Joaquín Trincado
Viernes 10 de Noviembre de 1950
Médium Hortensia - Escritura

Saturno, el mundo de adelanto un grado más que la Tierra, cuida a sus hermanos los terrestres. La luz que despide, con amor la manda a este mundo donde pasan tristes días y donde empiezan a depurar su ambiente y están pasando por una verdadera época de prueba en que los dos grandes partidos están luchando a brazo partido, pues en el momento decisivo nuestros hermanos negros se ven derrotados y ponen toda su fuerza por sostener sus últimos momentos con la esperanza de alargarlos. La luz se filtra en las noches obscuras donde están ellos acostumbrados a reinar, a sostener su poderío bajo la sombra siniestra que cubrió la tierra por tanto tiempo, que huye ante la luz que se hace, en justicia.

Ya se desesperan de verse en verdadera derrota. Pobres hermanos que tan mal usaron de su libre albedrío; pero al limpiarse el ambiente se fue con ellos su fuerza mayor y los que quedaron aquí para luchar, queriendo sostener su reinado, creyendo que volverían a lucir como en otro tiempo, se están convenciendo de que ya no pueden resistir el avance de la luz; la justicia se está llevando sus pilares y dejando su templo sin sostén y el templo se inclina hacia las profundidades para no levantarse más; sobre sus escombros se levantarán los edificios de la nueva generación de los mismos que están encarnando entre ellos, que aparentemente viene a substituir a los que la Ley ha quitado y los ha mandado a sus lugares de afinidad.

Toda la nueva generación es de juramentados y tendrán que cumplir su juramento aunque al, parecer, esté descarriada del verdadero camino. Ya sabéis que no es fácil borrar los prejuicios y esa es la causa de que veáis a la actual juventud loca, desenfrenada; ha perdido, por de pronto, como si dijéramos, las riendas; pero dejad que haya una voz salvadora y veréis cómo toma su verdadero derrotero.

No os desaniméis por el actual momento que atraviesa la Tierra, que es de una lucha terrible de pasiones; lucha política y hasta hogareña; pero ya vendrá la calma, como sucede siempre después de la tempestad. Guardad la tranquilidad que a vosotros os corresponde como alumnos adelantados de esta Escuela y sabedores de las causas que se manifiestan en estos momentos, sed fuertes ante las pruebas decisivas, alta la frente y el pecho erguido para resistir la embestida. Sabéis que la razón os asiste y que tenéis la fuerza de la justicia y, con ella, todos los maestros que ven realizar su esfuerzo y su ideal.

Así que ánimo, hermanos. Que la luz bañe vuestras frentes sudorosas, pero limpias para seguir el camino de la verdad y el amor.

Joaquín Trincado.

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