LA NATURALEZA Y LA EVOLUCION DEL COSMOS



Mediante el acto de la creación, que posible hace el ser de la criatura misma, el Creador puede estar presente en la creatura en un modo íntimo y constitutivo, no removiento sino dando fundamento a su autonomía. (cfr. De Veritate, q. 8, a. 16, ad 16um; Summa theologiae, I, q. 105, a. 5).

Se encuentra así la expresión "creación del Universo" cuando se habla del Big-Bang, donde las fuerzas de interacción no estaban aún diferenciadas y la radiación no estaba aún transformada en materia, en las partículas elementales de los núcleos de los átomos, de las estrellas y las galaxias.

Las teorías del Big-Bang parten de las soluciones encontradas por Friedmann (1922) y por Lemaître (1927) a las ecuaciones del campo gravitacional de Einstein que describen el comportamiento global del Universo mediante un cuadro físico-matemático regulado por los principios de la relatividad general, en un espacio-tiempo geométrico regulado por la métrica de Robertson-Walker.

Todos estos modelos, llamados más tarde modelos FLRW, admiten necesariamente la singularidad de no poder ser descritos por las ecuaciones de campo, porque en aquel primer momento aún no están definidas. (COSMOLOGIA, IV.1).

La naturaleza no podría existir sin la acción divina pues Dios hace posible la existencia y la manifestación de la maravillosa capacidad que Él mismo ha puesto en la naturaleza.

La naturaleza nos exige la libre acción divina. Sólo EL SER QUE ES puede dar razón adecuada del ser limitado y contingente.

No existe pues, contraposición sino complementariedad entre la actividad natural y la acción divina.

Por lo tanto la creatividad natural se integra con la creatividad divina