LA ORACION

 

La oración es la comunicación íntima que tenemos con nuestro Padre Dios, así podemos ver como el Evangelio es experiencia de vida  para el que lo lee y es oración para el que lo medita; cuando oramos entramos en ése diálogo profundo y confiado con Dios.

 

Veamos una serie de 6 pasos ordenados, que nos permitan meditar La Palabra de Dios, estableciendo un diálogo de amor y verdad entre Dios y nuestra vida. 

 

1.      Buscar un lugar tranquilo:  Debes hacer silencio interior, aquietar tu imaginación, percibe tu respiración, tu corazón, repasa tu día, desde el despertar en la mañana hasta el momento actual; revisa lo que has vivido en ésta semana y ofrece todo el conjunto al Señor, con alegrías y tristezas, amarguras y esperanzas.  Encuéntrate con lo más profundo de tu vida y serenamente, ponte en presencia del Señor.

 

2.      Elegir un texto del Evangelio:  Utiliza una guía de lectura de la Palabra de Dios (puede ser el Ordo) , lee el texto una y otra vez; no creas que te lo sabes de memoria, busca su contexto, que era lo que sucedía en esa época con Jesús?, toma un lápiz y subraya ó anota en un cuaderno, los momentos claves, algún personaje que te parezca interesante, alguna frase en especial... De ésta manera irás descubriendo en el texto cosas nuevas, nuevos sentimientos y nuevas actitudes.  Este paso puede demorar algún tiempo, pero en algún momento te encontrarás con una frase, una descripción, una actitud o una palabra que te sea relevante; consérvala, es el momento de dejar de leer y comenzar a meditar.

 

3.        Meditación:  En el paso anterior, exploramos el texto, su historia y geografía, sus personajes, etc. Ahora vuelca tu mirada sobre tu vida.  ¿qué me dice el texto? ¿toca algún episodio de mi vida? ¿por qué?.  En éste momento de meditación, repite mentalmente, la frase o la actitud que te llamó la atención, ya no prestes atención a su significado, deja que llene tu interior, tu respiración, tu ritmo cardiaco... Probablemente, con la imagen o intuición; deja que tu ser se llene de ella, para eso repítela en tu interior permanentemente.

 

4.      Llegó el momento de la oración:  De la meditación profunda, nace la oración.  Es cuando encuentras al Señor en medio de lo que el texto dice a tu vida.  ¿Cuáles son los valores permanentes que el Evangelio me muestra? ¿Cómo tocan mis experiencias personales? Aquí tu revisas y ofreces en oración aquellas cosas que estás viviendo o has vivido; esos momentos de tu vida que afloran casi sin que los llames, no los evadas sino que revísalos a la luz del Espíritu Santo y acorde al texto que has leído.  Para encontrar la respuesta entra en diálogo con el Señor, pide que te llene con su gracia, que el Espíritu Santo inunde todo tu ser... Es cuando puedes experimentar de un modo especial  su presencia.  La oración te compenetra, es Dios en diálogo con tu vida.  Se trata de un momento esencialmente tranquilo, sin interrupciones ni prisa.

 

5.      La Contemplación: En este momento, cuando sobran las palabras y te encuentras sumergido en una experiencia intensa de Dios, has llegado al punto de la contemplación.  Simplemente oras y amas mucho; puedes descansar con la felicidad e inocencia de un niño confiado en su Padre.  Se trata de una experiencia maravillosa, que todos pueden tener.

 

6.      Compromiso:  Identifica que te ha dejado ésta oración, cuál es el compromiso concreto que vas a asumir para ser testimonio de aquello que has descubierto en el Evangelio.  Es bueno tener experiencias de encuentro y diálogo con el Señor; mejor es no dejarlas en el olvido, sino permitir que vayan conduciendo nuestras vidas.  Para esto, debemos ser muy concretos.  Anota en tu cuaderno o libreta el valor evangélico que has descubierto, y escribe como piensas hacerlo testimonio.

 

Te sugiero llevar un cuaderno donde tienes consignadas las anotaciones sobre la lectura del Evangelio y tu compromiso.  Con el tiempo al revisarla, verás si has cumplido y sabrás cuanto has crecido.

 

 

 

ORACIÓN EN COMUNIDAD

 

Seis pasos para leer y orar con el Evangelio en Comunidad; un poco de tiempo para serenarnos y dedicarnos al encuentro con nuestro Padre Dios.  Recordemos que el Reino de Dios es fundamentalmente testimonio del amor de Dios en medio de nuestro mundo, nacido de una profunda experiencia de Jesús en nuestra vida.  Sin el diálogo con nuestro

Padre, nuestras acciones se convierten en obras producidas no por lo que Jesús nos enseñó, sino por nuestras estrecheces morales.

 

El siguiente esquema nos ayudará a hacer la oración en comunidad, una vez hayamos realizado la lectura personal, podemos compartir nuestras experiencias y así enriquecer mutuamente nuestras vidas.  Los pasos son muy sencillos:

 

1.      Elegir el texto:  Se elige un texto que corresponda según la catequesis y edificación Espiritual que se va a tratar en comunidad, se lee en comunidad y luego cada uno personalmente; se trata de no leer a la rápida, se debe desarrollar con tiempo la pauta de oración en comunidad (quiere decir que la oración personal de cada uno enriquece la oración de comunidad), se trata de no leer a la ligera, “en cinco minutos y listo”, se debe leer pausadamente para interiorizar el texto.

 

 

2.      Lectura del texto:  En comunidad se lee el texto en voz alta, compartir en binas o en tríos aquello que les pareció más relevante y que anotaron en su cuaderno.

 

3.      Plenaria:  Señalan en una plenaria, los valores y actitudes más importantes que presenta el texto.

 

4.      Experiencia Comunitaria:   Compartir las experiencias que a nivel comunidad, familiar ó social hayamos vivido, nos parece importante revisar a la luz del Espíritu Santo, éstos valores y actitudes? Por qué?

 

 

 

5.      Compromiso:  Decidimos ahora las acciones concretas a realizar para ser testimonio vivo de la a noticia de Jesús en medio de nuestra realidad. (social,comunitaria, familiar)

 

6.      Oración de Alabanza:  Finalmente hemos compartido todos la meditación de la palabra, ahora nos disponemos a darle gracias y a alabarlo, por su palabra y centramos esa oración en el texto que acabamos de meditar.

 

En la oración personal y en la comunitaria, no trates de buscar respuestas prefabricadas o palabras sofisticadas para la meditación o la alabanza, sólo deja que el Señor suscite su amor en ti... encuéntrate con El desde tu historia personal, sin palabras sólo con la conciencia de saberte en intimidad con Dios... es la contemplación.

 

Este tipo de lectura y oración te aportará mucha riqueza en tu vida personal y comunitaria; aprovéchala y compártela, explora todas sus dimensiones, en la meditación profunda de la Palabra de Dios, tienes la maravillosa oportunidad de establecer un diálogo muy especial  con El.  La Buena Noticia de Jesús es para ti y para todos, por eso también hay un espacio para la lectura comunitaria; El Señor nos invita a crecer en comunidad.

 

Con amor en Cristo,

 

 Alba Lucía González Londoño

Comunidad Parroquial La Santa Cruz

             Diócesis de Pereira

               

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