emisoras de espionaje emisoras de espionaje
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EMISORAS DE ESPIONAJE... .
.......... Emisoras
de espionaje.
En alguna noche o atardecer, estamos
escuchando emisoras en nuestro receptor de
ondas cortas. Tras unos minutos de haber sintonizado una emisora, casi
inconscientemente cambiamos la frecuencia de recepción, buscando algo
diferente. En menos de 5 segundos, encontramos una señal que nos hace suspender
lo que estamos haciendo y que pongamos total atención a esta señal, de calidad
fuerte, sin ruido y con una voz femenina muy clara, monótona y pausadamente
diciendo series de números como CINCO, CUATRO, NUEVE, OCHO, SIETE... NUEVE,
UNO, CERO, CUATRO, OCHO... y continúa así por buen rato.
Naturalmente se queda el radioescucha
intrigado, preguntándose: ¿De dónde viene esta señal, qué significa, para quién
esta dirigida, porqué se escucha tan claro, y porqué el tono usado es tan
monótono? Es difícil dar una respuesta satisfactoria a todas estas preguntas.
Pero de algo se está seguro: son emisoras de agencias de inteligencia y seguridad – en términos más claros, en
“cristiano”, son emisoras de espionaje-, que dependen de los Ministerios del
Interior (equivalentes a nuestra Secretaría de Gobernación) de algunos países. Los mensajes son
dirigidos a algún agente o grupo de agentes con instrucciones específicas para
que realicen una acción determinada. Al menos así lo han dicho espías que han
sido arrestados o que han desertado de su organización.
Comúnmente suele escucharse una voz femenina y en español, pero también
pueden estos mensajes ser dados por hombres y en otros idiomas, como en
francés, árabe o yiddish. Igualmente, hay mensajes de series de cuatro dígitos.
Se supone que son dictados, por la velocidad y monotonía en la locución, y
también que se usa un idioma distinto al de los agentes. Por ejemplo, una
emisora de este tipo de un país de lengua árabe puede emplear el español. Esto
no tiene nada de extraordinario, si tenemos en cuenta que se trata de despistar
y que los destinatarios para este mensaje sólo tendrían que aprender en otro
idioma los nombres de los diez dígitos y una media docena de palabras que
podrían aparecer en los mensajes. La emisora en cuestión facilitaría en este
caso la labor del agente, al transmitir muy lento y claro.
Existen ciertos elementos estructurales
en los mensajes. Al inicio de la emisión, puede aparecer una serie de números
como “uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, cero” –u otra
serie más corta como “cinco, seis, ocho, uno, siete” con la particularidad que
se repite varias veces –hasta por 10 ó 15 minutos-, quizá con el mismo fin que
tienen las señales de intervalo o identificación de una emisora internacional:
que el agente encuentre rápida y fácilmente la frecuencia de transmisión, y
también para que el agente practique la vocalización exacta de los números,
tomando en cuenta que posiblemente se emplea otro idioma. No olvidemos que esta
vocalización varía entre los distintos locutores disponibles para impartir el
mensaje. Otro formato es el siguiente, por ejemplo: “cinco, seis, dos ... uno,
dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve cero”, también emitido
varias veces, en donde las cifras cinco, seis, dos es posiblemente el
destinatario o grupo de destinatarios para el mensaje. También existe esta
presentación inicial, que puede darse junto con las anteriores: “atención
cuatro, ocho, siete, dos, nueve”, por ejemplo. En este caso el cuatro, ocho,
siete sería el espía destinatario, y el dos, nueve es la cantidad de series de
dígitos que tiene el mensaje, en este ejemplo en concreto serían 29 series.
Esto último ha sido comprobado por diexistas. Además otras palabras que pueden
aparecer son “final”, “error” y “grupo”, generalmente “grupo” va seguida de uno
o dos dígitos, que serían la identificación de un destinatario en
particular.
Los mensajes suelen repetirse, para
asegurarse de que el destinatario los escuche. También pueden emitirse mensajes falsos que parezcan
verdaderos, y verdaderos que parezcan falsos, mensajes de entrenamiento y de
prueba de equipos. Existen épocas en que abundan estos mensajes –en general
fuera de las bandas internacionales de radiodifusión-, o bien, meses en los que
nadie sintoniza uno de estos mensajes. Una interesante pregunta es porqué se
emplea para este uso la onda corta, habiendo otros medios de comunicación. La respuesta es simple: el agente puede
recibir el mensaje estando en cualquier lugar, por ejemplo en alguno que no
exista un café de Internet. También se exenta el mismo del riesgo de traer
consigo extraños receptores de satélites u otros dispositivos que llamarían la
atención –no olvidemos que un espía no desea llamar la atención en algunos
aspectos-, y por ello usa un receptor de ondas cortas portátil, y además multibanda,
con el que escucha o finge escuchar, por ejemplo, emisoras locales de FM con
música ranchera.
Existen varias hipótesis para explicar
el procedimiento de decodificación de mensajes. Naturalmente que este
procedimiento variaría de emisoras a emisoras, y con más razón la encriptación
o claves de contenido.
Una de ellas plantea el uso de un
libro, por ejemplo de novelas o relatos variados. En una serie de cinco
números, los dos o tres primeros dígitos corresponderían a la página del libro,
y dos o tres de los números restantes indicarían una palabra de esa página. Por
ejemplo, el número ocho siete –87- correspondería a la palabra que apareciera
en octoséptimo lugar de orden de aparición en la página. Esta explicaría el por
que ciertos dígitos en un mensaje no aparecen ocupando determinado lugar en una
serie de números, o aparecen en menor frecuencia que otros números. Por
ejemplo, que el 8 y el 9 que rara vez aparezcan en el penúltimo lugar de la
serie, o en el segundo lugar, si el mensaje es invertido.
También puede referirse sólo a la primera
o dos primeras o última letra de esa palabra, y con esas letras elaborar un
mensaje. Así, también puede usarse un diccionario común y corriente, y hasta la
Biblia; imagínese usted que tanto puede llamar la atención una persona con un
ejemplar de Biblia en la mano: simplemente no voltearía usted a mirarla
detalladamente, y esto es lo que quiere regularmente un espía, pasar
desapercibido para “trabajar” mejor.
Otra posible alternativa es la
existencia de manuales –lógicamente
diferente dentro de cada organización y respecto a otras organizaciones-, en
donde los números indican una acción, lugar, entidad o momento en concreto.
Para ilustrar, supongamos un ejemplo: 86 es el edificio de Ministerio -Secretaría- de Comunicaciones, 5 a Torre central de telecomunicaciones, 6 a
azotea, 4 a antena, y así tenemos un
lugar. Otro ejemplo similar, donde el 8 6 significan lo mismo, pero en vez de 5
usamos 4, que se refiere a la planta baja del mencionado edificio, 4 al tablero
de control de energía eléctrica del edificio y 3 a la de cubierta de ese
tablero. Podríamos cambiar las primeras
dos cifras el 86, por otra, tratándose de otra dependencia del gobierno.
También puede interpretarse así: 7,
navío, 6 militar, 5 grande, y los dos últimos dígitos indica el tipo de navío.
Ejemplos: 76520, portaviones; 75621 también portaviones, en donde el 0 y el 1,
número que cambia en estas dos series, pueden referirse al tipo de propulsión
del portaviones, diesel o nuclear; 76534, destructor; 76581, submarino; 76545,
acorazado. Observe esto: 76462, una
fragata. El cuatro sustituyó al cinco, por tratarse de una embarcación más
pequeña. Como puede verse, existe una
infinidad de posibilidades. Pero lo más interesante es que este código tiene
una aplicación universal, que puede
funcionar para el agente en toda situación y en donde sea que se encuentre.
Por supuesto que a una serie de cinco
dígitos que se escuche en la radio, el agente la transformará mediante una
clave que el conoce, a otra serie. Por ejemplo, si escucha 56429, ésta la modifica a 95318 –aquí la
clave es fácil de adivinar, sume nueve
a cada número y tome en cuenta el segundo dígito de la suma-, así el espía buscará en su manual el significado
de la segunda serie de dígitos. Pensemos ahora que a cada serie de dígitos le
suma o resta una cantidad de cinco dígitos–que además puede cambiar cada día y
que se presentaría al principio de la emisión- como 36439, entonces nos daría una abrumadora cantidad de
posibilidades para decodificar un mensaje, aún teniendo el manual, que de paso
el agente lo esconde muy bien, por ejemplo, entre los sartenes de su cocina, o
en el sanitario -¡en serio!- o dentro
de su grabadora portátil. ¿Interesante,
verdad?
Siguiendo con ése supuesto
manual, puede ver una página de este hipotético mismo pulsando en ejemplo de una fracción de
lista del que yo llamaría “Manual de buen espía”.
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