Las Parcialidades de Hatun Rukana y
Laramati en el Siglo XVI: Represión
de la campaña anticristiana de 1569
y descripción de sus pueblos en 1586 (1)

 

Edmundo Guillén Guillén

SUMARIO
Se publica en la primera parte el extracto de la “Visita” del padre Cristóbal de Albornoz, que relata la represión del movimiento anticristiano en los pueblos de Hatun Rukana y Laramati en 1569. Esta represión implacable fue un episodio más de la guerra de reconquista religiosa andina contra la imposición del cristianismo por los españoles , que debió iniciarse poco tiempo después de la invasión del Perú, paralelamente y asociada con la guerra de reconquista política de los incas de Vilcabamba. En la segunda parte se reproduce el documento sobre la “Descripción de las parcialidades de Hatun Rukana y Laramati” como una contribución a la historia regional de ayacucho.

En la década de 1560, se extendió en el repartimiento de Hatun Rukana y Laramati, región de las “cabezadas” de la provincia de Lucanas (Ayacucho) un movimiento religioso,-equívocamente llamado Takiy onqoy-cuyos predicadores proclamaban la guerra Santa contra los españoles y su religión. Este movimiento ideológico religioso, fue severamente reprimido por el visitador eclesiástico Cristóbal de Albornoz en 1569 y sus dirigentes castigados con penas afrentosas, destierros y trabajos forzados en sus respectivas localidades.
La “Descripción...” de los pueblos de estas parcialidades, cuyo texto se publica, es una de las mejores de su género redactas en 1586 y constituyen un aporte para la etnohistoria andina: antigua, colonial y contemporánea, porque sus habitantes mantiene como un remanso de su historia milenaria, sus mitos y leyendas antiguas y continúan practicando aún los principios humanistas de la ideología Inka,. Procurando su mutuo bienestar general y compartiendo el provecho de sus pisos ecológicos de la puna a los bordes de la yunga costeña.

1° La guerra santa contra los españoles
Este epígrafe es a nuestro criterio, quizás el más adecuado para estudiar desde la perspectiva peruano-andina, diacrónica y sincrónicamente el proceso de las distintas alternativas de la guerra de reconquista religiosa contra los españoles, para captar sus objetivos y las estrategias que emplearon para defender sus creencias y combatir la de las invasores “Cristianoruna” como los tipifica el cronista Chinchaysuyo Felipe Guaman Poma de Ayala (1936; 911).
Según la “Información”, que mandó hacer en 1570 el canónigo Cristóbal de Albornoz para probar la importancia de sus servicios religiosos, (L. Millones. 1971; 1/4). Desde diez años atrás, los incas de Vilcabamba habían “sembrado” en “todo el reino” una “nueva apostasía ” y que lo más “manchado” de ella, en la jurisdicción y ciudad del Cusco (JSA. 1967. LVI-I; 35). Como se sabe por documentos coetáneos, Titu Kusi Yupanki gobernaba por estos años el reducto de Vilcabamba, con el título de Inka y Pontífice del Sol que continuando con los planes de reconquista de su padre Manko Inka Yupanki, preparaba entonces un gran alzamiento general para echar a los españoles del Perú.
C. de Albornoz, confirmando este patriótico anhelo de Titu Kusi Yupanki y Thupa Amaro, dice que:

“Estos ingas siempre desearon bolver a recuperara estos reinos por los medios posibles, y lo han intentado y, no hallando otro de más comodidad que su religión y resucitar su predicación, procuraron indios ladinos criados entre nosotros y los metieron allá dentro con dádivas y promesas. E a estos los derramaron por todas las provincias del Piru, con un modo de predicación rogando y exortando a todos los que le eran fieles a su señor que creyesen que las guacas bolvían ya sobre sí y llevaban de vencida al Dios de los cristianos, que hiciezen el dever e que sacasen a su señor natural de las montañas donde estaba desterrado. Y trataban del mucho valor que Topa Amaro tenía e de cómo los honraría, e que creyesen que las guacas estaba ya desenoxadas e cada día enviavan sus mensajes a su señor el inga” (JSA. 1967. LVI-I; 35, 36).

Entre estas “guacas”,-según el visitador- estaban las más principales y prestigiosas que habían sido enriquecidas por los incas. De la región quechua: Chuquimoro, Chuquiguaraca, Apo Llamoca y Sutaya; del Cusco: Coricancha, Guaynacuri, Nina Soyuma, topa Amaro, Manducalla y muchas más; del Collaop: Titicaca; de Parinacochas: Sarasara y las principales de las demás provincias de la que se tenían “noticias que las traían al Cusco” (JSA. 1967. LVI-I; 36) y el notario apostólico Bartolomé Berrocal, que todas ellas sumaban un número de “sesenta o setenta” guacas aproximadamente, reducidas-erradamente- por otros testigos a las guacas: Titicaca y Tiaguanaco (L. Millones. 1971; 2/53, 2/129).
El mismo Albornoz, comentando la acción de estos misioneros o dogmatizadores, refiere que tenían tanto prestigio que con solamente anunciarse eran recibidos con un: “Género de bayle que intitularon taqui ongo” y tan persuasivos, que con habilidad hacían apostatar a los que se habían hechos cristianos predicando la guerra contra el “Dios” de los españoles y alentando la esperanza de un triunfo próximo , aún en los pueblos que,-por haber sido “sentidos” como los de Jauja y Andahuaylas- no podían tomar las armas contra los enemigos. Añade el mencionado visitador, que si algunos resistían a sus predicaciones, les daban una : “Confacción de maca”, que con “tocar la uña” o “cualquier bebida”, los hacían “lo que ara baylar y dar con las cabezas por las paredes” y que por este medio se hacían obedecer y practicar una: “Suma de ceremonias en sus ritos antiguos” (JSA. 1967. LVI-I; 36; P.S. de Arriaga 1968: 207).
De la posible ideología y ritual de este nuevo movimiento antievangélico y ritual de este nuevo movimiento antievangélico andino-Inka. Las noticias fragmentarias que han llegado ante nosotros son de procedencia y tamiz clerical: parciales; anecdóticas y detractadas por su mentalidad dogmática. El Chantre Hernando arias, dice que era: “Una manera de idolatría que llaman taquiongo” (L. Millones. 1971; 1/1), otros testigos una. “Seta y apostasía” y Cristóbal de Molina, simplemente una: “Yerronía... que hacían una manera de canto al cual llaman Taqui ongoy” (1959; 98), nombre postizo, por su analogía con las características externas del “Taky Onqoy”, la conocida “enfermedad del bayle”, citada por J. Polo de Ondegardo y Guaman Poma.
Polo (1567) en el texto de la “Instrucción contra las ceremonias y ritos” dice:

“En algunas partes les da una enfermedad del bayle que llaman Taqui onco o Cara onco, para cuya cura llaman a los hechiceros o van a ellos y hacen mil supersticiones, y hechicerías, donde habían hoy idolatría, y confesarse con los hechiceros y otras ceremonias diferentes” (RH.1906.I-II; 198).

Guaman Poma, además de estas dos enfermedades, cita las de “Puquio oncoy y Chirapa oncoy” entre otras que el mes de setiembre, ceremonialmente se echaba de los pueblos “en todo el reino” (253) y en otro lugar, que el “Taqui oncoy” lo curaban los hechiceros que hablaban con los demonios (280). C. de Molina, que esta ceremonia se hacía en el mes de agosto en el Cusco (1959; 44). El Takiy Onqoy, era pues una enfermedad común y conocida por sus síntomas y características (Voc. 1586).
J.B. lastres, piensa que el “Taquiy oncoy”, podría ser una enfermedad piscógena o quizás como el tarantismo en Europa que se curaba con bailes colectivos o producida según Gutiérrez Noriega por el abuso de la coca que causa alteraciones sensoriales (1951; 158). Para P. Duviols, su equivalente europeo podría ser: “La Danza de Saint-Guy” en Francia o el baile de San Vito, que se presentaba también con trances y convulsiones, parecidas a los afectados por el Takiy Onqoy o a los que habían bebido la “maca, que eran considerados como posesos por las guacas al verlos temblar y revolcarse por un tiempo etc. (1977; 135) como lo atestiguan C. de Molina (1959; 101).
Si se confrontan este suceso episódico ocurrido durante la década de 1560, con los antecedentes políticos militares de los incas, se constata que esta llamada “nueva seta y aspostasía”-que supone la existencia de otras- fue hito más, en la guerra prolongada de reconquista iniciada por Manko Inka Yupanki en mayo de 1536 contra los españoles y su religión , para recuperara el poder hegemónico entre los pueblos del mundo andino. Que en los militares como se sabe, culminó siglos después con la expulsión de los españoles en 1824 y en lo religioso fracasó en las primeras décadas del siglo XVII, por la efectiva campaña ideológica religioso e iconoclasta de los sacerdotes extirpadores de las idolatrías y creencias andino-incas.

La reacción de la iglesia Inka, debió iniciarse-sino antes- paralelamente a la guerra de reconquista militar del Perú emprendida por Manko Inka Yupanki. El hecho que el Papa Inka, Vila Oma, asumiera personalmente al comando del ejército imperial contra los españoles hijos del diablo (suapaypawawakuna), explica que no solamente se trataba de una lucha entre dos ejércitos, sino también de una lucha cósmica: entre el poder de las deidades andinas y el Dios de los extranjeros. Así lo entendieron los españoles e incas. En Cajamarca el fraile Valverde, dio gracias a Dios por la victoria alcanzada entre el macabro espectáculo de muertos y heridos, y los incas creyeron entonces que el “sol” y sus “Guacas” resentidos con ellos, los habían desamparado en esta tragedia y en los sucesos posteriores.
Titu Kusi Yupanki, refiere que su padre el Inka, al despedirse de los pobladores del valle de Tampu (junio de 1537), les reiteró que los españoles. No eran hijos de “Viracochan” como se decían, sino hijos del “supay” (diablo, demonio) y peores que ellos por sus “maldades” y les advirtió que no creyesen en ellos porque eran mentirosos y les aconsejó diciéndoles, no:

“Adoréis a los que adoran,-son unos paños pintados, los cuales dicen que es Viracochan-y que adoréis como guaca, el qual no es sino paño; no lo hagáis sino lo que nosotros tenemos, eso tened, porque como veis las Villcas hablan con nosotros, y al Sol y a la Luna véemoslos por nuestros ojos, y lo que es esos dicen no lo vemos. Bien creo que alguna vez por fuerza o con engaño os han de hacer adorar lo que ellos adoran: quando más no pudiéresdes, hacedlo delante dellos, y por otra parte no olvidéis nuestras ceremonias.
Y si os dixieren que quebrantéis nuestras guacas y esto por fuerza, mostradles lo que no pudiéres hacer menos, y lo demás guardadlo, que en ello me dareis a mi mucho contento” (1916; 80).

Esta conseja y advertencia oficial, prueba que la guerra de reconquista militar estuvo inseparablemente unida a los planes de reconquista religiosa para restaurara la hegemonía de Tawantinsuyo . esta guerra tuvo así caracteres de una Iliada, donde los combatientes peleaban apoyados por sus deidades tutelares para alcanzar la victoria. Los incas, rogaban a su padre el Sol y los españoles invocando a dios, arremetían a la voz ¡Santiago! A ellos. El triunfo o derrota de los hombres eran a la vez el triunfo o derrota del poder de sus dioses.

En 1541 en el Cusco, se inicia desembozadamente la campaña ideológica e iconoclasta contra las deidades incas. El Provisor Luis de Morales, refiere que después de enterrar en “cierto lugar” la momia de Wayna Qhapaq- que la tenían como “al Sol”- se: “Tiraron muchas piedras que las tenían por dioses de cosas particulares, y la redonda del Cusco hizo derribar muchas guacas y relicarios y tras casi momias...” (E. Lisson. 1943. I-3; 82; RACH. No. 2; 225) y se intensificó después la predicación cristiana contra las creencias andino- Incas. P. Duviols, con acierto y erudición, trata in extenso este lucha contra la religión oficial Inka y los cultos regionales y locales (1977; cap. II). Al “Informe” del provisorio Morales., siguió la “Instrucción de la 1545-1949” redacta da por el arzobispo Loayza y los concilios limenses de 1551 y 1567, como respuestas a la importancia y magnitud de la reacción anticristiana de la iglesia Inka y de los sacerdotes de los cultos regionales, sobre cuyas modalidades de lucha no tenemos noticias directas, sino denostadas por la documentación española (P. Duviols. 1977, cap. II).
La participación directa o indirecta del gobierno de Vilcabamba en esta lucha, es indudable. El ultimátum del virrey marqués de Cañete en 1557 a este reducto peruano para que salga el Inka; la búsqueda de las momias reales, el ocultamiento de unas y el envío de otras a la ciudad de Lima, demuestran el interés político y religioso del gobierno colonial a la reacción también política y religiosa de los incas, guarecidos en el baluarte patriota de Vilcabamba (E. Guillén Guillén. 19081. RHC. No. 13-14; 61-99; BL: 1983, No. 28; 29-41).
La década de 1560, por la agresividad Inka, fue así un año duro y crítico para el gobierno colonial. Como se sabe por documentos coetáneos, Titu Kusi Yupanki, que simultáneamente ejercía el cargo de Inka y pontífice del Sol en Vilcabamba militar por una parte y por otra de reconquista militar por una parte y por otra alentó la reconquista religiosa de la iglesia andino-Inka,-iniciada anteriormente-como lo reseñan documentalmente P. Duviols (1977, cap. II) y N. Wachtel (1976. IIa. Parte, cap. I.)
A la muerte o asesinato de Sayri Thupa a mediados de 1561, Titu Kusi Yupanki arreció sus incursiones guerrilleras a los valles de Apurímac y Urubamba contra los españoles y sus templos, -no obstante las negociaciones diplomáticas que sostenían con el Virrey conde de Nieva encargado por una solución pacífica con los incas (E. Guillén Guillén. RHC. 1971 No 10; 48- 93).
En 1964, el gobernador Lope García de Castro, en respuestas a estas incursiones e informando de los preparativos bélicos a gran escala que el Inka organizaba en todo el Perú. Trató por todos los medios, dramáticamente y con habilidad neutralizar los planes patriotas del Inka. En 1565, mientras organizaba la guerra contra Vilcabamba, envió a Diego Rodríguez de Figueroa a la propia tierra del Inka a negociar una paz honrosa. Titu Kusi Yupanki, entre la posible invasión a su territorio o la paz, prefirió la segunda, por las especiales circunstancias del momento. De esta manera, por la exitosa negociación diplomática del gobernador Castro, que culminó con la entrevista de Chukichaka del Inka con el oidor Juan de Matienzo (junio, 1565), el Inka deshizo la “Liga y conjuración que tenía hechas con todos los caiques del reino” (J. de Matienzo. 1977; 302).
Aunque Castro culpó después al gobierno de Vilcabamba de instigar las alteraciones en la lejana gobernación de Yaguar Sonqo y en varias provincias del Collasuyo, al final consiguió disipar la grave crisis provocada por los incas, accediendo sin regateos a la exigencias políticas y económicas de Titu Kusi Yupanki en la Capitulación suscrita en el valle de Acobamba el 24 de agosto de 1566, que aparentemente aseguraba la “paz perpetua” entre y españoles (E. Guillén Guillén. 1971 RHC. No. 10; 48-93).
Estos hechos y la violenta “desestructuración” de la sociedad Inka,-según las investigación de N. Wachtel- causaron “profundos transtornos” en el mundo andino, que puso en peligro la estabilidad del gobierno colonial en la referida década de 1560 (1977. IIIa. Parte, cap. Referida década de 1560 (1977. IIIa. Parte, cap. I)) y favorecieron los preparativos de Titu Kusi Yupanki para organizar un gran alzamiento contra los es0pañoles en lo político como en lo religioso. Según el gobernador Lope García de castro, el Inka-había enviado emisario para provocar este alzamiento desde “Chile a Quito” y de C. de Albornoz que “derramó” misioneros (kunaq) por todas las “provincias del pirú” (JSA. 1967. LVI-I; 36) par que predicaran la guerra contra los españoles y su religión. Se trataba así de un movimiento coherente político y religioso, que se proponía del Tawantinsuyo, perdido por sus luchas internas que habían provocado el enojo de sus deidades tutelares y por la fuerza de los invasores extranjeros apoyados por divinidades poderosas. Es decir, los objetivos de esta lucha eran concretos. No habían en él promesas de una “edad futura” ni de un “mundo mejor”, menos aún “vaguedad” en la realización de sus expectativas, que caracterizan al milenarismo según E. J. Hobsbawm (1968; 83) y M.I. Pereira de Quiroz (1969; 20).
De las versiones que se conocen, se colige que el tema central de los llamados dogmatizadores andino-incas fue: alentar la guerra de reconquista religiosa con el persuasivo argumento-según Albornoz- que las “guacas” ya “estaban desenoxadas” con los incas (JSA. 1967, LVI-I; 369 y no “resucitadas” conforme otros testimonios, y que habían llegado el tiempo del desquite o de la revancha (punchao kutichikuq o ayninkuq) para luchar contra el “Dios” de los españoles, que había terminado su turno (mita) y que estaba por ser vencido, que pronto terminaría derrotado (atisqa) y que entonces, las “guacas” andino-incas reconquistaría el poder y prestigio que antes habían tenido. En esta lucha cósmica las deidades del olimpo andino representaban el bien contra el demonio encarnado en los españoles “supayparuna”, mientras, que los enemigos creían luchar los demonios incas (I. Silverblatt. Allpanchis. 1982. No. 19; 42-43). confirma esta cosmovisión la cita de N. Wachtel, del siguiente texto del Chilam Balam de Chumayel:
“solamente por el tiempo loco, por los sacerdotes, que fue entre nosotros la tristeza, que entró en nosotros el Cristianismo. Por que los muy cristianos llegaron aquí con el verdadero Dios; pero ese fue el principio de la miseria nuestra, el principio del tributo, el principio de la limosna, la causa de la miseria de donde salió la discordia oculta, el principio de las peleas con armas de fue, el principio de la esclavitud por las deudas ,. El principio de la continuidad reyerta, el principio del padecimiento” (1973; 76)

Este lamento, concuerda con los términos y sentido de la predicación que C. de Molina atribuye a los dogmatizadores de las guacas, cuando dice que: “daban voces invocando la huaca”, con la “piedra en la mano decían al pueblo; ¿Veis aquí amparo y veis aquí al que os hizo, y da salud e hijos y Chacras? ponedle en su lugar, donde estuvo en tiempo del Inca” (1959; 101), expresando de este modo de cómo la maldad había llegado al Perú con los invasores y destruído el bienestar de la sociedad lograda por el Waqchakuyaq Inka. Por testimonios recogidos por m. Rostoworowski de Diez Canseco, se constata que aún en 1656, -casi un siglo después- se mantenía la opinión que las “guacas de los españoles no daban comida” y que éstas eran “incapaces de proporcionar lo que pedían ” y que en cambio sus guacas tutelares: “les brindaban alimentos, Tierra y salud” (1983; 11).
En un testimonio (quechua) recogido por Juan Szeminski y Juan Ansio (Dioses y hombres de Huamanga), en 1981, en la provincia de Víctor Fajardo, que limita con la de Lucanas. A la pregunta ¿No podrá ser del señor Wamani, su otro nombre Jesucrito?, respondió el testigo: “El que se llama Jesucristo es venido de otro sitio, fue traido” por los mistis, si será cierto que es Dios. Aquí en la iglesia lo adoramos pero nunca nos ayuda, o no sabremos conversarle; pero el señor Wamani, a cualquier ora nos escucha, es más viviente, más rico y forzudo...cuando y por que él quiere es que nuestros animalitos, chacritas producen. Si se enoja también nos castiga (Allpanchis. 1982; No. 19 187-233).
El clérigo Luis de Olivera, desde su perspectiva europea, dogmática y prejuiciosa, supuso que la “seta y apostasía” que había denunciado se funda en la creencia que:
“Todas las guacas del reyno quantas avían quemado los cristianos e destruído avían resucitado y estaban repartidas en dos partes las una con las guacas Pachacama y las otras con la guaca Titicaca que eran las dos principales del reino e que estas se veían juntado para dar batalla a Dios Nuestro Señor al que trayan ya de vencida y que españoles desta tierra se acabarían presto porque las guacas les ordenarían enfermedades a todos para matarlos a todos los cuales estaban enojados con los yndios por que se avían buelto cristianos q e que si querían los yndios que no les viniesen enfermedades ni muertes sino toda salud y aumento de bienes que rregasen del cristianismo nuestro ni comiesen ni se vistiesen cosas de castlla creyendo que Dios hera poderoso para aver fecho a Castilla a los españoles e a los mantenimientos que en Castilla se crían para que las guacas avían sydo poderosas para aver fecho esta tierra e a los yndios e a los mantenimientos e a las cossas que en ella se criavan e quel marqués Pizarro quanto dentró en Caxamalca e venció a los yndios subjetó este rreyno auían sido por que Dios entonces avían vencido las guacas e pero que agora todas avían resucitado dalle batalla y vencelle e que las dichas guacas ya no se encorporaban empiedras ni árboles ni en fuentes como en tiempo del ynga sino que se metían en los cuerpos de los yndios y los hacían hablar e de allí tomaron a temblar diciendo que tenían las guacas en el cuerpo ya muchos dellos los tomavan y pintaban los rostros con color colorado y los ponían en unos cercados y allí yuan que dezía que se le auían metido en el cuerpo y les sacrificauan carneros rropa plata maiz e otras muchas cosas- los cuales predicaban grandes abominaciones contra dios Nuestro Señor e contra Nuestra religión cristiana que por su prolijidad no se escribe..”(Millones 1971: 1/17)

El padre Jerónimo martín, interprete del visitador C. de Albornoz, testigo presencial de las persecuciones ideológicas religiosos en las provincias de “Guamanga”, también con su prisma ortodoxo, atribuye a los predicadores de la “seta” que en sus sermones decían que:
“No creyesen en Dios ny en sus mandamientos ni adorasen en las cruces ni imágenes ny entrasen en las iglesias ni se confesasen con los clérigos sino con ellos e que ayuntasen ciertos ayunos en sus formas e gentilidades que tenyan de costumbre en tiempo de los yngas ny comiesen sal agi ny mayz ny tinyendo copula con sus mugeres sino bebiendo una bebida a ellos y le sofreciesen carneros y otras cosas y que ellos venían a predicar en nombre de las guacas Titicaca Tiaguanaco y otras guacas principales desde Reyno que auían en tiempo de los yngas y que a estas guacas llevan de bencida al Dios de los Cristianos yq ue faltaba y apoco para vencerlo y otras muchas cosasa y que adoraban las dichas guacas y baziendo las cerimonyas que los dichos inventores y maestros de las dichas guacas les decian que hiziesen les yrian bien en todos sus negocios y tenyan salud ellos e sus hijos y sus sementseras se darían bien y sino adoraban las dichas y gucas y hazían las dichas ceremonias y sacrificios que les predicauan se morirían y andarían las cabezas por el suelo y los pies arriba y otros se tornarían guanacos venados y uicuñas y otros anymales y se despeñarían desatinados y que las dichas guacas harían otro nuevo mundo y otras gentes y que esto verían ellos como subcedían asi volviendo a las dichas guacas Tiaguanaco Titicaca y a las demás que los auían enviado cuyos mensajeros bellos heran y los dichos predicadores aduladores y maestros dezían las cosas dichas e otras muchas a los dichos yndios con gran calor de suerte que los oyan les daban crédito y tenyan por cierto que les decían verdad en todo lo que les predicaban sobre la dicha seta..” (Millones 1971; 2/109)

C. de Molina , que debió conocer los originales de la “Visita” de Albornoz,- ahora perdida - y tratar con varios de los acusados, con algunas variantes dice que estos predicadores, por “inventiva” del demonio hacían creer:
“Que todas las guacas del reino, quantas auían los cristianos derrocado y quemando, auían resucitando y de ellos se auían hecho dos partes: los unos se auían hechos dos partes: los unos se auían juntado con la guaca Pachacama y los otros con la guaca titicay y que todas andauan por el ayre bordeando al dart batalla adios y uencelles y que ya trayan de uencida y que quando el marqués entró en esta tierra auía dios vencido a las guacas y a los españoles a los yndios empero que agora dauan la buelta El mundo y que dios y los españoles quedarían vencidos desta ues los españoles muertos y las ciudades dellos anegados y que la mar auían de crecer y los auían de aogar porque Dellos no huuiese memoria en esta aportación creyeron que dios nuestro señor auían hecho a los españoles y a castilla y a los animales y mantenimientos de Castilla empero que las guacas auían hecho a los yndios y a esta tierra y a los mantenimientos que de antes tenían los yndios y así quitauan a nuestro señor su omnipotencia...las guacas ...auían sembrado muchas chacras de gusanos para Plantarlos En los corazones de los españoles y ganados de castilla y los cauallos y también en los corazones de los yndios que permanecen en el cristianismo...que ya boluían El tiempo del ynga y que las guacas...se incorporaban ya En los yndios lo hacían ya hablar .. y así fue que los yndios y lo hacían ya hablar..y así fue que obo muchos que temblavan y se rebolcauan por el suelo y otros tirauan de pedradas como endemoniado haciendo viajes y luego reposauan y llegando a él con temor y le decían que auían y sentía y respondía que la guaca ffulana se le auían metido en el cuerpo..s entró en esta tierra auían (Texto confrontado con el manuscrito fs. 32v.- 34. 1959; 99-100)

Ahora bien ¿Qué confiabilidad científica merece este género de testimonios locales, incompletos, anecdóticos, prejuicios y contradictorios para un estudio e interpretación de este episódico suceso religioso, sin conocer la versión e ideología de sus protagonistas? La respuesta es difícil y prematura, con el riesgo de caer en la especulación de frases sueltas o términos sin la seguridad de su correcta etimología y significación hecha por los intérpretes ortodoxos. M. Rostoworowski de Diez Canseco, advirtiendo este peligro señala el: “abismo entre el pensamiento andino y la fe impuesta por los españoles” y de cómo para explicar “los principios fundamentales del cristianismo”, adaptaron m palabras, transformaron ideas y términos acabando por: “Deformar la cosmovisión andina” (1983; 12).
Luis Millones que publicó estos documentos con cautela plausible, fue 4el primero en reconocer, las incógnitas que se desprendían de su lectura y las dudas sobre la correcta significación del vocablo “Taki ongpoy” y “Ayras” (¿) (1973; 90). Sin embargo , pese a estas limitaciones el tema ha cautivado el interés de antropólogos y etnohistoriadores y, al ensayo de L. Millones han seguido las “Observaciones” de T. Zuidema (RHC. 1965. No. 1, 136) y después, los eruditos trabajos de P. Duviols insinuando el meseánismo de este movimiento “antievangélico” (1977; 8- 133) y de n. Wachtel, que lo define como un “Movimiento milenarista y meseánico”, porque trascendió a un simple complot político: “Nace de las creencias profundas vivas entonces entre las masas indígenas” y con propia “autonomía” que el gobierno de Vilcabamba trató de aprovechar para sus objetivos bélicos de reconquista (1976; 277; 284; 285). Posteriormente en varios artículos sugestivos Juan M. Ossio, Marco Curatola y últimamente Steve Stern entre otros. Aunque han sumado nuevos argumentos a la tesis milenarista del mundo andino- inclusive llevando la información de las fuentes hasta los límites extremos de su interpretación – han dejado en pie dudas sobre la concepción milenarista de los testimonios de F. Guaman Poma (1615), de Fray B. Salinas (1630) y del lienzo de ayacucho (1730?9, más todavía del fantasmagórico manuscrito anónimo usado por Fernando de Montesinos (16449, los cuales trataron de adecuar y conciliar dogmáticamente la incierta periocidad de las cuatro generaciones o edades y la supuesta secuencia de reyes imaginarias, con la cronología judeocristiana, partiendo de la creación del mundo y del diluvio universal.
Por ejemplo, Guaman Poma excluyendo de los cuatro edades el tiempo correspondiente de los “sacharuna. Uchuc ullco” que vieron en nuestro continente, inicia su cómputo cronológico, después del diluvio universal con la llegada de los primeros hombres blancos descendientes de Noe (Wari wiraqocha runa) a la América, diciendo que estos mataron a los habitantes aborígenes y conquistaron la tierra (1936; 50) hasta la edad de los “Auca runa” (1800 a.C.-300 d.C) haciendo un total desde la primera edad: 5.300 años). Suma después dos edades para los incas, la quinta : “Inca runa” y la sexta: “Pachacuti runa” (guerra civil entre Atao Wallpa y Wascar Inka) y cuatro edades restantes, para la presencia de los españoles en el Perú. La séptima: “Cristiano runa” (invasión hispana), la octava: “Cristiano pachapi auca tucuscan rrey ninchicmanta..” (la guerra civil entre españoles ), la novena: “Allintaclla cristiano emperador justicia alliscan capac apo Sr. Rey..” (Afianzamiento del poder real, al reinado de Felipe III: 1598..) y décima: “Cristiano cayninchic” (Cristianización del Perú) (1636; 911). De este modo el cronista cristianizado creyó conciliar el relato etnohistórico de edades pretéritas con las de su tiempo adoptando dogmáticamente la cronología bíblica, incluyendo en este cómputo a más de 40 presuntos soberanos yaro Willka, con un solo Pachakuti en su lista (Apo Pachakuti Kuntur Chawa) hasta el advenimiento de los incas en cuya computación termina por perder la cuenta (J.C. Tello. 1939; 31).
Las cuatro edades, es también presentada por cuatro parejas míticas. Seún B. Salinas, el capitán Wari Wiraqocha runa, casado con: “Huarmi” y Wari runa, con: “Pucullo”, el lienzo de Ayacucho (anterior al de copacabana) completando esta enumeración, que el capitán Wari Wiraqocha rura, casó con “mama Huarmi”, Wari runa con. “Mama Pucullo”, Purun runa con: “Mama Panchiri Sisac” y Auca runa con: “Mama Sisac”.
Curiosamente el relato de Guaman Poma y los citados, - en relación al origen de los incas- están asociados directamente con el mito de Mama Wako, la mujer hechicera madre de Manko Qhapaq, que por su estratagema y posteriormente matrimonio con su hijo, dio comienzo al gobierno de los incas. Mito este, que contrarían diametralmente la versión oficial Inka de la cuatro parejas “producidas” en Tampu Toqo, declaradas a los cronistas: Pedro Cieza de León (1550), Juan Batanzos (1555) y Pedro Sarmiento de Gamboa (1572).
En cuanto al manuscrito anónimo adobado por Montesinos, con su artificiosa relación de reyes y ocho pachacutis antes de los incas, que promediaban “cinco soles” y “4,00” años desde la creación del mundo y el diluvio universal (188; 91), carece de inexorable asidero histórico, como la ingeniosa inventiva del “Pachakuti IX” del ilustre J. Imbilloni (1946), que de remate añade a Pachakuti Inka Yupanki (el noveno soberano de la lista y con distinta ubicación en otras crónicas) al que expresamente Montesinos lo excluyó de su lista, para deducir un presunto milenarismo andino. Igualmente el solitario e incidental dato de Murúa (1612) sobre los “cuatro soles” desde la creación del mundo al gobierno de Thupa Inka y el “quinto sol” que debía terminar en 1554 (1962, I, 69) magnifican nuestras dudas, más todavía cuando no hay certidumbre de las distintas maneras que debieron tener las culturas antiguas y en sus diversas etapas históricas, para computar los tiempos sin contar las reformas que hicieran sus gobernantes, como el caso Inka de Pachakuti a medidos del siglo XV.
El argumento, que el “milenarismo andino”, está asociado al vocablo Pachakuti, es también cuestionable, por la evidencia confusión entre el vocablo Pachakuti con el compuesto Pacha y Kuti o el participio Kutiq. Confusión comprensible como lo hubo entre los términos Tokrikuq y Tukuy rikuq,-ahora aclarado.
El vocablo Pachakuti, etimológicamente tiene las acepciones de “Gran destrucción, pestilencia, ruina, pérdida o daño común (Voc. 1608; 2709” o de “Tiempo de guerra” (Voc. 1812; 142), que cristianizado pasó- por extensión- a significar también: “fin del mundo” (Pacha cuti pacha ticra. Voc. 1586; 167; Voc. 1608; 270), “Fin del mundo por fuego” (Nina Pachacuti. Voc. 1608; 270), “Juicio final” (Voc. 1612; 142) y “Fin del mundo por diluvio” (Lloqlla o una Pachacuti. Voc. 1608; 270, 489).
Sin descartar estas acepciones, el cronista collagua Juan Santa Cruz Pachakuti es nombre propio y que Inka yupanki lo adoptó en homenaje al kuraka- de este nombre- que había muerto a su hermano y rival Inka urcon (1968; 2979. Guaman Poma, además de darle la acepción de “guerra”, concordando con B. Salinas, refiere que: Inka Yupanki tomó el nombre de “Pachacuti”, por la hambruna y pestilencia que hubo durante su gobierno.
Para los demás cronistas, el vocablo Pachakuti, -al parecer- es interpretado como compuestos por las palabras “pacha” y “cuti”, según se desprende de sus propios testimonios . entiendo de manera general, que este nombre se dio a Inka yupanki, por las grandes reformas que hizo su gobierno para organizar el Tawantinsuyo el nuevo Imperio andino, incluso reestructura el calendario de su tiempo.
Betanzos, dice que: “pachucac” (pachakuti9, significa: “vuelta del tiempo2 (1968; 529, los Quipocamayocs (1543?) : “Movimiento del tiempo” (1920; 199; sarmiento de Gamboa: “Vuelta de la tierra” (1965; 235); Cabello Valboa (1586): “Vuelta al mundo”por haber el Inka yupanki, cambiando en la tierra la manera de vivir de los pueblos; Acosta (15909 por haber reformado el calendario: “reformador del tiempo” (Lib. VI, cap. III; 184). Garcilaso de la Vega, aclarando la razón de este nombre, dice que : “pachacutec” es nombre propio de Inka Yupanki y que el : “segundo pachacutec”, se llamó por haber sido el: “Reformador del primer reformados” y que al virrey Toledo, le llamaron también “Pachacutec” por que: “Troco, mudó y revocó muchas leyes y estatutos de los que este inca estableció” (1963. lib. VI, cap. XXXV; 240; cap. XXVI; 242) y Cobo (1653)- que compendia informaciones anteriores. Que: “Pachacutic”, se llamó de este modo porque: “No se le pasó cosa por alto en que no pusiese todo buen orden y concierto” y añade que significa. “Vuelta del tiempo o del mundo” (1964. Lib. XII, cap. XII, 78).
Estas referencias entre otras, disipan el artificioso milenio de los pachacutis del tardío Montesinos , que según afirma tomó sus datos de un manuscrito anónimo e incierto. Asimismo, insinúan la necesidad de verificar con otras fuentes confiables de la existencia de una concepción cíclica del Mundo andino hecha sin distingos prudentes y diacrónismos; para no caer en la riesgosa generalización geográfica y para escapar ciertamente de la concepción tipológica europocéntrica del término “milenarismo”.
Ahora bien, en cuanto a las etimologías de las palabras: “Pacha” y “Cuti” o “Cutini”, los vocabularios autorizados de 1560, 1586 y 1608- para evitar el estrujamiento de estos términos y del vocablo Pachakuti- consigan las siguientes acepciones :
Pacha, significa para nuestro caso: “Tiempo, suelo y lugar”, al que después le dieron por extensión el significado de: “Mundo orbe” (Cayhinantin mayu pacha. 1608; 679), de cuta esfericidad los incas al parecer no tenían noticias. Al astrólogo de los movimientos de la tierra, le llamaron: “Pachac onanchac. 1560; 333” y al movimiento de la tierra, le llamaron de la tierra o del mundo: “Ticci mayo pacha. 1586; 119” etc.
“Cuti o mitta”, en los vocabularios citados significa: “vez” y “cutini: volver allá el que vino” (01608; 579 “Cuti cara, tuscu cara: maíz nacido al revés boca abajo el grano” (1608; 57) y cristianizado: “cutirini, cutiricuni, convertirse a Dios” (1608, 58).
Como se constata de estas someras referencias etimológicas con sus adecuaciones al castellano, aún cuando ambas palabras estuvieran unidas, formando un solo vocablo, resulta difícil inferir su posible acepción de milenio en la Cosmovisión Inka, menos todavía extenderlo al mundo andino.
Aunque los trabajos eruditos de los investigadores citados, son contribuciones importantes para aproximarnos tentativamente a la ideología y cosmovisión del complejo poliétnico y cultural de los andinos-Inka. Sin embargo hay que reconocer las grandes dificultades que ofrece el conocimiento antropológico y etnohistórico, del movimiento ideológico religioso-episódico- de la década de 1560, sin considerar los que le procedieron y los que siguieron después en el siglo XVII.
Pensamos, que quizás se lograría mayores avances en este tema, si los estudios partieran desde la perspectiva andina. De la búsqueda directa de sus“valores y creencias” propias y singulares, como lo es están haciendo J.V. Murra y M. Rostworowski de Diez Canseco principalmente, en otro género de investigaciones andinas, sin la preocupación de hallar analogías o respuestas a esta realidad, en arquetipos modelos del mundo occidental de distinta génesis y cosmovisión, para no dialogar y creer entenderse por señas como el erudito griego con el romano.

2°La represión de la campaña anticristiana en las parcialidades de Hatun Rukana y Laramati, en 1569.
Mientras el gobierno de castro- como está dicho- lograba en 1566 neutralizar los planes bélicos en Titu Kusi Yupanki en la Capitulación de Acobamba. El Cabildo eclesiástico del Cusco, alarmado por la denuncia del vicario de Parinacochas el clérigo Luis de Olivera sobre la existencia de una “yerronía e idolatría” que se extendía probablemente desde la ciudad de Chuquisaca a la de Lima.-principal enclave europeo en el Perú. El cabildo cusqueño de inmediato.- por estar la sede episcopal vacante, nombró al clérigo Cristóbal de Albornoz, para que con habilidad y persuasión reprimiese a los dirigentes y corifeos de esta “nueva seta y apostasía” en las provincias del Cusco, Arequipa y Huamanga, naturalmente en el discreto apoyo militar del gobierno español (Millones. 1971; 3/ 29) .
Albornoz y su interprete del padre Jerónimo Martín, iniciaron la visita de Huamanga y sus provincias en 1569 (JSA. 196. LVI-I; 35), entre ésta las de Soras, Rukana Antamarka, Hatun Rukana y Laramati. Refgiere los testigos que durante esta campaña contra la ideología religiosa andino-Inka, se destruyeron más de “veinte y mil guacas” y se castigaron a más de “ocho mil” personas de esta “seta y apostasía” (millones 1971; 2/20m 2/54) y que los predicadores de las guacas, para vindicar su prestigio y culto, habían: “Tomado un género de bayle que intitularon taqui ongo, por otro nombre ayra” (Albornoz, JSA. 1967. LVI-I; 36).
Según el texto compendioso de esta visita y la declaración de los testigos C. de albornoz, luego de refutar el error ideológico religioso de los predicadores o kunaq, mandaba quemar las “guacas” haciéndolas cargar por sus propios “sacerdotes, ministros y hechiceros” (Millones. 1971; 1/22) y que en lugar de matarlos para no consagrarlos con un martirologio, utilizó como arma terrible. Su escanio público para demostrar la falsedad de sus creencias y la impotencia de sus deidades. Relatan los testigos, que a los presuntos hechiceros o hechiceras, después de hacerlos caminar encorazados (puestos en la cabeza un cucurucho de papel pintado) y emplumados, eran trasquilados ya azotados con 50 latigazos y daba otros castigos a sus cómplices y seguidores.
Entre estas penas, figuran: los destierros a Huamanga y al Cusco, el pago de cierta cantidad de dinero, los trabajos forzados para la construcción de las iglesias locales y a servicios personales a los curas doctrineros etc.
Según el padre Pedro Barriga, testigo de estas persecuciones. Uno de los principales dogmatizadores fue un tal Juan Chono o Choqne, que sostenía: “El traya consigo” una deidad que “ellos no veían” “Millones. 1971; 3/ 28” y que apresado en localidad de Laramati, fue conducido preso a la ciudad del Cusco. Por referencias incidentales, se tiene noticias de otros predicadores, pero sin sus nombres. Por ejemplo, el testigo Pedro de Contreras, dice que vio a dos mujeres arrepentidas nombrarse: “Santa María y Santa María Magdalena ” (Millones. 1971; 2/46); Diego de Romaní a ciertas mujeres llamadas: “Santa María y Santa María Magdalena ” (Millones. 1971; 2/62), Juan de Mañueco que el kuraka de su encomienda apresó a “dos hombres” y los envió a huamanga (Millones. 1971; 2/68) y C. de Molina, más explícitamente que en las parcialidades de “Soras, Apcara y Lucanas”, se hallaron “gran suma de dogmatizadores y maestros del taquiongo” y que los más principales fueron :”Dos hombre y una mujer” sin referirse maliciosamente a sus nombres, para que no quedaran como los héroes religiosos de estas localidades (Millones. 1971; 1/22).
A pesar de la cautela de los testigos en omitir el nombre de los más destacados kunaq de este movimiento anticristiano, sin embargo, de la relación de los kuraka y señores principales castigados en cada parcialidad y pueblos, se puede identificar a los héroes locales, que soportaron con dignidad y leales a su ideología, el escanio, el destierro y otras penas, para defender sus creencias religiosas de la represión ideológica e iconoclasta de los severos y ortodoxos visitadores españoles.
Pero esta esporádica persecución religiosa de 1569, no puso término a las ancestrales creencias de estas parcialidades. Se sabe por Guaman Poma, que años después recorrió los pueblos de esta jurisdicción , que a despecho del celo de los curas doctrineros, sus habitantes aunque cristianizados seguían severamente a sus guacas y penates familiares, en sincretismo que dura hasta nuestros días.
En los años posteriores, con el final trágico del primer intento de reconquista del Perú Inka, destruido el reducto de Vilcabamba y decapitado el último de nuestros soberanos, Thupa Amaro en 1572. el Perú perdió su soberanía y fue desecha su dirigencia por el virrey Toledo, hasta que después de varios intentos de reconquista, consiguió su libertad en 1824 echando a los españoles de la tierra. Pero en lo religioso, la lucha continuó silenciosa y dramáticamente hasta las primeras décadas del siglo XVII en las que al parecer terminó la resistencia organizada de la iglesia andina contra la legión de extirpadores de las idolatrías y cambiando de estrategia, adoptó conciliadoramente por un sincretismo cósmico andino-cristiano que perdura con mayor o menor influencia en pleno siglo XX.
La historia de esta guerra ideológica religiosa, está descrita con erudición y con acertados análisis, principalmente por P. Duviols en su autorizado libro: “La destrucción de las religiones andina (durante la conquista y la colonia)” (19779.
Transcribimos a continuación , una reseña ilustrativa del nombre de las personas que fueron castigadas por visitador Cristóbal de Albornoz en los pueblos de las parcialidades de Laramati , Hatun Rukana , Hanan Rukana y Hurin Rukana , que figuran en el extracto de 1584, tomado directamente de los originales de la visita a estas parcialidades en el citado año de 1569.
Según este documento, las penas más severas y afrentosas se impusieron a los kunaq o predicadores de las guacas, acusándolos con el estigma de “hechiceros o hechiceras” , después a los kuraka y a las personas que habían apostado del cristianismo. En un próximo artículo, juntamente con la “Descripción...del repartimiento de Rukana Antamarka, aportaremos más datos sobre la represión ideológica religiosa en los pueblos de esta parcialidad y en la de Hatun Soras y Hurin Soras.

a. “Provincias de Laramati”: relación de personas castigadas.
1. Predicadores, acusados de presuntos hechiceros y hechiceras: a servir “perpetuamente” en las iglesias del repartimiento..
Diego Yaure Pedro Guaman Harpi Beatriz guacra ticlla
Francisco Yaure Pedro Angas Vilca más 9 personas.
2. Por apóstatas del cristianismo: a destierro de la localidad a los monasterios e iglesias de la ciudad de Huamanga.
Pueblo de “caroancho”: Alonso Guaman Vicho, Diego Asto Ananpala, Diego Aucavincho y tres personas más.
Pueblos de “Guacguas”: Los kuraka don Antonio caso, don Cristóbal Paucar Guacho y don Juan Caroancho, Pedro tomayco y agustín Guacra y 12 personas más entre hombre y mujeres.
Provincia de Laramati: Leonor Vilca Chumpi, María Guacama, Pedro Guaoya y 14 personas, cuyos nombre figuran en el original de la “Visita”.
Pueblo de “Allauca” (Llauta): Pedro Curo y 3 personas.
3. Kuraka y señores principales acusados de “cómplices” de la “seta”: penados a perder sus “mancebas”.
Don Cristóbal Paucar Cucho(kuraka de Laramati): 14, Francisco Enesal: 2, don Hernando Quea Condor: 8 , Juan Carua suri 3, don Diego Guayo Paucar: 5, don Pedro caroa: 5, don Diego Parca: 7, don Cristóbal Taquia: 4, don Crstóbal Callo: 7, Alonso Guaman: 2, Francisco Curilla: 3, don Pedro Pomataya: 8, don Antonio Caso: 2 y a don García Villacallapa: 1 manceba.
4. “Guacas” e “ídolos” destruidos y quemados, durante la “Visita”
Laramati: 10 guacas llamadas Llamoca y Paucani, más 8 cuyos nombres figuraban en el original de la “VISITA”.
Guacguas: 15 ídolos y guacas, donde “mochaban” (veneraban) los kurakas don Cristóbal Paucar Cucho, don Joan Caroancho y Antonio Caso.
Caroancho: 8 ídolos y guacas, mochaderos o adoratorios de don Cristóbal Callo Pasa y don Pedro Curaca.
Cacha (Ocaña): 17 guacas las que “adoraban” Francisco SS (sic) Poma Guaman y Diego Pallalos.
Sonconchi: 4 guacas del kuaraka don Francisco Condor , (quemadas).
Uruysa: 7 guacas, también quemadas del kuraka don Diego Goauya Paucar.

b.- Parcialidad de Hatun Rukana: relación de personas castigadas.
1. Por seguidores de la “seta y apostasía” (hombres y mujeres, muchachos y muchachas): a la pena de destierra del repartimiento por el término de “seis años”, algunos de ellos de manera específica.
-Desterrados y entregados a los sacerdotes para su catequización:
Joan Guaoya Gualca Gonzalo Guaman
Francisco Asco Pedro Cuntur.
-Desterrados por seis años del repartimiento: muchachos y muchachas:
Cristóbal Callapa Yauri Alonso Una
Martín Vilcaparirucana Isabel Guaylla
Isabel Choma María Quipima.
Luisa Macuy Francisco Ñusta
Leonor Guaynay. Juana Quispillaoi
Francisco Chuqui Vilca
-Castigados entre las personas sujetas a don Alonso Angasi:
Don Juan Calúhuillo Pedro Alonso Curi Pisara
Isabel Curi Huarmi Don Juan Callapa
Francisco Yayca Juana Curi Huarmi
Alfonso Runa Inés Tintacaras
Inés Guanay Alfonso Pariona
Juana Quipillico Isabel Guanay
Cristóbal Pullca Guaman Catalina Chumpi Halay
Juana Asto Guailla Juan Caquia Gualmi
Juana Astoma Catalina Caraos Toma.
Cristóbal Hacha María Mollolauca
Francisco Asto Rauca Isabel Chumpi Monay.

-Castigados entre las personas a don Alonso Guaman:
Alonso Yauli Mila Pedro Amasi
Leonor Caya Juan Guaman Yamque
Juan Caquia Guarme Ana Casyama
Alonso Asto Juan Hochama
Constanza Caroama Juan Yongari
Luisa Umina Juana Pacuay
Diego Caraguana Isabel Chumbi Monay.

-Castigados entre las personas sujetas a Alonso Pisarecopa:
Juan Guaman María Acoma
Isabel Acoma Pedro Copay
Juana Colcay Isabel Oquima
Francisco Guaman Isabel Chacra
Juana Asto Monay Juan Colcay
Juana Chumpi María Chumpima
Isabel Guayllarauca Isabel Yara
Ana Ñusta Elvira Callama Lancazaras
Catalina Cumpima Alonso Michca
Juana Hachco Juana Asto Cararoa.

-Castigados entre las personas sujetas a Francisco Chávez:
Juan Yamque Guaman Pedro Alonso Pariona
Pedro Chuyco Pedro Auqui Llallico
Miguel Auqui Llallipa Miguel Quispe
Bartolomé Guaylla Luis Malco
Luis Yamque Paucar
Francisco Caroa Coma Martín Pusar
Diego Yaure Manco Pedro Mollo Guamani
Diego Quispe Aymara Luis Guaman Pusa
Diego Sacasa Chipana María Mullo Chumpi
Diego Quiscalla Constanza Carua Chuqui Juana Chuquilla Juana Culminar
Constanza Checyma Constanza Tioma
Luisa Caroa Acoma Catalina Ñusta
María Ticlla Catalina Chui Astoma
Inés Astomanay Isabel Curi Pillco
Luis Cayoma Elvira Chequea
Leonor Yaucama Catalina Guaylla Cheya
Inés Casima.

-Castigados entre las personas sujetas a don Cristóbal Uchuqui, Antonio Guaman Lauca, Pedro Caxa y Tomás Vásquez Tomay (parte de ellos desterrados del repartimiento):
Francisco Pisara Pedro Atalauca
Leonor Aguama Juan Yauri
Alonso Cazaraura María Sucia
Alonso Guaoya Isabel Chumpi
Isabel Mollo Cristóbal Pisac
Ana Checya Bárbola Asto Pillco
Francisco Guaman Asto María Chuquia
Isabel Guaylla Alonso Poma
Ana Chacana Leonor Tinta
Francisco Aucalepo Francisca Monay
Juana Chacray Francisco Carcuama
Juana Caroama

2. Kuaraka y señores principales acusados de cómplices de la “seta”, penados a perder sus mancebas: Don Francisco Chávez: 4, don Gonzalo Callap: 3, don Juan Guancari: 6; Juan Uchiqui: 2 mancebas.
Alos siguientes kurakas, les quitaron de tres a cinco “mancebas”:
Don Carlos Quea Poma Don Gonzalo Nina Paucar
Don Francisco Uscapaucar Don Cristóbal Auqui Guaman
Pedro Alonso Pariona Alonso Pisracoma
Don Alonso Liquila Don Juan Yamque Guaman
Don Alonso Chinque Chipana Don Francisco Guaman Aymara
Vasco Xuares masco Don Francisco Yamquepaucar
Don Garica Chunqui Don Francisco Pisari Guancari
Don Juan Vilca Pisari Don Quea Quispe
Don Alonso Guaman Don Juan Pullca
Don Alonso Gualle Don Juan Pillco Rimachi
Don Antonio Guaman Rucana Tomás Vásquez Tomay
Joan Palomino Guaman Don Juan Callapa
Francisco Almazán Don Juan Vilca Pisara.

c. Parcialidades de Hana Rukana: relación de personas castigadas.
1. Kuraca y principales, por “idolatrías” y “encumbridores”: “A penitencias públicas descalzos y con sogas al pescuezo en una procesión y en ciertas penas pecuniarias”.
Don Guancari Don Francisco Pisari Guancari
Don Caxa Callapa Don Alonso Guaman
Don Cristóbal Guaman Rauca Don Vasco Suarez Masco
Alonso Martín Pisaracopa Don Yamque Guaman
Pedro Alonso Priona Don Francisco Chávez
Don Gonzalo Callpa Francisco Chávez
Don Cristóbal Chuqui Don Antonio Guaman Lauca
Don Pedro Caxa Tomás Vásquez Tomay

2. predicadores, acusados de presunto “hechiceros y hechiceras”: a ser y trasquilados, encorazados y emplumados.
Juan Chuqui Vilca Pedro Ticla
Francisco Caquiguamani Cristóbal Canchor
Juan Guaman Isabel Guaylla Chuqui
Alonso Atalauca Yaroguanca Juan Guancari
Maria Lauca Chuqui Gonzalo Guaman Chucuna
Juan Nauinlauca Inés Caquiama
Gonzalo Guaman Chucuna Francisco Pullo
Isabel Caroa Anampa ...Caquia Chipana
...Quispe ...Caquia Chipana
Jerónimo Chuqui Guaranga Juan Pilco Yaure
...Mollo Guamani

3.”Guacas” y “adoratorios” hallados en la “Visita”, cuyos nombres figuraban en los originales de la misma.
50 ídolos y guacas de don Cristóbal Vichuque y de sus “indios”
40 ídolos del kuraka Tomás Vásquez (Tomay) y “sus indios”
180 guacas e ídolos de don Juan Guancari, don Francisco Pisara Guanca y Alonso Angasilla
90 guacas e ídolos de Pedro Alonso Pariona, Alonso Martín Yauricopa y de don Antonio Aymas Yoznos (habían illapas “relámpago truenos
57 guacas de don Francisco Chávez y sus “indios”
30 guacas adoradas por el kuraka don Francisco Almazán Caquia Vilca y sus “indios”.

d. Parcialidad de Hurin Rukana: relación de personas castigadas
1. Por seguidores de la “seta”: a la pena de azotamiento y trasquilamiento público y ser “entregados a los curas” para su cristianización y “fábrica de sus iglesias”.
Diego Guaman Guarcaya Diego Culi Yamque
Martín Marca Guaman Francisco Xulca Guanca
Martín Chuquis Francisco Ancos
Martín Vino Damián Gauaylla Lauca
Pedro Paucachi María Quimina
Damián Tintayaca María Acoma
Isabel Curi Guarmi Damián Mayguay
Isabel Guanay Chuque (Todos muchachos)
Damián Asto Monay Isabel Chimpoma
Francisco Poma

2. Kuraka acusados de idolatrías: a “penitencia” y condenados según las ‘penas que aparece en el original de la “Visita”.
Don Hernando Guaman Aymara Don Francisco Sulca
Don Pedro Cuca Guaman Don Francisco Usca Paucara Don Juan Guaya Curi Don Francisco Asto
Francisco Guasuo Paucar Don Carlos QuiaPoma
Don Francisco Chuqui Vilca Alonso Guaman Turi
Alonso Usco Yaure Alonso Queachucuna

3.Guacas e ídolos destruidos y quemados durante la “Visita”.
60 guacas de don Francisco Usca Pauca y Fernando Chuqui Paucar
30 guacas de los kurakas don Juan Guaoya Curi, don Antonio Pichataco y de don Pedro Quro
40 guacas de don Francisco Sulca y de don Juan Camasca
60 guacas del kuraka Carlos Poma
130 guacas de los kurakas don Felipe Guaman Cauma, don José Callpa y Francisco Chuqui Vilca.

En esta relación hemos mantenido la escritura de la onomástica y toponímia,-que aparece en la descifración del manuscrito hecho por Luis Millones (1971)- para su estudio antropológico y etnohistórico de estas parcialidades de la provincia de Lucanas (Ayacucho), porque los pueblos citados existentes aún y muchos de sus habitantes siguen usando los mismos nombres que figuraban en la relación reseñada en esta parte.

3° La “Descripción de la tierra del repartimiento de San Francisco de Atunrucana y Laramati, encomendado en don Pedro Córdova, jurisdicción de la ciudad de Guamanga año de 1586.”
a. la “Descripción..”
Este documento, fue actuado en el pueblo de San Francisco de Hatun Rukana, por el corregidor Luis de Monzón el 12 de febrero de 1586, en cumplimiento de la Cédula Real del 25 de mayo de 1577, que ordenaba que en todo el Perú se hiciera una relación y descripción de los pueblos, conforme a un cuestionario de 50 preguntas, sobre la historia y costumbres, recursos humanos y naturales etc. Con este propósito el corregidos Monzón, reunió en este pueblo a los señores principales (kuraka) de Hatun Rukana y Laramati, entre los cuales comparecieron don Juan Guancarilla (Wankar Illa), don Cristóbal Auchuqui (Auchuki), don Francisco Hernández y otros más. Los cuales respondieron a las preguntas del cuestionario delante del cura del pueblo Pedro Gonzáles y mediante los intérpretes: el español Juan de Arbe y el mestizo Alonso de Badajoz.
Los pueblos que figuraban en esta descripción, están distribuidos en las “cabezas” de la provincia de Lucanas, entre las quebradas y valles que forman los afluentes de los ríos Grande y Acarí hasta el límite de la yungas costeña,; en los mismos lugares en que fueron violentamente reducidos en pueblos por la administración colonial desde mediados del siglo XVI.
Muchos de estos pueblos trazados según modelos hispano; encerrados todavía en su mundo ecológico, siguen sobreviviendo como impresionante remanso etnohistórico. Con sus costumbres y tradiciones antiguas, aferrados a la ideología humanista “Waqchakuyaq” de los incas. Es decir, luchando en convivencia fraternal peruanos de estirpe andinas de ascendencia europea en simbiosis ejemplar. Primero por el bienestar común y el imperio de la justicia; segundo, contra la agresión geográfica y los desastres telúricos: terremotos, lloqwlla (avenidas de agua) sequía, y tercero, por el progreso de la tierra entre otras preocupaciones a despecho de la incuria del estado. En este quehacer cotidiano, con bucólica alegría siembran y cosechan en ayni (ayuda mutua) o minga (pedir ayuda a cambio de algo) al compás de sus viejas canciones y rituales , regateando, precios, trueques y “yapas” en sus ferias dominicales. Asimismo, en sincretismo cultural y religiosos venerando a sus santos patronos y pagando ofrendas al “taita wamani” (deidad tutelar). por ejemplo en el flajelo de las sequías,-como antes a los ídolos- sacan al ahora añ santo más prestigioso del templo hasta la vera del río para aplacar la presunta “cólera o resentimiento de Dios”, mientras que una selecta cabalgata de jóvenes en rauda carrera acuden al mar para llevar sus aguas y mullu (concha de mar9 para ofrecer y aplacar al “Señor Wamani” como sarcástica solución, a la utópica esperanza del amparo gubernamental del centralismo limeño.

La autarquía, voluntad de poder, iniciativa y mentalidad creadora, solidaridad social y orgullo telúrico, son entre muchas las virtudes ancestrales que mantiene el optimismo juvenil de estos pueblos andino-europeos.
Sus habitantes generosos y hospitalarios, comparten sus alegrías cotidianas con la inventiva de sus adivinanzas (watuchi) con el ingenioso acierto de sus mutuos apodos, y con atávica pedagógica, enseñan el valor de las virtudes y la iniquidad de los males, en parábolas y relatos aleccionadores donde desfilan en los recuerdos, por una parte las presuntas aventuras de sus santos milagrosos y por otra la truculenta andanzas de los “runamios” (brujos antropófagos), “qalqachas” y “condenados” etc. Más todavía superando a la selectiva democracia griega, en improvisados parlamentos sin excepción: hombres, mujeres de todas las edades se reúnen con sus dirigentes patriarcales para discutir sus problemas y formular entre todos las soluciones más convenientes para el pueblo o la colectividad como se hacían entre los ayllus antiguos, en respuestas y reto al centralismo estatal, que a espaldas de esta realidad palpitante, se debate ofuscado entre las presiones económicas e ideológicas transnacionales.
Estos pueblos abandonados a su suerte por la incuria republicana. constituyen sin embargo, las reservas espirituales y humanas del país. De estos pueblos como de otros perdidos en la soledad de los páramos y en los agrestes valles interandinos, nacerán- como afirma Luis E. Valcarcel- las nuevas “corrientes de renovación que trasformen al Perú” (1972; 104) en una Patria nueva, para que retome su destino histórico como alternativa ideológica nacional, fundada en los principios del bienestar común y la justicia social que antes forjaron la grandeza del Perú de los incas e hicieron de él un estado sin el fantasma del hambre y la dependencia extranjera , en respuesta a su realidad espacial, poliétnica y a la idiosincrasia de sus gentes en sus archipiélagos ecológicos.
Ahora bien, la “descripción...” que comentamos, es un documento más de los muchos que existen en los archivos regionales, nacionales y extranjeros. entre éstos se hallarán y publicarán alguna vez: las Actas de la reducción de los ayllus comarcanos en los pueblos ,-que tomaron sus nombres de los santos del día de su reducción oficial-las “Visitas” y “Revistas” periódicas de carácter fiscal y administrativo, los juicios de residencia a sus corregidores y en general, los pleitos sobre el uso de las aguas, pastos y tierras etc., que con la copiosa tradición oral, el reporte de sus conocimientos técnicos y artesanales, forman las fuentes importantes para rehacer la historia de los pu7eblos de las cabezadas lucanoicas n y constituyen ahora, un serio desafío a los profesionales de estoas pueblos, para que investiguen y estudien estos fondos documentales y cuando menos recuperen y salven las leyendas y mitos locales que aún sobreviven en peligro inminente de perderse para la etnohistoria del Perú y del mundo .
b .La huella histórica del Hatun Rukana y Laramati.
Estas parcialidades tienen una larga historia que se pierde en el “tutayapacha” o “purum pacha” del mundo andino. El curso de su remota existencia ha quedado impresa en cada uno de sus monumentos arqueológicos, en sus documentos in en sus valiosas tradiciones orales que todavía palpitan en la memoria de cada uno de sus habitantes.
Los testimonios arqueológicos dispersos a lo largo y ancho de nuestras “cabezas”, entre las punas y nevados, quebradas y valles, siguen siendo una lección perenne y objetiva de o que fueron capaces de hacer los hombres de la antigüedad con solamente su mentalidad creativa, su sentimiento de solidaridad humana y su voluntad de poder, para organizarse y sobrevivir desde su lejano estadio de recolectores y cazadores, al descubrimiento de la agricultura y de ésta-y también con el uso de su fuerza de trabajo dentro del concepto de justicia social- a la formación de los grandes núcleos urbanos y organización de los estados hegemónicos, de los que debieron formar parte en el curso de los siglos, las parcialidades de Hatun Rukanan y Laramati, con otros más de este espacio geográfico andino. Estos testimonios arqueológicos están a la vista. del número de estas ruinas (ñaupa llaqta) conocimos : la de waqra Marka (entre Laramate y Llauta) situada en la cima de un cerro elevado del mismo nombre, desde cuya cumbre se otea con nitidez el definido perfil del litoral costeño; la Plaza de Pampa, detrás de una elevación que domina al pueblo de Laramate; la de Santa María en la quebrada de Apataque y la de Puca Orqo (alturas de Sacha Pampa) en la jurisdicción del pueblo de Ocaña. estos vestigios, son nada más que una mínima parte de los muchos que existen en los valles de esta región. Nuestros informantes nos hablaron de las ruinas de Ñaupa Llaqta (Ocaña), Llaqwta Llaqta (Chupancancha9, Ticola, Paria qaqa ( lomas de Locchas), Warankayoq (qespenqa), Naupa llaqta (Pocpoca), Chullpas de Hulahuato (llauta), Chullpas de Rumi Michina (caruacucho) y otras en la localidades de Wayunkalla, Qechqalla,. Suytu Orqo, Illa Wasi, Hatun Tikalka, Chiwita, balconpata y Talale etc. siendo una de las más importantes la de Mauca Llaqta, en las inmediaciones del cerro Condorillo (Kuntur Illa) antigua pacarina (origen) y adoratorio de los laramatinos.
En las nacientes del río Pirca, examinas los restos del pueblo colonial de “Santa Magdalena de Tampu o Uchuy Marka”, su iglesia destruída, su plazuela y calles y cerca en los falderíos, una impresionante colmena de tumbas (pukullo) a manera de iglús de cúpulas ahusadas . Entre Pueblo Quemado y la carretera a Puquio, vimos un gran acueducto subterráneo (pincha) que parecía dirigirse a los bajíos de la quebrada de Chukimaran y próximo al pueblo de Santa Lucía , la pukara (fortaleza) de Waman Marka una de las más hermosas y mejor conservadas de la región. Cerca del pueblo de Lucanas, un Pulapuquio o Purapuquio , reconocimos los restos, de lo que antiguamente había sido el Tampu Inka de Hatun Rukana, con sus habitaciones de fina cantería y algunas con portadas ciclópeas . según distintos documentos , Hatun Rukana, era el lugar de aprovisionamiento y descanso en el camino real (Inka Nan) que viniendo por Soras, Qepa, Apkara y por los depósitos (qolqa) de Yana Qaqa (páramo de Wanakopampa), seguía a los llanos de Nasca, antiguamente llamado el valle de “Caxmalca”.
En las vecinas comarcas de Puquio, hay también vestigios arqueológicos importantes que examinados: acueductos de ingeniosa hidráulica y andenerías de suspenso en los falderíos, tumbas con pequeños mehires, restos humanos en la oquedad de las peñolerías y en el interior de cavernas profundas, que según la tradición popular corresponderían a los hombres que por salvarse de la “nina para” (lluvia de fuego ) se escondieron allí donde murieron sofocados por la “nina wayra” (viento de fuego, después de la gran “lloqlla pachakuti”) que inundó la región. Finalmente en las alturas del pueblo de San Pedro visitamos las ruinas de Qeqaqa o Naupa llaqta, que por las características de sus construcciones parecían corresponder al Tampu Inka de Sallqa Rukana.
Para suerte de la arqueología regional, estas ruinas se conservan virtualmente intactas por temor a la maldición que se cierne sobre las que intentan buscar sus “tesoros” según la versión generalizadas de los pobladores, el “hueso de los muertos” (sa’qa’qa) o de los gentiles (gentilpa tullum o Wari tullum9, se produce en el cuerpo del profanador de sus reliquias milenarias, causándoles la muerte sino los curan con los ritos conocidos y especiales”
En la antigüedad pre-incaica, es decir antes que fueran conquistados por los incas, según el testimonio de los kurakas y los señores principales que declararon en 1586:
“En cada pueblo había un señor, que ellos llamaban curaca, al cual no le daban más tributo que comida y leña y servicio y labrarles sus tierras; y que el principal de esta provincia se llamaba Condor Curi (Kuntur Qori), que quiere decir buitre de oro, y este era el principal...Otro principal se llamaba Yanquilla (Yanke Illa), que no se sabe lo que dice en lengua española. Otro principal dicen que hubo que se llamó Caxa Angasi que quiere decir espina azul”

La evolución cultural de estas parcialidades, están asociadas a la evolución general de las culturas andinas, desde el paleolítico a la formación de los Estados imperiales y en el curso de su historia milenaria habrían vivido –dentro de su autarquía- dependiendo siempre de los Estados políticos de turno, directa o indirectamente recibiendo sus influencias en el curso de su desarrollo regional y local, en la periocidad de las edades andinas que relata Guaman Poma.

Según este cronista Chinchaysuyo, antes que llegaran los hombres blancos, el continente americano estaba poblado por los “sacha runa uchuc ullco”, los cuales fueron muertos por estos descendientes de Noe o Wari wiraqocha runa (5,000-4,200 a. C.) que vivieron 800 años de la recolección y la cacería, habitando cuevas y vistiéndose con hojas de árboles o esteras tejidas, hasta que descubrieron la agricultura.
A ésta siguió la segunda edad de los Wari runa, entre los años 4,200 a 2,900 a.C. y duraron 1,300 años, estos hombres domesticaron las plantas y animales, trazaron acequias, contuvieron los ríos con represas y construyeron las primeras andenerías. Y que comenzó con ellos los grandes conocimientos científicos y técnicos para procurar el bienestar general , mediante la producción y la productividad , con una organización justa del trabajo ; según la edad, sexo y capacidad física y mental de las personas.
En la tercera edad, los Purum Auka (gente indómita), tuvieron una duración de 1.100 años entre los 2.900 a 1.800 a. C. En esta edad, la gente se multiplico de tal manera que faltaron las tierras de cultivo y empezaron las guerras entre los pueblos para defender o despojarse sus tierras , aguas y pastos.
La cuarta edad de los Auka runak duró 2.100 años. De 1.800 a. C. a 300 d.C. en este tiempo se organizaron los Estados locales y regionales y comenzaron las guerras hegemónicas. los pueblos para defenderse , amurallaron sus centros urbanos y construyeron fortalezas en los cerros (pukara). Para lograr sus propósitos bélicos, mejoraron la calidad y efectividad de sus armas e igualmente se desarrolló el poder religioso, la ciencia , la tecnología y el arte. En la región del Chinchaysuyo se impuso el reino de los Yaro Willka, cuyo apogeo duro hasta que fueron destruidos y conquistados por los incas. (1936; 48-79; J. C. Tello. 1939, cap. I.)
Como se constata, Guaman Poma con gran intuición se adelanto en siglos a las periodificaciones de la evolución de la humanidad hecha por los estudioso del siglo XIX, con alucinante coincidencia con las periodificaciones que están desprendiendo, de las actuales investigaciones arqueológicas andinas.
En general, las ruinas que vimos en las parcialidades de los Hatun Rukana y Laramati. Por la tecnología de sus construcciones, evidentemente corresponden a distintas ocupaciones culturales, desde la vivienda en los abrigos rocosos a la construcción de aldeas y centros urbanos o menos grandes. Los vestigios de la Llaqta o pueblos que visitamos tiene un patrón de ordenamiento y trazo, no son conglomerados de viviendas espontáneas . Todas ellas tiene plazas, calles estrechas habitualmente derechas, grandes recintos (kanchas), habitaciones rectangulares o circulares, construídas con piedras rústicas estucadas de color. En su perímetros están los depósitos de alimentos (qolqa) y en los falderíos o quebradas sus necrópolis (chullpa, pucullo), algunas soterradas, hechas de piedras con varios compartimientos interiores. estas necrópolis corresponden asimismo a diferentes estilos y técnicas arquitectónicas.
Al parecer las ruinas que visitamos, podrían corresponder a ocupaciones o influencias Wari y las más recientes, por su cantería a restos de la fugaz administración incaica.
Sobre la conquista y dominación Inka, según los informes de 1586, el primer Inka que conocieron fue Thupa Inka Yupanki, que nombró kuraka a “Guarcar Illa” para que los gobernase en su nombre. de la administración “Waqchakuyaq Inka”, tenían hasta entonces nostálgicas reminiscencias . Dijeron que en su tiempo, se habían acabado las guerras que tenían entre ellos , había justicia, abundancia y todos vivían “en paz” y que cada parcialidad para ser identificada, tenían sus propios tocados o distintivos que llevaban en la cabeza y que consistían en hondas (waraka) de lana: “tejidas, cuadradas , tan gordas como el dedo menor de la mano(Suqlla Rukana), blancas coloradas y negras, cada guaraca de su color... señal que el Inga les dio para conocerlos sin preguntar de que provincia eran”. Recordando la tributación que soportaban bajo el dominio español , también expresaron , que entonces loa Hatun Rukana solamente daban un tributo de honor: el privilegio de cargar las andas del Inka por : “Toda esta tierra”.
De estas breves referencias y de la versiones autorizadas del siglo XVI, se colige que Pachakuti Inka Yupanki con su hermano Inka Roq’a, conquistado el territorio Chanka (mediados de 1.400), después de las batallas de Challko Marka y Soras Marka y apresados sus héroes “Puxaico” y “Guacralla”, el Inka, -llegado el invierno- acampó esta temporada en el valle de los Soras. Desde este lugar envió dos ejércitos: uno a la región de Guamanga al mando de apo Mayta para rendir a los Soras y a los otros pueblos comarcanos guarecidos en la pukara de Auki Marka y el otro, a órdenes de su hermano y capitán general Qhapaq Yupanki para someter a los señoríos de la costa. Este jefe Inka en su paso a la costa, sometió a los ayllus y señores de las parcialidades de Hatun Rukana y Laramati entre los demás de esta región serrana . No se sabe si los Rukana, aceptaron por disuasión , pacíficamente el dominio imperial o se unieron a los Soras fortalecidos en Auki Marka, donde habrían resistido con ellos un largo asedió hasta capitular honrosamente ante las fuerzas incaicas. Cualquiera que haya sido actitud de los Rukana, quedaron de todas maneras incorporados al nuevo imperio andino o Tawantinsuyo, como dependencia del tokrikuq del Wamani (Alconprovincia) de Willka Waman. desde entonces, las parcialidades de Hatun Rukana y Laramati con otras de la región, fueron reorganizadas ya adaptadas la administración “orden” del los incas. Según la política integracionista del Tawantinsuyo, parte de sus habitantes debieron ser permutados por otros de distintas localidades (mitmaq) como un a forma de dominación y de transferirse sus conocimientos y practicas tecnológicas. Por ejemplo etnias de Collao se establecieron en Soras y los Chillques de Paruro en los ayllus de Qochani, como enclaves incas de stas localidades. Estas permutas étnicas, explican la sorpresa del corregidor Luis de Monzón, que dice en 1586:
“En este repartimiento hay muchas diferencias de lenguas, porque casi cada cacique (kuraka) tiene su lengua aunque todos hablan y se entiende en la del Inga ; y a la lengua diferentes de la del Inga en la que se hablan y entienden, la llaman Hauhasimi (hawasimi que requiere decir lengua f8uera de la general, que es la del Inga , que todos en común usan de esta lengua ... y en la que tratan de hablar con los españoles ”

En cuanto a la penetración española a estas parcialidades, los kurakas de Hatun Rukana y Laramati, a la pregunta de : “quien fue el descubridor y conquistador de la dicha provincia y por cuyo mandato se descubrió, y el año del descubrimiento y conquista ”, cautelosamente respondieron que : Francisco Pizarro fue el “ primer descubridor de esta tierra” y sin referirse a la matanza que hiciera en Cajamarca, se limitaron a contestar que en este pueblo había vencido y muerto al Auki Atao Wallpa y que por este tiempo ( probablemente en febrero de 1533) ente Tampu de Vilcas ( Willka Waman) habían conocido a “ dos españoles” que iban al Cusco (protegidos por el hermano de Ato Wallpa) y que desde entonces quedaron por “ amigos” delos invasores sin que nadie viniera a conquistarlos después. La verdad histórica soslayada por los declarante de 1586, es otra. Por varias fuentes documentales sabemos que iniciada la gran guerra de reconquista peruana en mayo de 1536 para echar a los españoles. Las parcialidades Rukanas y sus ayllus sin vacilar, se unieron a las fuerzas patriotas de Manco Inka Yupanki, el joven y valeroso nuevo monarca del Tawantinsuyo.
esta guerra de reconquista, prueba la falsedad de la versión que sostenía que en el crepúsculo sangriento de Cajamarca,- el 16 de noviembre de 1532- un puñado de españoles derrumbaron al imperio Inka. lo que ocurrió en este fatídico día, fue nada más que el final de la rebelión del incauto Atao Wallpa, impropiamente llamado el último Inka. Se sabe ahora, que el Tawantinsuyo cayó victima de sus divisiones internas y de la tecnología bélica europea 40 años después: En 1572. Con la ocupación militar de la ciudad de Vilcabamba y la decapitación posterior de Thupa Amaro, el último de nuestros incas, el 23 de setiembre de citado año de 1572 en la plaza del Cusco.
Muerto Atao Wallpa, - el 26 de julio de 1533- por sentencia de Francisco Pizarro, al que Guaman Poma lo llama con justeza “ Iskay Sonqo” ( dos corazones, traidor) por haber ordenado la muerte de su regio cautivo faltando a su palabra. los hijos de Wayna Qhapaq, que estaban en Cajamarca, con Thupa Wallpa, partieron al Cusco el 11 de agosto de este año. Sin más resistencia que la del capitán ataowallpista Yucra Wallpa en Vilcas y Vilca Conga. En Jauja murió, Thupa Wallpa y después en el valle de Xaquizaguana o Sacsaguana, el nuevo Inka Manko Inka Yupanki se alió con Francisco Pizarro jefe de la hueste extranjera para asegurara el poder y acabar con el reducto rebelde al mando del capitán Kiskis.
Es importante aclarar, que por la alianza de Sacsaguana, Pizarro reconoció el derecho y autoridad del Inka y se comprometió a servirlo contra Kiskis. fue así como el 15 de noviembre , entró al Cusco Bajo la protección del Inka y como su “magnífico aliado”-según R. Porras- y no como conquistador, como falsamente afirmo Pizarro después en la probanza en el pleito con Almagro que también alegaba haber conquistado la capital del Imperio . aunque esta alianza fue cuestionada por Vila Oma (el pontífice del Sol) , al final aceptó el convenio político , que de hecho terminó con la derrota de Kiskis en la batalla de Maraycalla a fines de mayo de 1534.
En este año, quizás antes el Inka se dio cuenta que sus aliados no eran los aventureros que había pensado, sino la avanzada de otra potencia militar que se había infiltrado en el Imperio aprovechando de sus luchas internas y que pretendían entonces disputarle el dominio de la tierra. De inmediato,-según la copiosa información que existe – el Inka se preparó para echarlos del Perú . Lamentablemente descubierto sus planes fue apresado a mediados de 1535 y después de algunos intentos, logró evadirse al Cusco a mediados de abril de 1536 y después del famoso juramento patriota de calca, en los primeros días de mayo de este año, puso cerco y atacó la ciudad del Cusco, defendida entonces por más de 40,000 soldados de sus hermanos y Waypar e Inquill y los más o menos 2000 españoles que habían en la ciudad. (E. Guillén Guillén. 1980. cap. VI; 126-195).
Aunque es posible que los Rukanas, formaran parte de las tropas incas del Chinchaysuyo que asediaron a la ciudad del Cusco en los primeros días del mes de mayo de 1536, al mando de Qori Atao y otros capitanes (Titu Kusi yupanki. 1916; 65). Los Rukanas entran en los anales de la historia del Perú, entre mayo y junio de este año de 1536, por la hazaña que hicieron al aniquilar a la expedición enemiga del capitán Gonzalo de tapia, que enviada desde Lima para auxiliar a los españoles del Cusco, fue destruída cuando intentó cruzar su territorio. Así, los Rukana, defendieron a la patria. por otros documentos se sabe, que la beligerancia de las parcialidades Rukana continuó hasta 1538, que fue sangrientamente reprimida por el capitán Alonso Álvarez de Hinojosa, enviado desde el Cusco por Hernando Pizarro , conocido y denunciado como el hombre más cruel de este apellido.
Aunque no hay información segura de las posteriores actuaciones de las parcialidades de Laramati y Hatun Rukana, del nombre y número de los corregidores y encomenderos que las gobernaron. Se sabe que en 1554,- sin otra alternativa-tomaron el partido del rey contra Gonzalo Pizarro, que se alzó para mantener la inicua explotación de los encomenderos y la impunidad de sus crímenes (Calvete de la Estrella. 1889. II; 57-80) y en 1533, contra el rebelde Francisco Hernández Girón, al que según Guaman Poma la derrotaron en “Wachwapi tienqaqocha” (1936, 431) después de la victoria que había obtenido contra el realista el mariscal Alonso de Alvarado,-llamado el Atila de los Andes-por las crueldades que hizo en la sierra central entre fines de 1536 y los primeros meses de 1537.
Asegurado el poder político del rey. las parcialidades de Laramati y Hatun Rukana como los demás , quedaron a merced de los enemigos. Se inició desde entonces, su larga y aprobiosa expiación secular con los otros pueblos del Perú. repartidos en corregimientos y encomiendas, reducidos violentamente sus ayllus en pueblos, resultaron sus habitantes las victimas de las codicias y lascivia de los funcionarios civiles y religiosos, destruídos sus adoratorios, sus ídolos y penates, según el patético testimonio de Guaman Poma, vivieron bajo el despotismo de: “seis animales” que comían su pobreza: el tigre (el español del tambo), la zorra (el padre de la doctrina), el dragón (el corregidor), el león (el comendero), el gato (el escribano) y el ratón (el kuraka colaboracionista).. de allí la muletilla dolorida de este trashumante cronista: “La justicia es de palo...” los curacas y funcionarios son ladrones y putanieros (1936; 607, 608 etc). “y ..no hay remedio”.
Terminado trágicamente el primer intento de reconquista del Perú Inka en 1572, como está dicho, el Perú perdió su soberanía y quedó bajo el dominio de España el Imperio más extenso y poderoso de Europa.
Empero, el Perú, no asumió una actitud conformista y plañidera como aparece en las historias tradicionales. Sino altiva y serena. Repuesto del infortunio, continuo la guerra permanente para reconquistar su soberanía y la vigencia de su ideología cívica y religiosa. La historia de los siglos XVI, XVII y XVIII, demuestran palmariamente, que pocos pueblos como el Perú, lucharon con más ahínco y derramaron su sangre a torrentes por su libertad y la de América, por el respeto a la dignidad humana y la justicia social. Fue el pionero de la lucha anticolonialista mundial, de la abolición de la esclavitud y contra los modelos extranjeros o trasnacionales contrarios a su realidad física y la idiosincrasia poliétnica de sus gentes en el archipiélago ecológico del mundo andino.
La nueva historia del Perú, esta jalonada por hitos de esta altivez nacional; el segundo intento de reconquista con Juan santos Atao Wallpa (1742-1752?); el tercero con los Thupa Amaro (1780-1783); el cuarto con Pumakawa y los Angulo (1814-1815) que culminó con el quinto intento en 1824, que un puñado de peruanos y sus fraternales aliados, echaron para siempre a los españoles del Perú y restauraron su vieja soberanía.
En 1583, el “Repartimiento de Laramati y Hatun Rukana”, organizado por la administración toledana, tenía entonces una población de 15.000 habitantes y 2.811 tributarios. Sus antiguos ayllus habían sido reducidos en los siguientes pueblos:
1. San Francisco de Hatun Rukana
2. Santa Catalina de Uruysa
3. San Pedro de Pallco
4. San Pedro de Soncochi
5. San Salvador de Laramati
6. San Miguel de Guaccuas
7. San Pedro de Ocaña (cacha)
8. Concepción de Huasirana
9. Santa Magdalena de Uchuymarca
10. Santiago de Querotampu.
11. San Cristóbal de Uraguasi
12. Santa Lucía de Azqui
13.San Cristóbal de Saysa
14.Santo Tomás de Huanca
15.San Cristóbal de Chupi
16.San Juan de Mallco
17.El nombre de Jesús de Puquio
18.Santa Cruz de Moryompampa (¿?)

c. El peregrinaje de Guaman Poma en los pueblos de las parcialidades de Hatun Rukana y Laramati.
Parte de la azarosa existencia de este cronista Chinchaysuyo, está unida a retazos de drama, tragedia y anécdota con su peregrinaje por los pueblos de estas parcialidades. Sus frases doloridas, sus experiencias locales, su impotencia contra el abuso y la explotación, constituyen fragmentos para imaginar la vida de sus habitantes en esta infortunada etapa de la historia Rukana en las primeras décadas del siglo XVII.
Aunque Guaman Poma, afirma ser natural del pueblo de Sondondo (1094; 1096) y que sirvió al visitador Cristóbal del Albornoz (280) en las extirpación de las idolatrías y en el castigo de los:
“Demonios de las guacas ydolos de los yndios y los quebró y quemó y corosó a los hechiceros-y taquioncoy-yllapa-Chuquiuylla-guacauilca-zara ylla-llama ylla-chirapa-pachamama-pucyo yaycusca-uacauilca macascan –oncoycona-sara ormachisca-papa urmachisca - ayapachasca..”(1936; 280).

Es posible que la ayuda o servicio al visitador Albornoz fuera en otra jurisdicción, porque no hay en su manuscrito un testimonio seguro que acredite su participación en la campaña iconoclasta hecha en los pueblos de laramatiu y Hatun Rukana en 1569.
De la relación de personajes peruanos y españoles que menciona en el texto de su: “El primer nueva coronica y buen gobierno” (1615) se infiere, que nuestro cronista, debió recorrer los pueblos de estas parcialidades en fecha posterior a 1601. es decir, después de su destierro de la ciudad de Huamanga por la sentencia de 18 de diciembre de 1600. En esta sentencia que despojó sus tierras en favor de los mitmaq Chachapoya, se afirma que el cronista no se llama “Felipe” sino “Lázaro”; que es “indio humilde” y no kuraka y que es además hombre embustero y de “mala inclinación” etc. por estas consideraciones, perdió sus tierras, tuvo que pagar las costas del juicio y fue condenado a dos años de ostracismos de la ciudad de Huamanga sin poder asomarse a “seis leguas” a su redonda y la pena de “doscientos azotes” para su escenario público. Reflexionado sobre la naturaleza y circunstancias políticas que había en huamanga por entonces,-que individualmente influyeron en la sentencia-en 1969 escribimos lo siguiente:

“Ahora bien, ¿qué confianza histórica merecen los términos de esta sentencia?” El proceso, ¿No será todo él un amaño para silenciar al cronista? No lo sabemos. Pero la queja permanente y la cáustica crítica a la justicia española parece revelar que el cronista fue víctima de todos aquellos procesos fruto de la envidia y las rivalidades pueblerinas o de aquellos otros, donde por presiones políticas se usa la justicia como un instrumento de represalia para mancillar honras. algo de esto se sospecha en el indicado proceso, porque de otro modo no se explica tanto ensañamiento en sus términos para condenar ala altivo cronista ...¿El, “Indio” pobre y humilde? No. El es don Felipe Guaman Poma de Ayala: príncipe y señor “hijo y nieto de grandes señores y reyes” que fueron del Perú..y no hay remedio (Rev. Amaru. 1969. N°. 10; 89-92).

Guaman Poma, en su recorrido trashumante por los pueblos de Hatun Rukana y Laramati. destila lamento e indignación ante el aprobio y la explotación que sufrían sus habitantes. Nada escapa a su pluma alterna y rebelde. Su libro con escritura y dibujos para los que no supieran leer, constituye el secular dedo acusador contra la corrupción y el abuso de los funcionarios españoles, sus cómplices y secuaces, que no cumplían con las leyes de profundo contenido social de la metrópoli. su relato, constituye así el reverso de la versión rosada de la colonia hecha por las historias hispanófilas. en Guaman Poma, hay entereza moral, crítica y reconocimiento a la actitud humana. El visitador C. de Albornoz, lo califica de hombre “temeroso de Dios” y “bravo juez” (676); al encomendero don Pedro de Córdova, como a un “buen cristiano”, mientras que al cura de “Laramati”, lo denuncia y recrimina diciendo que sin “tener minas” con el trabajo y sudor de los pobres había ganado 12.000 pesos (972) en convivencia con el salteador de caminos Juan Capcha, kuraka del pueblo de Uruysa (777; 779; 890).
Igual actitud asume con los kurakas y gente principal de los pueblos . Recuerda con simpatía con simpatía al kuraka de “Laramati” a don Felipe Guancar Illa, a su hijo Juan y a sus “seg8undas personas” Lope Caruasuri y García Paytan Asnoya (777; 778), porque buenas personas, al filósofo del pueblo de Uchuy Marka don Juan Yumpa, que conocía el: “Modo de Andar” del sol y de las estrellas (884) y a su amigo, el kuraka de Sonqonchi don Francisco Usco (779). pero su lenguaje es acerbo contra Capacha el kuraka de Uruysa, que lo acusa de enviar a siu gente para asaltar a los caminantes siendo él una de sus víctimas (777; 890); a Juan Yutu por tacaño, que teniendo más de 500 cabezas de ganado no le quiso vender un “almud de maíz por cuatro reales” (891) y contra el idólatra Cristóbal Alcas, que tenía sus mochadoros o adoratorios de “tacauasi y Haray” en los cerros “Ayapa llaqtan y ayapapucullum” cerca del pueblo de Uchuymarka y Chilca (893; 894) . estos son nada más que ejemplos para mostrar la templanza del carácter de nuestro cronista, que en su manuscrito ha dejado su testimonio con acentos de indignación, de sátira y lamento y hasta con tierna ingenuidad, con la muletilla de siempre: “Y...no hay remedio”
De su crítica y sarcasmo, tampoco escapan los pueblos que recorrió con la pluma en ristre para levantar memoriales contra los curas y los malos funcionarios. entre estos pueblos figuran los siguientes: Concepción de Guacirana (846; 890; 905); Otoca en cuyas alturas la gente salteadora de Capcha le robó “500 pesos” (890); “Urussa” o Uruysa, con sus “cuatro casas” (777; 779; 846; 890; 904; 967); San Pedro de Sonqochi con su amigo el kuraka Francisco Usco (779); Laramati (779, 846; 1063) y Ocaña (283; 486); Pueblo Quemado o San Cristóbal de Uraguasi, donde tenía sus chacras (486; 905); San Cristóbal de Chupi que sus “tributarios” se creían señores (766; 872); Santiago de Queros (672; 1079) y Santo Tomás de Guanca (1063). En la mayoría de ellos declara con amargura, que la gente eran “malos cristianos”, reconociendo a la vez que había generosidad en muchas de sus gentes.
Guaman Poma, vivió principalmente en el repartimiento de Rukana Anta Marka. entre Aucará, Cabana, Sondondo, Qeqa, Chipao, con sus familiares, amigos y rivales. Desde la “provincia de los lucanas” con fecha 1° de enero de 1613 (?), escribió al rey Felipe III de España, para hacerle conocer que había escrito una “historia” con datos extraídos de los “quipos” y con el testimonio de ancianos “inteligentes” y “dignos de fe”. En esta carta le dice como a un Inka lejano, que libro ha sido:
“Escrito y debojado de mi mano y engenio para que la uaridad dellas y de las pinturas y inbinciones y bibuxo a que su magestad es inclinado haga fácil aquel peso y molestia de una lectura fatal de enbinción y de aquel ormaneto y polido estilo...” (1936; 10)

Pero también, para que él se entere de la verdad de los que ocurre en el Perú, ponga remedio a los daños que causan sus malos funcionarios y los oprobios que sufren sus habitantes. En otra carta escrita en el pueblo de Santiago de Chipao-el 14 de febrero de 1615-al rey español, sin ambages y con desenfado le advierte altivamente:
“A solo V. Magd. incumbe el mirar por ellos... y se duela de sus miserias calamidades y malos tratamientos y peores pagas que continuamente reciuen en general de todo género de gente, tratándolo peor que esclavos uencidos de Guinea que aún a estos los tratan mejor por costarles precio que pagan por ellos...”

Termina esta misiva , solicitándoles garantías para que su “coronica General” llegue a sus manos en “buen recaudo”, en previsión a que sus funcionarios conociendo su contenido podrían destruirlo. El pensamiento de nuestro cronista expuesto en esta carta y en el texto voluminoso de su libro (más de mil páginas), es claro y aleccionador.- asimismo prueba la entereza y valor moral para denunciar el infortunio del Perú al mismo Felipe III, diciéndole que los “desventurados más pobres españoles” que llegaron a la tierra están cobrando “nuestras pobrezas” y le recuerdan en afirmación nacionalista y profética que: “No hay encomendero ni señor de la tierra sino son (somos)” nosotros los propietarios legítimos de la tierra por derecho de Dios y de la justicia y las leyes-y que los españoles-son extranjeros y mitimays en nuestra tierra en nuestro mando y señorío que Dios nos dio (957; 958).
Estas lejanas frases admonitivas y de reafirmación nacionalista, de repudio a la dominación y a los modelos europeos de entonces, y de nostalgia por el gobierno “Waqchakuyaq” de los incas,-que se preocupó por el bienestar común y la justicia social para erradicar el hambre. han tenido su eco secular en pleno siglo XX: en los Tellos, Varcárceles, Arguedas, etc. y en la nueva generación de antropólogos y etnohistoriadores del mundo andino, cuyas investigaciones y estudios están dandi una nueva visión del Perú como una continuidad histórica e ideológica en el espacio y en el tiempo., que con los descubrimientos hechos con ilustres extranjeros y nacionales, podemos hablar desde las perspectivas del Perú andino, de sus aportes científicos y tecnológicos milenarios e Inka a la cultura universal y de una alternativa andina para que el país retome su futuro destino histórico y sus principios ideológicos humanistas que surgieron de la masa social y no de la sabiduría de algunos de sus hombres, como respuesta al reto de su medio geográfico.


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Historia épica de cómo los Incas lucharon en defensa de la soberanía del Perú o Tawantinsuyo de 1536 a 1572
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