Inicio ¦ Introducción ¦ Cine Japonés ¦ Cine Asiático ¦ Noticias ¦ Festivales y Eventos ¦ Artículos

The Burmese Harp


Título original:
Biruma no Tategoto
Año:
1956
Director:
Kon Ichikawa
Intérpretes:
Shoji Yasui
Rentaro Mikuni
Tanie Kitabayashi
Taketoshi Naito
Jun Hamamura
Tatsuya Mihashi
Yunosuke Ito
Shunji Kasuga

Nos encontramos en los días finales de la segunda guerra mundial siguiendo las aventuras de un regimiento japonés en el frente birmano liderado por el capitán Inouye(Rentaro Mikune). Inouye es un profesor de música en la vida civil y ha enseñado a su tropa a cantar para mejorar la moral y crear una atmósfera de camadería entre ellos mientras continúan su caminata por la jungla birmana. Entre los soldados se encuentra el cabo Mizushima(Shoji Yasui), quien es un experto en tocar el arpa y quien parece adaptarse bien al país. La guerra ha terminado y los soldados han sido hecho prisioneros de guerra por las fuerzas británicas. Sin embargo, escondidos en las montañas, se encuentra otro grupo de soldados japoneses los cuales no tienen intención de rendirse. Mizushima se ofrece para mediar entre estos soldados rebeldes y los oficiales británicos quienes sólo les dan unas horas para abandonar las armas antes de bombardear el refugio donde se encuentran acuartelados. Los soldados se niegan rotundamente y los británicos comienzan el bombardeo en el cual Mizushima cae herido.

Más tarde vemos a los prisioneros japoneses con Inouye al frente cruzando un puente por él que tambi�n pasa mismo al tiempo un monje budista. Éste guarda un parecido extraordinario con el desaparecido Mizushima pero cuando el capitán lo llama por su nombre el monje no responde y sigue su camino. En un flashback vemos como Mizushima fue rescatado y atendido por un monje budista al que luego le roba su túnica para regresar de vuelta al campamento de prisioneros. En el trayecto descubre las consecuencias de la guerra cuando se topa con una multitud de cuerpos esparcidos por las llanuras rojas de Birmania. En ese preciso momento tiene que decidir si seguir sus impulsos humanitarios y enterrar los cuerpos de los soldados muertos o sus deseos por regresar a su patria materna.

THE BURMESE HARP está basada en una famosa novela infantil de Michio Takeyama. Es de sobra conocido el interés del director Kon Ichiwaka por adaptar clásicos de la literatura japonesa tales como PUNISHMENT ROOM de Shintaro Ishihara, KAGI (La Llave) y LAS HERMANAS MAKIOKA de Junichiro Tanizaki o ENJO, basada en la novela El Pabellón del Templo Dorado de Yukio Mishima. Colaborando con él en todas sus adaptaciones y guiones originales se encontraba su esposa Natto Wada, hasta que en 1965 Wada decidió jubilarse del cine. Muchos críticos han señalado que la calidad del trabajo de Ichikawa sufrió un bajón considerable a partir de ese momento. The Burmese Harp es quizás el trabajo de Ichikawa más conocido en el extranjero (y quizás también en el mismo Japón). No en vano recibió el premio San Giorgio en el festival de Venecia de 1956. Pero su popularidad quizás (más que por su calidad artística, que la tiene, pero que no llega al nivel de otros trabajos del director del mismo periodo) se debe, sin duda alguna, al interés que la crítica occidental tenía por películas japonesas con una temática humanista (VIVIR de Akira Kurosawa, 24 OJOS de Keisuke Kinoshita y más tarde LA CONDICIÓN HUMANA de Masaki Kobayashi) e histórica. El propio Ichikawa realizó un remake de The Burmese Harp en 1985, esta vez en color, utilizando el mismo guión y obteniendo un enorme éxito de crítica y público. No en vano supondría una los largometrajes más taquilleros del veterano director.

Lo más interesante y memorable de The Burmese Harp es sin duda la transformación espiritual de Mizushima. Ichikawa sitúa a Mizushima entre dos tipos de soldados: los que se rinden y añoran con regresar a Japón y los que continúan la lucha. La decisión de rendirse pero quedarse en Birmania para enterrar los soldados muertos le concede a Mizushima un estado espiritual superior al resto de los soldados. Ichikawa contrasta las conversaciones de los soldados sobre lo que van a hacer cuando regresen de vuelta a Japón con la figura solitaria de Mizushima en su búsqueda espiritual a través de las llanuras de Birmania. Mizushima trasciende lo más preciado por el resto de sus compañeros, ese deseo por regresar a su tierra natal, por un sacrificio mayor. Si a ésto sumamos el apego especial que los japoneses tienen por su tierra natal y su noción de que lo que peor que les podría haber pasado era morir y ser olvidados en suelo extranjero, podemos entender un poco más el especial significado del sacrificio de Mizushima. Éste, desde el principio de la película parece estar destinado a quedarse en Birmania. Al comienzo del largometraje unos lugareños roban el uniforme de Mizushima. Éste se pone ropas tradicionales y sus compañeros le dicen que podría pasar por un nativo. De la misma manera, Ichikawa conecta a Mizushima con el país mediante tomas largas donde vemos al cabo/monje fundiéndose con el paisaje birmano, caminando por llanuras y montañas o enterrando cuerpos en la orilla lodosa de un río.

Una de las tomas más memorables de toda la película ocurre justo después del bombardeo británico de la cueva donde se encuentran los soldados rebeldes japoneses. En una toma elevada vemos a Mizushima alejarse de la posición donde estáa situada la cámara adentrándose en las llanuras rojas de Birmania. Esta escena, simple pero bellísima, provoca una serie de emociones en el espectador: el sentimiento de aislamiento y de horror ocasionado por la guerra, la búsqueda por otra forma de vida o el concepto budista de la extrema conexión entre el ser humano y su entorno. Más tarde, la pantalla se llenará de cadáveres esparcidos por el campo, vestigios de la guerra, en una película que curiosamente ofrece poca violencia. Ironía de la vida, Mizushima sólo toma su decisión definitiva cuando comprueba que las monjas británicas también dan entierro a soldados japoneses. Ichikawa sigue la progresión de Mizushima sin ningún tipo de diálogo, lo que hace que el espectador tenga que esclarecer el estado mental de Mizushima.

Estos momentos memorables donde se refleja el proceso,de lo que en budismo se llama, la iluminación de Mizushima no encuentran su correspondencia en la historia que sigue las aventuras del capitán y su tropa. Ichikawa es un director que fácilmente puede dar una de cal y otra de arena y aquí Ichikawa se le va un poco la mano en la dosis de melodrama que le inyecta a esta historia paralela. La preocupación del capitán Inouye por la suerte de Mizushima, por supuesto, es usada para dar más peso al heroísmo de este último y, como ya he dicho con anterioridad, los deseos más materiales del grupo contrastan claramente con el sacrificio de Mizushima. Sin embargo, los soldados japoneses están lejos de ser retratados de una forma realista. Su relación con una lugareña (interpretada por Tanie Kitabayashi, una habitual en las películas del director) con acento de Osaka es quizás demasiado idealizada. Hay momentos en que Ichikawa cae (como en la escena final donde los soldados se encuentran en un barco de vuelta a Japón mientras el capitán lee la carta dejada por Mizushima donde relata sus aventuras, ya conocidas por el espectador, y su decisión de quedarse en Birmana, algo que en mi opinión es redundante pero que sirve para aumentar el drama y consigue que la audiencia más sensible, o más fácil de manipular, a este tipo de situaciones termine leyendo los créditos finales con los ojos todavía empapados), en la sensiblería fácil. Igualmente, al principio del film, los soldados japoneses, cercados por los británicos, acaban cantando con estos últimos y en sus respectivos idiomas "Hogar Dulce Hogar", acompañados por la arpa birmana de Mizushima bajo la luna de Birmania en una escena de buenas intenciones pero que se me antoja demasiado empalagosa.

Por este motivo algunos críticos han acusado a Ichikawa de no tener una filosofía política consistente. Tres años más tarde realizaría otra película anti-bélica, NOBI, de tono muy diferente. En ésta, Ichikawa retrata de forma implacable, con su habitual mirada cínica y humor negro, las correrías de un grupo de soldados japoneses en las Filipinas y su lucha por su supervivencia recurriendo a la violencia, robo e incluso al canibalismo.

Volver al inicio de la página
©Joaquín da Silva Eiga , 2003
Hosted by www.Geocities.ws

1