Domingo 20 de Septiembre de 1953
Médium Virginia - Escritura
Hermanos y amados discípulos de esta bendita Escuela, que cada día se hace más fuerte, más grande por el amor que vais en ella poniendo.
Todo es alegría, regocijo, y estamos aquí todos los que conocéis, y algunos más que por primera vez visitan este mundo.
Al hacer un balance del año que termina, encontramos que habéis obtenido ganancias, justa retribución a vuestro trabajo; disfrutadlo y que sigáis así con mayor entusiasmo, que todos los hombres conozcan esta Escuela que se ha mantenido enhiesta, vibrante y serena, a pesar de los embates de los huracanes que las pasiones desataron.
LOs espíritus saben y conocen lo que hoy celebráis; pero es necesario que los hombres actúen como tales, y a plena conciencia.
Llevad adelante vuestros proyectos, nuestra ayuda la tendréis a satisfacción, y estáis capacitados para desarrollar vuestra fuerza, que será la que empuje a los morosos que aun están indecisos, y no olvidéis que vuestra luz, vuestra divisa, vuestra arma es el Amor del Padre, amor en todos sus grados, como grados sois cada uno de vosotros.
NO dejéis pasar ninguna ocasión para derramar la luz que ya esplende en vosotros.
Nada temáis, que si hubiera torpeza de vuestra parte, siempre hay a vuestro lado quien suple vuestras faltas, y la obra sigue adelante.
No os avergoncéis de proclamar a los cuatro vientos vuestra filosofía, que os guía en la vida; ya no es tiempo de ocultar la luz; llegó la hora de descubrir la verdad al mundo, es el momento y si algunos se retrazan, será por su propio querer, pues las voces de los mensajeros del Padre se dejan oír en todas partes.
El hombre quiere justicia, y justicia será hecha; nadie detendrá los acontecimientos que ya se precipitan, porque las leyes están en acción, de acuerdo con las obras de los hombres.
Lo que nunca se vió antes, pronto se verá, como así estaba profetizado hace tiempo.
Los hombres recibirán la luz y el amor reinará por sobre las heridas causadas por el desgarramiento que causa arrancar los vicios, los absurdos, los errores mayúsculos que aun se empeñan en sostener algunos hombres-niños que tendrán mucho que aprender de su conducta actual, que es destructiva, nefasta, necia y falaz, y tendrá que cambiar y regenerar a tantos como ahora se empeña en hundir en la mayor aberración que la mente del hombre concibió.
Surgirán, surgirán potentes, limpios, claros, y así como ahora son las sombras que opacan la luz, serán en el porvenir faros luminosos que alumbrarán un mundo como el que ahora trataron de perder en el abismo de su negrura.
Os deseo miles de felicidades y éxito y acierto en vuestras obras, y espero que sigamos ahora y siempre más allá.
Joaquín Trincado.