A     dormir es un ruido estático grsrghsgrhsgrhsgr como la nieve  
   
A' durmiendo los cuerpos desaparecen  
 

 

 
B de ahí lo grotesco de despertar con esa parte del cuerpo dura. demasiado dura, es decir, siendo excesivamente carne. tener que aguantar el cuerpo así durante varios minutos. ir a mear con esa parte del cuerpo dura.   
 
 
B' está, por un lado, el problema de no saber manejarla. esa parte del cuerpo viene sin comandos de uso. gran parte de la realidad viene sin comandos de uso, pero esa parte es diferente porque es requerida. hay todo un sistema de jerarquías en el mundo real, podéis leer textos. lo peor no es estar sometido por tenerla demasiado baja o demasiado alta o demasiado fea. si no sabes manejarla, no sabes manejarte. pierdes en un sistema donde solo estás tú. vives arrojado ante tus pies, besándolos y pidiendo un perdón que no puedes concederte.  
     

C

por eso te cuesta levantarte, sabiendo que tienes el ordenador apenas a dos metros pero que no puedes ir Allí todavía. sabiendo que tienes que hacer cosas antes de ir Allí y que esta parte del cuerpo dura te acompañará recordándote que eres carne, con todo lo que eso conlleva. cualquiera preferiría olvidarlo.

/luz. las casas, a diferencia de esa parte del cuerpo, te obedecen. es en esta relación mecánica entre causa y efecto donde encuentro paz. llegado este momento, solo queda esperar a que tus ojos se adapten a la débil luz rosa que expulsa la bombilla, y atravesar el día sin mirar demasiado alrededor hasta que llegue la hora de volver a casa. intentar tocar el menor número posible de cosas. si te lo planteas como un reto numérico puede ser hasta divertido. si tocas menos de cinco cosas, Dios. si tocas menos de 10, Maestro. y subiendo. si tocas más de 30, eres un fracasado.

pasa lo de siempre, que antes de salir necesitas mear. esto pasa cada poco tiempo, muy poco. incluso si estás haciendo otras cosas, el cuerpo interrumpe. no, no me estoy inventando nada. tú recuerdas el juego, no vas a tocar esa parte del cuerpo. acabas manchándolo todo, pero tu casa sí tiene comandos, lo pronuncias en alto mientras coges las llaves

/limpiar /cerrar_puerta

 
     
C' espero que vayáis entendiendo lo que es vivir ahí fuera. los que nunca habéis salido de Aquí no os hacéis una idea, te levantas con esa parte dura y no puedes hacer nada. con las mujeres tampoco puedes hacer nada. se pueden ir mientras tú estás hablando. pueden reírse de ti, y creedme, lo hacen, especialmente de esa parte, y al día siguiente te encuentras con ella porque trabajáis en el mismo lugar. cualquiera sabe lo que se pondrá tu cuerpo a hacer en ese momento. la carne de tu cuerpo se pone roja en algunos lugares. lo mismo se pone a tartamudear que a sudar. y no hay comandos. ¿qué? sudar es expulsar agua sucia por pequeños agujeros que hay en tu cuerpo. no, la superficie del cuerpo no es lisa. a eso es a lo que me refiero. es sucio por naturaleza.   

   
C'' una cosa es que se quede colgada la ventana en la que tienes abierto el porno. no es la actriz quien toma esa decisión. ella está ahí para ti, siempre, mientras pagues la cuota mensual de suscripción o te dure el alquiler de la película. si se trata de porno gratuito, es prácticamente tuya. a no ser que el usuario que subió el vídeo decida borrarlo. pero cuando ese momento llega tú ya has podido descargar el vídeo en tu ordenador. quizá pasarlo a un disco duro externo. si es así, ella es tuya y reproducirá sus orgasmos a voluntad de tu clic. 

es evidente que la herramienta impotente es el ordenador, en este caso. la culpa no puede ser tuya. la actriz no te necesita y no te exige tiempos. tras la pantalla solo tiene lugar un acto de entrega voluntaria al cliente desconocido. únicamente estandarizado bajo un avatar gris y un rostro sin forma puedes correrte sin que nadie mire después con decepción la mancha de semen en la sábana. podríamos decir que subvierte la idea del matrimonio: está para lo bueno y no para lo malo. muestra su cuerpo desnudo pero se ahorra los juicios de valor. puedes correrte ante ella sin que sea del todo partícipe. podríamos decir que ahí fuera, en el mundo real, una corrida tiene lugar en dos dimensiones: cae a la vez en tu mano y en la cara de la actriz, primero como tragedia y después como farsa. 

otra cosa muy distinta es que una mujer se vaya. que decida que tiene cosas mejores que hacer que oírte y te dé la espalda o directamente se aleje de ti. darte cuenta de que ya no es el software antiguo del ordenador quien se la lleva de tus brazos, sino que eres tú el responsable de su huida. tu software. o tu hardware. o la mezcla de ambos que hace iluminarse la pantalla y proyectar en pixels la bienvenida del sistema operativo. para que una mujer huya así tienes que proyectar mierda. quizá conseguir la improbable hazaña de que a través de tus ojos pueda medir tu valía sexual en centímetros y segundos. bajo algunas circunstancias ella podría hablarte. si necesita cambio para la máquina de café. si ayer se dejó un bolso encima de su cubículo, ¿no lo habrás visto?. la conversación puede quedarse bajo formas insípidas. lo que se aleja son sus orgasmos.

 
     
D estás frente a una máquina expendedora. intentad imaginaos esto, la máquina está repleta de aperitivos salados y dulces. al lado hay una máquina de refrescos. sacas unas monedas del bolsillo, tardas unos minutos en decidir qué vas a comprar, alargas la decisión intencionadamente y te complace pensar que tu empresa está pagándote mientras estás ahí de pie eligiendo entre una bolsa de frutos secos o una Coca-Cola. la Coca-Cola no te convence porque entonces tendrías que pasar a elegir el sabor. echas un vistazo rápido a esa máquina. todavía no has probado la Coca-Cola sabor Satisfacción, pero nunca te ha convencido del todo. vender ese sabor a gente insatisfecha acaba generando adicciones peligrosas. al menos tienes autocontrol. a lo que voy es a que mientras estás eligiendo aparece una de tus compañeras de trabajo. Patricia, la que va siempre en falda. lo pasas bastante mal con las faldas. ¿recordáis lo que os decía antes de las mujeres yéndose? ella se fue en la cena de trabajo del año pasado. yo no hice nada, quiero decir. me acerqué a la mesa de los aperitivos y le pregunté por el balance anual. es contable, ella. pero se fue. ni siquiera respondió, quiero decir, podría haberme hablado del balance. y ahora viene aquí. por la máquina, supongo. 

tú todavía no has elegido, la miras llegar, ella se para detrás tuya y alza las cejas brevemente para después bajarlas, como quien quiere reconocer una presencia sin dar pie a una conversación. tu todavía no has decidido qué vas a comprar. todavía. es decir, miras a la máquina de nuevo, imponiéndote un límite de diez segundos para terminar de una vez por todas con ese terrible acto de libertad. pasan los diez segundos. ella está detrás tuya moviéndose. oyes su tacón posarse en el suelo con un golpe sordo cada vez que cambia de postura. empiezas a sudar. ¿recordáis lo de sudar? te suda la espalda. más sitios, quiero decir, pero ella está viendo tu espalda. tiene que tener una vista horrible desde ahí atrás. vale, ya está

-puedes, si quieres, eh

dejas salir entre sudor esas palabras torpes mientras señalas en dirección a la máquina. ella se acerca sin mirarte, deja caer suavemente la moneda por esa, ¿sabéis lo que es una vagina? pues por una especie de vagina metálica, la máquina se traga la moneda, ella pulsa cualquier combinación letra-número y cae una botella de té frío. este es el problema. ahora llega el problema. uno de los problemas.

se agacha. no sé si habéis visto alguna vez una máquina expendedora. en la máquina de la que os estoy hablando la apertura por donde recoges tu bebida está en la parte inferior. tienes que agacharte. entonces imaginaos en esa situación, ella se agacha, tú estás ahí. en los pocos segundos que permanece agachada cogiendo la bebida te da tiempo a pensar de qué material son los pantalones que llevas puestos. pana, siendo unos pantalones de pana se notaría bastante una erección. piensas que no es apropiado mirar. moralmente. ¿no? pero el tema de la pana es importante. ¿cómo vuelves luego a tu cubículo? con esa parte del cuerpo dura, me refiero. otra vez dura. es incómodo, cuanto menos. inmoral. 

está agachada. es un ser humano, piensas. libre. ha podido agacharse de muchas maneras. siempre está la opción de ponerse en cuclillas. de esa forma puedes recoger tu bebida sin ofrecer ese espectáculo innecesario. quiero decir. si estás en esa situación te pone en un aprieto que simplemente incline su torso hacia delante, que su manera de recoger la bebida sea mantener las piernas rectas y dejar caer el resto de su cuerpo hacia delante. de esa manera resalta demasiado su culo. cualquiera diría que ella quiere que pase algo. lo está poniendo demasiado cerca. piensas que podría haberte pedido a ti que recogieras su botella de té frío, y ella no habría tenido que moverse, mucho menos adoptar posturas de ese tipo. 

después de coger el té se levanta y vuelve a su mesa. tú todavía sigues sin saber qué vas a comprar en la máquina.

 
     
E cierras tu mano alrededor de esa parte del cuerpo. todavía está blanda. con el dedo pulgar y el índice sacas y metes un par de veces el prepucio. sientes algo de cosquillas. no puedes evitar mirarte de reojo en el espejo que hay frente al lavabo. tu cara demasiado roja, algunas partes de la camiseta más oscuras por culpa del sudor, las piernas blancas y llenas de pelos. sientes frío en la parte de tus piernas que está en contacto con la tapa del wáter. tienes los pantalones arrugados y por los tobillos. estiras el brazo y sacas del bolsillo un post-it arrugado. lo abres, lo dejas en tu mano y cierras los ojos.   
     
F -no, pasa tu primero -le dices mientras terminas de decidir qué vas a comprar en la máquina. ella te da las gracias y deja caer la moneda suavemente, pulsando después la combinación letra-número correspondiente a la botella de té frío.

-¿podrías...? -pregunta ella, señalando el fondo acolchonado de la máquina donde ha caído la botella.

-¡faltaría más! -respondes, con una sonrisa. coges la botella. al dársela, vuestras manos se rozan un poco. ella se despide con una sonrisa y vuelve al trabajo.

cuatro horas más tarde. queda poca gente en la oficina. tú te has alargado un poco terminando la base de datos de clientes. dejas que pasen quince minutos más para poder cobrar una hora extra. terminas por salir cuando están apagando las luces. ves que ella también está recogiendo sus cosas y la esperas al pie de la escalera, al llegar te sonríe, bajáis un tramo juntos pero ella se para en seco.

-me he olvidado arriba unos informes que necesito este fin de semana para adelantar trabajo en casa. ¿me ayudas a buscarlos?

estáis de nuevo arriba. os acercáis a su escritorio. ella se vuelve hacia ti.

-no me he olvidado nada.

no estás nervioso. sonríes mientras la miras fijamente a los ojos, sabiendo con total seguridad que va a decir:

-fóllame

 
     
E mueves tu muñeca más y más deprisa, oyes el ruido metálico de tu reloj agitándose con cada embestida, haces pequeños movimientos con tu cadera como intentando penetrar tu mano, como si esa mano fuera otra cosa, te acaricias la parte superior de la pierna, te acaricias los huevos, te acaricias en círculos la zona que rodea el ano; tienes los ojos cerrados, metes la mano por debajo de tu camiseta para poder frotarte el pezón izquierdo, penetras tu mano violentamente, imaginas que es su mano, imaginas que es su boca, está tumbada encima del escritorio y tú encima suya con esa parte del cuerpo en su boca y ella tumbada y tú encima imagina ella con tu parte del cuerpo entre sus tetas te la está estrujando tú con tu mano te la estrujas ella te la está estrujando ella te agarra esa parte del cuerpo y frota el glande con su pezón que está duro frota el glande con su pezón con su pezón oh

oh

oh

te vas a correr

abres la mano donde guardabas el post-it, aguantas dos segundos la corrida antes de dejarla salir, lees el nombre escrito en el post-it

"Patricia"

pones el agujero de tu glande justo encima de su nombre, te vas a correr, te vas a correr, te vas a correr

oooooooooh