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Autofónicas

Ya se os ha dicho, pesan sobre la tierra muchos males y sobre la humanidad ha caído la sangre de muchos mártires; en la conciencia universal hay el peso de enormes perversidades no menos graves que los crímenes cruentos.

Los protervos se apresuran a consumar sus designios; es que como espíritus saben que es llegada la hora de la Justicia y se apresuran aún con pleno conocimiento de que ya acabó la hora de sus esperanzas, de supremacía y predominio. Aquella figuración de Luzbel sublevado contra su Creador, se ha reproducido constantemente y hoy se manifiesta más abiertamente porque es con pleno conocimiento y entera conciencia de los actos de cada quien.

La Verdad es una sola y no se puede acallar, como no se puede tapar al sol con un dedo.

No os detengáis en el camino los que decís que queréis saldar vuestras deudas, no temáis los que servís en conciencia y amor los mandatos del Padre. No os angustiéis los que buscáis cumplir la Ley. No os querelléis por las perversidades; seguid como se os ha enseñado haciendo obra de Bien, obra de luz. Ya vendrán a vosotros los que hoy os apedrean, ya escucharéis el clamoreo de los que hoy os acusan. - Ya tendréis ocasión de demostrar cómo se cumple el mandato sublime “Ama a tu hermano”...Ya no se detiene el Sol, hoy se oculta porque no quiere alumbrar tanta vergüenza.

Medianímicas

María

Septiembre 15 de 1927

Por el médium M.M.

Hermanos míos:

Casi sería innecesario venir entre vosotros porque todo lo que se os puede decir no es más que repetir lo que se ha dicho tantas veces, lo que se ha advertido a la humanidad en todos los tiempos y que por muy sabido no debía ya ser necesario el prevenir a los hombres, pero no nos cansaremos porque no debe decaer en los espíritus del Universo la esperanza de que muchos oigan la Voz porque están a tiempo. Y vosotros que sabéis de la verdad no os avergoncéis aunque os llamen locos o ilusos, porque los que tal os dicen saben de la verdad y el prejuicio y otras causas se oponen a que la acaten.

Los hombres no pueden abrir el corazón a sus hermanos porque es la hora del reinado de la mentira. Los misioneros constantemente trataron de tener alerta a sus hermanos de la tierra sordos y ciegos de voluntad. Jesús habló con acento,que, sólo el amor y la pureza de su espíritu podían dar, pero sus sublimes enseñanzas fueron mal interpretadas y peor aplicadas; mas vosotros que escucháis de la voz de la conciencia y de la razón, la Verdad Divina, y cumplís los mandatos, no seréis delos fariseos y los escribas. Nos os hagáis ni sordos ni ciegos, que no podéis serlo porque la Luz ha penetrado hasta lo más recóndito de los espíritus, y donde penetra la luz se deshacen las tinieblas. Jesús habló despertándolos de su beodez, ellos interpretaron a su manera y hoy son las consecuencias de aquella maldad, pero la semilla del Amor y de la fraternidad fue sembrada desde ese momento y así la humanidad de la tierra ha de llegar un día a disfrutar de las bellezas con que el Creador la engalanó para ser disfrutadas por sus hijos que aquí mandó.

¿Cuántos han respetado o cumplido las enseñanzas de Jesús? ¿Cuántos han sido bastante fuertes para no dejarse vencer por las pasiones de la carne y la supremacía del espíritu? ¿Quiénes cumplen hoy la Ley?

Pan y paz fue decretado para los hombres de la Tierra, al empezar la Nueva Era, porque eso fue lo que señaló el Mesías de Nazareth.

Buscad en el Centro Vibratorio, esforzáos en llegar a él, mas si no podéis aún por vuestra pequeñez, pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, mas pedid en amor y buscad lo justo, no estáis solos ni abandonados; sois vosotros los que abandonáis a vuestros guías y protectores dejándoles en desconsuelo.

Mas no busquéis el engaño que os engañáis, porque ni al Padre, ni a los espíritus de luz puede engañárseles.

María

Del libro inédito “Después del Juicio”

Tomo VII

Continuación del Nº 98

Pero llegó la hora del reinado del Amor; se hizo el acto de Justicia de la Ley y el hombre busca a Dios y señala su asiento, por lo que se eleva del Efecto a la Causa y descubre la verdad única, en todas las humanidades que pueblan el infinito y se les dice a los hombres para que hagan la Igualdad.

Benditos hombres intrépidos, que dejan su cuerpo en la tierra en el trabajo y en espíritu registran los archivos de la Luz; habéis jurado al Padre dignificar a la mitad de la humanidad, a las madres, cuyo amor os dá el sentimiento, yo que soy madre os bendigo.

El primero de los Juramentados pide al Padre, y el Padre le manda los Consejeros, bajo la prerrogativa del Espíritu de Verdad, y recibe las enseñanzas que él trasladará a las páginas del Código, para lo cual había el Padre preparado a los otros Juramentados, por los que vendría la palabra y la percepción real por la vista de las cosas en su verdad.

Fruto es de vuestro trabajo y sacrificio, el bien que la humanidad reciba por los cuatro puntos cardinales de la tierra y lo organizado bajo los auspicios del Espíritu de Verdad, la escala progresiva ascendente: 1º el asiento con conocimiento real de la verdad; 2º el Código con la tinta de la cosmogonía, en que todo es axiomas y letra que vivifica; 3º la luz, que de su estudio se hace la conciencia y llena los vacíos de la ciencia, llegando el 4º punto que es la Comuna, fruto de la convicción y donde la unidad es el Lema y la Ley el Amor.

Venid, jóvenes legisladores, monarcas o jefes de estado; jueces y administradores, estudiad este Código y haceros grandes; dignificad a la mujer, pues sabéis que por ella os encontráis en el mundo en que os dio la vida material y que al nacer recibisteis su beso de amor y bendición, que en vuestra infancia os alimentó con el néctar de sus pechos; que vigiló vuestra cuna y arrulló en su regazo; que de adultos y aún en la juventud robusta os consoló en vuestras cuitas; que os aconseja en todo momento, que vigila vuestros pasos y lee vuestros pensamientos para correr a enjugar las lágrimas de dolor para apartar toda pena; todo lo debéis a la mujer y la sacáis de la ley general, por aberraciones de la malicia, de la concupiscencia, del libertinaje, de los que se creyeron dioses de la materia y lo han sido, hasta que ha llegado el venturoso día de la Justicia, de la Luz, del Amor.

Venid jóvenes robustos, haceos grandes sabiendo que desde hoy pertenece la tierra a los mundos de Luz y que no se pondrá sobre ella la tiniebla del ambiente a que perteneció largos siglos, por la autocracia de las Iglesias, que todas colocaron en plano inferior a la mujer, pero que luego solo por la historia podréis conocer, para que más bendigáis al Padre, que por sus hijos de Sión, os mandó el Código de Amor que El Juez escribe.

Venid también vosotros, hombres jóvenes del presente, hombres de leyes que prometéis al pueblo, cuando queréis que os lleven como representantes de las aspiraciones, al palacio de las leyes, venid, estudiad estas páginas del Código y levantad la voz en cumplimiento de vuestros compromisos dignificando la mujer; no temáis que se os tache de ignorantes, al recibir consejo de este Código, ni de recibir la comunicación del Espíritu porque es de nuestro Padre, vuestra madre que os dio el primer beso, quien os lo enseña, y que, si en vida la hubiérais complacido, porque creeríais en ella, ahora vive en la luz de la verdad y os lo pide, con mayor conocimiento de la verdad.

Mas aún el prejuicio os domina; aún sois robustos en materia pero débiles en el espíritu, pero no está lejano el día en que inspirará y se dirigirá a los hombres que hacen leyes, y aunque en su supremacía dirán que han hecho, sólo habrán interpretado los mandatos supremos y haremos Leyes de Justicia equitativa. Pero entre tanto os invitamos a que trabajéis en lo que os enseñamos, que es preparar los verdaderos caminos; pero no hacéis lo que os pedimos y lo hacemos nosotros, en Justicia y Amor.

El prejuicio os hace ver un rebajamiento; yo os digo no es cobardía declarar que no se sabe, es valor; el Padre, esa declaración, sabe que es un pedido de sus hijos y manda sus consejeros a enseñar al que quiere aprender.

Esta es la luz del día venidero, y la ansiamos para redimir a la mitad de la humanidad; porque si la palabra étnica de humanidad, no excluye a la mujer, ¿por qué ha de ser excluida en la acción y la igualdad y hacer el cómputo sólo el hombre?

En el Código, os ha escrito el hombre que lo escribe, que el Espíritu no tiene sexo y es un axioma, del axioma único, ¿por qué no se completa el cómputo?

Mas, hay más número para el conjunto que vosotros; también el espíritu hace número y ése falta en vuestro cómputo; hay que hacer números completos, como lo usan en esos mundos que ya deseáis estudiar y donde marcha paralelo, el espíritu libre y el encarnado; de ahí la unidad y la comuna.

Oíd la experiencia que os viene de lo lejos y donde sólo la armonía, la paz y el amor reina, el que os deseo yo.

María

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