Lunes 18 de Agosto de 1952
Os saludo, hermanos, con alegría, y amor, pues la ternura endulza las penas.
Sabéis que no hay nada tan bueno y satisfactorio como lo que se obtiene a costa de grandes luchas y sacrificios, así, estad conformes y trabajad con entusiasmo ya que veis colmados vuestros anhelos y premiados vuestros afanes.
¿De qué os servirá lograr, sin lucha, lo que deseáis, si la conciencia os gritaría incesantemente que no lo merecéis hasta no haber ganado el disfrute con el propio esfuerzo? así luchando, trabajando, obtendréis poder, armonía, amor y sabréis que os pertenece en justicia porque lo habéis extraído con grandes esfuerzos, con verdadero empeño, y no os veréis defraudados, pues la justicia pesa en su balanza hasta lo más mínimo, y su fiel refleja la Ley suprema.
No os preocupéis, pues, del porvenir, laborad en el presente labrando así la futura dicha y sin contratiempo venceréis vuestras pasiones dominando instintos.
No os impaciente algún tropiezo, cualquiera está expuesto al fracaso, mas vosotros tenéis el deber de demostrar que habéis estudiado sabiduría en el Universo, y si tropezáis, tomad escarmiento y no volváis a caer en la misma experiencia sin extraer el fruto, la enseñanza que la vida os brinda.
Adelante, pues, sin desmayar. Llamad y encontraréis respuesta a vuestra impaciencia o pena ¿dónde? en vosotros mismos, en vuestro propio ser, pues conociéndoos poseeréis los secretos que guarda el Universo para los estudiosos amantes de la sabiduría eterna.
El amor de Eloí sea con vosotros y todos en la Tierra
Joaquín Trincado.