Joaquín Trincado

Lunes 19 de Marzo de 1951

Médium Margarita - Posesión

Buenos días:

Hermanos míos: Ya sabéis que la Escuela es el Universo entero. Que la Ley es una; que así como hay infinitos sistemas solares, así hay también infinitos grupos de espíritus, de Maestros, de todos los planos. Sin miriadas de ellos, como son miriadas de sistemas.

A mí me tocó ser fundador de la Escuela en este mundo Tierra; fui uno de tantos, hermanos míos, y como la Ley es una, cada Cátedra, de cada país, tiene también un Director; hay un espíritu que se designa para ser el conductor de la parte que le corresponde como miembro de la Escuela.

Así, a vosotros os ha tocado ahora elegir al que os ha de conducir... tener un Director... mañana será otro.

A todos se les ha marcado el camino; todos formáis el núcleo, todos sois necesarios, como os he dicho ya con anterioridad, para el desenvolvimiento y el desarrollo de los trabajos de esta Escuela. Todos colaboráis con la Cosmogonía.

Ratifico el nombramiento hecho a favor del hermano Luis G. Garibay y os digo que no sólo él, sino muchos de los hermanos pertenecientes a esta Cátedra, por su fidelidad, por su antigüedad, por su ancianidad como espíritus, podrían tomar el cargo; pero las circunstancias lo han hecho a él ser electo, por la libertad que tiene, por su amor y su celo para la causa.

Podría ser el hermano Martínez, podría ser el hermano Trujillo; pero ya sabéis que no puede haber más que un Director, en materia, en nombramiento; pero ¿cuál puede decir que no se interesa por la Escuela en igual forma? Se le dejan las responsabilidades materiales, pero, en espíritu, cuántos estaréis más altos aun que lo han estado los que se nombran Directores. Esto es el gobierno de la Tierra; esto es la parte material, estos son los Estatutos... ¿cómo podríamos llama?... el protocolo para regularizar las funciones materiales de la Escuela; pero, en espíritu... hermanos míos, es muy grande... en espíritu ni vosotros sabéis el lugar que ocupáis en la gran Escuela del Universo; así es que os animo a todos a seguir adelante; ya sabéis que todos sois necesarios, que todos sois participantes, que todos sois unidades es este conglomerado.

La Escuela triunfará porque la Escuela es TODO, porque las leyes que rigen al Universo no las puede violar nadie.

Los hombres se sienten creadores, se sienten dueños de su libertad y de su vida; pero sobre ellos están las leyes, las leyes supremas que lo rigen todo y ningún ser de la Tierra ni de ningún otro mundo puede vivir fuera de ellas, porque todos forman ese gran TODO, porque todos, siendo pequeños, son grandes porque son hijos del Padre, porque todos llevan los atributos de su paternidad. Así es que, ya veis, en esta eterna escala del progreso todos tienen un lugar y todos son necesarios.

Ratifico, en amor y en justicia, los nombramientos hechos y pido a mis hermanos que cumplan, en espíritu, ya que no en materia puesto que no existen las comisiones verdaderamente, que cumplan en espíritu con amor y anhelo de verdad, con los cargos que se les han conferido o ratificado.

Ya sabemos que es todavía tan pequeño el círculo de vuestra actuación que no puede haber desempeño de las comisiones que figuran nada más en los Estatutos; pero todos podéis desempeñarlas en vuestra misma patria, en vuestro mismo mundo y en otros más; no se dan los nombramientos así nada más, porque todos, en espíritu, en desdoblamiento, podéis ir a desempeñar lo que se os ha encomendado, para lo cual se os llama de mundos alejados.

Así es que ya sabéis que todos tenéis importancia, que todos tenéis responsabilidad, que todos habéis jurado, en materia, trabajar por la noble causa del amor, y como estudiantes de esta Escuela, os invito, hermanos míos, a que no desmayéis; os abruma la incertidumbre, os abruma el cúmulo de obstáculos que encontráis en vuestro camino, las dificultades que tenéis que vencer; pero no estáis solos, vamos con vosotros. Adelante, hacia arriba, sí, como todos, al progreso y, con todos, siempre más allá.

Joaquín Trincado.

Videncia

Médium Virginia

Mientras el Maestro dictaba esta bella comunicación, ví que estaba presente la hermana Maestra Mercedes, conducida aquí por el Maestro Trincado y el hermano Jaime Schlittler.

Desde antes estaba aquí, poniendo todo su esfuerzo para impedir la comunicación, ese pobre hermano que ha echado sobre sí la inmensa responsabilidad de tratar de ahogar nuestra amada Escuela entre sus bestiales brazos; lo ví en forma de un animal monstruoso, cubierto de escamas, como una especie de dragón oriental; sus ojos tenían una ferocidad impresionante y todo él manifestaba estar poseído de la rabia más espantosa al ver su impotencia para evitar que hablara el Maestro.

Ví también que todos nosotros estábamos en un salón de proporciones imponentes, tan grande como el zócalo, sostenido por altísimas y esbeltas columnas; pero ninguno estaba solo, aislado; todos formábamos grupos, más o menos numerosos, estando acompañados por nuestros guías y protectores y también por hermanos que han venido a visitarnos de otros mundos.

En el estrado de honor estaban los Maestros, entre ellos el Abuelito, sonriente, satisfecho, y nuestra Madre María. Sostenían en las manos un pergamino grande, que tenía en una esquina un sello dorado y un gran moño.

En el ambiente vibraban ondas luminosas con los colores de la bandera de la Escuela.

En un lugar del espacio se veían grandes ráfagas de luz que se movían rápidamente como las aspas de un molino de viento y el hermano Garibay, en desdoblamiento, se dirigía hacia el centro de ese vórtice de luz mientras leía, en materia, su protesta.

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