÑOS FENÓMENOS

NUMEROSAS PERSONAS COMPRUEBAN LA REALIDAD DE ESTE SUCESO ASOMBROSO

Desde hace un mes una familia vive en constante zozobra, debido a la repetición de hechos Inexplicables — Los objetos saltan de su sitio, llueven piedras que producen considerables destrozos, y todo parece obedecer al ca­pricho de seres Invisibles — Lo que dicen los moradores y victimas — Un acto de experimentación y un negro picado de peste

TODO PARECE CUENTO, PERO PARA LOS TESTIGOS SE TRATA DE UNA INCOMPRENSIBLE REALIDAD.

.

Un hecho extraño, de esos que de tiempo en tiempo alucinan la imaginación de las gentes, acaba de producirse en Valparaíso, con la agravante de que en esta ocasión, al contrario de lo que ocurriera hace poco en San Andrés de Giles, los espíritus que producen la alarma, no parecen tan reservados como el del famoso irlandés de marras.

En esto caso, según el relato que hace sobre el particular «El Mercurio», de Valparaíso, en su edición del 21 del corriente, son numerosas las perso­nas que han podido comprobar la realidad del fenómeno.

Como no parece sino que viviéramos en un periodo de graves investi­gaciones psíquicas puesto que a las labores en que se hallan empeñadas las sociedades que te dedican a tal propósito, se unen ahora todos los que quie­ren darse el tono de vivir en conformidad con los últimos caprichos de la moda, cosa que también impera, en las especulaciones intelectuales, bien merece este asunto ser tratarlo con la misma amplitud con que lo han con­templado los diarios más importantes del vecino país, con el mismo inte­rés con que los diarios del Brasil se ocupan de las investigaciones psíquicas, y con el mismo buen humor con que los parisienses abandonan el tango para dedicarse al espiritismo.

Para no pecar de parcos ni de exagerados, vamos, pues, a limitarnos a la transcripción de lo que el mencionado diario chileno dice sobre este asunto que tanto ha conmovido a la sociedad portería del vecino país. Dice así El Mercurio”.

Ayer por la tarde, uno de nuestros redactores recibió la noticia de que el barrio de Playa Ancha, en una casa donde se han reunido últimamente algunos caballeros que hacen experiencias de espiritismo, estaban ocurrien­do fenómenos sumamente extraños, de los cuales era posible nos cercioramos personalmente. Por impulso de curiosidad nos trasladamos a las 18: 30, a dicha casa, deseosos de transmitir a nuestros lectores, con la más absoluta fidelidad, lo que nuestros ojos pudieran observar, y lo que nues­tros sentidos en general pudieran certificar.

Con natural incredulidad sobre fenómenos misteriosos, que no tienen una demostración científica, de comprobación física, llegamos como meros informadores o curiosos a verificar la pintoresca versión que se nos relataba. Dejamos al lector que piense como guste acerca del origen de los hechos que hemos presenciado; nosotros solamente nos concretamos a describirle lo visto y lo palpado.

La casa misteriosa está situada en la callo Atalaya, y tiene el número 6, La habita la familia del señor Germán Cornejo, empleado muy honorable de la Municipalidad, quien tiene apariencias de una persona perfectamente corriente. Acompañados de un amigo del señor Cornejo, llegamos a la puerta de dicha casa, tres redactores de este diario. Golpeamos y se nos abrió en el acto. Un caballero de buena presencia, de semblante amable, el dueño de la casa, nos abrió, invitándonos con cierta nerviosidad a entrar inmedia­tamente, diciéndonos:

— Entren, están ocurriendo las cosas más extraordinarias. Precisamente en esos instantes caen piedras y rueda por el suelo una infinidad de objetos.

Los ademanes del señor Cornejo eran los de una persona alterada por la impresión. En igual forma encontramos a la señora esposa a otra señora que los acompañaba y a varios niñitos, hijos y parientes, allí reunidos.

Lluvia de sorpresas

Al penetrar ni interior nos encontramos en el pequeño vestíbulo de la casa con un colega, que nos confirmó el aviso de los dueños de casa recomendándonos la observación más tranquila.

Sin darnos precisa cuenta al principio de los ruidos que en todos los ámbitos de la morada se oían, nos colocamos en medio de toda esa gente, que sin estar despavorida ni angustiada totalmente por el miedo, nos in­dicaba a cada momento y sucesivamente lo que iba desarrollándose.

Sentimos primeramente que un cuchillo, colocado en una mesa, caía al suelo, haciendo una larga trayectoria por el aire; pero no dimos importancia al hecho suponiéndolo casual. Enseguida, un formidable estruendo nos llamó la atención. En un pequeño cuarto de baño, había caído en la tina un objeto pesado. Entramos inmediatamente al departamento para ver lo acaecido, y nos encontramos con una jabonera en el fondo del baño. Dejamos abierta la puerta para observar desde el exterior lo que continuara ocurriendo, y a los pocos instantes vimos lo más curioso que pueda ima­ginar el lector: un utensilio de uso común se levantaba del suelo y caía tam­bién al fondo de la tina.

El hecho lo presenciamos dos o tres personas, quedando en nuestra imaginación una sorpresa indescriptible. La casa era en esos minutos, en apariencia, un recinto mágico, o cámara de prestidigitación, cuyo autor no acertábamos a comprender dónde se ocultaba ni con qué manos empu­jaba o lanzada los objetos.

Un caso asombroso

Lo más asombroso de todo lo que presenciamos fue, tal vez, la caída en forma de salto de un espumador de cocina, que hallándose en el centro de una mesa de comedor, situada hacia un lado del vestíbulo, cayó en presencia nuestra, y mientras nos encontrábamos todos completamente ais­lados de la mesa. Uno de nuestros compañeros vió caer una repisa, perfec­tamente enclavada en un tabique. Una sartén, metida en un cajón, saltó dos veces hacia el medio del cuarto, después de haberla dejado intencionalmente mente en dicho rajón, tomando la precaución de cerrar la puerta para que no se nos engañara por ningún medio.

Cómo repetidas veces cayera una botella que pusimos sobre el marco de una ventana, como si hubiera sido empujada desde el interior de la sala, pedimos al dueño de casa que nos permitiera examinar el aposento y ce­rrar las puertas de él, para colocar por nuestras propias manos un trozo grande de madera en la indicada ventana, con el fin de cerciorarnos si po­día caer al suelo sin intervención física alguna. Efectivamente, pasados al­gunos minutos, y estando nosotros a dos pasos de distancia de la ventana, el pesado tablón era lanzado hacia el interior de la sala, dejándonos abso­lutamente, perplejos; siguieron estos extraños fenómenos durante varios minutos; caían piedras, una jaba de alambres era lanzada desde el interior de un dormitorio de gallinas, con gran fuerza hacia el corredor de la casa. Acudimos allí a verificar el caso, y colocamos el aparato en su lugar pri­mitivo; pero al salir del departamento, una fuerza inconcebible lo lanzaba dos y tres veces hacia afuera.

Perfectamente tranquilos, habituados ya a la observación serena y minuciosa de loa hechos, todos los visitantes quedamos por largos momentos en el vestíbulo, aguardando nuevas demostraciones, pudiendo ver una serie no interrumpida de fenómenos indescifrables bajo el punto de vista lógico: un pan de jabón que caía de lo alto en medio del grupo; un florero que tambaleaba, un gran estrépito en un cuarto cerrado y deshabitado: una piedra que rodaba desde la puerta de calle por el zaguán hasta el sitio mismo en que nos hallábamos, etc.

Antecedentes de esos fenómenos

Preguntamos con interés a los habitantes de esta mansión desde cuando se realizaban estos fenómenos, y el dueño de casa nos explicó:

— Desde el día 22 de enero. Todos los días y a toda hora, solamente con pequeñas treguas durante la noche, se están produciendo, mantenién­donos en un estado de excitación insoportable. Hemos perdido parte consi­derable del menaje; los vidrios de la galería se han roto, a pesar de la red de alambres que hemos colocado por fuera para protegerlos; los servicios de mesa, las ollas de la cocina, los platos y todo lo que está suelto y puede ser lanzado, se derriba o os arrojado violentamente, quebrándose en pre­sencia nuestra.

— ¿Son Uds. espiritistas? —preguntamos a la familia.

— No, señor, nos contestan en coro. Yo he servido de médium, nos dice la esposa del señor Cornejo; pero hace ya muchos años que no me presto a ningún experimento de esta naturaleza. Yo, agrega el esposo, me siento fatigado e irritado por los perjuicios que esto nos acarrea. El fenó­meno será muy interesante para los hombres de estudio; pero a nosotros no nos preocupa sino la tranquilidad, que la hemos perdido en forma total desde el 22 de enero.

— ¿ Qué hechos sucedieron al comienzo? — le preguntamos.

— Uds. se resistirán a creer... nos dice el señor Cornejo: pero como ya han visto por sus propios ojos, les contaré: Una noche la del 22 de enero, nos encontrábamos en la sala conversando en familia. De repente se cayó un macetero colocado en una mesita de tres columnas. Sin espanto alguno, creímos en un movimiento del suelo y quisimos volverlo a su situa­ción. Entonces vimos que una de las columnas de la mesita que sustentaba el macetero, se desprendía de su sitio y oscilando levemente se ponía perpendicularmente en medio de la sala, como sí una mano invisible la pu­siera con gran cuidado. Les advierto que la columna es un poco más gruesa que un listón y su base de sustentación no tiene mayor radio que el de una moneda de veinte centavos.

Pues bien, desde eso momento empezamos a sufrir. Las piedras llo­vieron sobre el techo de la casa, y caían a intervalos sobre la galería, des­pedazando los vidrios. Mi esposa, presa del pavor, experimentó varios sín­copes, e igualmente la sirviente, que es esta niña de 14 años,, a quien se le ha golpeado en la espalda repetidas veces. Al día siguiente y en los sucesi­vos, han caído piedras desde el cielo del corredor, cerrado completamente, sin que nos haya sido posible explicar cómo han podido penetrar desde el exterior. Estas piedras y ladrillos han llegado a formar montones en este vestíbulo”.

Un herido

— ¿ Ninguno de Uds. ha sido herido por los proyectiles?.

— Si, esta señorita, que es mi sobrina, Un ladrillo le golpeó fuertemente encima del ojo, causándola una contusión con herida, cuyo rastro todavía conserva.

Efectivamente, la señorita mencionada, de rostro muy agraciado y de 18 años de edad, presentaba una huella sobre el párpado izquierdo.

Continuó la familia proporcionándonos datos de hechos que parecen inverosímiles y que no estampamos para no prolongar más esta información.

Sin tener ninguna explicación satisfactoria de los fenómenos descritos, y apartándonos de las afirmaciones que hacen en sus obras los estudiosos como Maetérlinek, sir Oliver Dodge, Allan Kardec y otros autores acorva de estas manifestaciones no circunscriptas a la comprobación cien­tífica pura, sino que bordean el campo de lo «incognoscible()», expresamos a nuestros lectores que la información anterior es el trasunto exacto y frío de lo que ayer pudieron ver varios periodistas que acudieron a certificar lo relatado.

Podemos añadir que la honorable familia de la casa de referencia solicitó hace varios días agentes de seguridad para investigar en los alre­dedores lo que pudiera haber, pero sin resultado alguno.

Por ahora, los fenómenos que acontecen son interiores y no tienen agente visible que los pueda producir.

Un experimento

Un conocido caballero, cuyo nombre no estamos autorizados para darlo a conocer, que ha hecho pacientes estudios sobre las ciencias psíquicas y posee comprobadas condiciones hipnóticas, tuvo anteayer conocimiento de estos fenómenos y, junto con un amigo y un médium, se constituyó en la casa indicada, afín de conocer por medio de Ios procedimientos es­piritistas, algo que pudiera dar la clave del misterio.

Dicho señor, con quien conversamos ayer largamente sobre este asunto, nos dijo que había logrado presenciar, también, muchos fenómenos como los observados más tarde por nosotros.

El «médium» que llevaba fue hipnotizado y su primer acto durante el sueño hipnótico, fue lanzarse sobre la pequeñuela empleada de la casa, con ademán de estrangularla, lo que fue necesario impedir a viva fuerza.

Según nos lo explicaba nuestro interlocutor, el «médium» obraba posesionado por el espíritu que dirige todos los fenómenos que se producen en la casa.

Un negro picado de peste.

Después fue sometida al sueño hipnótico la pequeña sirvienta, la cual requerida por el origen del fenómeno, dijo que veía a un negro picado de peste que la miraba con ojos amenazadores, y que se llamaba Julio. Inútil fue preguntarle mayores detalles de la visión, porque no pudo darlos.

Al despertarla, la chica dijo que sentía una terrible opresión a la gar­ganta, como si tratasen de ahorcarla, por lo que fue necesario someterla nuevamente al influjo hipnótico para quitarle esta idea.

Nuestro informante terminó diciéndonos que dichos fenómenos, por presentarse de un modo tan continuo y en tanta magnitud, ofrecen un extenso campo de acción para los investigadores de las fuerzas ocultas.

¿ Qué dicen los negadores ?. ¿ Existe o no existe el espiritis­mo ? ¿Todo eso será ilusión ?...

No queremos a estas alturas del libro comentar este cúmulo de fenómenos. Aplicamos aquí nuestras críticas anteriores sobre el fenómeno de Giles y los hechos del Ingeniero Cabañas; pero repetimos que ningún fenómeno puede ser obrado sin un instru­mento médium, y en casa del señor Cornejo lo había. ¿ Es su esposa? ¿Es esa niña de 14 años? ¿Es el mismo señor Cornejo?.. Aquí, el médium, ha obrado inconsciente, como en la generalidad de los fenómenos, y es aquí precisamente, donde deben ahondar esos que no encuentran «comprobación científica pura».

Ya hemos probado que el espiritismo es esciencia: sabiduría. Y ¿cómo quieren que se someta el más al menos? Apurad bien nuestro capítulo «Las ciencias ante el espiritismo», y todo lo po­dréis investigar. Y en los capítulos « Facultades del espiritismo », allí tenéis cómo se operan estos fenómenos. Pero tenemos que observar que: ese «señor » que no autorizó descubrir su nombre, diciéndose un investigador, no ha magnetizado a la niña de 14 años. La niña entraba en posesión del espíritu actor, su enemigo en espíritu y obraba hasta para «ahogarla» con las propias manos fldicas de la niña médium.

El sonambulismo obra muy diferentemente de la posesión y es hora de desterrar los términos « hipnotismo » y similares, porque son las armas peligrosas de los enemigos del Espiritismo Luz y Verdad, que, repetimos, lo presentamos puro y curado de la tisis que le causaron.

* * *

Otro más y van...

Parece que se empeñaran hasta los «descreídos» (¿? ) en que este libro sea lo que nos hemos propuesto: La piqueta del error y el faro que alumbre a todo el mundo, señalando un único camino, método, forma y práctica del Espiritismo Luz y Verdad.

Estoy corrigiendo las pruebas del presente capítulo y me llega un sobrecito incitante... Sí; me incitó sin que supiera por qué y me extrañaba yo mismo, pues no logran incitarme cientos de sobres que los carteros traen de todas partes. ¿ Por qué una incitación estando absorbido en la corrección de las pruebas de los fenómenos de Valparaíso ?

El espíritu se adelanta en los presentimientos y previene a la materia.

Corto el sobrecito y.... Leed lo que trae.

Para entera fe lo fotograbamos a la mitad de su tamaño.

«LA NACIÓN» 18 Marzo 1922.

COSAS RARAS Y CURIOSAS

He aquí una extraña historia ocurrida recientemente en Londres, de la cual han sido protagonistas personan de la más alta condición social.

El rector de una iglesia del barrio aristocrático de Kensington se disponía a salir del templo después del oficio religioso, cuando se le acercó una dama. Estaba muy agitada, muy inquieta, y le rogó que le acompa­ñase a un sitio cercano.

— Hay en este momento — dijo la señora — un caballero en trance de muerte. Esta preocupadísimo por el estado de su alma y desea viva­mente el auxilio espiritual de usted antes de morir.

El clérigo siguió a la señora sin pronunciar palabra. Un automóvil de alquiler los esperaba; en él montaron y a los pocos momentos se de­tenía el coche delante de un hermoso palacio. La dama, más inquieta cada vez, rogó al sacerdote que penetrara sin tardar. Saltó del automóvil el pastor de almas y llamó a la puerta del hotel. Salieron a abrir, y el sacerdote preguntó:

— ¿Vive aquí Mr. X?

— Sí, señor.

— He sabido que está gravemente enfermo y que ha enviado a una persona a buscarme.

El criado que había salido a abrir se mostró estupefacto ante la noticia y contestó que su señor se encontraba a las mil maravillas.

— Pero — repuso el clérigo volviéndose para buscar a la dama ¿ dónde esta la señora que venia conmigo?

Se quedó a su vez sorprendido y con la boca abierta: el coche y la dama habían desaparecido.

El criado no pudo menos de creer que el buen eclesiástico se había vuelto loco o era un bromista, y ya iba a darle con la puerta en las narices, cuando el dueño de la casa se presentó casualmente en el vestíbulo de su palacio, y al oír la conversación que sostenían el criado y el recién venido, quiso enterarse de lo que pasaba.

El sacerdote le puso al corriente de todo y le dio las señas personales de la persona que había ido a buscarle.

— No recuerdo conocer a nadie de esas señas — dijo elmoribundo — pero eso no obsta para que me conceda usted el honor de pasar.

Pasó el recién llegado. A los pocos momentos estaban ambos sentados en un saloncito.

El dueño de la casa dijo a su huésped:

— Es muy extraño que haya sido usted invitado a visitar esta casa de modo tan misterioso. Pero a la verdad, es que, aunque mi conducta es correctísima, tengo desde hace algún tiempo grandes inquietudes acerca del estado de mi alma, y tuve muchas veces el propósito de ir a verlo a us­ted para hacerle esa confesión y pedirle consejo. Ahora que se encuentra usted aquí, podemos dejar a un lado, si le parece, este incidente en virtud del cual nos encontramos uno frente a otro.

— Dejémoslo de lado si usted lo estima necesario.

— Sí, señor. Y comencemos esas revelaciones que descargaran mi conciencia.

Después de haber conversado durante una hora, los dos hombres se separaron, citándose para el día siguiente por la mañana en la iglesia. Pero, Mr. X. no acudió a la cita y el clérigo, intrigado, volvió al palacio en que había estado el día antes para conocer la causa de esa falta.

AIlí encontró, como el día anterior, al mismo criado, que dijo al ecle­siástico, lleno de pesar, que su amo había fallecido el día anterior, diez mi­nutos después de haber salido el sacerdote de la casa.

Muy emocionado, se hizo llevar el sorprendido clérigo al lado del di­funto, y lo primero en que tropezó su vista al penetrar en la estancia mortuoria fue, sobre un sofá, el retrato de la dama que había ido la víspera a buscarle a la iglesia.

— ¿Y esta señora? — preguntó el sacerdote al criado, indicándole el retrato.

— ¿Esta señora? — repuso el criado — Es la mujer de mi amo, que murió hace ya más de quince años.

¡ Gracias, hermano « Descreído»! No podía despreciar tan magnifico regalo, mas precioso que el más valioso diamante, y lo engasto en este rico tejido de fenómenos, y ya que guardáis anónimo vuestro nombre, imprimo fotograbado vuestro puño y letra como irrefutable prueba de que hasta los «Descreídos», cuando como vos, son francos, leales e ilustrados, reconocen mis doctrinas y a mi causa. Gracias.

Este fenómeno lleva consigo una partida de fenómenos, par­lantes, de efectos físicos y aportes con materialización, etc., etc. Pero como ya dejamos atrás explicado cómo obran los espíritus toda clase de fenómenos, aquí lo que más interesa saber es que los llamados muertos están vivos y obran; y que nuestros afines no nos abandonan y velan por nosotros y previenen nuestras cosas como cosas propias.

Si en todo momento encontraran los espíritus, médiums u propósito para obrar, estad seguros que nuestros deudos obrarían en cuanto la justicia del espiritismo se los permitiera; porque fuera de la justicia del espiritismo nada pueden hacer, porque por el amor consanguíneo evitarían hasta las enfermedades y me­nores contratiempos escritos en el destino de cada uno, y en vez de un bien, sería un mal.

Esa «dama» que obró esa sarta de fenómenos enlazados por necesidad del fenómeno realizado, supo encontrar médiums poten­tes inconscientes y adecuados y obró con matemática precisión lo que necesitó para la tranquilidad de la conciencia prejuiciada de religión de su amado esposo.

Por fin, en este momento y anotado en este libro ese fenó­meno, confirma rotundamente la última palabra del párrafo que cerraba este capítulo:

Sí. El Espiritismo Luz y Verdad lo presentarnos puro y curado de la tisis que le causaron sus prevaricadores. Lo que vamos a estudiar en la última parte.

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