Videncia

Lunes 7 de Julio de 1947

Médium Margarita

La hermana médium comenzó a dar señales de estar sosteniendo fuerte lucha; todo su cuerpo se crispaba en movimientos de angustia y de dolor.

-Una mano grande y negra me oprime la cabeza... ¡Ay... me tuerce el brazo derecho...!

Se hizo una concentración de pensamiento, pidiendo fuerza para rechazar a esos hermanos pequeños, malignos y cobardes que, llenos de rabia trataban de impedir a toda costa que se realizara algo grande; pero como estaba en Ley, tuvieron que retirarse, a pesar de su poderío, de que hacen alarde.

Poco a poco se serenó la médium y fue transformándose su rostro en una expresión de gozo y admiración, de deslumbramiento y, muy emocionada dijo:

-Estoy viendo una luz... una luz tan grande, tan fuerte, que no la podría ver de frente... me cegaría... Es una luz brillante, dorada, como un sol de belleza indescriptible.

Esa luz emana de una entidad majestuosa, imponente y la veo especialmente alrededor de su cabeza, que se ve como envuelta en una llamarada.. me dicen que es Seth, el investigador.

Ahora veo otra entidad espiritual no menos imponente... tienen la misma luz... ¡qué mirada tan fuerte, es irresistible!.. es Moisés el Legislador.

Se presenta luego un venerable anciano vestido modestamente con una túnica griega... pero su luz es la misma.. es Sócrates, el Filósofo.

Veo ahora a un joven de viril belleza, lleno de dolos, haciendo una promesa al pie de la cruz donde agoniza el Maestro Jesús en su sublime sacrificio por amor a los hombres; ese joven está envuelto en la misma luz dorada.. es Santiago, el Apóstol.

Aquí está el Maestro Joaquín Trincado, fundador de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal y veo claramente que es el mismo espíritu, grande y luminoso, de las entidades anteriores, pues su luz es la misma, pero más grande, más deslumbrante, más hermosa... es el Maestro Juez de la Tierra.

Joaquín Trincado

Lunes 7 de Julio de 1947

Médium Margarita - Posesión

"...y yo soy, hermanos míos, que vengo entre vosotros, y no creáis que es jactancia por lo que he permitido que la hermana médium vea; la luz de mi espíritu; no, es para demostrarle que esta luz es verdad, que esta luz es amor, que esta luz es la sabiduría de que el Padre, en su bondad, me ha dotado.

Es esta la luz que he traído a la Tierra en este siglo turbulento, en este siglo que será histórico en la vida de la humanidad.

Ahora: ¿creéis vosotros que esa luz puede extinguirse por la labor del detractor? No; la Escuela existe y existirá siempre; no importa cómo ni dónde broten, se establezcan Cátedras, lugares de estudio, centros de luz. La Escuela no morirá porque la luz no la obscurece nada.

No temáis, hermanos míos; os sentís a veces amedrentados por la fuerza aparente del detractor; pero la Ley es justiciera y la Ley está aprovechando esa fuerza para llamar a los espíritus, para despertar a los dormidos.

Es imposible que esos espíritus, embotados por tantos siglos, despierten y puedan luego ver la luz de frente; necesitan un escalón, necesitan descubrir, primero, su alma, necesitan levantar un poco los ojos, y esa es la labor que están haciendo las religiones.

Los hombres salen de una época dolorosa, es decir, están todavía en ella y, como es natural, el dolor los hace buscar un camino, pero ¿creéis que van esos pobres hermanos, tan atrasados, a comprender las doctrinas de la Escuela, que van a venir, de lleno, y a aceptarlas luego?... ¿si habéis visto que, hasta entre vosotros mismos, algunos se han separado porque no pudieron resistir la claridad de la luz verdadera? No; antes tiene que pasar por muchos grados intermedios, y al espíritu se le permite buscarse para que sea él quien labre su propio progreso, y esos irán buscando, porque no encuentran allí la verdad, y así van ascendiendo por esos escalones. Así es que no creáis que la Ley lo permite y vosotros no podéis comprender esa tolerancia; no, es que se necesita su labor en estos momentos, es que los hombres, como dije antes, no están todavía suficientemente preparados para asimilar, para comprender, siquiera, las doctrinas de la Escuela.

¡Cuántas encarnaciones habéis pasado vosotros! Cada uno, en vuestra vida, puede contar su historia; cómo ha ido por un lado y por otro hasta descubrir este rayo de luz que ahora os hace tan felices y, sin embargo, cuántas cosas no comprendéis aun; pero las meditáis, las estudiáis y ninguno de vosotros puede salirse ya de esta Cátedra amada, porque allí encuentra su lugar, porque allí encontró el sendero que andaba buscando; así que ¿cómo creéis que la Escuela pueda acabarse? ¿cómo creéis que haya otra fuerza superior a esa luz potente que acaba de ver la hermana Margarita? Es una luz que lo iluminará todo, porque no es mía, es la luz del Padre, es la luz de la Sabiduría, es la luz de la justicia que iluminará a toda la Tierra... pero para eso necesita tiempo, tiempo del vuestro, dolor, sufrimiento, pruebas muy duras; sólo así los hombres comprenderán la necesidad de buscar el por qué de lo que no se explican.

Pero vosotros, no dudéis, no tengáis miedo. Parece que os arrolla la obra del enemigo, la obra de los negros; no, la Ley los utiliza y ellos mismos, sin saberlo, son sus instrumentos; van llevando luz, a su manera, porque a su manera entienden, también, los hombres; pero no estamos ya en los tiempos en que los hombres van a creer como creían antes, no;... son ahora los primeros momentos del despertar y se acogen a lo que está más cerca y les parece más difícil; pero los hombres irán buscando y, entonces, caerán de su pedestal todos los falsos Dioses, porque los hombres comprenderán que están llenos de falacia y mentira y así, por ese camino, darán con la verdad que es lo único que conduce al conocimiento de Eloí.

Por eso os pido siempre constancia; por eso se os pide siempre trabajo, estudio, y, sobre todo, fe, porque vosotros no tenéis fe ciega, tenéis la fe de la razón. Vosotros sabéis que la Escuela expone, pero no impone y todos venís de buena voluntad y escucháis y comprendéis lo que está a vuestro alcance.

No temáis, el temor os hace estancaros. Id con fe, con valor, con seguridad. Ya sabéis que seguís el camino verdadero. Llevad siempre adelante vuestras doctrinas, como se os dice, demostrándolas con vuestra vida, con vuestro ejemplo, que es la mejor manera de propagarlas porque, ya veis en cuantas sectas religiosas, en cuantas filosofías los hombres estudian mucho, predican más y, sin embargo que lejos están sus vidas de lo que predican. Que no suceda eso con vosotros; practicad siempre lo que predicáis.

Dad mi mensaje de ánimo, de valor y de esperanza a todos los hermanos porque así iremos, todos unidos, SIEMPRE MÁS ALLÁ.

Joaquín Trincado.

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