PÁRRAFO V
LA VIDA VERDADERA O RACIONAL

La vida verdadera es la vida, racional, y por lo tanto, ésta es de los hombres exclusivamente en el mundo y los mundos vegetativos, porque el hombre lo es por el espíritu.

Todo vive, todo se transforma, todo progresa y todo procrea: pero nada que no sea el hombre razona; y ni aun el hombre dúo razona, sino cuando es trino, porque sólo entonces puede decirse que es hombre.

El mineral reúne sus moléculas y toma cuerpo; la semilla vertida en la tierra, se desarrolla, hecha raíces, crece el tallo, se viste de hojas, hace flores y sazona frutas; los animales se buscan y se unen machos y hembras, se ayudan y se multiplican por su ley; pero, aunque ellos se perfeccionan, no cambian la faz de la tierra embelleciéndola y saneándola, porque no les es dado el raciocinio; pero el instinto, les es congénito.

Unos animales nos muestran la fuerza y otros la astucia; unos la nobleza, otros la perfidia y otros la inocencia; y entre todos, con todas sus cualidades, no llegaron a formar las facultadas del hombre, porque no tienen el raciocinio.

El reino vegetal elabora sus frutos y nos muestra sus bellezas; y entre todas esas bellezas, colores, armonía y aromas, no son capaces entre todas las infinitas variedades, de juntar la fortaleza del hombre, ni de igualar las bellezas, delicadeza y fragancia de nuestras compañeras; no tienen el raciocinio. Ni el lenguaje todo de todas los reinos, desde el rugido de la fiera hasta el delicado canto de los pajarillos, es capaz de medir una nota musical por un tiempo marcado en la pauta de un pentagrama; es que no tienen raciocinio.

Y, sin embargo, todos reciben la vida del mismo centro; todos se bañan en el mismo éter y se componen en la vida animal de las mismas partes del hombre; cuerpo y alma; y ejercen con el hombre las mismas funciones que no son intelectuales; y siendo mas poderosos que el hombre en fuerza animal, no son capaces mas que de llevar, algunos, una carga; pero para eso, ha de ponérsela el hombre. ¿En que consiste esto? No consiste mas que en el raciocinio que el hombre tiene y ellos no poseen. Luego la vida, en realidad es, del raciocinio del hombre.

Pero el raciocinio, que sólo lo tiene el hombre, ¿qué es y de cual de las partes del hombre, puesto que los anímales tienen cuerpo y alma como el hombre y no tienen raciocinio?...

Sería curioso hacerle contestar (después de este razonamiento), a uno de los negadores de la vida del espíritu. ¿Qué podría contestar sino, forzosamente, que el raciocinio era del espíritu? De sobra es decir, que toda otra contestación sería una sandez y se acusaría a sí mismo de animal, sin serlo, porque no puede dejar de ser hombre y no lo puede ser sin el espíritu.

Es, pues, el raciocinio, del espíritu; y no lo tienen los animales, porque no tienen espíritu, aunque se bañen y sean regidos por la ley del espíritu, como todo el Universo.

Lo que hay es, que el espíritu hace al hombre racional, le está mandado regir la creación y ser creador con la ley del Padre, (creador del espíritu y de la ley) y que es la misma cosa con El; y dispuesto para la continuidad de la creación eterna en el infinito Universo, no podía dejar de dotarla de todas las potencias necesarias a la obra que le encomendó una vez, para siempre jamás; y la primera facultad, necesariamente, es el raciocinio, con el que debía distinguirse y triunfar de todas las fuerzas contrarias; que no son contrarias por la ley, pues ésta es la misma para todas las fuerzas; pero por su grado de progreso, unas son negativas y resisten a las fuerzas positivas, porque una es pesada y opaca por su rusticidad y la otra ligera, pero sutil, porque es luz; y al fin, penetra la positiva en la negativa y extrae, por su fuerza, de las masas negativas, las partículas que va purificando por su trabajo racional y acabara por no dejar mas que escorias, pero no sin valor, porque el espíritu extrae en sabiduría y ley, todas las partículas que le son asimilables y deja a las otras seguir su curso de incubación, para que formen otro cuerpo, aunque sea mineral y por la acción del espíritu universal, eterno fundente, el éter, con la ley de afinidad y su agente la de justicia, reunen en un punto dado, aquello que el espíritu creador del hombre, que obra con el autor de su ley, en la ley de amor, reunen -- repito, -en un punto dado, lo dejado por el espíritu, y con esos residuos, forman otro cuerpo que servirá de nuevo al raciocinio del espíritu; y así sigue la vida eterna y continuada, sin quedar nada inútil en todo el infinito, debido únicamente al raciocinio, que sólo es del espíritu en el hombre, lo que lo pone por ley, sobre lodos los reinos de la naturaleza, porque así es la voluntad del creador universal Eloí, su padre, que lo instituyó continuador de la creación, y por esto, el espíritu, es creador; pero tiene que manifestarlo en vida tangible, en formas y bellezas; y para eso no tiene mas remedio que expatriarse, por períodos, de su verdadera patria y encerrarse en el alma de un cuerpo humano.

He aquí expuesto, para los hijos de la comuna, lo que es y de quien es el raciocinio y las obras que ejecuta en ley de amor; y raciocinan todos los .hombres aunque sean dúos y aunque sean sólo unos, es decir, cuando ya reconocen que el hombre se compone de cuerpo y alma racional, aun cuando sólo viven con el cuerpo y, siendo hombres, ejercen actos de que no son capaces las fieras con sólo el instinto, que es lo que da la vida natural.

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