CONFLICTO ARABE ISRAELÍ

 

El 29 de noviembre de 1947, tras múltiples disputas diplomáticas, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Plan de Partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, ni compactos ni homogéneos, divididos en tres respectivas porciones apenas unidas. El proyecto atribuyó a los árabes el 46% del territorio (11.500 km²) y a los judíos el 54% (14.100 km², de los cuales 11.750 km² correspondían al desierto del Néguev). Jerusalén y su área circundante, incluida Belén, conformarían un corpus separatum de 700 km² bajo la administración del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas. Además, este plan preveía la retirada del ejército británico del Mandato antes de agosto de 1948 y la fijación de las fronteras entre los dos Estados y en la propia Jerusalén.

Los judíos aceptaron el Plan, a pesar de no estar de acuerdo con los términos de un reparto que hacían indefendible y poco viable el territorio asignado, pero los árabes lo rechazaron de plano. El Alto Comité Árabe (el organismo de la dirigencia árabe-palestina) calificó de "absurdos, impracticables e injustos"[28] tanto el reparto como la propuesta federal y, viendo perdido el terreno diplomático, amenazaron con la guerra para defender la Palestina árabe.

 

El 14 de mayo de 1948 expiró el Mandato británico de Palestina. Acto seguido, los judíos proclamaron la independencia del Estado de Israel en su parte del territorio otorgada por el Plan de Partición de la ONU. Esta declaración provocó como reacción inmediata la invasión de los ejércitos de la alianza árabe, dando así inicio a la guerra árabe-israelí de 1948.

 

Al día siguiente de la Declaración de independencia del Estado de Israel en el territorio asignado por el Plan de la ONU para la partición de Palestina de 1947, los cinco estados árabes vecinos (Líbano, Siria, Jordania, Iraq y Egipto), disconformes con dicho Plan, le declararon la guerra al naciente Estado de Israel e intentaron invadirlo.

 

En la guerra intermitente que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses (con varias treguas promovidas por la ONU), Israel conquistó un 26% adicional del antiguo mandato británico, mientras que Transjordania y Egipto ocuparon la parte restante destinada por la ONU al Estado árabe-palestino: Egipto ocupó Gaza y Transjordania se anexionó Cisjordania y Jerusalén Este, refundando el país con el nombre de Jordania.

 

El estatus de Jerusalén sigue siendo uno de los puntos de disputa claves del conflicto árabe-israelí. Israel siempre ha reclamado Jerusalén como capital religiosa y civil del pueblo judío. Los árabes, que la controlaron durante 700 años, o los turco-musulmanes, que la gobernaron durante otros 400, o los jordanos-palestinos, durante 19 años más (1948-1967), nunca le procuraron ningún estatus especial de capitalidad hasta tiempos muy recientes. La ONU pretendió darle un estatus internacional, administrada por Naciones Unidas (resolución 303). Sin embargo, la ciudad quedó divida en dos partes tras la guerra árabe-israelí de 1948. La parte occidental de Jerusalén fue proclamada capital de Israel en 1950. El llamado Jerusalén Este, que incluía la Ciudad Vieja, quedó bajo control jordano. Durante la Guerra de los Seis Días, Israel alcanzó el Muro Occidental de la Ciudad Vieja, junto a todo el este de la ciudad, que estaba bajo control jordano desde 1949, y unifica administrativamente el municipio.

 

Los tratados de Oslo

 

En 1991 se realizó la Conferencia de la Paz en Madrid, con la participación de Líbano, Siria, Israel, Egipto y una delegación palestino-jordana. En esta conferencia se logró acordar la realización de negociaciones.

 

En septiembre de 1993 los palestinos reconocieron el Estado de Israel y los israelíes reconocieron la Autoridad Nacional Palestina firmando los tratados de Oslo que preveían un repliegue de Israel y el establecimiento de un Estado Palestino.

 

Los tratados de Oslo preveían devolver a los palestinos la mayor parte del territorio ocupado en 1967, en la Guerra de los Seis Días. Sin embargo, mantenía la soberanía israelí sobre un gran número de asentamientos judíos dispersados por este territorio y habitados en su mayoría por sionistas. Según el pacto, las carreteras que unen estos núcleos permanecían bajo control israelí. Esto hizo que el futuro palestino estuviera muy mal comunicado.

 

Por otro lado, los conflictos por la soberanía de Jerusalén (que ambos reclamaban como capital de sus estados) seguía sin ser resuelta.

 

A pesar de todo, la Autoridad Palestina aceptó el tratado y se establecieron 8 áreas autónomas alrededor de las ciudades palestinas más importantes. Pero la incomunicación entre estas ciudades, hizo de Palestina un estado inviable económica, política y socialmente.

 

Además de esto, Israel no se retiró como había pactado, sino que continuó el establecimiento ilegal de colonos judíos en los territorios que deberían haber sido devueltos, apoyados y protegidos militarmente por Israel.

 

A pesar de lo establecido en los acuerdos, las distintas organizaciones terroristas palestinas continuaron con sus ataques terroristas contra la población civil israelí.

 

En 2006, la situación es ambivalente: por un lado se ha completado el Plan de retirada unilateral israelí de la Franja de Gaza, lo cual, lejos de calmar la situación, ha agravado los ataques terroristas desde Gaza con cohetes Qassam contra las poblaciones fronterizas israelíes. Por otro lado, Israel mantiene el control fronterizo, lo que dificulta los viajes al exterior de los palestinos, y vigila de forma estricta el movimiento entre las ciudades palestinas (hay desplegados más de 90 puntos de control en las carreteras). Los palestinos no residentes en Jerusalén tampoco pueden ingresar en la ciudad. Por su parte, Israel no solo mantiene, sino que amplía constantemente los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, lo cual sigue siendo fuente de conflictos.

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