Rodolfo Cutufia

Mi nombre es Rodolfo, taxista, 17 años sobre ruedas y siempre tratando de estar con los pies sobre la tierra.

Hoy, después de ese tiempo, estoy mucho más feliz que cuando comencé, nunca pensé que la vida me llevaría por ese camino.

Nací un 17 de enero de 1950, divorciado y tengo dos hijos (Gabriela y Matías).

En el año 72, con mi hermano ponemos un negocio de ropa, allí aprendí a vender

(una cosa es vender paquetes vacíos, otra vender sueños para llevarlos a la realidad.

 

En 1974, ingreso en la Empresa SEGBA, limpieza, mantenimiento, empleado, encargado administrativo, RRPP, y área de Capacitación.

Allí termino armando los seminarios para preparar a la gente para la jubilación, el proyecto del tiempo libre y la readaptación a la familia.

A la Empresa le aportaba mis conocimientos y relaciones particulares y con la representación de la misma, incrementaba las relaciones afuera,

en beneficio de ambos

En el año 1992 y 1993 salí dentro de los destacados trabajando por los jubilados a nivel nacional por el Movimiento Activo Previsional,

(Que presidía el señor Daniel Eduardo Vecio Caziani), tema que comencé a transitar en el año 1982.

 

EL TAXI

Comienzo en 1987, estrenando el Peugeot 504 (hoy tengo un R19) y debutando en el ambiente del taxi.

Sin darme cuenta, tratando de hacer placenteros los viajes, surgen temas tan diversos y afectivos que en ese momento no logré interpretarlos,

(con la claridad que me dió el tiempo),

pero lo sigo haciendo quizás por instinto o placer, porque a través de esas charlas, continuamente voy descubriendo excelentes personas,

Detrás de esas momentáneas máscaras, variedades continuas de gestos duros, alegres, tristes, serios, preocupados, concentrados en sus cosas;

así como sube gente muy estructurada, también alegres y muy divertidos, toda esa gama humana que uno, si bien la conocía,

no la compartía con tanta continuidad y cercanía.

Uno tiene un trabajo por lo económico, pero al tratar de hacer las cosas con buena predisposición, fui descubriendo seres humanos reales.

Con muy pocas excepciones, todas las facetas mencionadas anteriormente, fueron transformándose en los pocos minutos de viaje

era sorprendente e increible ver bajar a la persona con otra actitud; si era agresiva o muy seria,

despedirse con un "ojalá que nos encontremos, llamame,  hasta pronto",

si era positiva, experiencias muy fuertes, programando encuentros de los cuales ya se van a enterar.

Con esas situaciones no solo fui confirmando que no todo pasa por un buen servicio, sino que hay que intentar mejorarlo.

El porqué de esos cambios en la gente, la necesidad de una oreja, respeto, afecto, respetar los tiempos y momentos del otro,

(que para aprender eso, tuve que pasar algunos papelones y aprovecho para DISCULPARME con estas personas).

Tantos temas sociales, compartiéndolos con los pasajeros y algunas cosas particulares me movían a la participación,

miles de ideas y temas se me cruzaban por mi mente. Pero en un momento reflexiono y me encuentro con pocas herramientas,

ya que había abandonado los estudios, a los 38 comienzo el secundario, luego psicología social (con Ana Quiroga),

en segundo año, abandono por problemas particulares, pero esos 5 años me marcan un camino,

 como que encuentro mi lugar en el mundo.

 

 

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