El Espíritu Santo es dado para que Ud. deje de fumar y de beber y para quitar de Ud. ese deseo de ser un gran hombre. El sacará esto de Ud. El lo humillará cuando Ud. haga eso. Para eso es que es dado el Espíritu Santo. Es para que Ud. viva una vida santa. Correcto. Es para hacer que Ud. deje de estar chismeando; es para que deje de estar jugando a las barajas y al azar, y esas otras cosas que se practican por allí en la esquina. El hará que Ud. deje de comportarse de la manera como lo está haciendo, siendo quizás infiel a su esposa. Eso es lo que El hará. Correcto. El hará que Ud. pierda el deseo de casarse con la esposa de otro hombre. Correcto. Para eso es que es dado el Espíritu Santo. Es dado para hacer que Ud. viva una vida santa. Para eso es que es dado el poder del Espíritu Santo.

Hace unos momentos hablaba con una joven que estaba desanimada y con el corazón roto. Estaba yo tratando de decirle acerca de cómo es que es que una mujer y un hombre no están separados, ellos son la misma persona. Dios los hizo a ambos masculino y femenino, él era hombre. Eso es cierto y El los separó en carne y los hizo diferentes, pero los unió y los puso juntos y ellos crían a sus hijos como uno. Y así que el hombre es fornido y rudo, y la mujer es la parte amorosa del hombre. Así que ellos se juntan. Eso es... Dios los separó, pero ellos fueron ambos la misma persona, h-o-m-b-r-e. [Man] Y la mujer es llamada mu-jer, [wo-man, en inglés.—Traductor.] Eso es cierto, porque ella fue tomada del hombre. Pero aquí en la vida, en la carne, ellos fueron separados. En espíritu ellos son uno.

Estaba yo hablando acerca del hombre dejando sus afectos por su esposa, y ellos no se aman como lo hacían cuando eran novios. Qué pena, debería hacerlo. Ella siempre es su corazoncito. Absolutamente. Esa es la parte que ella debería ser y Ud. debería tratarla así. Nunca deje que esa luna de miel termine, porque no lo va a hacer en el cielo. Allí van a ser perfectamente uno, eso es cierto. Así que todos...

Bueno, parece que algunas mujeres deberían de decir a eso "Amén". Nunca—nunca me diga: "Ud. siempre está criticando a la mujer y hablando así". Hna. Hickerson, ¿Por qué no dice Ud. algo? Alguien allá atrás dígalo. [La Hna. Cox dice, "Amén".—Editor] Gracias Hna. Cox. Eso está muy bien. Hermano Cox, eso es también para Ud. donde esté ahora. Muy bien. Sí Señor.

Y nosotros nunca deberíamos olvidar honrarnos unos a otros, sino ser siempre noviecitos. Nunca deje que eso termine.

Un joven católico vino a mí no hace mucho, se estaba separando de su esposa. El dijo, "Billy, no me gusta venir a ti, yo soy católico y tú eres protestante, pero el sacerdote me sacó de mi casa hace un rato". Le dije, "¿Qué es lo que pasa Ham?".

El dijo, "Bueno, yo bebo un poco y trabajo muy duro de noche, y mi esposa piensa que debería

de entrar cada noche y besarla y abrasarla como cuando nos íbamos a casar". Dijo, "Nosotros nos casamos y tuvimos un montón de niños, y eso está bien".

Yo dije, "Hey, espera un minuto muchacho, tú estás mal, estás equivocado. Es igual como fue antes que te casaras. ¿Ves? Tú siempre debes de recordarlo" Yo le dije, "Ella tiene cuarenta años de edad ahora, y es el tiempo en que necesita realmente tu atención".

Así que ellos tenían que ir a la corte para divorciarse. Y él dijo, "Yo no sé qué haré".

Yo le dije, "Ve y llámala, si yo voy siendo protestante ella no me recibiría. Pero... ¿Ves?". El dijo, "Oh, Ud. le agrada a ella".

Y dije, "Ve llámala y dile que has cambiado tu forma de pensar".

Y al siguiente día yo había llamado al juez y le hablé a él, y yo le dije a este muchacho, "Estaré sentado debajo de el piso donde el juez va a darte una resolución, estaré orando por ti, pero no le digas nada a ella de eso". "Muy bien".

Así que yo estaba allí orando, y después de un rato oí un ruidito bajando por la escalera y ellos venían abrazados, sonriendo, Ud. sabe. El dijo... Le dije, "¡Bueno, qué tal!".

Y él dijo, "¡Hno. Branham, Ha sido un largo tiempo desde que le vi!" Sí, -treinta minutos- vea. "¡Ha sido un largo tiempo!".

Y ella dijo, "¡Bueno, reverendo Branham, yo no le he visto a Ud. en un largo tiempo! ¡Estoy contenta de volver a verle!".

Yo dije, "Gracias, bueno, se ven Uds. como si fueran novios" Dijo, "Oh, estamos bien, ¿O no querida?". Ella dijo, "Sí querido, así es" Ella dijo, "Venga a vernos alguna vez reverendo".

Y dije, "Muchas gracias ¡Adiós!". Y se fueron, y el joven volteo y movió su mano así. Todo eso sucedió. Eso es cierto.

El amor conquista todo. Eso es cierto, Ud. sólo ame. Ud. no puede tener todas sus señales y evidencias, pero sólo deme amor. Eso lo dice todo para mí. ¡Oh vaya!,

"Querido Cordero moribundo, tu sangre preciosa nunca perderá su poder hasta que la iglesia redimida de Dios sea salva para ya no pecar (¿Ve?). Desde que mi fe vio esa corriente, tu provisión de heridas brotando, el amor redimiendo ha sido mi tema y lo será hasta que yo muera. ¡Eso es cierto! ¡Oh, maravilloso!

Lo más importante es, encontrar a su Dios, su Hacedor. No se mezcle usted por medio del casamiento, cásese con un muchacho que crea exactamente como usted porque, después de todo, Dios es lo más importante por lo cual estamos aquí en la tierra; para servirle y si usted se casa o hace otra cosa contraria a eso, usted lo pagará en los días que le queden por delante. Siempre recuerden que es "por fe" y no por la vista. "El justo por la fe vivirá". Y así miramos lo Invisible.

Creyentes deben de casarse con creyentes.

Ahora, si hay un genuino compañerismo... Y Dios es amor, y el amor demanda un compañerismo. Como la gente joven, cuando el muchacho conoce a la muchacha, y él le dice que él cree que ella es bonita, y ella es el cariño de él, ellos quieren tener compañerismo, un genuino compañerismo. Pero antes de que tengan compañerismo tiene que haber un acuerdo. Antes de que ellos puedan entrar a la boda, el compromiso, tiene que haber un acuerdo para este cierto compañerismo. Y eso es basado sobre los acuerdos de nuestro compromiso del uno al otro. Y entonces el santo matrimonio. Y entonces nosotros venimos hacia un compañerismo por toda la vida, pero antes de que podamos entrar a ese compañerismo, tiene que haber primero un acuerdo.

El otro día llegó a mi conocimiento que alguien había preguntado que si un hombre era salvo y su esposa no lo era, entonces que si ambos subirían en el Rapto. Y la respuesta fue que siendo que la esposa no era salva, entonces ninguno de los dos podría subir porque el esposo y la esposa son uno. ¡ Qué disparate! Jesús dijo: "Habrán dos en una cama, uno será tomado y el otro será dejado" ESTA ES UNA COSA INDIVIDUAL ENTRE TU Y DIOS! ¡TU, RINDE TU CUERPO, YA SEA QUE PAPA, MAMA, HIJOS O CUALQUIER OTRO LO ACEPTE O NO! Amén.

Hace poco alguien me entendió completamente mal. Recibí una carta de la Asociación de Ministros en la cual decían que yo creía que nosotros como mortales estábamos desposados espiritualmente, es decir, unidos como parejas en matrimonio según nuestras almas en vez de ser algo físico, y además, que debíamos dejar la compañera que teníamos si ella no era la persona correcta. ¡ Oiga, Hermano! Yo no soy culpable por una herejía como esa. Yo siempre he estado en contra de tales cosas. Yo no creo en eso, ciertamente que no. Yo creo que Dios nos da nuestra compañera, eso es cierto, y luego llegamos a ser uno parte del otro. Eso es cierto Y antes de que se case un hombre, él debe pensar y estudiar estas cosas con mucho cuidado. El otro día un joven me preguntó: "¿Hermano Branham, piensa Ud. que debo casarme con cierta jovencita?"

Le dije: "¿Cuánto piensas de ella?

Respondió: "¡ Ay, Hermano, la amo tanto!

Díjele entonces: "Pues, si no puedes vivir sin ella, entonces cásate. Pero si te es posible vivir solo, pues entonces no te cases. Pero si vas a morir sin ella, pues te conviene mejor casarte."

Lo que estaba procurando decirle era esto: "Si tú la amas tanto . . . Ahora antes del matrimonio todo está bien, pero después que se casan entonces vienen las pruebas y las luchas de la vida; es entonces cuando tienen que estar tan enamorados que se entiendan. Cuando tú estás disgustado con ella o ella contigo, todavía deben entenderse." Así es con Cristo. ¿Ve Ud.? Tenemos que estar tan enamorados de El hasta el punto que cuando pedimos algo y El no lo concede, esto no nos estorba de ninguna manera. Y la única manera de llegar a este lugar es llegando a ser participantes de Su naturaleza divina, y luego entenderemos por qué fue que no pudo conceder tal cosa.

Ud. cuando Ud. se casó, tuvo que haber algo que dio vueltas por su mente, hasta llegar a ese poste de amarre. Y debiera haber sido amor para su esposa o su esposo. Bueno, quizás ella no es tan hermosa como la esposa de Juan; o ella, bueno-ella no el-esto, aquello, pero hay algo en cuanto a ella que Ud.-le impresiona a Ud. Ud.-Ud.-Ud. dice: "Ella quizás no sea tan bonita como la otra", o: "él quizás no sea tan guapo como el otro"; pero allí debe haber un absoluto que esa persona es diferente. Y allí es de dónde Ud. se agarra. Y si eso no existe, es mejor que Ud. no se case, ese poste de amarre, ese absoluto.

"El matrimonio es algo honroso". Un hombre-hombre que se case con una mujer, eso es honrado, fue instituido por Dios. Pero cuando llega al grado en que un hombre se apodera de la esposa de otro hombre, o que se lleve a una mujer joven, o a alguna mujer, no importa quién sea, y que él rompa su voto matrimonial, y que haga algo errado, eso es pecaminoso a la vista de Dios. Y la Biblia habla muy duro en contra de eso.

Ahora fíjense, y nuevamente en Judas 7: "Sodoma y Gomorra". ¡Oh, hermano, qué cosa tan terrible! No casados con mujeres: "yendo en pos de vicios contra naturaleza". Un hombre que es casado con su esposa, ya-ya no son dos sino uno. Y un hombre que sale en pos de otra mujer, él automáticamente se separa de su esposa. Y una mujer que sale con otro hombre, ella queda muerta para su esposo. Ella ha negado su propia carne; ha quedado separada de él. Correcto. En el Día del Juicio tendrá que dar razón por eso.

Es por ejemplo como dos jóvenes. El varón se enamora de la joven y ella se enamora de él. Con el tiempo se van conociendo mejor; entonces sus corazones comienzan a latir como uno solo, aunque todavía no son esposos; pero su amor los une, y tienen confianza el uno en el otro. Ahora, si verdaderamente se aman el uno al otro; y el joven sabe que la muchacha le ama, y ella también conoce que él la ama, entonces se tienen confianza y fe el uno al otro. Si no se tienen fe el uno al otro, sería mejor que no se casen. Tienen que tenerse fe. Y si Ud. separa a estos dos seres, poniendo uno al extremo norte, y el otro al extremo sur, todavía seguiría latiendo aquel amor del uno para con el otro, sin importar en donde estén; y serán fieles el uno al otro, porque se aman. Ahora, si Ud. en verdad ama al Señor, no solamente por tratar de escapar del infierno, sino que en verdad le ama, entonces Ud. tendrá fe en Dios. Eso es si Ud. le ama.

Hace poco hubo el caso de una dama aquí en Louisville que había sido Cristiana por muchos años, pero se enamoró de un hombre que apenas tenía unos dos años de ser Cristiano. Estaban enamorados y se casaron, porque tenían esa confianza el uno en el otro. Entonces la mujer le dijo a su esposo: "Mira querido, te debe ser muy difícil, siendo un Cristiano nuevo, ya que has tenido que pasar por lugares tan malos (él antes tomaba mucho licor), me supongo que posiblemente tendrás tentaciones muy grandes; pero quiero que sepas esto: si llegares a caer en alguna tentación, no te quedes fuera de la casa, regresa aquí, porque te estaré esperando para ayudarte en oración hasta que obtengas la victoria. Me quedaré contigo, porque cuando me casé contigo, lo hice porque te amo, y no me importa lo que hayas sido, ni lo que seas; de todas maneras te amo."

Unos días después, él estaba comiendo al mediodía con unos amigos en su trabajo y les dijo: "¿Cómo puede uno hacer algo malo contra alguien que lo ama de tal manera? " Allí lo tiene Ud. Y ¿cómo podría uno traspasar tal confianza?

Y cuando nosotros éramos pecadores y extraños, estando sin Dios allá en el mundo, en ese lodazal de tinieblas, entonces Dios vino a nosotros. Dios lo buscó a Ud., no Ud. a Dios. Las Escrituras dicen: "Ninguno puede venir a mí, a menos que el Padre lo traiga." Dios bajó al lodazal donde Ud. se encontraba, lo buscó y lo sacó. Eso debiera producir un amor perfecto. Mire Ud. lo que antes era y lo que ahora es. ¿Qué hizo ese cambio? Alguien le amó. ¿No puede Ud. entonces tener fe en lo que El ha prometido? El amor real y genuino producirá confianza en Su Palabra.

Entonces la Fe Perfecta es pura, tan pura como el amor. Ahora, cuando Ud. ama a un individuo, como Uds. que aman a sus maridos o los varones a sus esposas, no hay necesidad que alguien le diga: "Ud. no la ama;" porque si la ama y Ud. sabe que así es.

Ahora, si yo le preguntara a Ud.: "¿Cómo me puede probar que la ama?"

Entonces me respondería: "Yo lo pruebo por mi manera de vivir." La esposa diría: "Yo soy una esposa fiel y honesta." O el esposo: "Yo soy un esposo fiel, y eso prueba que la amo." Entonces su vida prueba lo que es. Es igual con el Cristianismo. Tienen FE y confianza el uno en el otro, y son puros. Es algo real, y aunque no se lo pueda mostrar a otra persona, Ud. sabe que lo tiene, y sus acciones lo prueban.

Luego, cuando Ud. tiene fe pura y sin adulteración, así como es su amor para con su compañera, entonces lo prueba por su manera de actuar; ya no se quejará porque sabe que está concluido, y sigue adelante. No importa como aparezca o lo que otros digan, Ud. ya sabe lo que ha sucedido. Ud. SABE que está concluido, así como sabe que ama a su marido.

¡No, señor! ¡No, señor! Ese es su esposo. Ud. lo alejaría a él más lejos de Dios que nunca al hacer eso. ¿Ve? Eso es correcto, hermano, hermana. Ud. se casó con él; él es suyo, y Ud. es de él.

Seguro que están casados. Mientras ellos tomen ese voto, están casados. Así como un muchacho, si un muchacho le promete de buena fe a una muchacha casarse con ella, él está obligado a esa muchacha. Es como si estuviera casado con ella. La única cosa que la ley hace, es darle un-un acta de derechos para evitar que sean esposo y esposa Sólo por vivir juntos. Pero cuando un hombre le dice a una mujer: "Me casaré contigo, querida; te tomaré como mi esposa. ¿Me tomarás...?", él está casado.

Su voto es sagrado; eso es lo que lo casa a Ud. de todas maneras. No hay predicador que lo pueda casar a Ud., ningún magistrado, ni nadie más; es su propio voto a Dios y a este hombre. Cuando Ud. promete, Ud. está casada.

Fíjese. Ud. dice: "Hermano Branham, ¿es eso...? Ud. dice... Ud. dijo que sólo contestaría eso por medio de la Biblia". ¿Quieren Uds. el respaldo Bíblico sobre eso? Levanten sus manos si lo quieren. Ahora, tenemos como seis u ocho minutos. Muy bien.

"José, su marido, como era justo (su marido desposado, siendo llamado ya su marido)... José, su marido, como era justo, estaba 'dispuesto' a dejarla secretamente de esta manera; pero antes que se juntaran, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (¿Ven?) Y el Angel del Señor le apareció en sueños y dijo: 'José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer"'. Ya estaban casados, él ya le había prometido a ella. Y de... Y damita, si Ud. ha prometido casarse con ese muchacho, Ud. está obligada a hacerlo. Si Ud. se casa con otro después de esa obligación, Ud. va a... desde ahora en adelante de todas maneras, Ud. estará viviendo en adulterio. Y fíjense, la misma cosa para un muchacho que promete casarse con una mujer...

No hagan Uds. su voto con nadie a menos que Uds. tengan la intención de cumplirlo. Recuerden, hay Biblia para eso. José prometió casarse con María. Y Dios dijo que eso era...

Lean las leyes del Antiguo Testamento sobre eso. ¿Ven? La ley del Antiguo Testamento, si Ud. prometía casarse con una mujer, y Ud. se casaba con otra, Ud. estaba cometiendo adulterio; y eso lo echaba a Ud. fuera del campamento. ¡Sí, señor! Ud. tiene que cumplir sus votos cuando Ud. promete eso a una mujer. Ella es un pequeño vaso sagrado, y eso es para traer vida en niños otra vez al mundo. Así que cuando Ud. le promete a ella, Ud. tiene que casarse con ella.

Su cuerpo le pertenece a su esposo, pero su alma le pertenece a Dios.

Ahora, pienso que una hermana verdadera y genuina, no hay nada tan agradable. Si Dios tuviera que darle a un hombre lo mejor después de la salvación, le daría una esposa, ¿ve? Y así entonces, si El hubiera podido darle algo mejor lo hubiera hecho. Y entonces ver algunas de ellas tornarse y ni aún actuar como esposas, desleales a sus votos matrimoniales; y sus esposos lo mismo. Recuerden, están ligados por el tiempo que vivan, el uno con el otro. Lo que Dios une sobre la tierra, es unido en el cielo también.

EDICIONES EL AMEN