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AUTOFONICAS

L. U. 1. -C. S. -L. R.

Llamas hoy de un punto alto; desde donde los hombres de esta parte del mundo han escrito la página de su libertad, como hombres; ¿pero y la libertad del espíritu?... Este, lucha desde entonces; desde que las huestes del libertador retumban por los vericuetos y barrancos del costillar del globo con los ruidos de sus carros rústicos que escalaban las crestas nevadas que dan vista al Pacífico; desde entonces, digo, lucha el espíritu por libertarse de la hidra que había clavado su espolón en los siempre supremáticos que uno tras otro han ido viniendo y turnándose para vengarse de los libertadores, que no han sido imitados en su fe, en sus entusiasmos humanos por la libertad santa que hace a los hombres dignos. ¿De qué se quejan hoy de sus hambres, de sus miserias, de sus esclavitudes, si por su indolencia, el servidor de la hidra enlazó furioso a los débiles, dejando libertad, solo a sus servidores para oprimir hasta ahogar a los que por la libertad del espíritu luchan?... Y son pocos; muy pocos esos tiranos; pero es tal la furia de la hidra, que no ignora que llegó la hora de su desalojo y quiere arrastrar al abismo de la indignidad a los que a ella sirven para que en ese debate arrecien en sus odios la persecución y venganzas de los que por su libertad luchan dentro del progreso. Mas hoy se oyen otros ruidos que no son los de los carros rústicos ni el casqueteo de los corceles, aquí donde aquellos se armaron y como el verdadero Quijote marcharon a la ventura buscando a la Dulcinea para que los cuerpos querían y libertad cantaron. Mas un siglo y cuarto ha pasado y aquella libertad no es disfrutada porque los servidores de la hidra, astutamente le cantaron himnos de su Dios; Te deums al dios de las iras que poco a poco anestesió con sus halagos y privilegios a los menos merecedores; a los que usurparon los méritos de los libertadores que después de sus hazañas y proezas terminaron en el ostracismo unos, y en el amargo destierro otros, mientras los traidores, los del eterno prevaricato, cantaron y aun cantan a la patria a la que comen y ultrajan, porque sus hechos indignos en ecos lastimeros de la libertad encadenada llena los ámbitos del mundo en libertinaje que afrenta a la libertad.

Años, no muchos aunque si largos has luchado para llegar a hacer la aurora de paz que hoy muestras en una morada de paz y progreso con el nombre de "Los Libertadores". Ese es el ruido que hoy hace eco en los barrancos y valles donde hace un siglo y cuarto resonaban el rodar de los rústicos carros y el casqueteo de los caballos de los que por la libertad iban llenos de fe y entusiasmo hacia el martirio, hacia el sacrificio, pero de todos modos hacia la gloria del deber cumplido que su misión de espíritus imponía a sus cuerpos que no rehuyeron del sufrimiento.

¡"Los Libertadores"!... No solo los de aquella epopeya son evocados, sino que muchos de ellos son de epopeyas anteriores y presentan a todos los que la Ley mandó siempre a libertar a los hombres de las cadenas que las religiones pusieron a la humanidad y hoy se encuentran satisfechos y aquí lo manifiestan porque el trabajo, la fraternidad y bienestar que el trabajo, pronto ha de proporcionar a los valientes que clavarán el primer arado, el primer azadonazo que será como una trompeta vibrante que se oirá en toda la región y despertará a los que adormitados esperan.

No es para indecisos el empezar. Es para los que el sufrimiento ya modeló y, los cuerpos no sean ahora obstáculo al progreso y libertad del espíritu y los Libertadores terminarán su misión sentando en verdad de verdad la libertad santa en su trono del Amor y la Justicia en cuyo nombre os saludan los Libertadores que se han hecho presentes y a cumplir van sus promesas renovadas.

Obrar pues en justicia y la justicia será el escudo que os libre del espolón de la hidra.

Por el Consejo Superior.

L. R.

MEDIANIMICAS

Miguel.
DE LA CÁTEDRA CENTRAL
Por la Médium del Consejo

Buenas noches hermanos míos.

Que la Paz y el amor sea entre Vosotros.

Hermanos: Veis que esas lecturas donde están los consejos e inspiraciones de los hermanos espirituales a los hermanos encarnados, son la manifestación de los Maestros, para que seáis cada vez más sabios y siempre mejores.

Mas os encontráis aquí reunidos hombres de distintas regiones del planeta, que los separa la distancia del hogar en que nacieron, pero que están unidos entre sí, por un idealismo que al presentaros desnuda la verdad os ha hecho ver que como hermanos sois "en ola substancia una sola, uno solo el principio, uno solo el fin".

Es verdad que en esta región del planeta tierra se encuentra más resistencia para abrir brecha porque aquí se encuentran reunidos, como el dicho de Jesús: "De cada casa el peor y del mundo lo más malo". Y así como existen supercheros y supremáticos para vivir de la inconciencia de los hombres, así también en esta causa grande entre todas las causas, hay quien pueda y sepa hablar de lo más grande, de lo más bello y de lo más sublime de la creación y sus leyes.

Pero vosotros que os encontráis en esta región donde está situada la Cátedra Central, entre vosotros digo, hay quien se cree libre de ser atacado por aquellos perversos que son los detractores del espiritismo, y es por esta razón que muchos se han metido como suele decirse en la boca del lobo.

Y digo que se han metido en la boca del lobo, porque quieren seguir sirviendo a dos señores y lo mismo vienen a la Escuela, que van a los centros en que saben que no reina ni el amor ni la verdad. Es preferible para los maliciosos seguir bajo los dogmas religiosos, porque de este modo no tienen necesidad de razonar sobre los principios erróneos que la conciencia viciada les pone por delante. No tienen que escudriñar en las tinieblas en que viven enceguecidos; ellos creen con fe ciega en los milagros y en la voz de los mixtificadores y aun de los supercheros. ¿Qué les importa que no sea verdad si ellos creen que pueden engañar al mismo Dios?

Pues bien, estáis en una región lejana y estáis como el que está en una campana de vidrio, es decir, que por todos lados se os ve y teméis la acusación de vuestros enemigos y de los pertenecientes a la causa. Sí, porque hay quien se coloca en la posición de murmurador porque todo lo desfiguran y dicen encontrar en los demás los defectos de que adolecen, para luego atribuirse las virtudes.

Por eso encontráis aquí muchos perversos y que muchos de los que vinieron aquí tenían responsabilidad y tienen que responder ante la Justicia y ante el Creador.

Muchas veces os encontráis débiles para luchar contra todos los males; pero para vosotros que conocéis la doctrina y sabéis que en ella está la fortaleza que necesita el alma y el espíritu, esto, debe reconfortaros.

Por esto, hermanos, he dicho la Escuela sois vosotros; es el cuerpo de doctrinas que sustenta, y los que la aman tienen el deber de ser dignos discípulos de ella y de ayudarla en la forma que cada uno pueda. Unos tienen el deber moral y espiritual, pero como lo material no está al alcance de todos, cada uno debe ayudar en la forma que pueda, porque este deber es inherente a todos los que pertenecéis a la Escuela.

Pues bien, hablaba de esa campana de vidrio, en que los detractores siempre encuentran motivos para odiar, apoyándose en defectos o errores de los otros. Ya sabéis que no odia el hombre al otro, sino que odia el espíritu al espíritu, porque al espíritu aberrado le estorba la luz porque la luz es la que penetra en la conciencia humana y en su vida espiritual y descubre toda la perversidad desplegada en existencias anteriores.

Por esto no os debéis sentir nunca agobiados por las artimañas de los perversos. Debéis tener por ello mismo, la convicción de que vuestra causa es la más grande porque es la cauda del Creador.

Es de ley; es el mandato Supremo que ha de cumplirse inexorablemente, porque es llegado el reinado de la justicia y por ello debéis tener más fe de obras, más deseos de unión y más amor, para que, pronto, sea el triunfo definitivamente del lado del progreso espiritual.

Esta grandeza de la causa y del régimen fraternal que se ha de implantar, no pueden comprenderla todos los hombres del planeta tierra, porque el ambiente corrompido les ha contaminado a unos y a otros que se sienten arrastrados por la afinidad de sus pasiones.

Así debéis estudiar el espiritismo, que no es una doctrina como muchas doctrinas diversas y erróneas; ella se funda en la historia de los hechos, en la obra de misioneros y profetas y así, que vosotros podéis marchar por sendero firmes y llenos de luz, para que podáis progresar, y para que en vuestro progreso, demostréis que no es el espiritismo patrimonio de locos, ilusos e ignorantes.

Aquellos supremáticos que se creyeron dueños de la conciencia humana porque tuvieron ocasión de recibir alguna instrucción, se equivocaron; porque en los centros de mala ley, es en donde se hablan cosas, unas veces equivocadas, otras sin importancia, pero más que cosas sin importancia, se hablan cosas perversas, porque con la suspicacia maliciosa unas veces, y otras por su atrevida ignorancia, enseñan el rencor y el odio a sus hermanos, basándose en sus mixtificaciones.

Así, hermanos, debéis estudiar mucho, con verdaderos deseos de ser sabios, y porque os encontráis ya en los días de vivir bien y ser mejores.

No es necesario ir a las aulas universitarias para estudiar. No es necesario tener un profesor de estudios, pues que con vuestra luz y en las obras de la Escuela, está todo lo necesario para sobresalir de la generalidad de los hombres.

De este modo, arrancaréis la idea predominante en los supremáticos, de que los espiritistas son ignorantes y locos.

Pero, es el caso, que muchos de ellos, de los supremáticos, ya están intrigados y miran a los espiritistas con algo más que curiosidad y si digo, hasta con envidia. Luego al que se envidia es porque tiene algo mejor que el envidioso.

Así, hermanos míos, iréis avanzando, siempre adelante hasta llegar a la cumbre de la montaña que habéis de subir en la vida en este planeta y en esta existencia.

Entonces, miraréis hacia el camino que habéis recorrido y experimentaréis la satisfacción de los grandes triunfos. Dominará el panorama vuestra mirada y pensaréis: "Bendita la hora en que me descubrí a la luz, bendita la hora en que seguí el consejo de los mayores, que aunque a breves e inseguros pasos, he ido ascendiendo siempre en busca de lo alto y del más adelante.

Que la paz y el amor sea con vosotros. Mi amor os dejo.

Miguel.

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