Radio Barcelona fue la primera emisora de radiodifusión española en obtener una licencia oficial como emisora de radiodifusión, comenzando sus transmisiones oficialmente la tarde del 14 de noviembre de 1924 con el indicativo oficial EAJ-1. Durante años se atribuyó a la locutora Maria Sabaté (1898-1985) haber leído las primeras palabras de aquella emisión inaugural, "La estación radiodifusora EAJ-1 de Emisiones Radio Barcelona...", convirtiéndola con ello en la primer voz de la radiodifusión española
Pero todo esto es una leyenda. Como demostró Armand Balsebre (profesor de periodismo de la UAB, Universidad Autónoma de Barcelona, y autor de "Historia de la radio en España", de la editorial Cátedra, en dos volúmenes, 2001 y 2002) y posteriormente la periodista e investigadora Silvia Espinosa-Mirabet (autora del estudio "Dones de ràdio: las primeres locutoras de Catalunya", de Albertí Editor, 2014), Sabaté ni era locutora (era telefonista) ni aquellas palabras sonaron en la emisión inaugural. Sí fue una de las pioneras de Radio Barcelona, pero nunca fue locutora, según explica Espinosa. Entró en Radio Barcelona procedente de la Asociación Nacional de Radio como secretaria del primer director de la emisora, Josep Maria de Guillén. La confusión nace con el cincuentenario de la emisora (en 1974), momento en que Sabaté solicitó una pensión a través de una carta retocada "para reivindicar la condición de primera locutora", lo que no se ajusta a la realidad.
¿Y cuando sonó, pues, la célebre frase? "Es una grabación posterior", revela Espinosa, "seguramente de la época del aniversario" (1974), y hace notar que se trata de "una voz de señora mayor, no de una chica de 22", entre otros motivos porque "en 1924 no se grababa nada, todo se hacía en directo". De modo que la condición de primera locutora de la historia de la radio española corresponde en realidad a María Cinta Balagué i Domènech, que Espinosa define como la "precursora del programa magazine" y que comenzó como funcionaria del Ayuntamiento (también aquí fue la primera mujer de la historia del cargo).
María Cinta Balagué, primera locutora en España en Radio Barcelona, siguió la filosofía del Institut de Cultura Popular de la Dona (Instituto de Cultura Popular de la Mujer), institución catalana donde se educaba y formaba a las mujeres jóvenes tanto en cultura como en los quehaceres del hogar para que tuvieran un oficio, principalmente vinculado a la administración (secretarias, taquígrafas, traductoras, etc...). María Cinta Balagué se había educado en este instituto y tenía el oficio de secretaria del alcalde de Barcelona (y anteriormente del Departamento de Cultura de Barcelona), era una mujer culta, acostumbrada a trabajar con temas culturales, sabía hablar en público y comportarse.
Con la edad de 26 años María Cinta acudió al llamamiento que hizo Radio Barcelona, y se convirtió en la gran pionera de la radio femenina. La encargaron realizar un programa “para las mujeres” que se estrenó en 1926 en Radio Barcelona. Su programa, llamado "Sección literaria femenina", de media hora de duración y radiado dos veces cada semana, era un programa inicialmente de marcado carácter literario, locutado por ella de forma completa y era escrito por un grupo de mujeres colaboradoras con inquietudes literarias (escritoras, columnistas de revistas femeninas y guionistas), que también crearon los textos de las diferentes secciones a las que a partir de finales de 1927 se abrió el programa (moda, crianza de niños, cocina, otros temas útiles..., sin perder por ello su carácter literario). Fue un programa de radio ágil, "hecho por mujeres y para las mujeres". El programa también recogía las opiniones de las oyentes, las cuales podían enviar al programa sus propias creaciones literarias (cuentos, poesías, etc...), e incluso, si tenían buena dicción, eran invitadas a leer por antena sus creaciones literarias. Sin embargo, María Cinta nunca fue parte de la plantilla de Radio Barcelona, ya que como se ha dicho anteriormente, su ocupación principal era otra, pero fue la primera locutora de España.
De todo el rompecabezas inaugural falta señalar cuál fue la auténtica primera voz que sonó por la radio. El honor corresponde al locutor Rafael del Caño, el hombre que la tarde del 14 de noviembre de 1924 cedió la palabra al alcalde de Barcelona para hacer el discurso protocolario.
La crónica que hacía la revista Radio Barcelona recogía el momento en estos términos: "Por el anunciador se pusó en conocimiento de los oyentes que iba a tener lugar el discurso del alcalde e inmediátamente el señor Barón de Viver pronunciado las siguientes palabras: 'Barceloneses : Me cabe el honor de inaugurar la primera estación radiotelefónica de esta ciudad y mis primeras palabras deben ser para transmitir un saludo a nuestro augusto Rey ...' ".
El anunciador (antigua denominación de locutor) era Rafael del Caño, pero sus palabras, las primeras que sonaron en la radiodifusión española, no quedaron grabadas. La realidad no suele ser tan épica.
Maria Cinta Balagué i Domènech falleció en Barcelona el 3 de junio de 1985 a la edad de 87 años.
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La clásica foto de Maria Sabaté | Maria Cinta Balagué i Domènech, primera locutora de Radio Barcelona y de la radiodifusión española |
Artículo original: El falso mito de María Sabaté
Fuente: Revista Guía de la Radio
nº 872 (16-11-2014)
Al finalizar la guerra civil española (1936-39), se empezó a construir en España el dictatorial régimen franquista, y con ello hubo un cambio en todos los aspectos de la vida y la sociedad española, incluyendo los medios de comunicación y la radio.
Si bien desde los inicios de la radiodifusión las voces masculinas fueron las que dominaban en antena, eso pronto comenzó a cambiar. Las voces femeninas entraron en las ondas. Lo hicieron por una cuestión de acústica (sonaban mejor) pero también por una custión de potencial audiencia: Las mujeres eran las oyentes principales de la radio, ya que eran quienes solían estar en casa durante las horas de emisión. Desde el comienzo de la radiodifusión en España en 1924, la voz de las mujeres ya comenzó a sonar a través de las ondas, ya había locutoras, aunque tuvieron que “adaptarse” a un mundo considerado de hombres, y pronto surgieron programas dirigidos a las mujeres radiooyentes.
Ya durante la guerra, en el momento en el que surgió Radio Nacional en el bando sublevado (en enero 1937), se vio la necesidad de dirigirse a las mujeres españolas desde la radio, convirtiéndose en una forma de emisión de las nuevas tradiciones, de ahí la creación de muchos programas dedicados a las mujeres con temáticas como belleza, hogar, familia, moda, cocina, hijos… A esto se suma el hecho de que la radio era más escuchada por ellas, debido a su forma de vida, centrada en el hogar. La radio se convirtió en una especie de patrimonio de la mujer.
Con ello llega un tipo de radio que fue muy escuchado durante varias décadas, principalmente por público femenino, los consultorios femeninos. Surge por ejemplo el programa Mujer y hogar y más tarde Cascabel, con Marichu de la Mora y Pilar de Abia, que será sustituido por Radiofémina, el cual se convertiría años después en el mayor consultorio femenino de la historia de la radio española, el Consultorio de la mujer Elena Francis.
El Consultorio de Elena Francis fue muy escuchado, inició su singladura como tal en Radio Barcelona a finales de 1947, después pasó a Radio Peninsular en 1966 y cesó en enero de 1984. Y aunque en la radio española había programas femeninos desde los años 30 del siglo pasado, este consultorio se convirtió en el arquetipo de este género. Otro consultorio femenino fue el Consultorio de la señora Monserrat Fortuny, en Radio España de Barcelona, ya desde el año 1939. En ambos consultorios, diversas locutoras dieron voz a los ficticios personajes de Elena Francis (como Maruja Fernández) y Monserrat Fortuny (como Mercedes Laspra), leyendo las cartas de las oyentes y las repuestas a ellas.
Estos consultorios femeninos estuvieron esponsorizados por los productos de belleza que se anunciaban, pero también reflejaron el triste papel de las mujeres de la época bajo el régimen franquista, proyectando una imagen de la feminidad sumisa. Si bien los consultorios femeninos ya existían en los años 30, antes de la guerra, y trataban cualquier tipo de consulta de las oyentes (cocina, moda, crianza de los hijos, etc...), los consultorios femeninos de después de la guerra tuvieron una influencia muy nefasta sobre las mujeres que los escuchaban, ya que daban una visión de cómo debían ser las mujeres españolas desde el punto del nacionalcatolicismo y la dictadura franquista: habían de ser buenas esposas, buenas madres, habían de tener en cuenta la decencia y el buen nombre de la familia, habían de ser resignadas, sufridoras, etc... Eran años de miseria física y cultural en la España de la postguerra, las mujeres no tenían casi derechos (podían ser maltratadas, despreciadas), y el consejo para ellas era la resignación. Y aunque estos consultorios realmente hubieran querido ayudar a sus oyentes, tampoco habrían podido dar depende que consejos ya que no habrían pasado la censura.
Para lamento de muchos y fortuna de otros, el consultorio de Elena Francis fue un éxito. Llegó a recibir más de 20.000 cartas al mes. Eran muchas las mujeres que escribían a diario a la supuesta especialista para que brindara algo de luz a sus dudas y temores. Algunas mujeres en sus cartas relataban cómo sufrían violencia machista, cómo sus maridos las golpeaban, y en muchas ocasiones también a sus hijos, por ello escribían al programa con el fin de encontrar una salida, pero la respuesta no era la que esperaban, ni tampoco la que merecían. La mayoría de las mujeres firmaban sus cartas con originales seudónimos, como "una acuario rota", o "una desesperada", porque no querían ser descubiertas, aunque luego su dirección aparecía en el remitente de la carta. Otras eran más astutas y ponían direcciones de un buzón de correos para evitar cualquier sospecha”.
Estos consultorios tuvieron mucha audiencia femenina. La importancia del público femenino siempre fue muy importante en la radiodifusión, y de hecho, tres días después del inicio oficial de Radio Barcelona en noviembre de 1924 ya había un espacio llamado Charlas femeninas, aunque a cargo de un hombre. Incluso Maria Cinta Balagué, considerada la primera locutora española, hablaba en 1926 en Radio Barcelona en el programa Radiotelefonía femenina, de temas culturales desde una vertiente conservadora, y sobre la mujer decía que “La mujer, la buena ama de casa, que las peculiares obligaciones la alejan del continuo bullicio de las diversiones mundanas, tiene un medio excelente para recrearse de las ideas”. Fue un programa literario femenino en el cual las mujeres podían enviar sus poemas y sus escritos, que debían ser “femeninos pero no feministas” (según se indicaba en el anuncio publicado en el periódico barcelonés La Vanguardia).
Otro programa posterior de Radio Barcelona fue Radio Fémina (desde 1930), un espacio que que pretendía animar a las mujeres a “seguir el camino de la virtud, del perfeccionamiento moral y de la caridad, a la par que inspira y despierta justos sentimientos reivindicativos de los sagrados Derechos a que somos indudablemente acreedoras”. Dirigido por Mercedes Fortuny, Radio Fémina sería como un suplemento femenino del periódico radiado La Palabra (de Unión Radio, a la que pertenecía Radio Barcelona). En este espacio lo que se hacía era contar relatos de sucesos y anécdotas de la vida cotidiana, en relación al amor y al matrimonio, también se leían cartas que enviaban las radioyentes pidiendo consejo y solución a sus problemas sentimentales o estéticos, con varias secciones: artículos de fondo, sección religiosa, literatura, ecos de sociedad, deportes femeninos, cocina, consejos prácticos, belleza, modas, noticias…
Estos programas femeninos inauguraron el género del magazine, con contenidos mucho más distendidos, y con ellos, las mujeres se fueron abriendo paso en este medio a la par que incorporaban nuevas secciones, aunque marcadas por el trasfondo patriarcal y machista de la época. Radio Fémina fue el primer programa dirigido, locutado y escrito por un equipo solo de mujeres.
Radio Fémina puede ser considerado el origen de los posteriores “Consultorios sentimentales” en la radio española de la época franquista. Participaron en este espacio actrices que se pasaron o combinaron su profesión con la radio, como Carmen Martínez-Illescas Naveiras o Rosita Cotó.
El Consultorio radiofónico de Elena Francis fue uno de los programas de radio más influyentes de la España de los 50 y principios de los 60 del siglo XX.
Fue un programa de radio surgido en la postguerra española, en los años negros que siguieron a la guerra civil española, donde las libertades fueron suprimidas por el régimen franquista, régimen que ejercía una importante censura sobre los medios de comunicación, y que imponía la moral católica en la vida de las personas. Destinado a las mujeres españolas, las oyentes, mujeres "españolas" y "católicas" que respondían al arquetipo de la tradicional ama de casa recluida en el hogar, encontraban respuesta a las preguntas y confidencias remitidas a través del servicio de Correos: relatos de terribles escenas de violencia de género y abusos -lejos ha quedado, por fortuna, la perversa expresión crimen pasional-, delitos guardados en secreto durante años, embarazos no deseados, tormentosos dramas humanos, amores prohibidos, búsquedas del marido homosexual huido del hogar. Los mensajes se enviaban a las oyentes desde una cierta oficialidad pasada por el filtro de la censura.
El Consultorio de Elena Francis duraba 30 minutos en los que se daba respuesta a siete consultas seleccionadas. Pero fue mucho más. Se trataba de un programa que representó un extraordinario escaparate de la sociedad española de la época, y más concretamente fue una referencia de la mujer española de aquella época. El programa fue concebido por el acaudalado matrimonio catalán Fradera: José Fradera Butsems y su esposa Francisca Elena Bes Calvet (que pertenecía a una familia con negocios en el mundo de la cosmética), propietarios del Instituto y Laboratorios de Belleza Francis, ubicado entonces en el nº 56 de la céntrica calle Pelayo de Barcelona (y que se trasladaría en los años 60 a Ronda de Sant Pere, 18). El nombre del programa, Elena Francis, proviene de invertir el apelativo familiar de la empresaria.
Inicialmente el programa fue concebido como un consultorio de belleza patrocinado por el Instituto y Laboratorios de Belleza Francis, para acceder al público femenino que escuchaba la radio. De hecho, el consultorio nació como una idea comercial que, bajo la especie de consultorio sentimental, pretendía ofrecer consejos de belleza promocionando productos de la marca Francis. Pero el éxito del programa fue tan grande que lo que en principio era sólo un señuelo publicitario —responder a las demandas de las oyentes— acabó convirtiéndose en el verdadero eje central del programa.
Así, poco tiempo bastó para que el personaje de Elena Francis se convirtiera en una líder radiofónica a la que miles de mujeres, resguardadas en el anonimato del servicio postal y muchas escribiendo bajo pseudónimos, pasaron de consultar cuestiones relacionadas con la estética y la belleza (para los cuales siempre se recomendaban los productos del Instituto de Belleza Francis), de aspectos de cultura general o puramente domésticas -jardinería, cocina, decoración-, a problemas de toda índole, como problemas de salud y problemas sentimentales.
Un equipo se encargaba de redactar las respuestas por correo. El Instituto de Belleza entregaba a los guionistas una selección de las cartas que saldrían por antena (de 5 a 7 por programa) para que las adaptasen y creasen la respuestas. El resto de
Las cartas no contestadas en antena tenían su respuesta personalizada a través de una misiva que las oyentes recibían en su domicilio. Una filóloga, Pietat Castanya, había sido contratada por la empresa de cosmética para que se ocupase de redactar la correspondencia.
El consultorio de Elena Francis fue mucho más que un espacio que ofrecía “guía y consuelo” para “innumerables mujeres atormentadas por diversos problemas que, afortunadamente, ven resueltos gracias a las bondadosas indicaciones y acertados consejos que en él les proporciona Elena Francis”, como se daba a conocer el programa: acabó siendo una formidable máquina propagandística del franquismo.
Durante 34 años consecutivos, millones de mujeres españolas encendieron la radio por las tardes y se sentaban a escucharla. Una dulce y parsimoniosa voz femenina les daba la bienvenida y contestaba con un idiosincrático “Querida amiga” a las cartas que innumerables mujeres atormentadas enviaban, pidiendo consejo, a la emisora.
Elena Francis legitimaba en sus respuestas el modelo tradicional de mujer, habilidosa y abnegada, madre y esposa, propio de un régimen patriarcal como era el franquismo. Era a la vez amiga y censora, confidente y directora espiritual, defensora y juez. El timbre grave y la entonación pausada pero firme de las locutoras que dieron la voz a Elena Francis contribuyeron a asentar esa imagen de autoridad entre las oyentes. Pero debido a la moral impuesta por el franquismo y su censura, hubo temas tabú durante mucho tiempo, y otros que nunca se abordaron, como el aborto, el divorcio, la homosexualidad o los temas políticos.
Pero ¿quién era Elena Francis? ¿Quién era la voz del fenómeno sociológico de la época? La familia Fradera aseguraba que era una doctora barcelonesa de unos 70 años con pudor a ser conocida por la opinión pública. La realidad era bien distinta. Se trataba de un personaje de ficción inspirado en la mujer que imaginó y auspició el consultorio sentimental (Francisca Elena Bes Calvet) con la intención de promocionar los productos femeninos de sus laboratorios de cosmética y los salones de belleza de la Barcelona de posguerra.
El personaje de Elena Francis fue una idea de Francisca Bes Calbet (directora del Instituto Francis), y de la primera guionista del consultorio, Ángela Castells, la autora principal, que marcó el tono y las directrices ideológicas durante los primeros años, siempre en consonancia con los fundamentos ideológicos de la Sección Femenina de la Falange y los principios religiosos de Acción Católica, grupos con los que estuvo estrechamente relacionada a través del Patronato de Protección a la Mujer, institución franquista con la que colaboraba y que trabajaba para la “dignificación moral de la mujer”.
Ángela Castells construyó el personaje de Elena Francis como esa “madrecita buena”, hada protectora y ángel de la guarda de centenares de miles de mujeres atormentadas que buscaban en sus consejos alivio y consuelo. Pero al mismo tiempo, esa “madrecita buena” fue también una “policía de la moral”, protectora implacable del dogma de Acción Católica, martillo de infieles, una de las que mejor contribuyó a la recristianización de la sociedad que se opera en España tras la guerra civil, complementando las misiones de apostolado femenino de la Sección Femenina, Acción Católica y el Patronato de Protección de la Mujer.
Fueron múltiples los encargados de responder las consultas en la primera y más influyente etapa del programa; entre ellos, un psicólogo y un cura. En un equipo formado por varios guionistas ocupados en la redacción de las respuestas a las consultas : Ángela Castells, Maria Castañé; Joaquina Algars y Eduardo Alarcón en la primera época. Después de Castells vinieron otras mujeres guionistas hasta que un hombre, el periodista catalán Juan Soto Viñolo, asumió la labor de guionista en exclusiva desde 1966 hasta 1984 (cuando se cerró el programa). Destacaron las locutoras que durante casi 40 años prestaron su voz para encarnar el personaje ficticio de Elena Francis (y que promocionaron los productos femeninos del Instituto y Laboratorio de Belleza Francis): Por orden cronológico, María Garriga, Rosario Caballé, María Teresa Gil, Soledad Ambrojo y, sobre todo, Maruja Fernández del Pozo, que fue la última y más longeva en el puesto (desde 1962 hasta el último día del programa).
Fue en noviembre de 1947 cuando empezaron las emisiones del espacio en Radio Barcelona (Fradera era amigo del entonces director de la emisora de la Cadena SER, Ramón Barbat), donde se mantuvo casi 20 años, hasta 1966. Desde la temporada 1966-67 Radio Peninsular (la cadena comercial de Radio Nacional) y Radio Intercontinental alojaron después el mítico Consultorio de Elena Francis.
El consultorio se convirtió en todo un fenómeno sociológico en la España del franquismo. Pero el avance y la transformación de la sociedad española tras la muerte del general Franco en 1975 y la recuperación de la democracia en España, el discurso moral del consultorio se hizo cada vez más anacrónico, más disonante con los cambios que ocurrían en la sociedad española a ritmo acelerado, lo que produjo una caída en los índices de audiencia del programa, y aunque intentó adaptarse, sin conseguirlo, el consultorio finalmente fue cancelado por baja audiencia el 31 de enero de 1984.
Del consultorio de Elena Francis, en la memoria popular quedó, sobre todo, la sintonía del programa: el Indian Summer, de Victor Herbert, que en la radio sonaba en la versión de André Kostelanetz, con una letra adaptada al contenido del consultorio.
(Nota: Fragmentos sonoros del programa: Sintonía, una consulta y una respuesta).
De vez en cuando la prensa española recuerda el Consultorio radiofónico de Elena Francis como una referencia de la sociedad española de la posguerra y mas concretamente de la mujer española. El 4 de noviembre de 2014 el diario El País publicaba esta interesante visión de este consultorio que se reproduce a continuación.
Durante 36 años su consultorio diseñó a la mujer, madre y esposa del franquismo. Un estudio rememora la figura de la 'coach' sentimental más popular de la historia de España.
Los consultorios sentimentales de antes hacían las veces de los psicólogos, coaches y sexólogos de ahora, incluso cuando hablar de sexo estaba mal visto o era casi pecado. De entre todos esos consejeros, en España, destacó Elena Francis, que durante 36 años y desde la radio recomendó a las mujeres abnegación, aguante, mirar para otro lado, hacer la vista gorda, tener paciencia, esperar a que las cosas cambiasen o sacrificarse por los hijos y la familia.
El programa no fue sino la doctrina del régimen franquista disfrazada de consultorio sentimental, aunque llegó a sobrevivir al propio Franco –se emitió entre 1947 y 1984- y agonizó hasta su muerte, al negarse a actualizarse y seguir preconizando una moral de posguerra, cuando el destape, el divorcio, el feminismo y la lucha por la la ley del aborto campaban a sus anchas por una España con prisas por sacudirse su pasado reciente.
Pura Sánchez, profesora de secundaria de lengua y literatura en el instituto Velázquez, de Sevilla, trabaja en un estudio ligado al equipo de investigación de la Universidad de esa misma ciudad, dentro del departamento de antropología social. El trabajo es una reflexión de la vida íntima de nuestras madres y abuelas a través del análisis de consultorios de radio y revistas femeninas. Pura espera que su investigación tenga éxito y se convierta, en el futuro, en libro. Leer las cartas que las mujeres de aquella época mandaban a Elena Francis con sus preguntas, ha sido una de las tareas de Sánchez para elaborar su estudio. Unas cartas a las que ella identifica con "mensajes de náufragos en una botella" y que describen un panorama de amas de casa solas, relegadas al hogar y a las tareas domésticas y con poca conexión con el mundo. "Es cuando la mujer sale a trabajar cuando empieza a interactuar con otras congéneres, a contarle sus problemas y a compararse con ellas. En los primeros años de la posguerra el lugar de las féminas estaba en casa y su relación con el mundo era bajo el acompañamiento de sus maridos", cuenta Sánchez, "por eso muchas recurrían al consultorio de la doctora Francis, porque no tenían a nadie a quién contarle sus inquietudes, o porque éstas eran tan graves que temían ser estigmatizadas por ello".
En el año 1982, cuando el programa todavía se oía en la radio, Gerard Imbert, actualmente catedrático de comunicación audiovisual en la Universidad Carlos III, de Madrid, destapó en su libro Elena Francis, un consultorio para la transición (Editorial Península) el gran engaño. El alma y cuerpo del consultorio no existía, era todo un montaje que el Instituto de Belleza Francis, con sede en Barcelona, se había inventado para hacer publicidad de sus productos. Doña Elena era un ser ficticio y las cartas las contestaba un equipo de asesores, entre los que se encontraban un cura y un psicólogo. Más tarde, a partir del año 66, los guiones del programa, que se basaban enteramente en la correspondencia, se le encargaron al periodista y crítico de toros Juan Soto Viñolo. Diversos nombres prestaron su voz al personaje irreal y, entre ellos, Maruja Fernández del Pozo, actriz de doblaje y locutora –dobló a Anna Magnani, entre otras estrellas– fue la más emblemática. Lo único que era verdad eran las 20.000 cartas que llegaban cada mes al Instituto de Belleza Francis, procedentes de toda España.
El escándalo que siguió a la publicación del libro de Imbert fue tapado por el programa, que emitió un comunicado afirmando que "Elena Francis existe, es un ente físico. Se trata de una señora muy digna, muy preparada y muy amante de su intimidad, que tendrá en la actualidad entre 68 y 70 años. No es posible hablar con ella porque sigue una norma estricta de no conceder entrevistas ni aparecer en público".
(Añadido:) El descubrimiento causó una gran conmoción en muchas mujeres, tanto por el hecho de no existir la señora Elena Francis como por el hecho de haber puesto su intimidad en manos de un hombre. De todos modos, el programa ya era un moribundo y dos años más tarde pasó a mejor vida. Desmantelado el programa, el material desapareció de la emisora, y parte de él sería encontrado 20 años después, en 2005, en Can Tirel, una masía abandonada en Cornellá de Llobregat que había pertenecido al matrimonio Fradera-Bes. Habían más de un millón de cartas dirigidas a Elena Francis, muchas de ellas bastante deterioradas. Como la inmobiliaria se desentendió de este descubrimiento, el Arxiu Comarcal del Baix Llobregat (Barcelona) se hizo cargo de este tesoro cultural, quedándose unas 100.000 de las cartas y destruyendo el resto.
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Maruja Fernández | Juan Soto Viñolo |
Según Gerard Imbert, "lo que en un principio se concibió como un consultorio de belleza para promocionar los cosméticos de la marca, luego se transformó en un confesionario, aunque en el programa cabía de todo. Se hablaba de temas domésticos, del cuidado de la casa, de moda, de cocina". Las preguntas iban desde cómo sacar un chicle pegado a una colcha de terlenka hasta cómo preparar un bacalao al pil-pil. "Una vez una chica preguntó cómo se colocaban las cosas en la nevera", cuenta Imbert, que en su libro recoge preguntas curiosas de las oyentes, como si los besos de amor eran malos. El sexo era tema tabú, aunque indirectamente se aludía a él, en el ámbito de las relaciones marido-mujer. La obra de Gerard incluye también la cuestión de una niña de 12 años, que se atreve a preguntar las reglas de la actividad sexual, a lo que Elena Francis responde, "ligada a esta actividad está la función más importante de la mujer, que es la maternidad".
En otra ocasión, la experta hace una disertación sobre en qué lugar de la cama debe dormir la mujer casada. A una chica, que sale con un novio más bajo que ella y que le prohíbe llevar tacones, la anima a que no se haga muchas ilusiones: "yo, francamente, no le veo para ti"; mientras a una mujer que comprueba que su marido es homosexual y va a bares de gays le aconseja "no hacer demasiado caso de los rumores. Compórtese como si no hubiera ocurrido nada, con el fin de que su esposo recobre la confianza perdida. Extreme sus atenciones pero sin que él advierta nada. Cree un grato ambiente en la casa para que él no sienta la necesidad de salir". Aunque en otros casos de homosexualidad, doña Elena opina que lo mejor es acudir al médico para que le cure el "trastorno". En cuestiones de embarazos prematrimoniales la experta es tajante y "la falta" o "el fallo", es siempre culpa exclusiva de la mujer. "Siendo tú la responsable" o "tu enorme equivocación", son expresiones habituales.
Según Gerard Imbert, "la filosofía del programa era la de proponer un modelo de mujer abnegada, sufridora, entregada enteramente al hogar y capaz de cualquier cosa con tal de salvar la unidad familiar. Infidelidades, malos tratos, alcoholismo... Todo había que soportarlo por el bien de los hijos y su futuro". "El matrimonio era un contrato en el que el hombre podía romper todas las reglas pero la mujer ninguna", comenta Pura Sánchez.
A lo largo de sus 36 años de vida en antena, el consultorio adoptó diversos formatos y tiempos de duración, que oscilaron entre 30 minutos y una hora. Se ponían canciones dedicadas, se leían autobiografías o vidas de santos, como modelos a imitar, pero el cuerpo principal del programa consistía en leer las preguntas de las oyentes y darles consejo. Algunas cartas, si así se solicitaba, eran contestadas por correo, lo que servía como confirmación de que doña Francis existía y no era una mera leyenda. Según Imbert, "el formato del programa cumplía también una función que subrayaba la ideología del mismo. Todo estaba muy regulado, la música, la lectura de la pregunta planteada por la oyente, un breve paréntesis amenizado por una melodía, en el que pareciera que doña Francis estaba pensando la respuesta y el comentario. Era como un ritual, una misa. La voz que daba vida al personaje era también cuidadosamente elegida. Debía ser grave, con un cierto tono entre autoritario y maternal, porque había muchas Elenas Francis encerradas en una: la amiga, confidente, directora espiritual; pero también la censora, la juez, la represora. Todo estaba empapado de grandes dosis de maternalismo".
Escuchar alguno de aquellos programas puede ser hoy un viaje al surrealismo mágico de la época, pero en realidad casi todos los consultorios para mujeres destilaban el mismo olor rancio y denigratorio para el sexo femenino. Un reciente programa de RNE sobre el tema que nos ocupa, titulado "Elena Francis, el consultorio de la mujer sumisa", recuerda como existían muchos espacios femeninos, en las ondas o en las revistas, de corte similar. En uno de ellos, "Carta de España", en la radio, la condesa de Quintanilla, que luego sería la condesa de Romanones – la misma que escribió un libro diciendo que había sido espía de los servicios secretos estadounidenses–, respondía a la pregunta de ¿qué cualidades busca la mujer en un hombre?. "Yo creo que busca las que ella no tiene, que sea muy equilibrado, porque las mujeres somos muy emotivas y menos equilibradas. Necesitamos ver que el hombre supera, muchas veces, las cosas que nos faltan a nosotras", argumentaba la condesa, norteamericana de origen y española de matrimonio, que sintonizó muy bien con el modelo femenino franquista.
"De mujer a mujer" fue otro programa de RNE, en el que la señorita Teresa, llegada de la ciudad, daba consejos de higiene a las habitantes de un pequeño pueblo. Espacios pensados para ellas, pero que también escuchaban muchos hombres, especialmente taxistas, mecánicos y tenderos. Cualquiera que tuviera una ocupación que pudiera desempeñarla al mismo tiempo que oía la radio.
En 1961 las cortes franquistas aprueban la Ley de Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la mujer. Según Pura Sánchez, "el régimen se había apuntado al desarrollo económico y quería pasar de la época del autoabastecimiento a la del fomento del consumo. Necesitaba, por tanto, que las mujeres se pusieran a trabajar para impulsar la economía y para convertirse en potenciales consumidoras, que luego compraran un frigorífico o una lavadora. Era una nueva filosofía, contraria a la de la posguerra, que propició la vuelta de las mujeres al hogar y demonizó a las republicanas, como integrantes de la clase obrera".
Claro que este nuevo papel de la mujer necesitaría también de una nueva moral, pero no fue así. Como cuenta el programa de RNE, "años después de la aprobación de la ley, en 1966, Pilar Primo de Rivera, la delegada nacional de la Sección Femenina de La Falange, aclaraba en la radio: ‘el principal papel de la sección femenina es que la mujer se centre. Porque, indudablemente, en estos momentos la mujer tiene que trabajar, tiene que estudiar, pero por encima de todas estas cosas, lo primero para una mujer casada es la vida familiar, de matrimonio y el cuidado de los niños. Una mujer no puede desentenderse de la educación y el cuidado de sus hijos, de ser una compañera y amiga de su marido. Que si tiene que trabajar, tiene que trabajar, pero sin perder lo primordial, que es esto' ".
Ciertamente era difícil centrarse, cuando por una parte debías ser moderna y ponerte a la altura de otros países -España, por aquel entonces, tenía el índice más bajo de Europa de mujeres trabajadoras- y por otra, seguir siendo la abnegada esposa, cuya principal misión era llevar el timón del hogar. Pero el consultorio de Elena Francis no cambió en casi nada su ideología. Según Pura Sánchez, "sí abrió la mano algo con la ley del divorcio. Aquí la señora Francis aconsejaba primero resignación, luego irse a casa de la madre y, finalmente, si la cosa estaba muy mal, el divorcio. Pero seguía el discurso del temor de Dios y el chantaje emocional con los hijos. También es verdad que con el tiempo, los casos de homosexualidad o alcoholismo, se veían más desde un prisma científico y médico y se trataba a los esposos con estas 'dolencias', como enfermos a los que había que curar. Y, por supuesto, el sexo seguía siendo tema tabú".
Como cuenta el programa de RNE, los últimos años de emisión del consultorio dejaban traslucir ya el cambio social. Algunas oyentes se interesaban por la obra de Albert Camus; otras pedían la receta del pollo al chilindrón y muchas seguía firmando sus cartas con pseudónimos como "una desgraciada", "una mujer que sufre", "una esclava del amor", "una despechada", "una víctima de su propio error" o "una pecadora arrepentida".
Artículo original: Elena Francis, consejos para la mujer sumisa
Fuente: Diario El País
04-11-2014
Sobre una montaña de polvo, humedad y bichos, repartidas por todas las estancias de una masía abandonada en Cornellà de Llobregat (Barcelona), aparecieron en 2005 más de un millón de cartas con una única destinataria: Elena Francis. La mayoría de las cartas estaban en mal estado, y como la inmobiliaria se desentendió de este descubrimiento, el Arxiu Comarcal del Baix Llobregat (Barcelona) se hizo cargo de este tesoro cultural, asumiendo la custodia de 100.000 cartas y quemando el resto. Los historiadores Rosario Fontova y Armand Balsebre analizaron años después 4.325 cartas escritas entre 1950 y 1972, así como las respuestas enviadas por un equipo de contestadores (se guardaba copia) y los guiones del consultorio radiofónico. El resultado fue un libro (Las cartas de Elena Francis, una educación sentimental bajo el franquismo, editorial Cátedra, 2018), que retrata al personaje de ficción —"una policía moral"— y a sus atormentadas seguidoras —mujeres de carne y hueso a las que la dictadura franquista alejó de las cotas de libertad alcanzadas en la República—.
(Nota: las cartas estaban depositadas en cajas muy deterioradas a causa de la humedad, los roedores y el paso del tiempo. La masía, Can Tirel, había pertenecido a la familia Fradera, una de las 200 fortunas más ricas de Catalunya, y propietaria del Instituto y Laboratorios de Belleza Francis. Debieron de recibirse millones de cartas, de las cuales se han conservado unas 100.000, que fueron rescatadas in extremis de su destrucción, ya que la inmobiliaria se desentendió de este descubrimiento.)
La audiencia compartía en el consultorio sus problemas y su frustración. Una madre con cuatro hijos confiesa la infidelidad de su marido. Elena Francis le da el siguiente consejo: "Es mucho mejor que se haga la ciega, sorda y muda. Procure hacer lo más grato posible su hogar, no ponga mala cara cuando él llegue". La receta es parecida para otra mujer que se presenta como "esposa desgraciada" y habla de las palizas que le da su marido en presencia de su hija de diez años: "Sea valiente, no descuide un solo instante su arreglo personal. Y cuando él llegue a casa, esté dispuesta a complacerlo en cuanto le pida".
"Pertenecemos a una generación que nació después de la creación del consultorio (la primera emisión fue en noviembre de 1947) y antes de sumergirnos en las cartas nos parecía algo ridículo, tontorrón, pero Elena Francis fue el personaje más importante de la radio española durante el franquismo", explica Fontova. "Al leerlas, puedes pensar: 'estas mujeres eran un poco tontas', pero no eran tontas porque sí. Eran tontas porque las querían tontas. La estructura de Falange, la Iglesia, y el franquismo quiso que estuvieran en la cocina. Y estas cartas reflejan cómo la dictadura les arrebató cualquier posibilidad de autonomía". Elena Francis, añade Balsebre, "fue un instrumento legitimador del franquismo. Y así como las 'Cartas a la Pirenaica' [su anterior libro, donde analizan la correspondencia enviada a la radio clandestina por los vencidos en la Guerra Civil], son la memoria del antifranquismo, las cartas a Elena Francis son la memoria del franquismo, de esa amnesia mental a la que se sometió a las mujeres". Las dos Españas en dos epistolarios coetáneos, pero radicalmente diferentes.
Los empleados del Instituto Francis tenían obligación de guardar el secreto sobre el personaje al que decenas de miles de mujeres escribieron durante 33 años convencidas de que no solo era real, sino un pozo de sabiduría. Con los años, explica Balsebre, "la mayoría de la gente creyó que Elena Francis era, en realidad, un hombre por su último guionista, Juan Soto Viñolo, que escribió un libro sobre el programa. Pero para nosotros la creadora del personaje fue su primera guionista, Angela Castells, que sentó las bases narrativas para los contestadores de cartas". Castells pertenecía a la sección femenina de Falange y al Patronato de Protección de la mujer, que, entre otras cosas, hacía informes con los datos recogidos por un organismo llamado "Liga Española contra la Pública Inmoralidad".
No todas las cartas se radiaban, pero casi todas se contestaban, porque el Instituto Francis entendió que esa era la forma de fidelizar a la audiencia y vender los productos de belleza que se anunciaban en el programa. En algunos sobres, el equipo de contestadores anotó un asterisco. Era la señal que indicaba que el contenido de la misiva era delicado: amenazas de suicidio o incluso violaciones, y rara vez llegaban a la antena, porque había una censura doble: política y religiosa (la radio tenía un sacerdote en nómina para ese cometido). La palabra "violación" no aparece en ninguna carta, pero las víctimas, que no son conscientes de que lo son, la describen con eufemismos ("Hizo lo que quiso de mí" ; "Me hago la dormida y mi hermano hace lo que quiere…"). Una madre cuenta que un vecino ha dejado embarazada a su hija de 15 años. Elena Francis le sugiere que dé al bebé en adopción. El Código penal franquista de 1944 castigaba el estupro de una "doncella" mayor de 12 años y menor de 23 o mayor de 16 y menor de 23 si no era "doncella".
(Nota: El análisis de estas cartas mostraron que tras estos consultorios se escondían más de una tragedia. Cientos de cartas nunca fueron emitidas por antena. Muchas, porque no tenían suficiente interés y había que hacer una selección; otras, porque su contenido reflejaba absolutas tragedias: maltrato físico y psicológico, acoso, violaciones, incestos y embarazos no deseados a causa de estos abusos –muchos de estos casos venían de Galicia, lugar donde el estupro con la hija siempre ha sido elevado, por causas diversas–; dramas personales y familiares diversos, y delitos de todo tipo que testimoniaban que la realidad es aparente... excepto para quien la vive y la padece.)
La mayoría de mujeres que escribían al consultorio trabajaban en el servicio doméstico o de modistas —empleos que permitían oír la radio mientras se trabajaba—. Muchas habían emigrado del campo a la ciudad. Y eran muy ingenuas. Una de ellas admite en su carta que ha "deformado" su letra para que nadie la reconozca. Eran habituales los pseudónimos: "Admiradora de morfeo" ; "Campesina" ; "Cuatro preocupadas y una enamorada" ; "Desgraciada sin remedio" ; "Doña manchas" ; "Fierecilla" ; "Corazón Triste" ; "La Fea" ; "Una casada amargada" ; "Una golondrina del Pacífico" ; "Una que ha sido descubierta"…
Tras la muerte de Franco, el consultorio trató de adaptarse a los nuevos tiempos —en 1978 se legalizó la píldora anticonceptiva; en 1981, llegó la ley del divorcio—, pero era luchar contra su propia naturaleza. "Ninguna corriente liberalizadora justifica el libertinaje que, como se habrá escuchado en este consultorio, muchas veces solo produce madres solteras, hijos ilegítimos e intentos de suicidio", sonó en la antena en 1977. El consultorio cerró sus puertas en 1984.
Artículo original: "Hágase la ciega, sorda y muda. Es lo mejor."
Por Natalia Junquera. Publicado en el diario El País , 20-10-2018
Hubo otro consultorio sentimental que rivalizó con el de Elena Francis en la radio española, fue el Consultorio femenino de Doña Montserrat Fortuny, de Radio Reloj de Radio España (EAJ 15), emisora que más tarde se convertiría Cadena Catalana. El patrocinador del programa era Laboratorios Eupartol (después LRT, Laboratorios Ricardo Trilla), que tenían su sede en la calle Xifré 48 (entre Provenza y Mallorca), en el barrio del Clot de Barcelona.
Tiempo después, cuando derribaron el edificio, aquel solar se convirtió en un descampado de desechos de los laboratorios, que despertaron la curiosidad de los niños que iban a jugar allí. Los laboratorios producían medicamentos y material de ginecología y obstetricia, como se evidenciaba al inspeccionar los restos allí dejados, entre ellos pinzas umbilicales, nuevas y usadas. Usadas significa que había con restos de tejidos, no se sabe si de bebés o de quién sabe qué animales, que seguramente servían para comprobar la fiabilidad del instrumental de una empresa que se anunciaba en la radio con una voz que decía: “Eupartol alivia el dolor de los problemas de la mujer”.
El consultorio de Montserrat Fortuny tiene sus orígenes en el Consultorio femenino de belleza Eupartol, que Radio Barcelona emitía en 1935 en el programa Radiofémina. El año siguiente el consultorio pasa a Ràdio Asociació de Catalunya, que después de la guerra civil sería reconvertida por los vencedores en Radio España “la emisora de las Ramblas”. Y sería en 1945 que el consultorio tomó el nombre de Consultorio de Montserrat Fortuny.
Montserrat Fortuny era un seudónimo, pero a diferencia de Elena Francis, detrás se escondía una mujer real: Emilia Saez de Tejada, esposa de Ricard Trilla, dueño de los laboratorios. De todos modos, quien ponía la voz y la presencia en la radio fue, durante más de 40 años, la actriz barcelonesa nacida en Asturias Mercedes Laspra (1915-2022), hasta que cuando se jubiló de Radio España en 1981 la sustituyó Carmen Nubiola.
El consultorio de Montserrat Fortuny terminó también en 1984, pero por alguna razón no generó la misma expectación que Elena Francis. Es posible que la discreción de los trabajadores de la radio y la prudencia y el control de los laboratorios haya hecho que no se extendiera hacia la leyenda sobre el contenido de las cartas. La emisión del consultorio reducida al ámbito local (Barcelona y cercanías) también habrá ayudado. No se han escrito libros, ni tesis sobre este consultorio. A muchos oyentes les dejó el recuerdo imborrable de las sintonías del programa y de alguna de las cuñas musicales. Una de las sintonías parece un vals. Otra sintonía del programa era la Marcha del Coronel Bogey, la melodía militar británica que los soldados del coronel Nicholson silbaban cuando desfilaban en la película El puente sobre el río Kwai.
Fuente: parte del artículo "La reconstrucció de Barcelona i altres mons"
de Enric H. March, publicado en Bereshit en 04-10-2012.
Radio Ciudad Real es la emisora decana de la radiodifusión en la provincia de Ciudad Real, y nació como EAJ65 en diciembre de 1934, en una época muy convulsa de la historia de España que marcó su funcionamiento durante la guerra civil española (1936-39) y en la postguerra, como a la mayoría de las emisoras de radiodifusión españolas. Actualmente (2015) Radio Ciudad Real forma parte de la cadena de emisoras Onda Cero.
EAJ65 Radio Ciudad Real nació gracias a la tenacidad de sus fundadores, D. Zacarías Eduardo Valentín Maroto y D. Ciriaco Francisco Fernández-Tejeda Domínguez, que también fueron directores y lcutores de la emisora. Su inauguración oficial tuvo lugar el día 9 de diciembre del año 1934;, y pronto se caracterizó por sus selectos programas y sus colaboradores, y por sus originales actividades culturales y de divertimento, todo ello realizado en completa libertad, hasta que el 18 de julio de 1936, año y medio después, estalló la guerra civil española al alzarse militarmente el general Francisco Franco contra el entonces Gobierno de la República Española.
El día 20 de julio de 1936, por orden del Gobierno Republicano, los órganos de Difusión y Propaganda de las fuerzas del Frente Popular toman y militarizan las instalaciones de Radio Ciudad Real. Y es que la radio se utilizó como un arma de propaganda política de la que se sirvieron los dos bandos combatientes.
Los propietarios y fundadores de la emisora fueron movilizados y destinados a los destacamentos militares de Daimiel y Almadén. Elsa Vela, esposa de Francisco Fernández-Tejeda, permaneció en la emisora como locutora al servicio del bando republicano para emitir la información, partes de guerra, llamamientos a la ciudadanía o la retransmisión de cuantos actos se determinaban. Elsa Vela, doña Elsa, tenía una voz inconfundible, con la que saludaba y daba la bienvenida desde la estación de radio EAJ-65.
Fueron tiempos muy difíciles. Durante la contienda bélica y hasta febrero de 1939, la emisora permaneció custodiada permanentemente por una pareja de milicianos armados.
Días antes de finalizar la guerra civil, el día 28 de marzo de 1939, sobre las nueve de la noche, miembros de la Falange clandestina o quinta columna de Ciudad Real se personan en la emisora e interrumpen la emisión; uno de los dirigentes se sienta ante el micrófono y dice:
"En nombre de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de Ciudad Real, me hago cargo de esta emisora de radio, que desde hoy estará al servicio de España y de su glorioso Ejercito. ¡ España una, España grande, España libre ! ¡ Viva Franco ! ¡ Arriba España !"
Sobre éste histórico suceso, contaba Eduardo Valentín que uno de los "tomadores" de la emisora, el más vehemente, pidió que se pusiera la Marcha Real, le contestaron que no disponían de esa grabación. El quintacolumnista en cuestión espetó gritando: "¡Pero el Himno de Riego sí lo tendrás ¿verdad rojo?!" El incidente quedó resuelto cuando el disco "solicitado", proporcionado por la Librería-Imprenta de los hermanos Pérez, llegó a la radio y pudo ponerse en antena. Desde ese día, y durante casi cuarenta años, la celebérrima Marcha Real (Marcha de Granaderos, que el General Franco restableció como Himno Nacional), se radiaba obligatoriamente todos los días junto a la despedida y cierre de las emisiones.
También hay que señalar que tras la confiscación de la emisora, aunque de titularidad privada, estuvo emitiendo durante largo tiempo bajo el forzoso indicativo: "Radio F.E.T. y de las J.O.N.S. de Ciudad Real".
A la violencia y crueldad de los horrores del conflicto bélico siguió el dolor, pobreza, hambre, miedo, represión, exilio, depuración, juicios sumarísimos, ejecuciones y reeducación de los perdedores. Terminada la Guerra Civil fueron prohibidos todos los partidos políticos, sindicatos o asociaciones que existieron durante la II Republica.
Quien vertebra el nuevo régimen es la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET-JONS), base del Movimiento Nacional que también gobierna su jefe supremo, el general Franco. El nuevo régimen quedó institucionalizado a través de las llamadas Leyes Fundamentales y establecida una dictadura personal que duró hasta la muerte de Franco, en noviembre de 1975.
Tras la guerra se establecen en España los Tribunales Regionales de Depuración. En Ciudad Real se crea la Comisión Provincial Depuradora que sin descanso procede a la depuración (interrogatorio acusador seguido de una sentencia ejemplarizante), de toda persona que hubiese participado, ayudado o simpatizado con la Republica, no fuese afecta al movimiento franquista, haber pertenecido a un partido político, sindicato liberal o de izquierdas, es decir, a todo aquél que pudiera tener relación con los "rojos". El Comité de Depuración Provincial cita a los directores-fundadores de Radio Ciudad Real, pues Eduardo y Francisco fueron militarizados por el bando republicano y la emisora de la que eran propietarios estuvo al servicio de la República durante la Guerra Civil. Uno de los dirigentes de la Comisión Depuradora que debía juzgarlos, había colaborado en algunos programas de la radio antes de la guerra, conocía bien a la familia de Radio Ciudad Real y avaló la inocencia de los cargos contra Eduardo Valentín y Francisco Fernández-Tejeda. Finalmente la depuración quedó en un mero trámite administrativo, sin consecuencias.
En el año 1940 la provincia de Ciudad Real contaba con una población de 530.308 habitantes, con un 35,06% de analfabetos. La emisora está sometida al implacable yugo y las flechas del Movimiento.
El 17 de enero de 1940 y con motivo de la visita a la ciudad del General Franco, los directores de Radio Ciudad Real reciben la orden del Gobernador Civil y del Comité de Prensa y Propaganda del Movimiento para radiar el discurso de Franco.
Francisco Fernández-Tejeda y Claudio Otero instalan los equipos de retransmisiones en el balcón central del palacio de la Diputación, escenario del excelso acontecimiento. Entre la aclamación y el aplauso popular, el victorioso "Caudillo" pronuncia un discurso. En el mismo acto el Ayuntamiento, presidido por Fernando Bustamante, impondría al Jefe del Estado la medalla de oro de la ciudad.
La retransmisión radiofónica de los actos fue notable, escuchada en toda la provincia y felicitada por las autoridades gobernantes.
El aludido servicio radiofónico -de alto nivel, que dijera un mandamás falangista-, sirvió de antesala para valorar la profesionalidad y entrega de los fundadores de la emisora. La influencia de varios mandos provinciales del movimiento, simpatizantes de la Radio, iniciaron las gestiones para devolver a los copropietarios de EAJ 65 la empresa que con mucha ilusión y esfuerzos habían creado un lustro atrás. Al cabo de un año y medio la emisora Radio Ciudad Real fue restituida a sus legítimos condueños, bajo un tácito acuerdo: "colaboración con el Movimiento". La Jefatura Provincial del Movimiento intervenía asiduamente en la programación y organizaba retransmisiones.
Eduardo, Francisco y Elsa van introduciendo gradualmente su imaginación y cultura, que acompañadas con cucharadas de música popular va animando a la población enlutada y que escasamente come (fueron años de hambre). Era la radio que los vencedores dejaban hacer, aquella del "Por Dios, por la Patria y el Rey" con que acababa el parte de las diez de la noche en el reloj de la Puerta del Sol.
Sirva este recuerdo histórico de los años 1936-1940, donde Radio Ciudad Real EAJ 65, nacida emisora libre, por y para la cultura, la información y el entretenimiento, incautada por los dos bandos de una pavorosa guerra civil, que sobrevivió con grandísimos sacrificios y amordazada por las censuras, para que pánicos belicosos de esta índole no vuelvan a ocurrir.
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El locutor Marce León (izquierda) y Francisco Fernandez Tejeda (derecha) |
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Edificio de Radio Ciudad Real, foto de la época. Actualmente el edificio se mantiene sin apenas cambios. |
Extractado del artículo : Ochenta años de Radio Ciudad Real, EAJ 65,
por M. León, publicado en el Diario Lanza, periódico decano de Ciudad Real
08-12-2014
A día de hoy está perfectamente normalizado que las mujeres formen parte del entorno del fútbol. Ya es común ver a figuras femeninas en la prensa deportiva –ya sea en televisión, radio o prensa escrita-, en la dirección de clubes, en el arbitraje, o sobre el terreno de juego. Pero hubo una época en que eso era poco más que impensable. Por eso, cuando se escuchó por primera vez la voz de Sara Estévez (Sarita) en la radio, fue toda una revelación. De hecho, tuvieron que pasar más de 20 años para poder hacerlo. A pesar de que su fama se había hecho enorme en el mundo del deporte y de la radio española de la segunda mitad del Siglo XX, ella no podía hablar.
Los chicos de Bilbao eran devotos en los años sesenta de un programa deportivo de Radio Juventud de Vizcaya, llamado Stadium. Daba buena información, seria y firme. Bastante de todo, mucho acerca del club de fútbol Athlétic Club de Bilbao, y un comentario rotundo siempre. Era un espacio editorial-informativo, crítico, valioso, con equidad y una mirada siempre al futuro, firmado por un locutor aparentemente masculino que usaba el pseudónimo Marathon. En el programa se hablaba mucho de la cantera del Athlétic. Eran años propicios. El Athlétic Club fue por esos tiempos campeón de España de juveniles cinco años consecutivos, de 1962 a 1967.
Marathon abogaba por la incorporación al primer equipo de los juveniles más brillantes. Año tras año, se iba comprobando que aquellos por los que apostaba eran, efectivamente, los mejores, los que llegaban a triunfar. Su prestigio crecía. Ese tal Marathon tenía realmente ojo. Nadie sabía de quién se trataba exactamente. Por aquella época eran frecuentes los seudónimos en los periodistas deportivos. Tampoco a nadie le importaba demasiado quién fuera o dejar de ser. Bastaba con argumentar: "Lo ha dicho Marathon"... y discusión resuelta.
Sólo con los años se supo que este locutor con vista tan aguda, Marathon, era en realidad una mujer. Se llama Sara Estévez Urquijo (Bilbao, 1925). A sus 88 años de edad (en 2015), está como una niña. En Bilbao ya muchos saben quién fue, quién es, la llaman cariñosamente Sarita, y le saludan por la calle con un cariño entrañable.
Sara nacía en Bilbao, en el barrio de San Francisco, en 1925. Huérfana de padre desde los dos años, vio cómo 4 de sus 8 hermanos morían jóvenes de diferentes enfermedades. No pudo completar estudios superiores porque la Guerra Civil le impidió aprovechar una beca que había obtenido para estudiar en las escuelas de Viuda de Epalza. Quince días después de que se la otorgaran, comenzó la contienda. Cuando entró Franco en Bilbao, además de tener que formar parte de una exhibición gimnástica en San Mamés en honor del dictador, en la primera vez que pisó aquel césped, en el colegio les enviaron a las casas cercanas donde se ejercía la prostitución a pedir dinero para comprar crucifijos. Ya adolescente, Sara estudió taquigrafía, mecanografía y contabilidad.
A los 19 años entró a trabajar en Unión Química del Nordeste de España (Unquinesa) de Erandio, en Lamiako, muy cerca del primer campo de fútbol del Athletic de Bilbao. No tardó mucho en llegar a secretaria de dirección. Era un buen trabajo en aquellos años de dificultades de la postguerra en España. En esta fábrica los obreros hablaban mucho de fútbol, y Sara aprendió mucho. De ahí nació su gran pasión por este deporte y más concretamente por el Athletic de Bilbao, y en 1947 se hizo abonada de este club de fútbol. No podía ser socia, porque entonces no se admitían socias (y es que "la mayoría de los socios se negaba a aceptarlas sobre todo porque iba a afectar a la numeración del carné..."), pero sí abonada. En el club se diferenciaba entre infantiles, abonadas (mujeres) y socios (hombres). Y de hecho había muchas mujeres abonadas del Athletic. Y eso que la cuota de abono era la misma que la de socio, pero, al contrario que los socios, las abonadas no tenían voz ni voto en las decisiones del club. Tras guardar una larga lista de espera, cuando le llegó el turno, empleó las 750 pesetas de la paga extra del 18 de julio de 1947 (paga impuesta por Franco en conmemoración del aniversario del Alzamiento Nacional) en sacar el abono.
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Sara Estévez 'Marathon' en su época como locutora de radio |
Sara era una chica inquieta (su madre siempre la animó a no ser ama de casa por obligación, como era habitual por aquella época), y enseguida consiguió meterse poco a poco en el ambiente futbolístico y además le encantaba la radio. Sara entró en la radio en 1952, cuando se inauguró Radio Juventud de Vizcaya, una de las radios del Movimiento (que pasaría a llamarse más adelante Radio Juventud de Bilbao), donde empezó como redactora, aunque con un sueldo exiguo, que le obligaba a seguir trabajando en la Unquinesa. Por eso muchas tardes, al acabar su jornada laboral, se desplazaba hasta la sede de Radio Juventud de Vizcaya para colaborar narrando cuentos infantiles en antena.
Fue ahí donde terminó de concretarse su flechazo con el Athletic. En Radio Juventud hacía falta un cronista de los partidos del equipo bilbaíno. Hay que dejar claro que entonces el deporte en la radio no era como ahora, era algo más bien secundario, y nadie quería hacerlo. Así que Sara Estévez dio un paso al frente, y dijo que ella sería la cronista del Athletic. Y lo haría con unos principios bien claros, como explicaba mucho más adelante en algún reportaje dedicado a su figura: “No creo que sepa más de fútbol que los que han jugado, aunque sea el futbolista más modesto. Así que lo que hago es contar lo que veo”. De este modo, Sarita se convertía en una de las primeras mujeres cronistas del fútbol, si no la primera.
Sara, menuda ella, se sentaba al principio en las gradas de San Mamés (estadio del Athetic de Bilbao) rodeada de aficionados, tomando notas con su bloc sobre las piernas. Durante años, infatigable, alimentaba con noticias y propuestas el programa de la noche del domingo, llamado Stadium. Montó un sistema artesanal de corresponsales para los partidos. En cada campo modesto conseguía alguien, en general la madre o un familiar de algún jugador, que dejara el resultado en un bar próximo concreto. A sus corresponsales les llamaba sus "comandos". Hizo que cada bar dispusiera de una pizarra para que los comandos anotaran los resultados. Luego, por teléfono, se hacía con todos los resultados y elaboraba las clasificaciones a toda prisa. Hoy, que tenemos toda esa información al instante en la palma de nuestra mano, resulta extraño, pero en aquel tiempo, con los medios técnicos existentes entonces, reunir todos los resultados de fútbol cada domingo en toda Vizcaya y ofrecerlos antes de las 11 de la noche era toda una proeza.
Empezaron a darle más cuerda. Viajó en 1958 a Madrid, a La final de los aldeanos en la que el Athletic venció al Real Madrid de Di Stéfano en el mismísimo Santiago Bernabéu. Ese día triunfó Koldo Aguirre, un juvenil por el que ella había apostado. Su buen ojo para las promesas empezó a hacerse proverbial. También anunció la llegada de Iribar, tras el partido de ida de una célebre eliminatoria Atlético de Madrid-Basconia en 1962. A ella el partido de ida le pilló en Madrid, en viaje de la empresa.
Aprovechó para ver el partido en el Metropolitano y advirtió de la explosión de Iribar. También fue al de vuelta, en Basoselay, en el que el Basconia igualó el 3-1 de la ida. Su madre estaba agonizante, pero le insistió en que fuera: "Ve hija, ve. Es lo tuyo".
El Basconia pasó a la siguiente ronda, tras desempate en Valladolid, gesta muy sonada. En la siguiente ronda el Barça le metió 10 al Basconia de Iribar y no faltó quien dijera en la emisora que Sara se había precipitado en el juicio. Pero pronto se vería que no.
(Nota biográfica: José Ángel Iribar Kortajarena (Zarauz, 1943) resultó ser un gran portero de fútbol, llegó a convertirse en uno de los porteros más importantes de la historia del Athletic Club y también de la selección española de fútbol. Con el Athletic jugó un total de 614 partidos durante 18 temporadas, ganando dos campeonatos de Copa y un subcampeonato de la UEFA. Fue el guardameta indiscutible de la selección española desde 1964 hasta 1976, donde formó parte del 11 titular que conquistó la Eurocopa de 1964. Se retiró como jugador al finalizar la temporada 1979/80, y pasó a ejercer como entrenador en las categorías inferiores del Athletic, donde llegó entrenar al primer equipo, y después, ejerció de preparador de porteros hasta 1999. Actualmente es el presidente de la asociación de veteranos del Athletic Club.)
El programa Stadium gozó de una inmensa popularidad en la radio vizcaína en los años 60 y 70. Hablaba del Athletic, pero también de otros deportes. Y había espacios, como el de deporte rural, que se hacían en euskera. Sí, Sarita metió el euskera en un programa de la cadena del Movimiento, que finalizaba sus emisiones con la emisión del Cara al Sol, el himno de la Falange Española. También incorporó facetas que nunca se habían visto antes, y que marcarían un punto de inflexión en la radio deportiva española. Por ejemplo, decidió cambiar el horario del programa, y pasarlo a la noche, a las 10 y media. “Era la hora a la que los hombres se retiraban a casa”.
A todo esto, el programa deportivo Stadium se había extendido a toda la semana. Pasó de emitirse sólo los domingos a hacerlo toda la semana, cada día a las 22:30. Empezaban los transistores y los chicos se los metían bajo la almohada cuando les mandaban a dormir. Los hombres lo escuchaban en el comedor. En los bares se ponía la radio con el programa. Por entonces empezaba a asomar la televisión por los hogares españoles. Lo más esperado de Stadium era era el editorial de Marathon. Serio, seco, combativo, informativo, siempre con un ojo en los juveniles. Con un prestigio creciente, porque sus criterios y sus propuestas se abrían camino a la larga. Un artículo de unos dos minutos, leído por una implacable y profesional voz masculina (Francisco Blanco), que firmaba Marathon. Nada oficialista. Tomó posiciones firmes en las grandes polémicas de la época: la relación con el Indauchu, Ronie Allen, Rojo, al que defendió a capa y espada.
Esos textos tan seguidos por los oyentes los escribía Sara, pero, como era habitual en la época, los leía un hombre, Francisco Blanco, locutor de la emisora. Tampoco es que éste quisiera apropiarse de nada. Y como también era habitual en la época, Sara no firmaba con su nombre, sino con un seudónimo: Marathon. Nadie relacionó a Francisco Blanco con estos informes ni con el seudónimo Marathon. Marathon era Marathon, una personalidad misteriosa, el oráculo del Athletic. Muchas veces contra el criterio de la directiva del Athletic, pero siempre en sintonía con el aficionado de verdad. Sara fue la voz sin voz de Radio Juventud durante años.
Sara también incorporó un novedoso formato de programa llamado tertulia, inédito hasta entonces. La tertulia radiofónica fue una necesidad, ya que Sara rememoró que “el programa nos desbordaba, no me daba tiempo a escribir las crónicas, así que lo empezamos a hacer en plan tertulia”. Una tertulia en la que hablaban sobre el Athletic, en las voces de ella misma, Francisco Blanco, Jesús Morales y Julio Garro.
Marathon era Sara, que en ese tiempo se afanaba, como tantos españoles, en un pluriempleo. Se levantaba temprano en su piso de la calle San Francisco (donde aún vive), cogía el tren de la margen derecha para ir a Axpe, a las oficinas de Inquinasa, volvía a casa a comer, regresaba por la tarde, terminaba sobre las seis, luego cogía el tren de regreso para ir a la emisora, en la calle Irala, cerca de su casa, hasta que la trasladaron al Casco Viejo, que tampoco le iba mal. Ahí, hasta que acaba el programa. Los fines de semana, de campo en campo. Y si jugaba el Athletic, al estadio de San Mamés. De hecho, había ocasiones en que los propios futbolistas y ficionados sabían que Maratón iba a acudir al encuentro. Pero quienes se rozaban con esa chica a la entrada o la salida, o en las escaleras, o la tenían cerca en la grada, no sospechaban que se encontraban en la cercanía de Marathon.
Se daba pues una situación curiosa: todos los bilbaínos estaban siempre pendientes de aquello que decía Marathon, pero nadie sabía quién era Marathon; y aún menos que se tratara de una mujer.
Sara tomó el pseudónimo de Marathon como homenaje a la historia de la batalla de Marathon (490 a.c), donde el general griego Milciades derrotó a los persas, y, como ella misma confesaría mucho más adelante, “el símil de una persona que había corrido hasta la muerte para entregar una noticia era la mejor imagen que se podía dar del periodista, que lo que tiene que hacer es precisamente eso: esforzarse para dar la noticia de la mejor manera posible”.
No, no era por ser mujer. En ese tiempo en la radio, en todas las radios, se pedía tener muy buena voz y dicción para hablar en antena. Era frecuente que uno escribiera, hombre o mujer, y que leyera un buen locutor. O locutora, que también las hubo. Juana Ginzo fue una figura nacional. Francisco Blanco tenía muy buena dicción y tenía eso que entonces se llamaba "colocar bien la voz".
A Sara le bastaba con su ilusión satisfecha de ver cómo cada editorial suyo tenía un eco. A veces lo escuchaba comentar en el tren de la mañana, camino de la oficina. Le gustaba ver cómo los chicos del juvenil por los que había apostado saltaban al primer equipo del Athletic. Tuvo la satisfacción de ver a Uriarte convertirse en estrella nacional ("El mejor cabeceador que he visto nunca", decía). Vivió una racha fulgurante de cinco títulos consecutivos de Campeón de España de juveniles del Athletic, cuando los Arieta II, Estéfano, Iturriaga, Rojo, Lavín y demás. Trabajaba siete días de siete pero no se daba cuenta. La radio no era trabajo, era fútbol, amigos, Athletic, pasión.
Durante 20 años los oyentes supusieron que Marathón era un hombre y no ella. Hasta que se descubrió el pastel a principios de los 70. En 1973 Sara Estévez decidió que había llegado el momento. Después de más de dos décadas, Maratón descubría por fin su voz. La voz de una mujer. La voz de Sarita. De repente, desde Bilbao, una mujer hablaba de fútbol por la radio, y lo hacía a la perfección. Evidentemente supuso un pequeño shock, pero lo hizo de una manera tan sencilla, y hablaba tan bien de fútbol, que todos lo aceptaron con naturalidad.
Pasados bastantes años, le hicieron contrato en firme en la radio. La empresa reconoció sus méritos, aún desconocidos en la calle. Como periodista de Radio Juventud pudo acceder al palco de prensa de San Mamés. Pero pronto llegó la reestructuración e integración de Radio Juventud en Radio Nacional de España (como Radio cadena Española), y algún genio de despacho suprimió sin remordimientos el programa Stadium. Ocurrió en 1983. Radio Cadena Española cerró el programa Stadium por pérdidas económicas ajenas al programa. Fue una decisión un tanto incomprensible. Sarita Estévez, Maratón, se había convertido en una figura muy importante ya no sólo en lo que al mundo del fútbol respecta.
Para Bilbao aquello fue una pequeña tragedia, los periódicos vascos escribieron editoriales, las demás emisoras se solidarizaron, y Jordi García Candau, que era el director general de la cadena, tuvo que venir a Bilbao a calmar los ánimos. Pero hubo otras tragedias. Sara, reportera, quemó muchas horas en atentados de ETA y en otros sucesos como la explosión de Ortuella. De cuando en cuando podía hacer alguna información de fútbol, que sentía como una liberación. Pero Stadium y Marathon ya eran recuerdo cada día un poco más lejano para los aficionados maduros. Como los cabezazos de Uriarte.
Tras unos años en los que siguió haciendo pequeñas colaboraciones, Sara se jubiló en 1990, a los 65 años, después de más de 38 años trabajando en la radio, pero siguió en activo, siguiendo muy de cerca la actualidad del Athletic. Hasta los 94 años escribió regularmente una columna de opinión en El Correo. Ya no iba a San Mamés, pero no se perdía ningún partido por televisión. Su comentario aparecía junto al que dictaba uno de los jugadores del Athletic que fueron su debilidad desde juveniles, Txetxu Rojo.
Tras su retirada, Sara ha recibido multitud de reconocimientos, como el León de bronce del Athletic Club, la Placa de plata de la Real Federación Española de Fútbol, o la Medalla de plata al mérito deportivo. En 2009 recibió el Premio Periodistas Vascos, en reconocimiento a una vida de entrega al periodismo y a la radio. Y en 2016 fue nombrada Ilustre de Bilbao.
Actualmente (2021, con 96 años de edad) Sara es una jubilada de Radio Nacional que vive donde siempre. Hace años que ya no va a San Mamés, porque le da pereza y no le gustan algunas de las cosas que ve allí. Pero sigue al Athletic, por la televisión y los periódicos. De cuando en cuando le piden una colaboración o alguna opinión en un debate de actualidad. Sara ahora sí es conocida y su opinión, muy respetada.... tanto como lo fue la de Marathon. Más allá de los reconocimientos que ha tenido, el verdadero éxito de Sarita Estévez, o de Marathon, radica en ser una auténtica precursora. Una avanzada a su tiempo. De abrir a muchas, y a muchos, nuevos caminos en la radio y en el periodismo deportivo.
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Sara Estévez, a sus 88 años de edad en 2014-15, vestida con la camiseta del Athlétic Club de Bilbao, y con el emblema del club, el león, en una sala del club llena de fotografías de jugadores que han formado parte del club. |
Artículo original : Marathon, la voz que escondía a una mujer
de Alfredo Relaño, publicado en el diario El País , sección Deportes, en 28-12-2014.
Añadidas informaciones adicionales al artículo original
Radio Ecca (Emisora Cultural de Canarias y África Occidental Española) es una plataforma educativa por radio surgida en las islas Canarias en 1965, que sigue actualmente activa y que opera principalmente en las islas Canarias, aunque dispone de algunas delegaciones en otros territorios de España.
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![]() Logos de Radio Ecca |
El nacimiento de Radio Ecca se gestó a comienzos de los años sesenta del siglo XX, cuando el sacerdote jesuita Francisco Villén Lucena se trasladó a Gran Canaria en 1962 con la idea revolucionaria de poner en marcha una emisora de radio consagrada, exclusivamente, a la docencia a imagen de Radio Sutatenza, la emisora colombiana que impartía clases a los más sectores más desfavorecidos sirviéndose de una serie de guiones radiofónicos. Canarias tenía en aquella época un alto nivel de analfabetismo.
Nadie apostaba por aquel proyecto: enseñar a través de las ondas a personas con más necesidades educativas resultaba algo quimérico. La idea era pionera en Europa, pero no era nueva, pues Francisco Villén partía del modelo ofrecido por la emisora colombiana Radio Sutatenza.
Ahora bien, algo fallaba en el modelo de Radio Sutatenza, a juzgar por el alto índice de abandonos de su alumnado. Villén estudió la situación y descubrió que lo que faltaba era precisamente el elemento humano, la figura del profesorado orientador. El alumnado se trataba de un colectivo compuesto, fundamentalmente, por agricultores que trabajaban de sol a sol; que, a veces, se sentían desasistidos en la ardua tarea de aprender a destiempo y con todos los elementos en contra. De este modo, el padre jesuita rediseñó el modelo empleado por Radio Sutatenza y conformó el que sería el sistema tridimensional de enseñanza Ecca o Sistema Ecca.
Tras algunas pruebas piloto en la localidad de Montilla (Córdoba), la localidad natal del religioso, emprendió dos años de experimentación en Gran Canaria, haciendo uso de un magnetófono prestado, con un grupo de alumnos del Reformatorio, otro de militares de Aviación y otro de mujeres en Cáritas, y tras ocho meses de preparación intensa, se emprendió la andadura, poniendo en marcha la primera emisora de Radio Ecca la tarde del 15 de febrero de 1965 en la isla de Gran Canaria, emitiendo su primera clase en la voz de la maestra Maru Alburjas.
El sistema educativo Ecca se basa en la sincronización de las clases radiofónicas, con el material impreso del alumnado (similar a los utilizados por las instituciones educativas a distancia, tales como IBAD, CIEDAD, UNED, etc.) y la tutoría periódica.
Los comienzos fueron duros: apenas 277 alumnos y alumnas cuando debutó la emisora en 1965, alumnos procedentes mayoritariamente del sector agrícola y muchos de ellos analfabetos absolutos, captados en parroquias, barberías, e incluso de casa en casa, y media docena de jóvenes profesionales de la enseñanza. Además, el objetivo altruista de Ecca (atender las carencias educativas de las personas más necesitadas culturalmente, cubriendo sobre todo el estadio de la alfabetización) no era rentable y fue difícil encontrar apoyo institucional.
Tras varias negativas, se consiguieron subvenciones públicas y privadas; y, muy pronto, el esfuerzo entusiasta de Villén comenzó a dar sus frutos. Al año siguiente, Radio Ecca ya contabilizaba un millar de alumnos y alumnas, y a los tres años ya eran unos 3.000 alumnos.
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Radio Ecca en 1970 |
La formación impartida por Radio Ecca se fue diversificando. Su actividad docente inicial se centró en la alfabetización de personas adultas (había un alto índice de analfabetismo sobre todo entre personas adultas en aquella época), pero a partir de 1967, además de la enseñanza básica homologada, Ecca emprendió la tarea de formar en materias que parecían especialmente apropiadas para facilitar el acceso al mundo profesional a las personas de las islas. Cursos de idiomas y contabilidad iniciaron lo que, más adelante, Ecca denominaría Aula Abierta.
La andadura de Radio Ecca prosiguió. En la primera década de su historia se establecieron unas metas muy realistas: consolidar su acción en las distintas islas del Archipiélago Canario; en la segunda, se extiende a buena parte del Estado español y a diferentes países de América Latina; la tercera década se caracteriza por la ampliación en los campos de actuación y la diversificación de su oferta educativa (ampliándose a enseñanzas de grado medio y superior).
Radio Ecca tiene como meta el traspaso de su tecnología formativa a instituciones capaces de prestar un servicio a la educación y la cultura de las sociedades donde están implantadas. A partir de los años setenta, Radio Ecca colaboró con diferentes instituciones latinoamericanas dando lugar a una amplia red de instituciones que, con una u otra denominación, utilizan el sistema de Radio Ecca de formación a distancia. La labor de cooperación con instituciones de otros países continúa actualmente. Radio Ecca estuvo ligada al continente africano con diversas acciones puntuales desde poco después de su fundación, pero es a finales de los años 90 cuando pone en marcha un área dedicada exclusivamente a la Cooperación Internacional al Desarrollo, que funciona en países africanos. Desde esos años se han desarrollado proyectos educativos de alfabetización, educación básica, formación profesional e idiomas, así como acciones de sensibilización en temas de salud, higiene y alimentación. El sistema Ecca ha sido apoyado mediante la financiación de numerosas instituciones públicas y privadas en Marruecos, Mauritania, Senegal, Guinea Bissau, Angola y Cabo Verde.
En 1985 Radio Ecca se constituyó como fundación, y desde 1986, Radio Ecca Fundación Canaria es la entidad titular de la emisora que enseña. Su Patronato, máximo órgano de gobierno de la entidad, cuenta con la participación de todas las instituciones y capital humano que han permitido su existencia institucional: el alumnado, el profesorado, la sociedad civil, entidades religiosas y los diferentes niveles de la administración pública.
Después de adoptar distintas fórmulas, según la legislación vigente sobre educación en cada etapa, actualmente los centros de educación para personas adultas son privados (salvo alguna excepción) y reconocidos por las respectivas administraciones. En Canarias funciona como centro concertado con la Consejería de Educación, Cultura y Deportes.
En la actualidad Radio Ecca ofrece más de doscientas acciones educativas que abarcan campos tan diferentes como las tecnologías, educación básica, bachillerato, idiomas, la intervención familiar, el tiempo libre, la salud o el medio ambiente. En su 50 aniversario, en 2015, Radio Ecca ha dado formación a más de dos millones de personas (algunas de las cuales desarrollan su tarea profesional en Radio Ecca, con diferentes fórmulas de vinculación), a través de las ondas de Radio Ecca, y actualmente también a través de sus recursos en Internet, donde Ecca dispone de una plataforma multimedia con varias aulas virtuales. Casi doscientas personas integran su plantilla y en su haber cuentan numerosos premios.
Radio Ecca da titulaciones por los cursos de formación que ofrece y que tienen validez como titulaciones oficiales. La labor que realiza Radio Ecca permite que las personas adultas de las islas Canarias puedan titularse en Graduado en Educación Secundaria, Bachillerato o adquirir formación en otros ámbitos.
El tiempo y las circunstancias socioeconómicas han hecho variar el perfil de los estudiantes. Si hace años eran, de forma mayoritaria, mujeres de entre 35 y 45, con la llegada de la crisis en España a partir del 2008, son desde entonces los jóvenes, en especial varones, a los que la crisis ha dejado en situación de desempleo, los que han regresado a las aulas para formarse, en este caso a las aulas virtuales que supone la plataforma multimedia de Ecca.
Radio Ecca sigue siendo, desde sus orígenes en 1965, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la formación de las personas adultas. Actualmente (2015) Radio Ecca, además de las Islas Canarias, también está en Andalucía, Baleares, Extremadura (Cáceres y Badajoz), Galicia, Madrid y Murcia, al igual que en Cabo Verde, Mauritania y Marruecos. Asimismo, coopera con instituciones de 14 países latinoamericanos a las que cede gratuitamente la tecnología educativa Ecca.
Radio Ecca es llevar la mejor formación posible a todos y todas y, prioritariamente, a quienes más necesidades culturales tienen, y en sus años de historia y de continua formación han abordado también las necesidades de aprendizaje vinculadas a las tecnologías, las demandas específicas de la formación laboral actual, los valores sociales democráticos y participativos, la cultura de la igualdad de géneros, la educación para la salud y el medio ambiente, y no menos importante el diálogo intercultural e interreligioso que exige la realidad de nuestro mundo globalizado.
En ese afán de llevar la mejor formación posible a todos y todas, en 2023 Radio Ecca anunció su salto definitivo a lo digital tras 58 años de emisión, cerrando a finales de junio de ese año (al finalizar el curso académico) sus emisoras de FM y transformándose en una plataforma educativa online, ecca.edu, para poder dar respuesta a un mundo en constante cambio y adaptándose así a una sociedad cada vez más digital que busca la formación a distancia, con nuevas fórmulas educativas, a través de nuevos soportes como Internet, el cual además permite alcanzar a un público más amplio.
Fuente: Radio ECCA
Los orígenes de Radio Nacional de España (RNE) se remontan a la guerra civil española, cuando el general Franco, jefe de los ejércitos sublevados contra la República Española, recibió a finales de 1936 una emisora móvil Telefunken de 20 kw de potencia regalada por el dictador alemán Adolf Hitler. La emisora constaba de un conjunto de tres camiones que transportaban tres remolques con los equipos, y durante la guerra civil española prestó servicio como medio de propaganda del bando insurrecto, primero desde Salamanca y después desde Burgos. Su primera transmisión tuvo lugar la noche del 19 de enero de 1937.
Posteriormente, una vez finalizada la guerra civil, fue llevada a La Coruña, donde comenzó a funcionar el 30 de marzo de 1940. Quedó instalada en el monte de Santa Margarita, y usaba como antena un mástil telescópico de 50 metros (otras fuentes indican que fueron dos mástiles telescópicos). La emisora seguía estando constituida por los tres camiones y remolques (y posiblemente un cuarto camión sin remolque junto a la antena), y estaba servida por personal alemán. Parece ser que emitía de dos a cuatro de la tarde y de nueve de la noche a una de la madrugada, pero el resto del tiempo permanecía encendida con su señal portadora. Esto le permitía funcionar como radiofaro para la navegación marítima, que usaron los buques alemanes, inmersos ya en la II Guerra Mundial. Se produjeron protestas de los aliados hasta que estos comenzaron a usar esa misma señal también como radiofaro y parece que las protestas de los aliados cesaron o se aminoraron.
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Interior del camión-emisora de RNE durante su estancia en Burgos | Camiones cedidos por el Ejército Alemán, en el monte de Santa Margarita en los años 40. Los primeros que usó RNE en Galicia. |
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El guerrillero Manuel Bello Parga |
Eran las 22:51 del 16 de mayo de 1946 cuando en La Coruña se escuchó una fuerte explosión. Acababa de estallar una bomba bajo el coche de acoplamiento de antena en la emisora de Radio Nacional de España instalada en el monte Santa Margarita. La bomba, formada por unos cinco cartuchos de dinamita con mecha lenta, había causado desperfectos en la carrocería del camión y la inutilización del condensador del acoplador de antena situado en el interior del vehículo. Estaba de técnico de servicio Claudio Villanueva Lorenzo y custodiaba las instalaciones una pareja de la Guardia Civil al mando del guardia segundo José Fernández Álvarez. La emisora quedó silenciada. El personal de Radio Nacional se puso a trabajar con eficacia y pese a las dificultades de la posguerra el servicio se recuperó a las 14:45 horas del día siguiente.
Las pesquisas de la Guardia Civil y del juez instructor, que lo fue el titular del Juzgado Especial de Extremismo y Otras Actividades de la 8ª Región Militar, teniente coronel Antonio de Azpiazu Tato, no dieron resultado en un principio. Con la detención a los tres días, el día 19, del guerrillero comunista Manuel Luis Bello Parga tras el asesinato del franquista Arcadio Vilela, se obtuvo su versión sobre este atentado. Según Bello Parga el comando estaba formado por él mismo, por un tal Rafael "el Andaluz", por Manuel Díaz Milia "Manolete" junto con José Pedreira de la Iglesia "Tomás Padilla". Algunos autores incluyen también a José da Silva Bartomé "Moreno" (otros excluyen al Manolete), señalando que tanto el Moreno como el Manolete eran en realidad un infiltrado de la Guardia Civil en la guerrilla a través de la novia de Bello Parga, que trabajaría para la Guardia Civil. Bello nunca habló en sus declaraciones del Moreno, sino que es la Guardia Civil o el juez instructor quienes en la causa por asesinato de Vilela identifican al Manolete que cita Bello con el Moreno.
De acuerdo con la versión de Bello Parga, su comando formaba parte de una partida comunista autodenominada Enrique Líster. Estaba formada por tan sólo unos ocho o diez guerrilleros, entre ellos Francisco Rey Balbís "Moncho", Amador Domínguez Pan "José Pimentel", José Pedreira de la Iglesia "Tomás Padilla" y José María Díaz Pan "Jaime". Su campo de operaciones iba desde el monte del Gato en Curtis hasta La Coruña.
En cuanto al atentado, fue ordenado por Marcelino Rodríguez Fernández "Marrofer" a José Pedreira de la Iglesia. Este lo consultó con el resto del grupo y después de visitar la zona decidieron colocar la bomba en el coche de acoplamiento de antena, al estar situado junto a la antena, y separado de los demás y parecerles en definitiva un objetivo más fácil. La víspera visitaron la zona comprobando que el servicio de vigilancia de la Guardia Civil comenzaba a las diez de la noche (se prolongaba hasta la seis de la mañana). Así pues, al día siguiente 4 miembros del grupo comunista colocaron la bomba a las 21:55 y parece que fue Rafael "el Andaluz" quien la depositó bajo el vehículo, y se alejaron a continuación del lugar separados en dos parejas (Bello Parga y Pedreira de la Iglesia por un lado, y Díaz Milia y Rafael el Andaluz por otro lado), hacia la ciudad de La Coruña, donde escucharon la explosión.
En la causa instruida por el asesinato de Vilela, Bello declaró que la emisora de Radio Nacional de España en La Coruña era de gran potencia, pensaban que llegaba a todo el mundo y que servía para hacer propaganda del régimen, y por todo ello pretendían acallarla.
Bello Parga fue agarrotado y Pedreira de la Iglesia resultó abatido por la Guardia Civil en Silán (Muras). De Rafael 'el Andaluz' no se conocen más detalles. Por lo que atañe Díaz Milia, infiltrado por la Guardia Civil, prestó un importante servicio en la lucha que sostenía el franquismo contra el maquis comunista, contribuyendo como infiltrado en junio o julio de 1946 a la captura y desarticulación de la cuadrilla comunista de Ponte, en la que estaba infiltrado.
Artículo original : Bomba contra RNE en A Coruña - La historia poco conocida del atentado de 1946
Fuente : Guía de la Radio nº 883
01-02-2015
Acabada la Guerra Civil Española en 1939, se impuso en España un régimen dictatorial encabezado por el general Francisco Franco, que mantuvo a España con una gran falta de libertades que duraría hasta la muerte del "Generalísimo" en 1975, año en que comenzaría la transición hacia la actual democracia española.
Terminada la guerra, la radiodifusión española se reestructuró. Surgieron las primeras cadenas de emisoras de radiodifusión, una de las cuales fue la SER (Sociedad Española de Radiodifusión), con fines comerciales, que contó con Radio Madrid (nuevo nombre de Unión Radio al acabar la guerra) y Radio Barcelona como puntales de su red de emisoras. Radio Nacional de España, que había comenzado a emitir durante la guerra civil desde el bando nacional, se consolida como cadena de radiodifusión nacional y del régimen.
También comenzaron a proliferar de una forma un tanto caótica unas cuantas emisoras, algunas de escasa potencia y de construcción poco menos que casera, regidas por Falange Española (FET y las JONS), la de la Guardia de Franco, o Radio SEU (del Sindicato Español Universitario, adscrito al régimen), a la que se le añadió en su indicativo la denominación de "Estación Escuela". Radio SEU se constituyó en Madrid en 1941, y fue una emisora en la que, cumpliendo con esa denominación, se prepararon y surgieron muchos de los profesionales, locutores y técnicos de la radiodifusión española que fueron famosos en los años 40 y 50.
Las emisoras de la Falange eran emisoras que operaban en onda corta, dependientes de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, partido político fundado en 1933 e integrada en el Movimiento Nacional (la unificación política de los partidos y grupos que apoyaron al bando franquista en la Guerra Civil Española, impuesta por Franco durante la guerra), eran obviamente de mentalidad más propagandística y semioficial a favor del régimen, y por ello contaron con apoyo y subvenciones estatales, y además contaron con la posibilidad de la ayuda publicitaria. Varias de ellas también funcionaron como estaciones-escuela.
Estas pequeñas emisoras regidas por la Falange Española suponían un pequeño caos en la radiodifusión española, y para poner un poco de orden, el Ministerio de Información y Turismo, creado en 1951 y que se hizo cargo del servicio de radiodifusión español, mediante una orden ministerial crea la Red de Emisoras del Movimiento (REM) a partir de las antiguas emisoras de Falange (Radio FET), las cuales son profesionalizadas, y la Cadena Azul de Radiodifusión (CAR) con el resto de emisoras de la Falange, muchas de las cuales tenían función de estación escuela. Radio SEU "Estación Escuela" pasó a formar parte de la CAR. Ambas cadenas eran de titularidad de la Falange Española, aunque dependían directamente de la Secretaría General del Movimiento (la cual nombraba sus directores).
La Cadena Azul de Radiodifusión (CAR) fue la cadena de emisoras del Frente de Juventudes de la Falange Española (sección juvenil de la Falange Española), y se les asignaron indicativos oficiales EFJ (Emisora del Frente de Juventudes) en lugar de los indicativos EAJ de las estaciones de radiodifusión privadas, y su programación era fundamentalmente musical, novelas, programas infantiles, concursos, discos dedicados, variedades, y para los noticiarios, como era norma obligada entonces, debían conectar obligatoriamente con los informativos de Radio Nacional de España. Pero también mantuvuieron su condición de "Estaciones Escuela".
Estas emisoras, pues, fueron ya desde la década de 1940 una auténtica escuela de profesionales de la radio de la época, y en 1958 la Estación Escuela (Radio SEU, de la Cadena Azul de Radiodifusión), cambió de nombre, pasando a denominarse Radio Juventud. Con el tiempo Radio Juventud dispondría de varias emisoras por toda España. Muchas de las emisoras de Radio Juventud de la década de 1960 fueron emisoras de la Cadena Azul de Radiodifusión (CAR), por lo que Radio Juventud en realidad fue una reconversión de nombre de parte de la CAR. Posteriormente, en la década de 1980 (ya en plena democracia española), las emisoras de Radio Juventud serían absorbidas por Radio Cadena Española (RCE), y en 1989 RCE fue absorbida por Radio Nacional de España (RNE).
La imagen siguiente muestra un anuncio de la estación Radio Escuela SEU del Frente Nacional de Juventudes del año 1945, publicado en una revista infantil de la época, "Flechas y Pelayos", en el que, como puede leerse, se dedicaban algunos programas de esta emisora a la educación de los niños de la postguerra, pudiendo participar los niños en estas emisiones (por lo que es normal que algunos niños pudieran sentir el "gusanillo de la radio", y de ellos salieran futuros locutores y profesionales de la radiodifusión española).
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Anuncio de Radio Escuela, 1945 |
En cuanto a la revista "Flechas y Pelayos", era una revista infantil, de formato tebeo (cómic de la época, similar al famoso TBO), publicada por el Frente de Juventudes de la Falange Española. La siguiente imagen muestra la cabecera de la revista de donde se ha extraído la anterior imagen.
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Flechas y Pelayos año 1945. Cabecera nº 330 |
Tomado de Internet : 29/07/2009
Los inicios
Los inicios de Radio Ceuta se remontan a la década de los años 30. La sociedad 'Mas, Bernaola y Compañía' solicitó a la Dirección General de Telecomunicaciones la instalación de una emisora de poca potencia y considerada como emisora local. Mientras llegaba la autorización por parte del Gobierno, la empresa fue realizando las oportunas gestiones para la instalación de antenas, construcción del centro emisor y el acondicionamiento de los estudios, que fueron ubicados en un desaparecido edificio sobre cuyo solar se construyó años después el colegio 'Beatriz de Silva'.
El 17 de marzo de 1933 el Ayuntamiento de Ceuta aprobaba en sesión plenaria el proyecto de instalación de los postes (antenas) y el inicio de las obras del centro emisor en el monte Hacho. Superado un período de prueba, y tras una inspección por parte de la Dirección General de Telecomunicaciones, el Cuerpo de Telégrafos concedía la licencia para que se comenzasen las emisiones con el indicativo EAJ 46, y con una potencia de 200 watios. El 9 de mayo de 1934, una voz dulce, la de Salud Tejero de Benito (primera locutora de la emisora), anunciaba a las doce del mediodía el inicio, de forma oficial, de las emisiones de Radio Ceuta.
Guerra Civil
Durante la tarde del 17 de julio de 1936 los estudios de Radio Ceuta y el centro emisor, ubicado en el Monte Hacho, fueron tomados por el Ejército. La ocupación militar no se reflejó en antena, puesto que los programas se emitieron con absoluta normalidad.
Por la noche, tras la despedida de los locutores, comenzó a sonar el himno nacional de la época –II República-, circunstancia que llamó la atención de los oyentes, puesto que tan sólo era costumbre escucharlo tras un acto oficial. Sin embargo el 18 de julio, y bajo la supervisión de los militares, la programación de Radio Ceuta se limitó a la emisión de música, que sólo se veía interrumpida por la voz de Salud Tejero, quien en ocasiones ofrecía el indicativo de la emisora, anunciaba otro disco o daba lectura a los comunicados oficiales que emitía el Ejército.
El 23 de julio, el por aquel entonces jefe de la Legión, el teniente coronel Juan Yagüe, visitó los estudios de Radio Ceuta y pronunció un discurso que fue ofrecido a distintos puntos del país, y en el que informó sobre la situación de las unidades que se hallaban combatiendo en diversos frentes de la península. Hasta mediados de 1937, diferentes autoridades (Martínez Simancas, Ruiz Fornells, Jiménez Mora o Duque Sampayo) fueron ofreciendo con carácter diario un discurso a la ciudadanía.
Radio Ceuta sirvió también de enlace entre ceutíes a los que el inicio de la Guerra les había sorprendido en la costa malagueña o residían en esta zona y sus familiares que permanecían en Ceuta. A través de los micrófonos de EAJ-46, y siempre controlado por la censura, se emitieron saludos y mensajes, que permitieron a muchos ceutíes en la Costa del Sol conocer la situación de sus familiares en la ciudad. Fue un importante servicio el que prestó Radio Ceuta, y prueba de ello fue el considerable número de personas que acudieron a los estudios para que se enviara el ansiado mensaje que concedía cierta tranquilidad a sus familias.
Durante la Guerra Civil, Radio Ceuta nunca sufrió ningún atentado directo en sus estudios, aunque sí se detectaron grandes trozos de metralla en las inmediaciones del centro emisor, lo que evidenciaba que se habían producidos ataques desde el mar.
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Antiguos estudios de Radio Ceuta EAJ-46. En las fotografías aparece Salud Tejero, primera locutora de la emisora. (Haz clic en las imágenes para ampliarlas) |
Después de la Guerra Civil
Finalizada la contienda fueron recuperándose los programas que se emitían bajo unas directrices marcadas por la censura. La programación comenzaba a las trece horas con espacios musicales, y finalizaba tres horas más tarde, reanudándose a las nueve de la noche durante dos horas más.
Fueron años de esplendor para la antigua EAJ 46, que marcó una importante época con programas míticos como el protagonizado por Eduardo González Viso, conocido popularmente con el sobrenombre de "Papá abuelo". Los estudios de Radio Ceuta acogían a decenas de niños/as y jóvenes que seguían en directo este programa infantil que se emitía los jueves por la tarde, y que contaba con una gran audiencia. La asistencia de público era tan numerosa, que se decidió realizarlo desde el teatro Cervantes, aumentando la frecuencia a dos programas semanales.
Con el paso de los años se convirtieron en habituales la representación de obras teatrales y las actuaciones en directo en los estudios de Radio Ceuta, por los que pasaron estrellas de la época, y que décadas después, algunos de los artistas, están considerados auténticos mitos de la música española como Juanito Valderrama, Manolo Caracol, Manolo Escobar, Marifé de Triana, Juanita Reina, Dolores Abril, el Dúo Dinámico o Antonio Machín, cuya presencia provocó un colapso en las inmediaciones de Radio Ceuta debido al importante número de ciudadanos que se acercaron para ver al artista. La Policía Municipal se vio obligada a cortar el tráfico en la zona.
El constante aumento del número de oyentes suponía un compromiso para los responsables de la emisora que, en su intento de corresponder a la fiel audiencia, incorporaban nuevos programas. Entre ellos el primer espacio dedicado a la información local.
Tras solicitar la pertinente autorización a la Delegación de Información y Turismo se puso en marcha el denominado 'Boletín Informativo' dirigido por Ramón Pouso y Antonio de la Cruz "Tony". El informativo se emitía a las dos de la tarde dando paso posteriormente al diario hablado de Radio Nacional de España, que era de obligado cumplimiento. Con el tiempo se fueron incluyendo entrevistas, efemérides y actualidad deportiva, que también tuvo su protagonismo con un programa que comenzó a emitirse los fines de semana.
Otro de los programas emblemáticos de la antigua EAJ 46, y que aún hoy recuerdan muchos oyentes es el popularmente conocido como 'discos dedicados'. Su emisión comenzó en 1947 y durante años fue uno de los programas estrella, dado el considerable número de oyentes que, especialmente en fechas señaladas, solicitaban sus discos con dedicatorias y mensajes incluidos.
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Fachada de Radio Ceuta, años 1960's |
En el año 1954 se instala en Ceuta una delegación de Radio Dersa, emisora que contaba con una importante audiencia en la cercana Tetuán (actualmente en Marruecos, por entonces protectorado Español). Supuso una auténtica lucha entre David y Goliat, puesto que los 200 watios de Radio Ceuta no podían competir con la potencia -20 Kilowatios- de Radio Dersa, que además contaba con un plantel de seis locutores, una gran variedad de programas emitidos en otras emisoras nacionales y una infraestructura muy superior. Pese a todo Radio Ceuta hizo frente con algunas modificaciones en la programación. La empresa 'Torres Quevedo', propietaria de Radio Dersa decide entonces entablar negociaciones con la dirección General de la sociedad 'Mas, Bernaola y Compañía' para comprar Radio Ceuta. El 30 de octubre de 1955 se llega a un acuerdo entre ambas partes. La empresa 'Torres Quevedo' adquiere además Radio Melilla. El acuerdo empresarial vino precedido de considerables mejoras tanto en el aspecto técnico como en la programación. Se aumentó el número de horas de emisión, comenzando la misma al mediodía, y finalizando doce horas más tarde de forma ininterrumpida.
En el apartado técnico, se dotó a Radio Ceuta de un nuevo poste de 45 metros, que sustituía al anterior. Mientras se llevaron a cabo las labores de montaje se estuvo emitiendo desde el propio edificio donde se encontraban los estudios, lugar en el cual se instaló de forma provisional, un centro emisor y una antena, evitando de este modo la suspensión de las emisiones.
Tras la independencia de Marruecos (1956), Radio Dersa de Tetuán comenzó su declive, provocando que nueve años después la empresa 'Torres Quevedo' decidiera deshacerse de Radio Ceuta y Radio Melilla. Ambas emisoras quedaban en una situación casi de abandono.
Antonio María Valentín, director general de 'Torres Quevedo' decide ceder gratuitamente Radio Ceuta a José Solera Barco –por aquel entonces director de la emisora-, quien declina el ofrecimiento. Ante tal situación José Solera se desplaza a Madrid y mantiene conversaciones con responsables de la Sociedad Española de Radiodifusión (SER), llegándose a un acuerdo por el cual Radio Algeciras asumía la compra de las emisoras de Ceuta y Melilla, creándose la sociedad 'Radio Algeciras S.A'. e integrándose Radio Ceuta en la Cadena SER. Esta circunstancia generó numerosos cambios: nuevos programas y aumento en el horario de emisión.
Más actual
En 1970 se produce el traslado a los nuevos estudios en la calle Virgilio Oñate. Todo ello coincide con una profunda renovación de los equipos técnicos en el centro emisor. Se instala un nuevo poste de 50 metros de altura donde fueron colocados seis dipolos de Frecuencia Modulada.
Radio Ceuta seguía emitiendo a través de Onda Media y nacía una nueva emisora en F.M., que años después se potencia con la llegada de nuevas y jóvenes voces, que aportaron mucha frescura y un estilo de hacer radio muy diferente al que se venía ofreciendo. En 1984 se produjo el relevo en la dirección de Radio Ceuta. José Solera Barco, con casi cuatro décadas en la emisora, cede el testigo a Beatriz Palomo, que permaneció en el cargo hasta 1989, año en el que se produce un nuevo relevo en la dirección. Elisa Beni ejerció como delegada de Radio Ceuta hasta 1992, asumiendo de nuevo la responsabilidad de la dirección Beatriz Palomo.
En 1990, Radio Ceuta se traslada a unos nuevos estudios, instalándose los mismos en Real 90. Entre la década de los 80 y 90 se van ofreciendo diferentes productos como Radio Sol, M-80 o 40 Principales. A mediados de los 90, la emisión de Cadena SER se traslada a la F.M. (96.2 MHz), y a través de la frecuencia de O.M. (1584 kHz), comienza a ofrecerse un nuevo producto: Radiolé Costa del Estrecho.
En el año 2001 se produce la marcha de Beatriz Palomo, asumiendo desde entonces la dirección Antonio Rosa hasta la llegada en 2011 de Joaquín Guirval. Desde 2003 Radio Ceuta emite desde sus estudios ubicados en el 'Poblado Marinero'. La labor de Radio Ceuta fue reconocida en el año 2008 con la concesión de la medalla de la Autonomía por parte de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Con 80 años de historia, la emisora ha sido escuela de grandes profesionales que posteriormente han recalado en otros medios de comunicación. La historia de Radio Ceuta se ha escrito gracias a la fidelidad de sus oyentes, y el trabajo, en ocasiones artesanal, que han realizado profesionales insignes como Salud Tejero, José Luís Díaz, Victoria Más, Ricardo Lacasa, Teodoro Marfil, Roberto Franca, Chema Lizarralde, Juanjo Cerro, Salomón Hachuel, José Manuel Domínguez, Fermín Soto, Carlos Coronado, Javier Navas, Antonio Gómez, Macu Más, Andrés Sánchez, Jesús Ferreiro, Toni de la Cruz (padre e hijo) y los técnicos Sebastián Jiménez 'Chano', Ernesto Valero y el siempre recordado Guillermo Valera. En la parte directiva destacar a José Más, Sergio González Otal, Carlos Vergara, Beatriz Palomo, Elisa Beni y Antonio Rosa.
Todos ellos y un largo etcétera de profesionales junto al incondicional apoyo de sus oyentes han permitido que Radio Ceuta, la antigua EAJ 46 forme parte de la sociedad ceutí, creciendo, evolucionando y viviendo con ella los acontecimientos más importantes de los últimos ochenta años.
Artículo original (con ligeras modificaciones) de Antonio Martín publicado en 2014 en ceutareportajes.blogspot.com
bajo el título "Radio Ceuta, 80 años repartidos entre dos emisoras (OM y FM)"
Al sur del municipio de Mahadahonda, población muy cercana al noroeste de Madrid junto a la autovía a Galicia, se encuentra una loma conocida como Cerro de la Radio, y que debe su nombre porque a finales de la década de 1920 fue elegida para instalar una de las estaciones receptoras de la empresa de comunicación radiotelegráfica, Radio Argentina S. A. (Radiar), empresa argentina que había obtenido los derechos en España de explotar comercialmente un circuito radiotelegráfico en Onda Corta entre la Buenos Aires y Madrid.
La historia de esta empresa argentina de radiocomunicaciónes puede decirse que comenzó el 27 de agosto de 1920, fecha en la que un grupo de radioaficionados argentinos que se autodenominaron “Sociedad Radio Argentina”, entre los que se encontraban Miguel Mújica, Enrique Susini, Luís Romero Carranza y Cesar Guerrico, realizaron desde el teatro Coliseo de Buenos Aires la que algunos consideran la primera emisión de radiodifusión del mundo, si bien esto es erróneo, ya que la histórica emisión de la KDKA de Pittsburgh (Estados Unidos) tuvo lugar en junio de ese año. Con un precario y artesanal equipo de válvulas instalado en la terraza del teatro, este grupo de radioaficionados fue capaz de emitir en directo la ópera Percival de Richard Wagner, que aquella noche se estaba ofreciendo en el Coliseo bajo la dirección de Félix Weingartner y con el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano Sara César en la interpretación.
Dicha emisión, que duro unas tres horas, solo pudo ser escuchada por un reducido grupo de personas en la zona de Buenos Aires que en aquellos tiempos tenían sencillos aparatos receptores (los antiguos radios de galena), y por la tripulación de un barco anclado en el puerto brasileño de Santos, que recibió la emisión en su estación de radio. A pesar de las pocas personas que pudieron escuchar la emisión, esta experincia causó una gran impresión, haciéndose eco de ella la prensa de la época, como sucedió con el diario argentino La Razón, que en su edición del 28 de agosto de 1920 publicaba una crónica firmada por el crítico de música Miguel Mastrogiani, titulada “Una audición llovida del cielo. Parsifal a precios popularísimos", en la que podía leerse: “… anoche una onda sonora onduló vermicular, de las 21 a las 24, por el espacio, como cubriendo con su sutil celaje de armonías -las más caprichosas, ricas, grávidas de nobles emociones-, la ciudad entera.”
Ante el éxito obtenido, Susini, Romero, Mújica y Guerrico, que empezaron a ser conocidos como “Los locos de la terraza”, llegaron a un acuerdo con la dirección del teatro para seguir emitiendo el resto de la temporada del Coliseo, tras lo cual, el grupo comenzó a realizar producciones propias. Todas estas experiencias y proyectos dieron lugar a la creación de la primera emisora del país, que recibió el nombre de Radio Argentina, la cual acabaría convirtiéndose en Radio Nacional (de Argentina).
Con el tiempo, “Los locos de la terraza” decidieron ampliar sus actividades al mundo de las telecomunicaciones, y así, el 31 de agosto de 1927, crearon en Buenos Aires la sociedad anónima Radio Argentina S. A. (conocida informalmente como Radiar), con la intención de explotar comercialmente un circuito radiotelegráfico internacional en Onda Corta entre la capital argentina y Madrid. Los derechos de dicha explotación habían sido concedidos por el Estado Español a los empresarios argentinos mediante un acuerdo que se plasmó en el Real Decreto-Ley número 604, con fecha de 30 de marzo de 1927. Dicha concesión se otorgaba por un plazo de veinticinco años, estableciéndose en su artículo único, condición 16, que al vencer dicho plazo, “todas las instalaciones en España de la dicha Sociedad concesionaria, pasarán a ser propiedad del Estado, sin indemnización alguna.”
La nueva sociedad pronto comenzó a desarrollar su actividad en España, instalando sus oficinas centrales, el despacho público de aceptación y reparto de telegramas y la sala de tráfico en el piso entresuelo del Edificio Adriática, en la entonces avenida Pi y Margall nº17 (la actual Gran Vía madrileña), esquina a la plaza de Callao. La estación transmisora se ubicó junto a la carretera de Valencia, en el Alto del Arenal (entre el Puente de Vallecas y el entonces pueblo de Vallecas), y la estación receptora se ubicó en el citado cerro en la localidad de Majadahonda, junto a la carretera de Bodilla del Monte, en una zona conocida entonces como La Mina. Radiar compró en el lugar tres fincas (con un total conjunto de casi 3,7 hectáreas) entre julio 1928 y mayo 1929, para instalar la estación receptora.
Desde su puesta en marcha la nueva empresa de comunicación radiotelegráfica tuvo un enorme éxito y aceptación, puesto que abarató sensiblemente los costes de la comunicaciones internacionales entre España y Argentina y redujo la dependencia que imponían otras grandes empresas europeas de telecomunicaciones. Pero este éxito se vería truncado en julio de 1936, cuando toda España se vio convulsionada por la tragedia que supuso el estallido de la guerra civil española, poniendo fin a esta iniciativa transoceánica.
El Cerro de la Radio se convirtió en un punto de importancia estratégica durante los combates del invierno 1936/37 en la batalla de la Carretera de La Coruña. Primero, para las fuerzas republicanas, que utilizaron la ventaja que proporcionaba esta y otras alturas similares para intentar frenar el arrollador avance iniciado el 3 de enero por las columnas nacionales sobre el sector de Majadahonda. Y, una vez ocupada Majadahonda por las tropas nacionales, esas mismas posiciones fueron aprovechadas por estos últimos para resistir la contraofensiva que los republicanos iniciaron el 11 de enero de 1937. Finalizada la batalla de la Carretera de La Coruña, el Cerro de la Radio quedó dentro de las líneas nacionales, convirtiéndose en posición de segunda línea y empleándose, entre otros usos, como observatorio. Y aunque ésta y otras posiciones no volvieron a verse directamente afectadas por operaciones militares o acciones de combate, si continuaron siendo hostigadas de manera cotidiana por la artillería republicana hasta el final de la contienda.
De hecho, actualmente en el Cerro de la Radio se encuentra un monumento franquista dedicado a los voluntarios rumanos Mota y Marin, que murieron combatiendo en las filas nacionales en enero de 1937 durante las últimas jornadas de la batalla de La Carretera de La Coruña.
Las instalaciones del Cerro de la Radio fueron severamente afectadas por los efectos de la guerra y fueron abandonadas, pero tras la contienda, éstas fueron reconstruidas y volvieron a ponerse en funcionamiento por Radio Argentina S. A. Pero en 1952 venció la concesión, y tal como se especificaba en el Real Decreto-Ley número 604 de 1927, la compañía y sus instalaciones pasaron a se propiedad del estado español, siendo gestionadas por el Instituto Nacional de Industria (INI) a través de la Compañía Internacional de Radio Española (CIRE), nuevo nombre de la anterior Radio Argentina S. A. Esta compañía pasó a explotar, en virtud de acuerdos con compañías extranjeras, circuitos de radio internacionales entre Madrid con Buenos Aires, Nueva York, La Habana, Río de Janeiro y Lima, además de proprocionar servicios de comunicación con barcos españoles en alta mar. En 1957 se instalaron en dicho emplazamiento muy modernos equipos de fonía de Bandas Laterales Independientes de la época con objeto de proporcionar las comunicaciones de las bases americanas que se habían instalado en España con su cuartel general en Houston (Florida).
La Compañía Internacional de Radio Española trasladó la Dirección y oficinas generales y la sala de tráfico con el control técnico a un edificio de tres plantas adquirido en la calle Ríos Rosas 34. Las líneas de enlace entre la sede de Rios Rosas y las estaciones emisora de Vallecas y receptora de Majadahonda fueron alquiladas a CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España, actualmente Telefónica), con tramos por canalizaciones subterráneas dentro de la ciudad de Madrid y mediante línea aérea de postes fuera de la ciudad. Y en noviembre de 1961 el INI fundó la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), en la que se fundieron la Compañía Internacional de Radio Española con Transradio Española. ENTEL pretendía ser un polo alternativo a la CTNE (Telefónica) orientado hacia las comunicaciones internacionales.
En 1970 todas esas instalaciones (ahora de ENTEL) pasaron a la CTNE, que las fusionó con las que ya poseía, y los servicios de radiotelegrafía pasaron a Telégrafos, que recuperó todo el tráfico telegráfico internacional, incluido el de concesiones de antiguos cables submarinos cuya explotación había dejado de tener ya interés por disponer de líneas terrestres de gran capacidad.
Poco a poco, las nuevas tecnologías fueron restando importancia a las instalaciones del Cerro de la Radio, hasta quedar éstas totalmente obsoletas. Las instalaciones del Cerro de la Radio fueron abandonadas y dio comienzo a un progresivo proceso de deterioro, hasta llegar al lamentable y ruinoso aspecto que ofrecen actualmente, al menos en 2019. En el cerro queda en estado ruinoso el edificio que en su día albergó la estación receptora de Radio Argentina S. A. (Radiar), y cerca los anclajes de la gran antena que antaño coronaba el cerro, una antena que primero fue de greca con armazón de madera, y que posteriormente se sustituyó por una de las primeras antenas rómbicas de metal. En su lugar, hay instalada hoy una moderna antena de telecomunicaciones (de telefonía móvil). También está el anteriormente mencionado monumento franquista levantado en memoria de los voluntarios rumanos del ejército franquista fallecidos en Mahadahonda. En cuanto a la Compañía Internacional de Radio Española, sucesora de Radio Argentina S. A., aún se pueden ver en la calle Rios Rosas (donde tenía la sede y control técnico) algunas tapas de las cámaras de registro de las canalizaciones por donde iban los circuitos con las estaciones emisora y receptora, pertenecientes a dicha empresa (y no de CTNE - Telefónica).
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Una de las tapas de las canalizaciones de la Compañía Internacional de Radio Española, en la calle Ríos Rosas (Madrid), foto del año 2017. |
Fuentes:
Javier M. Calvo Martínez, en el blog Frente de batalla (16-01-2012)
José María Romeo, en el blog Historias de la Telefonía en España (10-10-2019)
El 14 de junio de 1924 el Gobierno español aprueba mediante una Real Orden el denominado Reglamento para Establecimiento de Estaciones Radioeléctricas Particulares. Con esta Real Orden se permite la concesión de las primeras licencias de radiodifusión en nuestro país, en concreto, a la iniciativa privada. Y al amparo de esa Real Orden, ese año de 1924 obtuvieron las licencias para emitir Radio Barcelona (EAJ-1), Radio España de Madrid (EAJ-2), Radio Cádiz (EAJ-3) y Radio Castilla (EAJ-4).
En Sevilla está constituido el Radio Club Sevillano, y el 12 de julio de ese año transmitió por la onda de 372 metros (805 kHz) desde el número 5 de la calle Núñez de Balboa en Sevilla propaganda católica y conciertos musicales durante dos días. Dichas transmisiones fueron realizadas por Ildefonso Montero, con la ayuda técnica de Rafael A. de Terry, con un transmisor de 3 kW de potencia.
El 7 de octubre de 1924 el Radioclub Sevillano dio comienzo a una programación diaria de forma clandestina (sin licencia de emisión) con las siglas 4XX. A las 18:30 ofreció al público varios conciertos, transmisión de las horas, un boletín meteorológico, lecturas para niños y noticias de prensa. Ya desde sus comienzos dedicó espacios al cante y la guitarra, con actuaciones en directo de grandes figuras. En el mes de noviembre del año 1924 ofrecía a sus oyentes la actuación de Encarnación Fernández “La Niña de las Saetas”, que cantó malagueñas, granadinas, saetas y cuplés; como colofón de la actuación actuó ante el micrófono el famoso “tocaor” don José Triano “El Ecijano”.
Al año siguiente (1925), tras discrepancias internas en el Radio Club Sevillano, se creó la Asociación Radio Sevilla, dirigida por Manuel García Ballesta, y que contaba con el prestigioso locutor Ramón García Laga. Esta asociación logró una autorización para emitir en abril de 1925, siéndole adjudicado el distintivo EAJ-17, y comenzó a emitir el 1 de julio de ese año.
El Radio Club Sevillano también había presentado la solicitud para obtener una licencia de emisión, licencia que le fue concedida el 31 de julio de 1925 a nombre de D. Manuel García Ballesta, bajo el distintivo EAJ-5. La emisora fue instalada en la calle de Albareda, y comenzó sus emisiones, con una programación destinada a los miembros del club y seleccionada por ellos mismos que incluía la lectura de artículos periodísticos, charlas divulgativas y actuaciones musicales. Pero los problemas técnicos llevaron a que en septiembre la emisión fuese suspendida temporalmente.
En octubre consta que la prensa local publicaba la programación de esta radio local. El 18 de octubre 4XX se convirtió definitivamente en EAJ-5. La primera sede fue el número 16 de la calle Marqués de Nervión. Utilizaron un emisor relativamente potente construido por Radio Ibérica, de los Hermanos de la Riva.
En 1924-25 solo había contabilizados en la ciudad un centenar de receptores de radio (aunque probablemente el número real era mayor), y la falta de audiencia hizo que ambas emisoras tuvieran pocos ingresos. EAJ-5 emitía con un cuarto de kilovatio de potencia y EAJ-17 emitía con medio kilovatio. En el contenido de ambas emisoras había noticieros con acontecimientos extraídos de la prensa local, charlas y contenidos musicales.
El 2 de octubre de 1925 EAJ-17 transmitió desde el teatro San Fernando la ópera Carmen, lo que supuso un hito en la historia de la radio local. Para competir con esto, el 12 de octubre EAJ-5 colocó altavoces en la plaza San Francisco para que la ciudadanía pueda escuchar una locución del jefe del Directorio, Miguel Primo de Rivera.
A comienzos de 1926 ambas emisoras llegaron a un acuerdo: EAJ-17 emitiría entre las 19 y las 21 horas y EAJ-5 entre las 21 y las 23 horas. Sin embargo, a partir de julio ambas emisoras emitieron la misma programación en días alternos.
Ese mismo año la sociedad privada Unión Radio (fundada en diciembre de 1924) llegó a acuerdos con ambas emisoras para crear el 16 de agosto Unión Radio Sevilla, emisora que mantuvo el indicativo EAJ-5. En cuanto a EAJ-17, la emisora fue cerrada, y su indicativo quedó libre, y sería asignado en 1933 a Radio Murcia. Unión Radio pretendía formar un grupo radiofónico con emisoras regionales por todo el país, y fue adquiriendo varias emisoras por ello. Así, también ese año compró EAJ-3 Radio Cádiz, que había comenzado a funcionar oficialmente en septiembre de 1925, y que estaba pasando por problemas económicos, y la cerró en 1928 para potenciar la audiencia de Unión Radio Sevilla y centrar sus esfuerzos en esta emisora.
En enero de 1927 EAJ-5 trasladó su sede a un inmueble en la calle Rafael González Abreu (que sigue siendo actualmente la sede de Radio Sevilla). En esta etapa emitía con 1 kW de potencia y usaba un moderno micrófono Reitz. En 1928 su potencia pasará a ser de 2 kW.
Ese mismo año de 1928 la emisora creó un “espacio para oyentes”, que sugerían música que era reproducida en discos de gramófono. La emisora cubrió también la ceremonia de inauguración y los eventos de la Exposición Iberoamericana de 1929, celebrada en Sevilla e inaugurada por el rey Alfonso XIII. La emisora también realizó este año sus primeras retransmisiones deportivas. El 2 de febrero de 1929 emitió el partido Rácing de Santander-Sevilla y el 15 de marzo el partido España-Portugal. Este mismo año se empezó a retransmitir la Semana Santa de Sevilla.
Los años 30 arrancaron en Sevilla con un acontecimiento singular, la llegada del dirigible alemán Graff Zeppelin, con la intención de establecer una línea aérea entre Sevilla y América. Unión Radio Sevilla consiguió la exclusiva para transmitir desde la aeronave, usando como enlace una emisora de onda corta, y lo hacen en alemán y en español.
En 1931 Unión Radio Sevilla era la única emisora de onda media de Andalucía y alcanzaba las provincias de Huelva, Cádiz, Córdoba y Jaén. La emisora narró también el paso de la monarquía a la II República en abril de ese mismo año.
En 1932 tuvo lugar un golpe de Estado encabezado por los generales Barrera y Sanjurjo. Este último tuvo la intención de realizar el golpe desde Sevilla. El presidente de la República, Manuuel Azaña, frustró la intentona en Madrid, pero Sanjurjo emitió un discurso desde Unión Radio Sevilla en tono triunfalista nombrándose Capitán General de Andalucía. No obstante, Sanjurjo fue detenido el día siguiente en Hueva.
En los primeros años de la II República Unión Radio Sevilla adquirió a la BBC un emisor de 5 kW por 80.000 pesetas. También amplió su horario de emisión. Por estar en la cadena Unión Radio tuvo acceso a información más completa de ámbito nacional y tomó y radió programas de diversos temas de Unión Radio Madrid. Con el patrocinio de Ford Motor Ibérica, lograron emitir desde Sevilla un programa de Barcelona. También lograron difundir contenidos internacionales, como la inauguración del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, un festival dedicado a Wagner en Viena y conciertos de la BBC.
En 1936, unos días antes del alzamiento militar contra la II República, el director de la estación, el ingeniero Antonio Fontán, acordó con José Cuesta Moreneo, uno de los responsables de la sublevación en Sevilla, apoyar el alzamiento. El 18 de julio de 1936 las tropas sublevadas, al mando del general Queipo de Llano, tomaron Sevilla, y una de las primeras órdenes fue la de ocupar los estudios de Unión Radio Sevilla. Durante los días siguientes Queipo de Llano, emitió varias locuciones nocturnas, sus famosas "Charlas" nocturnas a favor del ejército sublevado, locuciones que por su tono chulesco y matón, su forma de hablar, y su extremismo, amenazando y calumniando a los republicanos, muchos dirían que eran charlotadas. Queipo hizo de Unión Radio Sevilla, la única emisora de gran potencia que quedó en zona sublevada durante el alzamiento, una eficaz arma propagandística y de guerra psicológica, y que por las noches se podía escuchar en gran parte de España.
El 28 de julio la radio fue intervenida por Radio España de Madrid. Queipo dio unos 600 discursos en esta emisora hasta el 1 de febrero de 1938, siendo cesados ese día a requerimiento del general Franco, que el día anterior, el 31 de enero, había formado su primer gobierno en Burgos, la capital de los sublevados. Ese año Rafael Alberti realizó el entremés satírico Radio Sevilla, donde caricaturizaba las charlas de Queipo de Llano.
Finalizada la guerra civil en 1939, Unión Radio Sevilla llego a contar con 7.000 discos, lo que fue una de las mayores colecciones discográficas de España. En septiembre de 1940 Unión Radio se transformó en la Sociedad Española de Radiodifusión (SER). Desde entonces, Radio Sevilla forma parte de la cadena SER. Fue dirigida desde 1941 hasta 1973 por el ingeniero técnico Fernando Machado Cayuso.
Fuente principal: Wikipedia (artículo sobre Radio Sevilla).
Recopilado por Fernando Fernández de Villegas (EB3EMD)
Actualizado: 15-03-2024