Joaquín Trincado

Viernes 2 de Septiembre de 1938

Médium Margarita - Posesión

Taquígrafo Enrique Martínez.

¡Soy el General que ha reunido a sus soldados!

¡La clarinada ha sonado, y han respondido los verdaderos, los llamados!

Estoy con vosotros en la hora del combate.

¡Es la batalla por el bien, es la defensa de la verdad, es la hora de la justicia!

Por eso, de una manera casi violenta, se ha hecho esta llamada, a la que habéis respondido.

Vengo con brío, vengo con valor, con energía mayor que la que he tenido, porque el espíritu es más fuerte en estado liberto que encarnado.

Vengo a deciros que estoy contento y satisfecho.

La duda ha pasado y han respondido, a la voz de "presente", la mayoría de los hermanos de la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal.

¡Adelante, pues; al combate!

Habrá reveses, habrá pérdidas; pero habrá triunfos también que compensarán los sufrimientos naturales de una lucha tan grande, de una lucha trascendental para la humanidad.

Aun vosotros mismos, en los actuales momentos, no podríais comprender el significado, la duración ni las consecuencias que traerán los acontecimientos presentes.

Se os ha escogido para que seáis vosotros -los que os creéis tan débiles, tan humildes- los actores en estos instantes sensacionales.

Si no os toca a vosotros, serán los que vengan; pero la labor de estos tiempos, de estos momentos -momentos se pueden llamar en el infinito- será gigantesca.

Se conocerán las doctrinas, se divulgarán las ideas y no está lejano el tiempo en que podamos cantar victoria: victoria para la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal, victoria para todos sus estudiantes, que serán los maestros de la humanidad y así, muy pronto, la tierra será envuelta por la maravillosa luz del SÉPTIMO DÍA.

Animoso y contento, como lo estáis vosotros, se despide vuestro hermano.

Joaquín Trincado

Joaquín Trincado.

Martes 20 de Septiembre de 1938

Médium Margarita - Posesión

Taquígrafo Enrique Martínez.

Buenos días:

Digo "buenos días" porque para el espíritu no hay noche. Noche simboliza obscuridad.

La tierra cuenta con algunas noches todavía, puesto que no tiene más que una luna que la alumbre en el espacio en que el sol se oculta.

Por eso quiero que entendáis por qué digo: "buenos días".

"Por el fruto conoceréis el árbol".

Os suplico que no deis a estas palabras el significado que se da al refrán popular. Se emplean tan a menudo estas palabras y qué distinta significación deben tener.

"Por el fruto conocerás el árbol", sí; en la vida eterna y continuada, el movimiento perenne, la renovación constante, todo debe fructificar.

No creáis que es solo la renovación del hombre en el hijo; puede llamarse "fruto" al hijo; pero no es eso nada más. No es cumpliendo la Ley de Procreación como se da fruto a la vida nada más.

Hay frutos más hermosos todavía: es la labor de cada uno, es el trabajo individual, es el progreso que alcanza el espíritu en cada una de sus obras buenas.

Por el fruto conoceréis el árbol podremos decir, en el espacio, al reconocernos, unos a otros, el fruto adquirido en cada existencia; ese fruto que ennoblece, ese fruto que se convierte en luz, en magnitud en aumento de magnetismo espiritual, como todos podéis comprenderlo.

Ese es el significado que debe darse a esa hermosa máxima que la reflexión popular interpreta de otra manera.

En estos momentos en que estáis aquí reunidos conmemorando la creación de esta Escuela que me tocó fundar, vengo a vosotros para repetiros que por el fruto se conoce la labor de cada Cátedra; por el fruto se conoce la obra gigantesca de la Escuela.

Cada Cátedra colabora, cada Cátedra participa en esta obra titánica y cada Cátedra tiene que ofrecer un fruto. Hay que procurar que este fruto sea el mejor: que cada uno le ofrezca a su Cátedra, que cada Cátedra lo ofrezca a su Escuela, que la Escuela lo ofrezca a la humanidad y la humanidad a la Cosmogonía.

Por eso, hermanos míos, repitiendo otra vez: "por el fruto conoceréis el árbol", espero que en vuestras mentes habrá ahora una nueva idea de esta máxima que, impresa en los libros de la Escuela, se imprima también en vuestras almas y cada uno saque de ella el provecho a que, según sus méritos, tenga derecho.

¡Ánimo, hermanos míos! Vamos triunfando, lentamente, pero vamos allá todos unidos, todos con el mismo fin y pronto podremos cantar Hosanna en las alturas y Hosanna, también, para la tierra.

Joaquín Trincado.

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