La concentración es un hábito básico en muchas prácticas de Magia. Por eso la habilidad
para concentrarse debe ser bien desarrollada por cada uno que quiere alcanzar buenos
resultados en Magia.
La concentración es una parte integrante de la mente disciplinada, sobre la cual se hablará
por separado, y puede manifestarse sólo en tal mente. Concentración es la habilidad para
enfocar su atención de un rayo disperso en una aguja aguda y mantenerla en un objeto
necesario o en un proceso durante un tiempo prolongado.
El organismo humano es organizado así que la concentración de atención en un objeto
despierta muy en breve la unión con él en el nivel de la conciencia con todas las
consecuencias dimanantes de esto. Por eso hay muchos mecanismos duplicados que
responden por romper la cadena establecida organismo-objeto. Con estos mecanismos de
síquica se ve obligado a tener asunto durante de entrenar el hábito de concentrarse.
Durante la concentración prolongada los indicados mecanismos de síquica se ponen en
marcha y por eso el hombre pone su atención en otros objetos, distraiéndola, además
aparecen unos pensamientos asociados directa o indirectamente con el objeto de la
concentración. A veces el cuerpo físico también toma parte en distraer la atención y con
perseverancia manifesta su existencia, barajando el estado establecido.
Lo examinaremos en un ejemplo. Recuerde usted qué aspecto tiene la puerta de entrada de
su casa y concentre la atención en esta imagen sin notar nada alrededor de usted. La
imagen solamente. La mayoría de ustedes podrá mantener esta imagen durante 10-15
segundos, después de eso afluirán los recuerdos relacionados con la imagen inicial (o, por
el contrario, de ningún modo relacionados con ella en el nivel concienzudo), le entrarán
ganas de cambiar la postura o arreglar un vestido. La mente llega inevitablemente a
desconectarse del objeto de la concentración, la atención se dispersa, abarcando los
objetos circundantes o los recuerdos.
Tal distracción puede costar caro durante la práctica mágica. Por eso usted tendrá que
asimilar la concentración, sin eso será imposible seguir caminando.
Abajo se dan dos ejercicios eficaces para desarrollar esta excelente habilidad. Llave al éxito
en practicarlos es el estado de síquica - “usted no tiene prisa, todo lo que está ocurriendo
no tiene importancia”. Cuanto mejor usted se compenetre con este estado, tanto menor
esfuerzos usted gastará y tanto más rápidamente usted adquirirá el hábito necesario.
Encuentre usted un tiempo en la hora vespertina cuando empieza oscurecer en su
localidad.
Ponga usted un reloj mecánico con segundero sobre una mesa.
Siéntese usted cómodamente. Relájese.
Mire usted el segundero dando su vuelta, concentrando la atención en su punta. No hay
que pensar en nada - simplemente mire usted el segundero o, en caso extremo,
simplemente piense en la punta del segundero.
Consigua usted el resultado cuando durante una vuelta del segundero ningún pensamiento
extraño interrumpió su concentración y usted no distrajó la atención en nada. Nunca acepte
usted un compromiso consigo, eso es la costumbre mala y peligrosa. Si usted distrajó la
atención - entonces así lo sea, no obstante lleve a término el ejercicio, pero está claro que
esa tentativa no entra en cuenta.
Usted necesitará ejercitarse regularmente hasta que empiece a dar resultados y se consolide el
hábito firme. Este ejercicio puede ser hecho donde quiera - hasta en el transporte.
Encuentre usted un local oscuro.
Elimine usted todas las fuentes de sonido.
Tome usted un cirio más delgado (no de color rojo, un eclesiástico es muy conveniente) y
haga una marca aproximadamente en medio del cirio. Póngalo usted verticalmente y
enciéndalo.
Siéntese usted cómodamente. Relájese.
Concentre usted su atención en la llama del cirio y no se distraiga de ningún modo.
Su objetivo es esperar hasta que el cirio arda hasta la marca, todo el tiempo
concentrando la atención en su llama sin distraerse por nada. Cada vez cuando le viene
a usted un pensamiento extraño que le distrae del contemplar la llama - engarabite un
dedo de mano, no contando de ningún modo cuantos de ellos ya están engarabitados.
El cirio ha ardido hasta la marca. Es muy probable que no fue bastante engarabitar diez
dedos para contar cuantas veces usted se distrajó del ejercicio. Por ahora no hay nada
terrible en eso - usted sólo estudia. Si ha ocurrido así, la próxima vez marque usted
solamente un centímetro del cirio y haga el ejercicio de nuevo. Hágalo usted muchas veces
hasta asimilar no distraerse con tan corta parte del cirio.
Luego aumente usted la parte marcada. Haga el ejercicio hasta asimilar la concentración
durante de arder el más delgado cirio eclesiástico por lo menos hasta el medio. Practicar la
Magia sin eso será un gasto del tiempo para usted.
Cuando usted pueda hacerlo fácilmente, cambie el segundo punto del ejercicio - enchufe
usted un magnetófono con una música pegajosa. El resultado del ejercicio - concenteración
prolongada - también debe guardarse en este caso.
Cuando el sonido ya no le distrae a usted, excluya el primer punto del ejercicio - encienda
usted la luz viva. De nuevo asimile usted la concentración en estas condiciones cambiadas
- ahora nada debe distraerle a usted.
Es posible y bastante probable que haber llegado al resultado seguro en practicar el
ejercicio inicial, usted cambia las condiciones exteriores y todo resulta bien de la primera
vez. Esto significa que el hábito ya está consolidado y siempre estará con usted.
El ejercicio es bastante fastidioso, pero usted tiene que asimilarlo. Si le falta la paciencia y
voluntad hasta por hacer tan fácil cosa, entonces se puede no pensar en practicar la Magia,
esto no es para usted.
Sator, 2002