ALFAQUI VADEMECUM

CAPÍTULO I
ELOÍ

1) DISCÍPULO.-¿Quién es Eloí?

MAESTRO.- Eloí es el axioma universal nombre en el que, todo el universo evoca la suma omnipotencia, la suma sabiduría y el sumo amor; es el creador universal del cosmos, cuyo pensamiento eterno es la creación que vibra en el éter que todo lo envuelve, como alma eterna; es el progenitor de los espíritus, que son su voluntad para la acción de la vida demostrativa, eterna y continuada. El es la ley única de amor, de la que nacen todas las demás leyes que el espíritu ejecuta fatalmente, sin que nada ni nadie pueda esquivarlas, y todo reconoce a él, como único santo, único sabio y único divino y como el autor único del universo.

2 D.- ¿Dios no significa lo mismo?

M.- Dios no es nombre que cuadra universalmente al incomprendido infinito, en todos sus atributos, sumos y únicos. Dios, es el primer nombre que se les da a los hombres en los mundos de expiación; y es sólo el primer escalón para llegar al nombre de Eloí, pasando por los grados de sabiduría necesaria a su conocimiento; y los hombres, durante los 6 días de trabajo y equívocos, no pueden concebir la grandeza de Eloí; por lo que, primeramente, se le da el nombre de Dios; más tarde se le dió el de Jehová, porque los hombres hicieron muchos dioses y con el de Jehová se anulaban; luego según avanzaba el conocimiento y la razón, se le dió el nombre de Padre, porque ya significa veneración, respeto y amor; y al llegar el juicio y firmar la solidaridad con el universo, éste descubrió y nos dió el nombre universal de Eloí.

3 D.- ¿Según esto no es propio el nombre de Dios para Eloí y no representa la suma santidad?

M.- Así es efectivamente; y porque Dios, Jehová y otros nombres, no encuadran plenamente al creador, se derogaron todas las leyes, doctrinas y credos, que eran sólo pequeñas partes de la verdad eterna y se da hoy sólo el nombre de Eloí, con sólo la bandera comunal y el común credo espiritismo; bandera y credo únicos en todo el universo infinito, con cuyo nombre de Eloí, le reconoce todo ser que vive en la ley de su padre; y este nombre de Eloí, sólo lo pueden ostentar y pronunciar los mundos que ya sufrieron la justicia y sus hombres y espíritus fueron justificados y reconocidos por mayores de edad.

4 D.- ¿Eloí es el legislador y renueva las leyes según el progreso de los mundos o de los hombres?

M.- Eloí, no es el legislador; él es la ley; no puede renovarla, ni para un hombre, ni para un mundo; es siempre la misma ley de amor inmutable y no se puede comprender, ni considerar el amor, como ley, fuera del amor, porque el amor y Eloí, es indivisible; por lo que, no es legislador, ni eternamente renovó su ley.

5 D.- ¿Pues cómo me ha dicho el maestro que hoy se renueva la ley en el mundo?

M.- También he dicho, que se le dieron al hombre varios nombres, cada vez en ascensión; lo que indica que quien se renueva es el hombre, progresando cada vez más; pero cuando se llega, como ahora, a la mayoría, se les da ya la verdad desnuda, en la que estudiando eternamente, concebirán mejor cada vez, pero comprenderla, saberla, jamás; eso es sólo atributo de Eloí.

6 D.- ¿Y cómo siendo omnipotente y omnímodo no puede renovar la ley? ¿No es esto no ser omnipotente?

M.- Esta es precisamente la suma sabiduría; existir en la eternidad, sin principio ni fin; sin variar su plan y por consiguiente su ley, sujetándolo todo a su designio de la eterna creación; renovándose el infinito en todo momento, siempre en ascensión hacia la perfección eternamente ideal, siempre con la misma ley, desde el mundo embrionario hasta el centro vibratorio; y si variara su ley para cualquier acto, entonces, ni sería el sumo sabio, ni el sumo poderoso, porque demostraría equivocación y ésta, sólo es de los hombres; por lo que decimos, que renovamos la ley, para la buena comprensión de la mente humana; pero el espíritu sabe, que lo que se renueva, no es la ley, sino el hombre, que progresa.

7 D.- ¿De modo que la omnipotencia omnímoda de Eloí, se basa en la eterna invariabilidad? M.- Así es; y hasta el espíritu su hijo es invariable, aunque progresando, parece variar; pero lo que hace es progresar; lo que no es variar.

8 D.- ¿Cuál es el modo de concebir la mayor grandeza de Eloí?

M.- El modo de conocer la mayor grandeza de nuestro progenitor es “conocerse a sí mismo”, y de este conocimiento, sumar la grandeza de todos los seres y cosas del universo y entonces se percibe (lo que cada uno es capaz de comprender) a Eloí, sabiendo que, entre toda la creación eterna e infinita, no alcanza a su grandeza, omnipotencia, sabiduría y amor, que es su atributo.

9 D.- ¿Eloí castiga y perdona a sus hijos?

M.- Eloí, no castiga ni perdona a ninguno de sus hijos; primero, porque no podemos ofenderlo; pues pensar que lo ofendemos, es rebajarlo a nuestra condición (cosa imposible); y el castigo impondría mengua a la entera libertad que nos dió y sería negar su atributo de amor, con el que domina el universo: segundo, porque estableció sus leyes, que han de cumplirse en libertad y voluntad y se cumplen fatalmente; y tercero, porque perdonar, no es justicia y está mandado pagarse mutuamente las deudas, “hasta el último cornado” y esto es amor, entre los hombres, únicos que son capaces de ofender y recibir ofensa.

10 D.- ¿Y entonces, por qué el sufrimiento de los hombres y quién lo da?

M.- Tenemos la conciencia, por único juez; y esta sufre o goza por el bien o el mal que hacemos; y cuando ésta despierta a la luz de Eloí, ve claramente el daño causado a un semejante y sabe, que en aquel estado, se encuentra fuera de la ley única de amor y se avergüenza de llamar a su padre, que le mandó únicamente amar: de aquí los sufrimientos, hasta que paga las deudas, en buena ley, a quién dañó y entonces adquiere el perdón de su misma conciencia, y se pone en armonía con su ofendido; entonces goza y puede llamar a Eloí su padre, por lo demás, no hay gracia de perdón entre el creador y su criatura, ni premio, ni castigo, más que los que nosotros mismos nos proporcionamos.

11 D.- Pero, ¿cómo comprendemos entonces las postrimerías de muerte, juicio, infierno y gloria, que hasta hoy nos han horripilado?

M.- Ya he dicho, que en el juicio de mayoría, se renuevan todas las leyes, doctrinas y credos; pero añado aquí, que esas cuatro postrimerías, son sin fundamento y fuera de la ley de amor, e hijas solamente de las religiones que pasaron; mas la muerte no existe, ni para la materia, el juicio, sólo hay uno; el de mayoría, en cada mundo; porque, el de cada uno, se lo hace él mismo en su conciencia; el infierno y la gloria, es el sufrimiento o goce de la conciencia, que será igual al bien o al mal que uno ocasione a sus hermanos.

12 D.- Sin embargo, han sido desalojados y expulsados, muchos de los que en la tierra estaban. ¿Esto no es un castigo de Eloí?...

M.- No sólo no es un castigo, sino el extremo de la ley de amor; porque son llevados a los mundos de su afinidad, con sus iguales, según su voluntad, porque se avergüenzan de su desnudez y niebla, entre los que se han vestido de virtud y luz de sabiduría, por el amor, teniendo los mismos medios y ley; y si sufrieron vergüenza en el juicio, no era la culpa de la ley, que no sólo no quiere ni puede castigarlos; sino que hace como el buen padre, que aconseja al hijo díscolo y rebelde, que reúne a toda la familia para hablarles a todos de su amor y que oigan sus enseñanzas y les pone delante, los beneficios y los perjuicios que obtendrán obrando de uno o de otro modo y lo hace para que aun los que se marchen del hogar en voluntad, sepan toda la verdad de la ley; y... que volverán, quieran o no, a la casa paterna; no importa el tiempo que tarden; tienen libertad para hacerlo cuando quieran; pero la ley, es inexorable; y sin ser culpa de la ley, el rebelde, en espíritu o cuando hombre, sufrirá los remordimientos o las satisfacciones de su conciencia y siempre la ley es la misma; pero por el estado de la conciencia, unos sufren, en tanto que otros gozan.

13 D.- ¿De modo que Eloí nada impone al hombre?

M.- Sí, un solo mandato, en el que resume toda su ley y en el que se refunden todas las leyes habidas y que haber puedan en todo el universo, cuyo mandato es: “ama a tu hermano”.

14 D.- ¿Y qué adoración debemos, dónde y en qué forma a Eloí?

M.- La adoración a Eloí, nada a él lo engrandece; es a nosotros que nos engrandece, porque, por ella llegamos hasta él y nos podemos contar como sus hijos cumplidores en su ley, por la que lo concebimos mejor para rendirle justo homenaje y reconocimiento; pero la adoración, no puede ser (y así es pedido por la ley) más que en la verdad del espíritu; sin fórmulas, ni rituales y con la misma confianza que al padre le contamos nuestras cuitas, nuestros adelantos, nuestros amores y todos nuestros secretos; sólo que, aún es más fácil conversar con Eloí, que con nuestros padres en el hogar, porque éstos necesitan palabras y Eloí sólo necesita el pensamiento; este es el modo y forma; que en cuanto a donde; en la luz, a la vista del universo; con este ritual; sea nuestro templo el universo, para adorar a Eloí en el altar de nuestros corazones y tener por único sacerdote nuestra conciencia y por imagen de Eloí el amor puro y desinteresado.

15 D.- Por fin, maestro ¿Cómo y dónde concebiré a Eloí?

M.- Discípulo amado: “conócete a tí mismo” y así concebirás a Eloí. En ese conocimiento lo verás... Sí, lo verás sentado en tu conciencia, en tu hermano, en las plantas y en todo el universo; y cuanto más te conozcas a tí mismo, más grande verás a Eloí, porque en Eloí, ni tú su hijo tienes límite en la eternidad, que siempre es vida.

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