HISTORIA DE LA DIVISIÓN AZUL 
 
 
 
 
 
 
 

Durante la llamada Segunda Guerra Mundial, trascendiendo a las diferencias nacionales y a los odios multiseculares que habían dividido a los pueblos europeos cerca de un millón de jóvenes de todos los países de Europa se unieron en el primer ejercito multinacional europeo. Nunca antes tantos voluntarios de tantos países lucharon bajo una misma bandera.

Entre ellos se encontraron varios miles de españoles. Difamados por muchos, considerados a veces traidores a los pequeños nacionalismos locales, perseguidos después de la guerra. Los voluntarios europeos, fueron sin embargo, por mucho que eso irrite a muchos, el primer ejército europeo.
 
 


 
 

Es difícil poder imaginar a soldados más valientes. A duras penas se ponen a cubierto, desafían a la muerte. Sé, en todo caso, que nuestros hombres están contentos cuando tienen a los españoles por vecinos.

A. Ht
 
 

LA DIVISIÓN AZUL el nombre oficial de la unidad era DIVISIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS y recibió el Numero 250 entre las divisiones de la Wehrmacht, pero fue conocida como DIVISIÓN AZUL por el color de las camisas de los falangistas que formaban la mayor parte de los voluntarios.

Su primer Jefe fue el General Agustín Muñoz Grandes Muñoz Grandes nació en Carabanchel Bajo, Madrid, en 27 de enero de 1896. Se graduó en la Academia Militar de Toledo y recibió su primer mando en África, donde comenzó su larga relación con Francisco Franco. Durante la Cruzada, Muñoz Grandes dirigió la IV Brigada de Navarra, con el grado de Coronel, En marzo de 1936, se unió a los generales Juan Barrón y Antonio Bautista en la ofensiva de Aragón como comandante del Cuerpo de Ejército de Urgel

En 1939, Muñoz Grandes fue nombrado Secretario General del Partido Único. En su condición de militar Franco le tenía más confianza a él que a ningún civil, pero ocupó ese cargo sólo hasta 1940.

En 1940 fue colocado al mando de la 22 División de Infantería estacionada frente a Gibraltar. Fue allí donde le alcanzó el nombramiento como Jefe de la nueva unidad recién formada.
 
 


 

La unidad fue compuesta a partir de voluntarios procedentes de las milicias de Falange, el estudiantado, los veteranos y encuadrada por oficiales de carrera que habían combatido en la Guerra Civil.

Debido al exceso de voluntarios, se presentaron sólo en Madrid diez veces más personas que las necesarias para cubrir las plazas previstas, se estableció un sistema de relevos que permitiera a la mayor cantidad posible de voluntarios servir en el frente.

El Orden de Batalla cuando la División salió hacia Rusia desde el campamento de Grafenwohr era el siguiente.
 

Estado Mayor Divisional. 189 miembros.

262 Regimiento de Infantería. 3.012
263 Regimiento de Infantería. 3.012
268 Regimiento de Infantería. 3.012
Grupos antitanque. 574
250 Regimiento de Artillería. 2.793
250 Batallón de Reserva. 601.
Grupo de cañones. 531
Grupo de señales. 511
Zapadores. 712
Servicio de Transportes. 1.034
Servicios administrativos. 257
Servicio médico. 518
Servicio veterinario. 237.
Policía militar. 33
Correos militares. 18
Un total de 17.046 soldados.
 

A LO LARGO DE SU EXISTENCIA LA DIVISIÓN AZUL TUVO 3.934 MUERTOS, 8.466 HERIDOS, 326 DESAPARECIDOS Y 321 PRISIONEROS DE GUERRA, DE LOS QUE 94 MURIERON EN CAUTIVIDAD.
 
 


 
 

La Escuadrilla Azul.
 

Participaron en la II Guerra Mundial cinco escuadrillas españolas de aviación que se conocieron con el nombre de Escuadrillas Azules y que permanecieron en el frente hasta la retirada definitiva de todos los voluntarios españoles. Éstas se fueron relevando unas a otras.

Todas ellas operaron en Rusia sin tener relación alguna con sus compatriotas de la División Azul o tropas terrestres; sus misiones se desarrollaron en el sector del Grupo de Ejércitos Centro interviniendo en la ofensiva alemana sobre Moscú y en las batallas de Kharkov, Smolensko y Kursk.
 


 

Participaron con el nombre de 15ª Spanische Staffel, agregadas al 27º Grupo de Caza, unidad de élite al mando de Wolfram von Richtofen (antiguo jefe de la Legión Cóndor en la Guerra Civil Española).

 Los comandantes de las cinco escuadrillas fueron por orden: Angel Salas Larrazábal, Comandante Díaz Benjumea, Carlos Ferrándiz, Mariano Cuadra Medina y el Comandante Murcia.
Es de resaltar que la quinta escuadrilla apenas intervino en un puñado de misiones. Pilotaron aviones de caza Me-109 y FW-190.

La 1ª Escuadrilla (Angel Salas Larrazábal) partió de Madrid el 24 de julio de 1.941 recibiendo el adiestramiento en Berlín. El 24 de septiembre de 1.941 se incorporan al aeródromo de Moschina, cerca de Smolensko, pilotando los nuevos ME Bf-109 E-4 y E-7. Más tarde es trasladada a Byelov en el frente de Moscú y poco después a Kalinin, Staritza, Kiln y, por último, a Vitebsk para reorganizarse. Ha realizado 422 misiones de vuelo derribando 14 aparatos rusos y sufriendo las bajas de 4 pilotos y algunos soldados del personal de tierra. Recibieron varias condecoraciones.
 


 

La 2ª Escuadrilla (Comandante Díaz Benjumea) fue organizada en tres patrullas al mando de los Capitanes Bengoechea, Serra y Frutos. A partir del 21 de julio de 1.942 opera en el sector de Orel.
Quizá la escuadrilla más destacada fue la 4ª que participó en 1.918 misiones de guerra librando 277 combates aéreos y derribando 74 aparatos enemigos. Sus bajas también fueron altas: 7 pilotos. Su composición era la siguiente: 20 pilotos, 4 oficiales para servicios terrestres (intendencia, médico, etc.), 12 suboficiales y 116 soldados. Únicamente pilotaron aviones FW-190. Fue ésta la escuadrilla que participó en la famosa "Operación Zitadelle" o batalla de Kursk.

Su participación fue destacada con numerosas victorias: 156 derribos y once Medallas Militares individuales. El precio: la pérdida de 22 pilotos.
 
 


 
 

Españoles en la Armada Alemana.
 

Al igual que en el caso de las Escuadrillas Azules, la Marina Española estuvo interesada en participar de los conocimientos alemanes en ese campo. Por esta razón hubó distintos grupos de marineros que estuvieron realizando diversas operaciones dentro de buques de la Kriegsmarine como minado, contraminado, protección de convoyes, operaciones submarinas, etc.

La principal zona de operaciones en la que estuvierón concentrados fue en el Báltco, desde noviembre de 1942 a enero de 1943. Después completaron ciclos formativos en determinadas academias e instuticiones navales alemanas y en buques dedicados especialmente a la instrucción. Por lo que aquií se reseña es evidente que estos grupos de marinos estuvieron formados en su mayoría por oficiles y suboficiales españoles que conseguían adiestrarse en dichas tareas de manos de los alemanes.

Poco después del Alzamiento, acompañanado a los primeros envíos de ayuda material para la Armada, llegaron a España un grupo de 3 oficiales y 10 especialistas en artillería de costa, guerra de minas y transmisiones. Además, a través de la denominada "Schiffahrabteilung", una de las secciones del "SonderStäb W" (gabinete alemán, anejo al Ministerio de Asuntos Exteriores para gestionar la ayuda a los alzados), la Kriegsmarine organizó el traslado de material a Franco.
 


 

Una vez comprometido abiertamente el III Reich con el Alzamiento, llegó en noviembre de 1936 junto con los primeros miembros de la "Legión Cóndor", un grupo de voluntarios de la Marina denominado "Gruppe NordSee", dependiente del "Büro Anker", dentro del "SonderStäb W". Los 10 oficiales y 70 especialistas en artillería naval, minas y transmisiones vinieron a suplir la grave carencia de instructores entre el personal de la Armada fiel a los rebeldes, incluso algunos efectivos se embarcaron como asesores. Dentro del programa naval de 1939 promovido por el Ministro de Marina y Jefe de E.M. de la Armada, el Almirante Salvador Moreno Fernández, una Comisión de oficiales españoles comandada por el agregado naval español en Berlín, Cap. de Corbeta Manuel Espinosa Rodríguez, fué invitada a conocer las bases de submarinos del tipo II en Swinemünde y, aunque al final no cuajasen los acuerdos efectivos, sirvió de trampolín para la visita, ya en 1940, del Coronel del Cuerpo de Ing. de la Armada Juan A. Suanzes Fernández, para que éste sondeara la posibilidad de obtener la necesaria tecnología punta alemana para el desarrollo de nuestro programa naval. Finalmente se consiguió que el 25/09/41 se aprobase, dentro del secreto exigido por la Kriegsmarine, el "Proyecto 10" destinado a construir 6 submarinos del tipo VII en Cartagena, el primero de los cuales sería entregado en 1944 y los restantes al año siguiente.
 


 

Debido al esfuerzo de guerra alemán, se paralizaron los envíos de material en 1942, dejando el proyecto inconcluso. El Programa Naval también quería dotar a la Armada de una adecuada fuerza de dragaminas, y estudiados en agosto de 1940 los proyectos alemanes de los dragaminas clase M-35 y lanchas minadoras tipo "R", se eligió finalmente el Minensuchboote M-40 que, en número de siete, pasó a construirse en Cartagena (5) y Ferrol (2) desde mayo de 1941. Pero no todo era conseguir tecnología punta y créditos bancarios...El personal de dotación adecuadamente preparado era una baza no menos importante y así, tras firmar los acuerdos para la compra de armamento naval con la Rheinmetall Börsig, y la cesión de tecnología de las Schnellbooten S-38 y destructores tipo "Le Fier" franceses modificados, la Kriegsmarine autorizó la llegada de personal español a Alemania para realizar cursos y prácticas en sus unidades de guerra.
 
 


 

La Legión Azul.
 

Tras la repatriación de la División Azul, el General Esteban Infantes da la Orden General nº 69 el 17 de noviembre de 1.943 por la que se crea la Legión Española de Voluntarios (LEV). Esta unidad seguirá el modelo del Tercio de la Legión Extranjera Española. Con fuerza de Rgto. estará integrada por tres Batallones o Banderas: dos de infantería y uno mixto (artillería, anticarros, zapadores y reconocimiento). Sus efectivos teóricos serán de 2.133 voluntarios puros. Al mando se coloca al Coronel Antonio García Navarro. Su ayudante será el capitán Urbano.

 Se concentra en Jamburg, cerca de Narva, para recibir instrucción. El día 28 de noviembre de 1.943 se inaugura oficialmente la unidad. El día 15 de noviembre parte en tren para integrarse en la 121ª División alemana sustituyendo al 450º Rgto. de Granaderos. Se despliega en una línea de once kilómetros.
 


 

Cuando el 19 de enero de 1.944 los rusos lanzan la gran ofensiva para liberar definitivamente Leningrado del cerco alemán, la Legión es encargada de proteger la retaguardia de las tropas alemanas que retroceden.

Los exhaustos legionarios son enviados en tren a retaguardia, en el sector de Taps, para descasar y reorganizarse. Allí se establece una fuerte disciplina y grandes dosis de instrucción hasta que es enviada a proteger la costa de Narva a primeros de febrero.

El 3 de marzo de 1.944 llega la orden de repatriación de la Legión Azul. Lenchts, ocho de la mañana del 6 de marzo, García Navarro ordena formar la unidad:

"... Este es un día de pesar para nuestra madre patria ... éste es un momento duro ... ¡La Legión debe volver a España!

... Volved a la patria con el orgulloso sentimiento de haber cumplido con vuestro deber.
Hoy, en este día de pesar, llevaréis los fusiles a la funerala, como en un entierro o en Semana Santa ......
 

¡Viva la Legión! ¡ Arriba España !
 

Los primeros repatriados llegan a Irún el 31 de marzo de 1.944. Dos semanas más tarde todos los legionarios estarían de vuelta en España.

Pero muchos voluntarios tanto de la Legión como de la División deseaban volver a la luchar hasta la muerte.
 
 


 
 

Españoles en las Waffen SS.
 

Cerca de 1.200 españoles en total combatieron en todos los frentes, en la SS y en la Wehrmacht, en Italia y Francia, en Berlín y Pomerania, en Yugoslavia, en Hungría y Eslovaquia. Casi todos caerán en los postreros combates, oportunistas y desesperados, algunos, pero la mayoría idealistas dispuestos a defender a Europa. Desgraciadamente tras la guerra ni los divisionarios querían recordarlos (ellos no se quedaron) ni el régimen (empeñado en congraciarse con Washington) y fueron relegados al olvido.

Conforma otro de esos desconocidos episodios de la participación de españoles en la Cruzada contra el Comunismo durante la 2ª Guerra Mundial la aparición de una compañía de voluntarios españoles integrados en la 28. SS-Freiwilligen-Grenadier-Division WALLONIEN (en francés Wallonie) que comandaba el entonces Teniente Coronel de las Waffen-SS (SS-Obersturmbannführer) Léon Degrelle.(1).

Tras la retirada de la División Azul en 1943, y su sucesora Legión Azul en 1944, un nutrido grupo de españoles deciden proseguir el combate contra el Comunismo en las filas del ejército alemán. Es difícil calcular su número pero no es exagerado estimar en cerca de medio millar el número de voluntarios. Los encontramos en varios lugares de la geografía europea, en la Werhmacht (en los Cárpatos y los Balcanes) pero también en las Waffen-SS (mayormente en unidades antiterroristas en Francia donde sufrieron fuertes pérdidas). Al acercarse el final de la contienda, con la retirada de Francia ante el avance aliado, se decide aprobar la propuesta de Degrelle de agrupar a estos españoles en su división valona. Esta unidad se había convertido, en esos últimos meses, en un comodín donde podían enviar los reclutadores de las Waffen-SS restos de voluntarios rusos blancos, franceses, flamencos incluso, italianos y ahora españoles.

El encargado de contactar con los españoles fue un belga nacionalizado español, Antonio Alfonso Van Horembeke, que había participado en la Guerra Civil y que al estallar la guerra contra Rusia decidió alistarse nuevamente. Combatió en las filas de la Wallonien en Estonia y entabló contacto con Degrelle a través de un suboficial valón, Paul Kehren, que había también estado en España durante la guerra. Degrelle inmediatamente aceptó la idea y le encargó esta misión. Van Horembeke se entrevistó con el SS-Ostuf. (Teniente Primero) Luis García Valdajos, un vallisoletano de 26 años que había combatido en la Guerra Civil donde ascendió hasta Teniente provisional y en la División Azul, aunque fuera como simple recluta. García Valdajos estuvo destinado como oficial en las compañías españolas antiterroristas durante 1944 y sin servicio activo desde la retirada de éstas al caer Francia asignado a las oficinas centrales (SS-Hauptamt) de Berlín. En septiembre o principios de octubre de 1944 se entrevistaba García Valdajos en el Hotel Adlon de la capital del Reich con Léon Degrelle, que le convence para incorporarse en su división. El primero de noviembre es la fecha de incorporación oficial a la unidad.
 
 


 
 

La compañía española.
 

Junto a Kehren y Van Horembeke, García Valdajos viajarán a diversos lugares donde había españoles dispuestos a alistarse, convirtiéndose pronto García Valdajos en el comandante de facto de la operación de reclutamiento. En sus memorias Van Horembeke narra que “tras varios viajes a Austria alternados con otros a otros lugares del territorio alemán, conseguimos formar dentro de la División walona una unidad casi independiente y mandada exclusivamente por españoles.” (3) A finales de noviembre de ese año el primer contingente de voluntarios españoles estaba dispuesto y concentrado en los cuarteles de los valones en Breslau (la actual Wroclaw polaca). Se trataba de cerca de un centenar de hombres, muchos de ello antiguos divisionarios a cuyo mando estaba el SS-Ostuf García Valdajos. En las memorias del SS-Sturmbannführer (Comandante) belga Franz Hellebaut, que era el máximo oficial de carrera en la división y verdadero organizador de la división, la llegada de estos españoles es destacada, aunque no aporta nada sobre su participación. Escribe Hellebaut sobre los españoles que a finales de 1944 “el batallón del 70 vio llegar a un centenar largo de antiguos combatientes de la División Azul que Degrelle había descubierto en Viena y que había invitado a unirse a sus borgoñones habiendo recibido permiso para formar una tercera compañía.”

Como oficial de enlace con los mandos belgas estaba el SS-Ustuf. (Alférez) Rudi Bal que comandó un tiempo una sección de la disuelta por falta de efectivos 2ª Cia y que hablaba español al haber vivido en Argentina. Caería en combate el 6 de marzo al frente de sus hombres. García Valdajos, que no entraría en combate y que su misión era más de organización, no seguiría a sus hombres cuando fueron comandados al frente a finales de enero de 1945 quedándose en Remagen, hizo que éste oficial belga comandase de facto a los españoles las próximas semanas.

Se decidió que los españoles formarían parte del único batallón existente del 70 Regimiento de infantería SS de la división -en la nomenclatura militar I/70- a cuyo mando estaba el SS-Hstuf (Capitán) Robert Denie. Los efectivos españoles, dado que podían cubrir los efectivos de una compañía (por aquella época las compañías ya se formaban con menos de un centenar de hombres a diferencia de los 160 que se exigía al principio de la guerra) se les incluyó como la 3ª del batallón.

Sin embargo, antes de entrar en combate y mientras recibían instrucción, un grupo de voluntarios italianos - emigrantes residentes en Bélgica y trabajadores italianos en Alemania alistados en la división de Degrelle- obtuvieron permiso para viajar a Italia e incorporarse en las Waffen-SS italianas. Junto a esta treintena de italianos una decena de españoles al mando del SS-Oscha Camargo y el SS-Uscha Martínez también les seguirán y servirán en la 29. Waffen Grenadier División d. Waffen-SS (Italiana nº 1) los últimos meses de la guerra, pero esta es otra historia...
 
 


 

La batalla de Stargard.
 

A finales de enero de 1945 los escasos efectivos de la Wallonie (apenas un regimiento reforzado) se desplazan por tren hacia Pomerania para detener mediante una desesperada contraofensiva el irremediable avance ruso que amenazaba con arrollar las débiles defensas alemanas al norte de Berlín. El dos de febrero desembarcan en Stettin (la actual Szcezin polaca), al norte de Stargard, donde se desarrollará una de las más sangrientas batallas de la guerra con la participación de la casi totalidad de los voluntarios europeos de las Waffen-SS. Allí se concentrarán a los holandeses, a los flamencos, a los escandinavos de la Nordland, y a los españoles y valones además de otros voluntarios europeos. Durante un mes largo combatirán codo a codo contra el Comunismo en primera línea en lo que se ha denominado la batalla de Arnswalde.

 A Stettin fueron llegando nuevos contingentes de españoles hasta completar la 3ª Cia, que sería íntegramente española, e incluso una sección independiente que sería agregada a la 1ª Cia del SS-Ustuf valón Albert Steiver. Desgraciadamente los españoles llegaban sin armamento y hubo algunos con escasa preparación militar -estima este oficial que unos 20- por lo que se estimó más conveniente devolverlos a su origen. Las memorias inéditas de este oficial (bautizadas expresivamente Krüssow - 1945 “...Wallons... et espagnols!”) nos servirán para seguir los pasos de la creación de esta unidad. Dado que el SS-Hstuf Denie estaba ausente Steiver asumió el mando del batallón y la misión de organizar a los españoles debiendo hacer una larga marcha de 35 kilómetros hasta Stargard para llegar a sus posiciones.

Al frente de las tres secciones que componía la unidad estaban los SS-Oscha (Sargento 1º) La Fuente y Lorenzo Ocaña a los que no se les convalidó sus rangos de oficial en las Waffen-SS. Como comandante en funciones de la compañía estaba el SS-Oscha español Botet, al mismo tiempo jefe de la 1ª sección. Otros oficiales y suboficiales españoles en esta compañía, aunque tampoco con el rango, estaba Pedro Zabala, Cabrejas, el brigada Juan Pinar y algunos más así como Van Horembeke que reincorporó tras cumplir su misión de recogida de voluntarios. En total calcula en sus memorias Steiver que llegaron unos 260 hombres a Stettin, aunque parece ser una cifra excesiva en unos momentos en que los combatientes valones en esa zona del frente apenas si superaban el millar de hombres. Los efectivos españoles permitieron que se constituyera una cuarta sección de españoles al mando del Sargento Abel Ardoos (el propio Steiver reconoce que el apellido puede estar erróneamente escrito pudiendo ser Ardoz). Fueron equipados con ametralladoras pesadas, caza-carros, y hasta una cocina de campaña, algo muy apreciado por entonces.

La cuarta sección, comandada por el ya entrado en edad Ardoos y que “poseía algunas nociones de francés y alemán” -recuerda Steiver- fue agregada como unidad de apoyo a la 1ª Cia de Steiver durante los combates de febrero-marzo en la batalla de Stargard, combatiendo en las líneas de defensa de los alrededores de la ciudad. El relato del oficial valón es revelador del coraje y bravura que mostraron los españoles en primera línea, en pleno invierno, destruyendo tanques enemigos, con patrullas temerarias, deteniendo una y otra vez a las hordas rojas:

“Las patrullas de españoles, no siempre muy discretas y sobre todo de una temeridad excesiva -solían ir más allá de las órdenes recibidas- tuvieron numerosos heridos” y las bajas se multiplicaban nos dice Steiver, “los españoles se lanzaron al asalto en la noche, creyendo que encontrarían a Iván dormido, pero éste, por el contrario, los recibió con granadas y fuego de los Kalashnikov. Resultado, dos muertos - que a duras penas pudieron traer a las líneas propias- y tres heridos graves...” En otro episodio los españoles, con los panzerfaust (bazokas) en mano, avanzaron contra un grupo de T-34 soviéticos destruyendo uno, alcanzando a otro y haciéndoles retirarse.
 
 


 

Hacia Berlín.
 

El 4 de marzo se abandonaba Stargard, los últimos en proteger a las masas de civiles en retirada y a las tropas que se replegaban, fueron los valones y españoles. 28 días de combates, cuerpo a cuerpo, en los que los españoles estarían en determinado momentos asignados junto a la 1ª Cia a la división SS FRUNDSBERG. Las pérdidas de los españoles sería cercana al 90% en su corta estancia en el frente con la Wallonie.(8) Una cifra que seguramente sería similar en la 3ª Cia, la española, que estaba en la misma zona del frente. La escasa documentación que tenemos hoy sobre los voluntarios españoles no nos permite conocer los nombres de estos caídos españoles pero su número debió de ser elevado. Al mismo tiempo que el I/70 era disuelto y sus últimos hombres capaces de luchar transferidos a otros unidades de la división -que ya apenas si era un batallón reforzado- los españoles recibían la orden de abandonar a los valones.

Los mismos oficiales valones desconocen la fecha ni las razones por la que se ordenó la retirada de las secciones españolas de la división pero se materializó hacia primeros de marzo aprovechando que las unidades del III Cuerpo Germánico de las SS se replegaba hacia Berlín. De esta manera la SS Wallonie debió ceder de sus mermadas unidades a los españoles que se encaminaron hacia la capital del Reich donde participarían muchos de ellos en la última batalla defendiendo el bunker de la Cancillería, también junto a centenares de otros voluntarios europeos encuadrados en el mítico SS Einsatzgruppe Ezquerra.

León Degrelle apenas si hizo mención pública de la participación de estos españoles en su unidad, y cuando lo hizo siempre intentó ensalzar su participación, incluso si ello no fuera absolutamente correcto desde un punto de vista histórico. Una de estas ocasiones la encontramos en una entrevista concedida en 1969 al Diario madrileño “Arriba” donde ante la pregunta sobre si tuvo españoles bajo su mando respondió: “Mandé un grupo al final de la guerra. Unos mil. Hice un batallón y les mandé hasta el último día de la guerra. El día que se acabó la guerra les mandé en dirección a los americanos, siguiendo el curso del río Wesser. No se que fue de ellos. Algunos se debieron perder en la bifurcación a Berlín. Lo que sí sé es que el día que murió Hitler había españoles en el búnquer.”

No todos los españoles de la Wallonie fueron apartados de la unidad, algunos desperdigados en los pelotones de la misma combatirían hasta el final, en mayo, bajo las banderas de los borgoñones. Con ellos finalizaba una epopeya que merece constar en los anales de la historia militar española y que nos muestra una vez más la hermandad de armas entre españoles y valones, el vínculo de sangre que unía a Degrelle con España. Cuando todos traicionaban sus ideales unos pocos combatían contra unas fuerzas superiores, como Degrelle y sus borgoñones España también estuvo presente en este combate final por la Libertad de Europa. Su divisa, como la del cerca del medio millón de voluntarios europeos de las Waffen-SS, fue:
 
 

¡ Nuestro Honor se llama fidelidad !
 
 
 
 
 
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