Joaquín Trincado

Miércoles 20 de Septiembre de 1944.

Médium Margarita - Posesión

Buenas noches:

Soy el General, que pasa lista de presente; que viene a ver si sus soldados están en pie de lucha siguiendo la batalla con las armas legales de la luz y la razón que les ha dejado.

Soy el juez que viene a revisar los archivos porque, en 265 días que marca este último año, mucho habéis escrito de ellos.

Soy el Maestro que viene a tomar la lección porque en este último año cosas trascendentales habéis vivido.

Soy el hermano mayor que viene a su familia, que contempla a sus hermanos de cerca, que les tiende la mano y les da el ósculo de paz.

Soy el fundador de la casa grande, que no se hunde.

Soy el fundador de esta casa donde se reúnen los hijos fieles, que alberga a todos los hermanos conscientes que enseñarán y darán luz a los demás.

Satisfecho estoy, hermanos míos y triste, a la vez

Satisfecho porque veo que vais siguiendo por el camino de la razón y de la justicia y que las vicisitudes y los sinsabores de vuestra actual existencia, de la lucha terrible en que estáis empeñados, no han hecho decaer vuestro entusiasmo y vuestra fidelidad a la Escuela sigue incólume.

La prueba es grande, pero difícil. Regaréis con vuestra sangre este camino, pero llegaréis al fin con vuestras frentes altas.

En apariencia, se creyera que nada se ha hecho por la causa; pero ese trabajo vuestro, humilde y constante, es muy efectivo y ya se toma en cuenta en la Cosmogonía.

Mucho habéis logrado. Los primeros frutos de vuestra obra están ya sazonados y ya en materia los habéis palpado; pero no os dais cuenta todavía de la significación y trascendencia que tendrán para el progreso de la humanidad.

Grande es vuestra obra, aunque parezca pequeña.

Sois pocos aun, pero vuestros sazonados frutos atraen, por afinidad, a millones y millones.

Tenéis un ambiente diáfano y recibiréis fuerza, luz, cada día más luz para vosotros, cada día más fuerza, cada día más posibilidades; pero el buen soldado, el buen discípulo, el buen hermano no desmaya ni se detiene en el camino, sigue de frente. ¡Qué le importan los obstáculos, qué le importan los dolores, qué le importan el hambre y sed de justicia! sigue adelante porque sabe que no va solo.

El espíritu consciente sabe que está protegido y amparado por nosotros y por protectores poderosos. Por eso sólo los ciegos tienen miedo, sólo los ciegos titubean, sólo los cobardes se detienen; pero mis hermanos, mis discípulos, mis soldados son valientes y conmigo van a la luz, vamos al triunfo.

¡Salud para vosotros, hermanos míos y mis parabienes y mis agradecimientos porque veo que sois valientes y que vais con vuestros guías y protectores labrando el camino en la piedra bruta con vuestras propias uñas, con vuestra propia sangre, pero abriendo la brecha para que sigan los hermanos que van detrás, llevando la antorcha de la verdad en la mano, llevando el estandarte de la verdad y la justicia!

¡Salud para vosotros y que esta casa del Padre, esta casa que os alberga y os ama a todos sea el faro de luz que ilumine a toda la Tierra!

Proseguid mi obra vosotros en materia, que yo la prosigo en espíritu, como la proseguiremos todos los espíritus misioneros que tenemos ese mandato de Sión.

Seguid adelante y sabed que vuestro Maestro, que vuestro hermano, vuestro General, está con vosotros ahora y siempre.

Que el Padre os bendiga.

Joaquín Trincado.

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