CAPITULO NOVENO
LA PATRIA DEL ESPIRITISMO

«Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todo, los que existen; pero la creación sigue y no se acaba”, se lee en el testamento secreto de Abrahán; y como hemos expuesto bastante claro la Paternidad de los espíritus, se entiende bien que la patria de los espíritus es todo el universo.

La argumentación en este punto, no es muy necesaria en cuanto a confirmar la verdad y sentar el axioma porque las leyes universales son indestructibles.

Por otra parte; algo se ha adelantado en este punto con la obra de Camilo Flammarión, donde, aunque hipotéticamente se vislumbra la pluralidad de mundos habitados» y «Pluralidad de existencias».

Nosotros, en las obras citadas atrás, hemos estudiado lo suficiente esta materia y aun aquí hemos dado nuestras visitas a mundos donde hemos estudiado hasta su vida íntima. Pero en nuestro archivo y para confirmación de todo, hay más de 11.000 comunicaciones de espíritus maestros de otros mundos que, con sus nombres, sostienen esta verdad y las grandes enseñanzas que trajeron para que nosotros pudiéramos escribir el «Código de Amor Universal» para el gobierno del espiritismo, que a ellos les incumbe como a nosotros por la solidaridad firmada ya, de este mundo regenerado, que por el acto de justicia que describimos en «El Espiritismo en su Asiento» pudo ser reconocido en su mayoría de edad y admitido en el concierto de los mundos de luz.

Cuando los hombres quieran ( repetimos aquí ) les daremos aquella gran obra de los espíritus maestros, que formará 12 grandes tomos, con el título: « Filosofía Enciclopédica» y « Año Espiritista» , con lectura y estudio inacabable para todos los días del año.

Si nosotros tratáramos en este libro de convencer a los hombres tendríamos todas las argumentaciones necesarias e irrebatibles; pero ya hemos sentado que nadie convence a nadie, sino que cada uno se convence a sí mismo, cuando su grado de progreso le da la convicción. Mientras no es así, son inútiles cuantas pruebas se le den y ni aun los fenómenos más acabados los convencerán. Encontrarán siempre sinrazones que a él le parecerán razones para combatir y es tiempo perdido para aquél, aunque muchos otros lo aprovecharán.

Por esto nosotros, sin tener para nada en cuenta la convicción de los otros, decimos la verdad axiomática para señalar el camino que lo seguirán los que puedan; pero ya nadie podrá alegar ignorancia de nada, ni en las funciones de la naturaleza ni en la composición del hombre como Macrocosmo y Microcosmo ni en el valor y procedencia de las ciencias, ni en la procedencia y fraternidad de los espíritus, cuya paternidad única confirma inexorablemente que la patria del espiritismo es el universo infinito, sin que pueda ser extranjero, ni extraño, en ningún mundo el espíritu.

Mas téngase en cuenta que, si no es extranjero ni extraño en todo el universo, por la ley de las armonías y por la de gravedad no puede entrar en todos los mundos, sino en aquellos a que su progreso alcanza. Pero no queda huérfano de aquellos a que él no puede ascender, porque por amor y por ley, descenderán aquellos a él vistiéndose de la atmósfera correspondiente a la gravedad del mundo a donde vaya.

Son bastantes estas razones para llenar su papel este Capítulo, que aquí no tiene más objeto que hacer completo el libro, que destinamos a que todos los hombres de la tierra tengan un solo modo de estudiar, entender y practicar el espiritismo, sin equívoco posible.

Como está sobradamente probado que la patria del espiritismo es toda el universo, debemos argumentar algo sobre la patria del hombre, que pertenece aquí y es de gran necesidad en este tiempo de confusión Babilónica, donde el fanatismo patriotero llena de odios el mundo, y queremos matar el patrioterismo y consagrar el amor patrio, que es un tópico primero, que el espiritismo pone a cada familia de cada mundo y por ese amor patrio hemos de ver el microcosmo del amor universal ascendente.

PÁRRAFO II

EL PATRIOTISMO ES LEY INELUDIBLE

Millones de puños vemos levantados amenazantes por el epígrafe de este párrafo. ¡Cuánto valor se necesita para decir una verdad!.. Millones también de sonrisas se nos muestran de los patrioteros, como celebrando un triunfo que no esperaban, y creen derrotados a los que nos amenazan, porque cuando ellos maldicen las patrias y gritan el amor universal, nosotros, que más que ellos somos universales y borramos las fronteras, sentamos aquí que «El Amor Patrio es Ley ineludible». Contradicción, ¿verdad ? Pues, bajad vuestros puños los unos: no sonriáis aún sin conciencia los otros: no juzguéis tan ligero los que veis contradicción, porque no la hay; y en nuestro amor patrio, veréis deshechos a los patrioteros, borrada las fronteras y convirtiéndose todo el mundo en una sola patria; y, «E pur si move », y sin embargo, persistirá en cada uno el amor patrio y a la patria chica, sin que sea posible al más despegado, ni a la ley más brutal o más sutil, borrar de mí, mi amor a la tierra que me dio sus moléculas, que las llevo en mí, y ante toda ley, impera la de afinidad, que atrae a mis moléculas.

Desde luego, esos que levantan los puños protestando, porque a las alturas que esta el anarquismo, nosotros, Comunistas de Amor y Ley (que les hemos de ganar a todos la batalla ), consagramos el amor a la patria chica, esos que protestan, digo, nos engañan y se engañan ellos mismos: quieran que no quieran y acaso mucho más que los patrioteros, aman a su patria chica. ¿ Verdad que sí, anarquistas? De lo que protestáis vosotros es, de lo que nosotros condenamos sin levantar los puños; pero, levantamos el espíritu, para tener valor de decir la verdad y señalar a los patrioteros, que os hicieron a vosotros renegar, tal vez de los gobiernos y seguramente de un régimen de injusticia y supremacía; pero de vuestra nacionalidad no y de vuestra tierra natal, menos: aunque hayáis sido expulsados por vuestras ideas, no fue la tierra, no fue la nación: fue la plutocracia, que os temió, y vosotros quisisteis confiar al puño, a la fuerza bruta, vuestra defensa, y eso pertenece a la materia, que en ley, triunfa el más malo, el más sinvergüenza, e1 más astuto, que serán siempre los que no trabajan. ¿ Verdad que yo se ha aflojado vuestro puño? Y vosotros, patrioteros, que reíais, ¿verdad que os habéis puesto serios y mustios ? Es que ninguno de los dos teníais razón, ni sabéis lo que es patria, ni amor a la patria, ni sois patriotas. Y si no sois patriotas, ¿cómo podéis ser compatriotas con los de vuestra nación ? Y si no sabéis, amaron como con nacionales, ¿dónde encontraréis vuestra raíz para llamaros comunistas, que exige el gran quinto amor universal?; ¿No veis con qué fina piqueta sí ha destruido vuestro quimérico castillo? Buscad cuantos sofismas queráis y no podréis rebatir que, sin ser buenos patriotas no podréis ser buenos comunistas universales.

No hacemos aquí más que sentar los axiomas necesarios, porque hemos escrito a este respecto un libro entero, titulado: « Los Cinco Amores», que ya va a la imprenta, y allí encontraréis atomizadas todas estas grandes cuestiones empezando el estudio en el hogar y elevándonos hasta « La comuna universal», o quinto amor perfecto, pero perfectible siempre.

Estad seguros que el amor a la tierra en que hemos nacido, es ley ineludible y no es posible borrarlo ni después de la desencarnación.

Y se explica, además de por la ley de afinidad, por la lógica razón del conocimiento. Porque es una verdad irrebatible, que el objeto amado tenemos que conocerlo. ¿ Y que mejor podemos conocer que aquella tierra donde nuestros ojos se abrieron a la luz y nuestra infancia se desarrolló entre los arrullos de nuestra madre y los juegos de nuestros amiguitos y donde nacieron nuestros primeros afectos? ¿ Seréis capaces de borrarlos ?

Lo que sí hace falta es, que la educación patria no sea supremática ni de odios. Que no oiga el niño Argentino, que el Chileno es peor que el Español; no oiga que el Francés es menos que el Alemán; que el Inglés no se tenga por más cachafaz que el Norte Americano.

La máxima para todos sería: No hay hombre diferente a otro hombre, ni patria que no necesite de las otras patrias. He aquí con qué poco se puede sembrar una única moral cívica.

Es cierto que, mientras haya religiones que salven a los suyos y condenen a los de las otras, no se podrá dar esa enseñanza universal, y por esto nosotros anulamos a todas las religiones con sus dioses y como sentimiento suficiente al hombre, le decimos: «Ama a tu hermano»; y como adoración en toda la patria del espiritismo, se le enseña al hombre: Venera al( )Padre Creador, que está en ti mismo, porque tu espíritu es una partícula de Él.

Y sea tu templo el universo; el altar, el corazón de tu hermano y el sacerdote, tu propia conciencia. ¿ Acaso tendréis esto por místico ? ¿ No veis que esto basta para la unión de todos los hombres como si fuera una sola familia, ( )porque tendría un solo tópico?

( ) Nosotros, Espiritistas-Racionalistas-Comunistas, sabemos que al Padre Creador, le agrada el amor de sus hijos a la tierra que los vió nacer, porque está dentro de la ley.

Es cierto que el amor de patria es más pequeño que el amor universal; pero ya es el gran cuarto amor, al que hemos ascendido del amor regional, y a éste ascendemos del amor ciudadano, el que nace del amor de familia, que es el más imperfecto, aunque lo creáis el más sagrado; todo lo cual lo entenderéis en nuestro libro «Los Cinco Amores».

El peligro del amor de patria está en los patrioteros vividores de la patria, a la que empobrecen, porque en general nada producen y son mal educados por los otros vividores y hacedores de clases privilegiadas, esclavas las unas de las otras; y para conseguir ellos, los religiosos, vivir de todos, hacen patria de la religión, que necesita patrias reñidas, patrias que se odien, lo que no necesitamos argumentar, pues la lógica de sus propios hechos lo confirman.

De la maldad y odio de esos vividores y patrioteros, convenceros en el juramento religioso de «Los Caballeros de Colón », que encontraréis en « Los Cinco Amores».

Nosotros, Espiritistas, que proclamamos una sola patria del espíritu en todo el universo, proclamamos también una patria sola de todo el mundo: pues hemos sentado: «El Universo Solidarizado », « El Mundo todo Comunizado ». Pero entendimos la ley de ascensión, sabemos que no es posible la patria grande sin patrias chicas, y nos propusimos reunir grupos de patrias chicas, formando un gran núcleo de lo más homogéneo.

Sí: en estos momentos se está firmando por nuestro intermedio y nuestro esfuerzo la unión fraternal de todas las naciones de habla y raza Española, porque así nos lo señaló la justicia de nuestra doctrina y tuvimos como testigo de nuestra ecuanimidad, la historia.

También de este acto, el primero y fundamental de la Paz y la unión de todo el mundo, hemos sido tachados de políticos y( ) no podíamos ser espiritistas, dijeron los espiritualistas. ¿ Cómo no lo habían de decir, si ellos son esclavos servidores de la religión, que necesita la desunión de los pueblos ? Ellos, los pobrecitos que a todo cantan humildemente «Domine non sum Dignum», no pueden comprender que nadie sea digno de ser hombre, como el espiritismo exige y que nada prohíbe al hombre más que ser indigno.

También fuimos observados por algunos buenos adherentes de esta Escuela, al pretender tomar parte ésta en algunas manifestaciones nacionales; pero es que no comprendieron que buscábamos a la vez que la exteriorización pública, recabar el reconocimiento social y cultural, lo que se consiguió. Pero entre la observación de los adherentes y la calumnia de los espiritualistas y los anarquistas, hay la enorme diferencia de que en éstos, es su odio y despecho contra la Escuela y su doctrina, que la ven cumplir su deber y triunfar en todos los campos; y en aquéllos, la observación, aunque tiene parte de prejuicios, es más el miedo de un fracaso y el temor de que se manche con las miserias políticas, lo cual vieron luego satisfechos y se convencen de que el espiritismo tiene medios, ciencia, fuerza y sabiduría para entender en todo y ordenarlo todo.

El espiritualismo, como «Domine non sum Dignum», es indigno de todo. Y el anarquismo, como es híbrido, no da frutos. Sí, pues, es ley inexorable el amor a la patria chica y nadie puede evitar ese sentimiento natural.

Las nacionalidades, por el etnicismo, son una ideación de las leyes de afinidad o magnéticas, para el gran bien de ir expansionándose y cruzándose, para ir fundiendo los etnicismos y las diferencias, con la paulatinidad de las evoluciones naturales y humanas, que lo consiguen sin violencias.

Las violencias jamás son ocasionadas por los verdaderos patriotas, que no se registrará un solo caso de ofensiva por ellos a nadie; pero jamás se echan atrás en la defensiva, de lo que está llena la historia de loa héroes.

En cambio, los patrioteros, sólo tienen palabras y hechos ofensivos, que ocasionaron siempre las catástrofes nacionales y mundiales, cuya supina prueba la tenemos latente en la vergüenza de esta hecatombe mundial y social. Pero en tocando a defender la dignidad, como «Domine non sum dignum», cometen la indignidad de quedarse invocando al dios de las venganzas, en lo más escondido de su casa, mientras los patriotas se ven obligados al sacrificio, por la defensa de la dignidad, ofendida por los indignos. ( )

La patria chica, en fin, es una representación de los mundos del universo, en el que cada plano es una nación; cada nebulosa una provincia: cada sistema una región; y cada mundo una ciudad. Que si todo se enlaza bajo una sola ley y gobierno, cada ciudad o mundo atiende, por deber ineludible, primero a sí mismo, como acontece en el sagrado del hogar de la familia.

Seamos, pues, muy buenos patriotas si queremos ser mejores ciudadanos universales y formaremos la gran Patria Universal, bajo un régimen único del espiritismo.

Estos días son de gran movimiento para la plutocracia: se ve en todos ellos un intranquilo movimiento, exento absolutamente de patriotismo. Porque no puede concebirse patriotismo donde se cabildea en secreto, a la sombra, a espaldas del pueblo, que acaba de desbaratar todos los conciliábulos de los farsantes politiqueros, reunidos en conferencias y ligas, donde cada uno desconoce la equidad y la justicia; y eso es patrioterismo: politiquería funesta, emanada toda del Buzón de Crímenes, con el que todos ellos están identificados y son serviles de sus macabras teologías, pero malos servidores de las austeras filosofías de los pueblos, a los que dicen representar, que no es verdad, porque esos mismos pueblos, protestan.

Se han reunido para el desarme; y resulta que cuatro potencias se alían, que podrán disponer cada una del armamento de las cuatro. ¿ Qué nos importa con eso, que cada uno limite la construcción bélica en un 30 %, si cada uno podrá disponer de cuatro veces más que lo que tiene ? ¿ Es esto justicia ?

Otro, intriga bellacamente contra quien, en momentos aflictivos, le tiene piedad, creyéndola arrepentida de sus... hipocresías anteriores; y mientras consigue del hidalgo lo que le pide, prepara la denuncia un modus-vivendi, y de esa nación reciben armas los incivilizados, para un golpe menguado y traidor, combinado con la visita de un Rey, a un Sultán, cuyo Rey debería substituir en el protectorado a otro. ¿ Eso es patriotismo ? Eso es patrioterismo, que siempre es traición a su misma patria.

Hemos observado también, a los literatos del periodismo, comentando todos estos puntos, que los condenan: pero « no rematan », no señalan la causa del efecto. Es que no son espiritistas; y como los espiritualistas, se hacen comodines, convenientistas, y a menudo, aun invocan a Dios, con lo que también se confiesan serviles de las situaciones y malos servidores de las causas claras y definitivas.

Si todos fueran buenos patriotas, encontrarían siempre soluciones saludables, morales y equitativas y las guerras no podrían tener lugar; porque el que ama a su patria, no puede prepararle una guerra; y si tiene que luchar en su defensa, triunfa siempre, o se corona de inmortalidad en la historia, como los Numantinos.

El patriotismo es del espiritismo, y lleva el progreso en ciencias, vituallas y moral, por deber.( )

El patrioterismo es del espiritualismo, que encarna todas las religiones y lleva la intriga, la venganza, la guerra y la prostitución en todas las cosas, por odio a la justicia.

El patrioterismo cierra las fronteras por egoísmo. El patriotismo abre las fronteras y da franquicias y libertad al hombre de progreso y busca y consigue la fraternidad humana, preparando una única moral, para un solo gobierno de amor y justicia, el que sólo puede ser el espiritismo luz y verdad.

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