Joaquín Trincado

Viernes 10 de noviembre de 1944.

Médium Margarita - Posesión

Buenos días:

Habéis escuchado una exposición que se os hizo en Ley sobre la filosofía masónica. (Ver comunicación 27 de octubre inserta a continuación).

Escucharéis, poco a poco, exposiciones y doctrinas que se os harán de distintas religiones y filosofías. Es un estudio para vosotros, que debéis conocer esas doctrinas, y se permite en ley que vengan miembros de distintas sectas, filosofías y religiones, a exponerlas.

Podéis ver, por la lectura de esta noche, cómo hablan del simbolismo y del filosofismo.

Las religiones antiguas, las sectas filosóficas y religiosas, tenían que usas de símbolos, como tuvieron que usar también, los profetas, de parábolas, porque siendo los hombres atrasados en cultura y no habiendo siquiera el medio de comunicación de la escritura, tenían que usas de figuras, de símbolos, de palabras que se consideraban sagradas, como dicen ahora todavía; "cabalísticas", palabras o frases que se transmitían de generación en generación y así continuaban los secretos de que estaban rodeadas, para inspirar mayor interés las filosofías antiguas.

Aun en la kábala, aun en la Escuela Esénica, se sujetaba a los miembros a algunas pruebas, pero no físicas. La Escuela Esénica nunca fue cruel, pero sí se exigía discreción y se exigían muchas virtudes que había que probar para lograr el progreso de su obra.

En otras Escuelas, en otras filosofías, se exigían las pruebas físicas, dolorosas, y largas pruebas mentales para saber la capacidad y la comprensión de cada individuo, y las pruebas morales y espirituales; pero ya veis hasta dónde han llegado las religiones y cómo, al encarnar un espíritu, sobre todo la católica, pone el grillete con el bautismo y afirma y remacha este grillete en los momentos de la muerte, por eso el hermano que ha vivido y se va dentro de ella, va prejuiciado y lleno de temores. Las amenazas del fuego eterno, de los castigos eternos, hacen que su agonía sea dolorosa y triste y su despertar a la luz, a la vida del espacio, se retarde tanto como habéis podido presenciar vosotros mismos en los casos en que se ha dado luz aquí a muchos hermanos errados.

Comparado eso, me diréis ¿es esto lo que exige nuestra Escuela? no; ¡Bendita sea la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal que da al espíritu alas y no grilletes, que da al espíritu luz y no tinieblas, que da al espíritu libertad y no cadenas!

¡Bendita sea esta Escuela a la que venimos libremente, en la que no se nos exigen pruebas físicas ni morales ni mentales, a la que venimos por nuestro libre albedrío, a la que hemos llegado a alcanzar ese grado de progreso en que podamos ser hijos de esta Escuela por nuestro propio adelanto, logrado en dolorosas encarnaciones anteriores, como lo son todos los hombres del Universo; pero en esta casa, aquí dentro de la Escuela fundada por mí, están sólo aquellos a quienes su progreso se los permite, si bien es cierto que toda la Cosmogonía pertenece a ella porque todo está dentro de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal, que es Espiritismo Luz y Verdad.

Nosotros, como espíritus conscientes, como hombres trinos, reconociendo la Ley y la promesa hecha antes de encarnar, nos hemos presentado porque los momentos son llegados.

Comparad lo que se os pide, lo que se os exige aquí y veréis, qué grande, qué hermosa, qué sabia es vuestra Escuela. Grandes son sus doctrinas grandes son sus enseñanzas, pero más grandes y más bellos son los frutos que se obtienen cuando se llevan a cabo sus postulados y se vive dentro de ella.

Aquí no hay oropeles, aquí no hay distingos, aquí no hay privilegios, aquí sois todos iguales y no hay más diferencia que la del grado de progreso que trae cada uno.

Aquí no hay posiciones, aquí no hay méritos ficticios, aquí no se elogian las acciones de aquel que solamente cumple su deber, como se hace entre los profanos; llenan de adulación a un hermano que, cumpliendo con un deber, realiza un hecho heroico, según dicen; pero los hechos heroicos no existen, no existe más que el deber y su cumplimiento obliga a todos por igual; pero los hombres están tan atrasados todavía que elogian y ensalzan a aquel que no hace nada extraordinario y en cambio desconocen hechos grandes que deberían servir de ejemplo para los demás.

Llenan de adulación a algún hermano que, oyendo la voz de su espíritu, obró como tal, quitándole con eso todo mérito y el provecho; pero los hombres, en su ignorancia, no reconocen que la labor del espíritu encarnado puede ser grande, muy grande, aunque dolorosa, aun a riesgo de perder la propia existencia, que no vale nada en la vida del espacio.

Grande y hermosa es vuestra Escuela. ¿Qué os pide ella? Constancia, estudio y trabajo.

Vosotros, como hijos de ella, estudiantes de ella, comprendéis la responsabilidad que tenéis y veis que, en el progreso de la Tierra, ya no hay obstáculos para vuestros estudios, ya no se os acosa, ya no se os persigue como en otros tiempos se perseguía y se torturaba a aquel que buscaba la libertad de su espíritu siguiendo el vuelo de su pensamiento. Ahora sois libres; por eso se os hace siempre hincapié en el deber que tenéis de asistir a vuestras sesiones y de dedicaros al estudio y al cumplimiento de sus doctrinas.

Es lo único que se os pide; a vosotros no se os marca, a vosotros no se os da ningún símbolo.

Tenéis mandatos; tenéis apotegmas; debéis cumplirlos, pero tampoco se os castiga.

Para vosotros, la venida a la Tierra significa un viaje corto; la despedida de ella significa el regreso a vuestra verdadera patria y os vais tranquilos, contentos, esperando la libertad que no tenéis como espíritus encarnados.

Para el hombre religioso este paso es terrible, doloroso, lleno de zozobra y de angustia.

Vosotros os dormís y sabéis que vais a despertar a la verdadera luz.

Comparad, hermanos míos, las ventajas y la felicidad de que vosotros disfrutáis con los pobres hombres prejuiciados que van por la vida viendo el suelo, con tantos hermanos que están llenos de temores, de incertidumbres porque no saben qué camino tomar y van a ciegas tropezando con todo porque son veletas que no tienen ideas fijas y la opinión de cualquiera mueve en la dirección que menos les conviene; que no saben que llevan un espíritu, que no saben que llevan un alma y que la materia debe ser instrumento noble y fiel del espíritu para su actuación en la Tierra.

Esos hombres prejuiciados sufren mucho y por eso buscan, porque no encuentran el verdadero camino, el sendero recto por el que vosotros vais ya seguros y confiados.

No os pide más vuestra Escuela. Aquí no se os exige la firma de un Contrato, aquí no se os pide un juramento, aquí no os comprometéis más que a trabajar espiritualmente. Aquí no se os somete a pruebas que os avergüencen y os humillen. Aquí se os recibe con los brazos abiertos y la puerta está abierta para todo aquel que quiera pasar por ella y que traiga buena voluntad.

Felices vosotros, hermanos míos, y feliz yo también que vine a abriros las puertas de esta Gran Casa, de este Templo del Amor y del Saber al que debéis estar satisfechos de permanecer.

Seguid, pues, el camino trazado y que vuestro paso a la vida del espacio sea tranquilo y sereno, con la satisfacción del deber cumplido.

Engrandeced la Escuela, divulgad sus enseñanzas, más que con la palabra, con vuestros hechos.

Sed una demostración viva de lo que logra el hombre cuando, siendo un espíritu consciente, ha respondido a la llamada que se le ha hecho.

Seguid como os digo y seréis siempre felices.

Joaquín Trincado.

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