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AUTOFÓNICAS

L. U. 1. –C. S. El Secretario L. R.

–LA BALANZA llama y al autófono acudimos. Pero el Consejo Superior dice que no hay puntos nuevos que dar, hasta que los hombres de la tierra, si son capaces como pretenden que no sea, lo que en anteriores autofónicas hemos dado por LA BALANZA.

Quebró el dólar o Dios oro y no lo resucitan ni lo arreglan sino aparentemente, pero sus adoradores no le tienen confianza y se reagrava el estado fatal de la economía mundial.

Se haría y nadie se atreve a ello; es el miedo que se tienen unos a otros, porque el odio de pueblo a pueblo y de hombre a hombre, lo sembraron las religiones muy hondamente.

Los pone la ley de justicia ante un caso de los que llamaron “honor” con el guante tirado por los nipones y se busca el pretexto de pacificarse primero los causantes; y ¿cómo no se ha firmado en estas fechas el proyecto de Musolini, sino rubricado?... Si lo firman después, con tantas resistencias y enmiendas, ¿qué esperanzas ni seguridades puede dar nadie?...

La Confederación Económica mundial ad portas, ¿en qué puede estribar sus principios teniendo por delante esas inseguridades, recelos y más que recelos amenazas, que con pacto y sin él, habrá siempre casos y excusas imprevistas?... Empiezan los conferencistas, la economía, por “reducir la producción” lo cual es contra toda ley de libertad, además de envolver el secreto del acaparamiento para elevar los precios y ganar más los acaparadores. Mas de aquí resulta un silogismo fatal. Hay exceso de producción y los hombres se mueren de hambre. Con menos producción, más hambre y más hombres morirán de inanición. ¿Será esto economía?... Indudablemente, se pensaría, que el gobierno universal de nuestro Padre Creador es absolutamente ignorante y que se rige igual que los gobiernos que sufren los pueblos todos de la tierra. Mas desmiéntannos y estaremos contentos y esperaremos que vengan los espíritus de esos gobernantes para cederles nuestro puesto, porque habrán demostrado mayor amor fraternal, mayor sabiduría y mejor observancia de las leyes universales, y lo deseamos, para venir nosotros a ser hombres y encontrar siquiera empezada la fraternidad, en el amor de hermanos.

Lo cierto es, que no vemos arreglo ninguno y que el malestar y los odios crecen: así se ve en LA BALANZA.

Tocaría el punto risueño de España y el Vaticano; pero de orden mayor, no debo, y tampoco se da el autófono hoy a los otros hermanos, porque no pueden abandonar sus observatorios. Tal es el momento.

Por el Consejo Superior.

El Secretario L. R.

MEDIANÍMICAS

José Echegaray

DOMINGO 23 DE ABRIL DE 1933

Por la Médium del Consejo.

Hermanos míos. Paz para todos.

Paz para los que quieren profundizar en los secretos del infinito progreso, pero que esos misterios sólo son la ignorancia de los hombres porque los misterios no están más que en la ignorancia de los hombres que cualquiera de vosotros puede comprobar, analizando cualquier hecho de vuestra vida, antes y después de haber tenido conocimiento de ello. Pues bien; queda sentado que el misterio no existe y pasemos a otros puntos que serán desde luego, de más necesaria importancia, puesto que, aquellos es cosa axiomática sentada ya, en las obras de esta Escuela, y esto, son todavía plantas exóticas que no habéis podido cultivar, pero que yo, como labrador, obrero, o jardinero de ellas, quiero mostraros su fragancia, o sea el néctar de las matemáticas, porque así como el maestro ha sentado, que “la electricidad es madre de todo lo creado como fuerza omnipotente”, yo os digo, que la electricidad va acompañada, o mejor dicho, es compañera inseparable de las matemáticas, puesto que, todo ello se pesa, se mide y se calcula, siendo todo ello el conjunto de sabiduría, que en la electricidad se demuestra la infinita sabiduría que el hombre tiene que aprender, y que tiene su punto de partida en las vibraciones etereas y eternas del Creador. ¡Matemáticas!... hermanos míos. Si pudiereis dedicar un tiempo, unas horas, al estudio de esta ciencia, tendríais ganado el 90% de vuestras luchas, porque con el conocimiento que habéis adquirido en esta Escuela de que la Ley es una, tenéis más dificultad para penetrar en lo profundo de estas ciencias, que son, por decirlo así, una mina exquisita de placeres del espíritu, donde el alma se ensancha viendo que en su infinita grandeza, el hombre se embriaga en el goce de su Padre, porque por las infinitas combinaciones y ecuaciones que se pueden hacer, y que son infinitas, se llega a la penetración de la grandeza infinita de nuestro Padre, porque en todos sus guarismos se ve marcado el axioma indestructible de, “la ley es una”.

C. G. S. –Les dice el Maestro; pero en su pronunciación que es tan sencilla entra en orden matemática el peso, el espacio, medida y tiempo, el peso de los cuerpos, la naturaleza, etnicismo y condición de los seres y las cosas, y en todo va demostrada la excelsa verdad de “la Ley es una”.

¡Hombres! Seres que pobláis los mundos del infinito universo, plantas que crecen y se desarrollan al movimiento eterno de la vibración del Padre, mundos que ruedan por el espacio, mundos en gestación, que unidos a sus progenitores por la misma ley de la electricidad madre, matemáticas son precisamente, efecto de la vibración de la “única sustancia” y que son, como agentes digo, compañeras inseparables, electricidad y matemáticas; demostrándose una vez más, que “la Ley es una”.

Y bien, hermanos míos; sabed y estudiad todas las ciencias, estudiad todas las artes, estudiad todas las profesiones, pero aunque en todo está grabada la grandeza de la infinita sabiduría del Padre, estudiad también las matemáticas y veréis que es una ciencia que no tiene errores, es decir; que como todas las ciencias, son perfectas en sí mismas, como ha sentado el Maestro, porque la imperfección sólo reside en la ignorancia de los hombres; pero en las matemáticas, vais a encontrar un mar de luz, un mar de bellezas, un mar de pensamientos interminables que os llevan al infinito; pero allí el alma se expande, se agranda, se aproxima al Creador su Padre y, en todo se demuestra una vez más, que la sabiduría es infinita y el progreso su demostración, confirmándose siempre en todas las cosas y los seres que “la Ley es una” y “la substancia una”.

Vuestro hermano que os ama.

José Echegaray.

HIRAM.

DOMINGO 7 DE MAYO DE 1933

Por la Médium del Consejo.

Bunas noches, hermanos. Paz y amor os traigo. ¡Cuánto tengo que decir a mis hermanos para comentar estas pequeñas lecturas! Y digo cuanto hay que comentar porque ello es la explicación del estado de ánimo de los hombres. Mas sin embargo, no es ello todo; porque estas explicaciones hay que complementarlas por el estudio de la vida real, ese estudio práctico que la vida real nos ofrece.

Muchas veces decís vosotros, llevados por un momento de ofuscación: ¡Qué malos son los seres! ¡Qué malos son estos seres con quienes tengo que convivir y encontrarme!

O dicen: ¡Qué malos son mis vecinos, y mis parientes y hermanos! ¡Qué malos son mis hijos!

Pero, si al escuchar estas exclamaciones no estuvieseis dominados por el prejuicio social, seguramente que diríais: ¡Qué malo soy yo al decirlo así! ¿Por qué juzgo tan ligeramente a los que me rodean? Pero no lo diríais por el olvido de las ofensas recibidas, ni por la disculpa que vosotros mismos pudiereis encontrar como un lenitivo emanado de una reflexión razonable y justa, sino que, sin dejar de ser lo uno y lo otro, vosotros, como espiritistas, comprendéis, que si bien es verdad que existe el hermano malo para el hermano, padres malos los hijos, e hijos malos para los padres, vosotros, como espiritistas, con conocimiento del “Espiritismo Luz y Verdad”, no habéis de encontraros en todos los momentos de la vida y sus circunstancias, a cada paso, un enigma indescifrable; sino que, con conocimiento de causa, no habéis de considerar a los demás hombres como un semillero de reptiles; sino que completamente compenetrados del Espiritismo Luz y Verdad, y de la equidad de la Ley de Justicia, habéis de saber como un conocimiento fatal, que son las deudas contraídas en existencias anteriores, que fatalmente tenéis que saldar, y que ese antagonismo, no es más que la consecuencia de vuestra ignorancia, precisamente, tan igual en este caso, como la de aquellos que juzgan mal al Espiritismo, sin tener conocimiento de su grandeza.

Mas, sin embargo, hermanos míos, el Espiritismo os enseña a ser fraternales, cosa que también pensáis como un imposible; os enseña el camino de la vida, a ser rectos y justos y a llevar la vida con la dignidad del hombre humilde de corazón, sin humillación alguna.

Por esto, el Espiritismo os dice: que no es verdad que Jesús hubiese dicho que pongáis la otra mejilla cuando os abofetean la primera; y no podemos decirlo en ley de justicia, porque para ser bueno, no es necesario que os dejéis abofetear. Para ser bueno, basta cumplir la ley del Creador, amando al hermano.

No escapa a nuestra percepción las dificultades que tenéis que vencer para hacer obra de bien y de fraternidad; y no es posible en muchos casos, porque la perversidad de los seres del mundo que os rodea, enrarecen el ambiente y lo inficionan todo, y por consiguiente, vosotros no podéis esquivar esta ley.

Vosotros, también os véis rodeados de odios y rencores y necesitáis por propia y legítima defensa, por la propia conservación, defenderos en el Espiritismo Luz y Verdad.

He ahí, cómo quedáis advertidos, y justificados nuestros consejos, para poner en práctica lo que el Espiritismo Luz y Verdad os dice: Sed fraternales, amáos los unos a los otros, y estar unidos en el pensamiento y en la acción. ¿Dónde podéis encontrar esto vosotros? ¿Dónde podéis ejercitarlo? ¡Ay, hermanos! ¡Qué fácil es hacerlo entre los que os encontráis unidos por una sola aspiración, por un deseo, por un querer fraternal!

Acaso muchos pensarán y con justa razón, que este bien se consigue por el bien mismo; es decir, por el amor, la unión y la fraternidad.

Entonces, hermanos míos, aquellos, que os miran con desconfianza, verán vuestro progreso, verán vuestro ejemplo y se sumarán a vuestra causa.

Mas no penséis, siempre, que se hayan unido los hombres por bien y por amor, porque cada uno tiene dentro de sí el deseo del bien y del mal; es decir, que cada uno de vosotros, tiene dentro de sí el germen del bien y del mal, y esta fatalidad, está dentro de vosotros, en el fondo de vuestra conciencia, en la luz de vuestro espíritu y en la verdad de la vida.

Mas no estáis solos en la brega, no; os lo repito. Estamos con vosotros en todo momento en la obra del bien; no solamente para que la ejecutéis, sino para contribuir con vosotros en la obra.

Mas, el espíritu, por mucho amor que tenga ¿puede ejecutar la obra de la misión que traiga, si no ejecutare el bien y vuestro pensamiento no es sincero y vuestro afán no es de progreso verdadero?

No, hermanos; es necesario vuestra voluntad; es necesario que vosotros pongáis algo de vosotros mismos y ser buenos y siempre verdaderos espiritistas, que sintáis en todos los momentos los sentimientos fraternales para que llaméis al amor y el amor venga a vosotros con deseos fraternales, para que la fraternidad de todos, venga también a vosotros.

Es necesario que vosotros no sintáis la doble intención; que la lealtad y la moral sean la característica de vuestra personalidad, para que, como idealistas, podáis llevar vuestra causa muy lejos; y cuando los malos pensamientos y malos deseos sean rechazados porque vuestra conciencia ya necesita un ambiente de pureza, entonces será el momento de la relativa felicidad.

No penséis que solamente esto, es del Espiritismo; pero sí, por el momento, sólo es de los buenos y verdaderos espiritistas, que comprenden el Espiritismo Luz y Verdad. Esto es, del humano interés.

¿Pero qué importa que ninguno quiera dejar el odio y la perversidad para seguir el camino del amor y que todos quieran tener un cristo sangrando y coronado de espinas?

No importa, porque es necesario que los hombres de conciencia, los hombres que razonan, piensen y comprendan, que dentro de cada ser, hay una partícula del Creador, un número, o unidad del gran todo Espiritismo, que es todo el bien y toda la sabiduría, por la solidaridad universal que lleva impresa en su ser.

Es necesario, que dentro de vosotros mismos, haya quien quiera borrar de su memoria ese cristo, porque es necesario que se borren los odios de aquellos que fueron arrastrados, hasta caer en el abismo de sus crímenes y pasiones.

Es necesario ya, hermanos míos, que predomine la ley de amor y de justicia. Es necesario, que el hijo ame siempre al padre por deber y por amor al mismo amor.

Es necesario que los hombres sepan amarse unos a otros con amor fraternal, por cuanto que es ley ineludible el cumplimiento de la ley suprema, y que es ley fatal, marchar todos unidos en el verdadero progreso y la más profunda fraternidad.

Estudiad el Espiritismo con amor y con deseos de progresar; no con fanatismo, no con ceguera, no con la intención perversa que suelen tener algunos, despertando el odio entre vosotros mismos cuando os dicen palabras que os hacen pensar. El Espiritismo sí, es de todos; pero hay hermanos que dicen estar en el Espiritismo y no son del Espiritismo. Mas, todos los hermanos de la Escuela, todos los que vienen aquí, lo mismo que todos los que habitan los infinitos mundos del universo, son el Espiritismo, y todos sois un miembro del cuerpo espírita. La Escuela es vuestra, y vosotros, cada uno, sois una parte de ese cuerpo.

Por eso, hermanos míos, es necesario, que os compenetréis de la luz y la verdad del Espiritismo, y esto ha de ser, por el estudio y el conocimiento de la enseñanza, de cada idea, de cada doctrina, y del por qué y para qué de la enseñanza de los hermanos que entre vosotros vienen de otras regiones del universo, que os traen todo el amor de la Cosmogonía, que vienen con todos sus deseos, con todo su querer, a traeros efluvios de amor para dejarlos sobre vuestra frente.

Es necesario, hermanos, que seáis de verdad, y es necesario que seáis hoy, mañana y siempre por los siglos de los siglos, porque no basta ser espiritista un solo momento, ni ser de la Escuela, un poco de tiempo, no. Es necesario serlo siempre, para recibir el rocío vivificador del amor, y los bienes de fraternidad que sobre vosotros caen.

Hermanos, sí, la constancia es una virtud que si la sabéis cultivar, entonces, hermanos míos, el triunfo es vuestro y no de otros, porque es vuestra la voluntad, y es vuestro el querer, y es vuestro el deseo.

Mi amor os dejo.

Hiram.


 

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