Joaquín Trincado

Domingo 4 de Enero de 1953

Médium Virginia - Escritura

Os saludo amorosamente, hermanos:

Grande es la responsabilidad del hombre en general, mayor cuanto más elevado es su grado de progreso; así vosotros, que os sabéis trinos y convictos de la verdad de nuestras doctrinas, resultáis con gran responsabilidad respecto de vuestros hermanos, y esta responsabilidad es aun más grande para los que tienen en sus manos cargos que han prometido cumplir y hacer cumplir, así como los médiums, que se deben en todo momento a sus hermanos y cuya misión tiene que ser realizada por ellos precisamente, pues al venir a encarnar han traído consigo las afinidades necesarias para cumplir su misión y tienen la ayuda de los espíritus de luz y son, por lo tanto, responsables en razón de su capacidad de usar de la fuerza y la potencia que traen por justicia, pues continuamente están usando de su poder por ser inherente al individuo y por lo mismo en cada instante la Ley marca su responsabilidad a los médiums.

Así es como no pueden faltar a la Ley sin sentir inmediatamente las consecuencias de su falta, grande o pequeña, porque su misma sensibilidad capta con mayor precisión las vibraciones magnéticas que eternamente gravitan en el Universo.

Los Directores y demás autoridades de las cátedras igualmente llevan a cuestas sus cargos a cumplir y no pueden alegar ignorancia en sus deberes desde que la misma Ley proporciona los medios de adquirir los conocimientos necesarios.

En este momento incluida está naturalmente, la Ley primera o Ley madre, la Ley de Amor, así será fácil la tarea más ardua, pues a su luz ceden las pequeñas asperezas, que no faltan.

Si el afán de progreso nos lleva a cumplir con la tarea que en su conjunto significa cambiar el régimen que vive la humanidad, nada aparecerá imposible ni lejano y sí de inmediata e inaplazable ejecución.

Sabemos que miles de hombres sufren las consecuencias de los errores colectivos, y sabemos que el esfuerzo colectivo hará cambiar ese estado aflictivo.

Hace falta solamente alguien que de el impulso a esa fuerza que late en muchos hombres, y ese alguien son los que sienten en su interno ese llamado íntimo para luchar por los demás desinteresadamente, olvidados de todo bienestar y ambición personal y egoísta.

Ese grito interno que la Ley hace llegar a los hombres de buena y firme voluntad y los empuja para acometer arriesgadas empresas que representan un grado más en la evolución humana.

En el presente ya no valen excusas, estamos en los momentos decisivos en que debe aprovecharse lo que el hombre ponga para hacer que se cumpla la Ley.

Si hace falta una voz más para arrojar a los intrépidos a la acción, aquí está la mía que recuerda al mundo lo que en su hora escrito quedó para su juicio, y los que pueden decir dijeron: "hágase cumplir" y se está cumpliendo aun en contra del querer de los que se rezagan y tratan de eludir la Ley sin lograr más que agravar su carga con nuevas deudas.

Es de pronta resolución dilucidar responsabilidades y cumplirlas, sin esperar que la Ley maneje las fuerzas que habrán de recordar con energía a los faltistas, y no es duro, ni es falta de amor permitir que, aun a deshora, se lleve adelante la obra; es preferible trabajar en la luz y no lamentar en la desolación de un mundo inferior las horas vividas en la disipación, en el vicio, o simplemente en la egoísta complacencia de la comodidad individual, olvidando que somos parte de una colectividad y que a ésta debemos cooperación y demás deberes que, vuelvo a repetir, son inherentes a cada individuo.

Así cada uno consulte su propio interno y los que como buenos obreros hemos cumplido, elevemos la humilde mirada al Padre agradeciendo su fuerza y los que hallen un déficit en su Haber y están al descubierto, a trabajar muy duro y tratar de reponer, en esta última oportunidad que aún nos concede la Ley, las horas malgastadas en vanos y superfluos quebrantos que no rinden aprovechamiento ni aun a aquel que miró a su propio goce, olvidado de los que a su alrededor luchan constantemente.

Eloí os ilumine y vosotros sepáis ir siempre más allá.

Joaquín Trincado.

Tomás Alba Edison

16 de Octubre de 1952

Médium Alejandro - Escritura.

¡La televisión. el radio, el radar... la era del progreso... el 7° día de la sabiduría del Padre!...

Y decidme, hermanos: ¿estáis preparados para ver resplandecer la luz de la verdad? ¿estáis ya preparados para escuchar el tronar de las trompetas que dirán la Paz dulce y serena, optimista, de la Comuna de Amor y Ley?

No, hermanos; alguna vez pensáis en la Comuna; deseáis vivamente el avance del progreso; en el fondo sentís con sinceridad, con verdadera sinceridad el futuro de la Comuna prometida y habláis de la abolición absoluta de las parcelas y las fronteras, y decís que deseáis el rápido arribo de la Luz del Padre y con toda franqueza deseáis a ser los prometido ante el padre: maestros en la Creación de los mundos.

¡Cuánto optimismo! Cómo place a los que nos ha sido posible adquirir una pequeña luz de ese progreso, saber que deseáis cumplir con la misión que se os ha conferido; pero, hermanos, ¿creéis vosotros que las tareas impuestas son tan fáciles que podéis descansar a vuestro criterio hasta el momento en que se os antoje trabajar?

¿Creéis que habéis sido llamados al avance de la causa del progreso solamente por prioridad?

No, hermanos; es necesario que aprendáis que en nuestra Escuela no hay distinciones ni prioridades. El balance de vuestras pasadas existencias ha dado como saldo diferentes misiones que se os han encomendado; pero decidme, hermanos: ¿trabajáis, pensáis trabajar? sí, pero ¿cuándo?

Los tiempos se avecinan; la justicia del Padre avanza a pasos de gigantes y aun vosotros no estáis preparados y en vuestra ociosidad os ponéis en peligro de ser barridos.

hermanos, me retiro; el ambiente es precioso para que otros hermanos aprovechen la ocasión de hablaros. Me retiro pero no olvidéis que la Era del Electro-magno se avecina y que necesitáis de asientos en vuestro haber para tener buen saldo llegado el Balance final de la Justicia.

Trabajad; las circunstancias porque atravesáis necesitan del cumplimiento de vuestra tarea.

Trabajad siempre; pero trabajad con ahínco y con la fe del espiritista que desea ir siempre más allá.

Tomás Alba Edison

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