Segunda Guerra Mundial
En el periodo histórico comprendido
entre 1939 y 1945, la humanidad se vio envuelta en una guerra a escala mundial,
cuyas consecuencias han impreso su huella a la sociedad de nuestros tiempos. En
esta conflagración, conocida como la Segunda Guerra Mundial, se experimentaron
las más novedosas estrategias y tácticas bélicas, se puso en práctica el más
moderno armamento, la energía atómica inauguró su carácter mortal; la pérdida de
vidas humanas, la cantidad de hombres lisiados y de personas desaparecidas
cobraron dimensiones hasta entonces desconocidas en el mundo.
Causas de la Segunda Guerra Mundial
El Tratado de Versalles. Los términos en que se firmaron los tratados de paz, en 1919, fueron sumamente desventajosos para los países vencidos, en especial para Alemania, ya que, como se ha señalado, ésta tuvo que pagar fuertes indemnizaciones por daños de guerra, ceder sus colonias a los países vencedores y reducir sus fuerzas armadas limitándolas a funciones de policía. Esta situación generó en la población germana un resentimiento de venganza hacia los países occidentales; resentimiento que más tarde sería utilizado por el nazismo para desarrollar sus proyectos de preponderancia mundial. Paradójicamente, las condiciones económicas de Alemania encontraron un punto de apoyo en la ayuda financiera que recibió por parte de los Estados Unidos e Inglaterra, la que le permitió reestructurar su industria pasada y, más tarde, reorganizar su industria bélica.
La crisis de 1929. Las repercusiones económicas y sociales ocasionadas por la depresión de 1929 alcanzaron tal magnitud en Estados Unidos y en Europa, que la inestabilidad social y la inconformidad de la población obligaron a que los gobiernos controlaran las actividades económicas y ejercieran una rígida dirección política de sus estados, situación que favoreció el establecimiento de regímenes totalitarios.
Política expansionista. Una vez lograda la estabilidad económica y política, los países totalitarios iniciaron una política expansionista en busca de territorios, que satisficieran sus requerimientos de materia prima y de mercados. Tal fue el caso de Japón que, como ya se había señalado, penetró un territorio chino y se extendió sobre Mongolia, territorios desde los cuales se expandería sobre Indochina y el Océano Pacífico. Italia, a su vez, invadió Abisinia (1935) y Albania (1939), buscando ejercer una mayor influencia sobre el Mar Mediterráneo.
Con el ascenso de Adolfo Hitler al poder, Alemania puso en práctica un programa de remilitarización que en poco tiempo dio como resultado la ocupación de la Renania, zona desmilitarizada según el Tratado de Versalles, y la expansión territorial alemana hacia el este europeo, so pretexto de la amenaza del socialismo soviético.
Entre otros de los objetivos del nazismo, se encontraba la proclamación de la unidad de pueblos de raza germana conocida como Anschluss; en marzo de 1938, esgrimiendo esa justificación, los ejércitos alemanes invadieron Austria; Hitler auspició también la agitación de los alemanes que habitaban en los Sudetes, región fronteriza con Checoslovaquia, con el objeto de que exigieran su anexión al Tercer Reich.
Por medio del Pacto de Munich, firmado en septiembre de 1938 por Italia,
Inglaterra y Francia, se convino en que Checoslovaquia cediera a Alemania la
región Sudete. Con lo que se terminaría, de una vez por todas, con las
exigencias germanas en territorio de Europa.
Durante todo este tiempo, Inglaterra y Estados Unidos pusieron en práctica una
política de apaciguamiento, pensando que, con el Pacto de Munich, Alemania
detendría su política expansionista. Sin embargo, Hitler, para consolidar
su postura en Europa occidental, firmó con Mussolini el llamado Pacto de Acero,
en mayo de 1939, por medio del cual Italia y Alemania se obligaban a prestarse
ayuda militar en caso de guerra.
Por lo que a Europa oriental se refiere, Alemania y la Unión Soviética
firmaron un Pacto de No Agresión, el 23 de agosto de 1939. Esta medida
respondía a los intereses inmediatos de Alemania, de no originar dos frentes de
guerra, toda vez que Hitler había decidido ya iniciar las hostilidades en contra
de Europa occidental.
El inicio de la guerra
Consumada la estrategia alemana de tener un solo frente,
Hitler invadió Polonia el 10 de septiembre de 1939, poniendo en práctica la
Blietzkrieg (guerra relámpago), estrategia que, mediante el uso de equipo
blindado, la aviación y la infantería motorizada, pretendía la conquista de ese
país en unas cuantas semanas.
Este hecho representó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, ya que ante esta
agresión, Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania el 3 y 4 de
septiembre, respectivamente. En la primavera del año siguiente, con la finalidad
de bloquear a la flota inglesa, los ejércitos alemanes invadieron Noruega y
Dinamarca. En mayo del mismo año, se inició la invasión a Bélgica, Holanda y
Luxemburgo y, un mes más tarde, la lucha contra Francia
A pesar
de la resistencia y de la ayuda británica con la que contaron todos estos
países, el poderoso ejército alemán arrasó con ellos y propició la retirada de
los ingleses a través del Dunkerque, puerto situado al noreste de Francia.
La toma de la capital francesa obligó al gobierno galo a la firma de un
armisticio, por medio del cual se establecía el cese de hostilidades, el desarme
del ejército y la división de su territorio en dos regiones: el norte, dominado
por alemanes que controlaban toda la zona del Atlántico, y la región sur,
denominada Francia Libre, bajo el control del mariscal Philippe Pétain, quien
estableció el gobierno en la ciudad de Vichy, asumiendo una actitud de
sometimiento que provocó que surgiera el movimiento de resistencia "Francia
Libre", dirigido desde Inglaterra por el general Charles de Gaulle.
Gran Bretaña, preocupada por su debilidad militar, sólo esperaba el ataque del
moderno ejército alemán que, en julio de 1940, inició la operación del plan
"León Marino" con un insistente ataque aéreo sobre las principales ciudades
inglesas, que no fue suficiente para derrotarlas, debido, entre otras razones, a
la ayuda recibida de Norteamérica.
En el mismo año de 1940 el Japón firmó una alianza con
Alemania e Italia, mediante la cual se estableció el Eje
Berlín-Roma-Tokio.) que respondía a los intereses alemanes, ya que Japón
podría asumir posiciones estratégicas en el Pacífico, en tanto que con los
italianos pretendía bloquear el Mediterráneo, impidiendo el abastecimiento a
Inglaterra.
Italia, en principio, declaro la guerra a "Francia Libre", posteriormente
invadió Grecia donde resultó derrotada y el mismo resultado obtuvo en Libia
frente al ejército inglés. Hitler decidió fortalecer su posición en el
Mediterráneo enviando al norte de África una expedición mecanizada, África-Korps,
al mando de Erwin Rommel, "El Zorro del Desierto", que logró reconquistar el
territorio perdido y, para consolidar su dominio sobre este mar, decidió invadir
Yugoslavia y Grecia, a las que sometió en abril de 1941.
En el momento mismo del ascenso de Hitler, la Unión Soviética pugnó por una
política de Seguridad Colectiva que no tuvo eco en Europa; ante el sacrificio de
la vecina Checoslovaquia, inició su preparación militar dentro del marco del
tercer plan quinquenal. La URSS pretendió consolidar su posición con la firma
del Tratado Germano-Soviético de no agresión y reforzó sus fronteras al invadir
Finlandia en noviembre de 1939, ya que esta región sería atacada en cualquier
momento por los ejércitos fascistas.
Fracasado
el plan alemán de invasión a Inglaterra, Hitler se dio cuenta que necesitaba un
mayor potencial bélico y de grandes recursos naturales. En junio de 1941
decidió invadir a la Unión Soviética. La operación, iniciada mediante el plan
"Barba Roja", consistió en un ataque sobre las ciudades de Leningrado al norte,
Moscú en el centro y Stalingrado en el sur.
Los soviéticos aplicaron la táctica de "Tierra Quemada" que consistía en
retirarse y destruir todo a su paso, esperar el invierno y contraatacar.
Cuando los alemanes llegaron a Moscú se inició la contraofensiva de los
rusos, quienes propinaron severas derrotas al ejército alemán en Stalingrado, lo
que inició el viraje radical de la guerra, ya que el Ejército Rojo fue ayudando
a su paso a los países del este europeos a liberarse de la opresión nazista, al
mismo tiempo que iniciaba el avance sobre Berlín.
La guerra fuera de Europa
Los
Estados Unidos ayudaron financiera y políticamente a los países aliados y de
manera especial a Inglaterra, que había sido debilitada por el bombardeo alemán.
En agosto de 1941, Roosevelt, presidente de Estados Unidos y Churchill,
primer ministro inglés, proclamaron la Carta del Atlántico en la que se
comprometían a respetar las fronteras de los países, su autodeterminación y la
libre colaboración económica internacional.
La guerra adquirió dimensiones mundiales cuando Japón atacó en diciembre
de 1941 a la flota norteamericana anclada en Pearl Harbor en las Islas Hawai.
Ante este acontecimiento, Roosevelt declaró la guerra a Japón y a Alemania.
Los primeros meses fueron difíciles para los norteamericanos, pero a mediados de
1942 bajo el mando del general MacArtur, se iniciaron una serie de victorias en
el Pacífico, entre las que destacan las batallas en el Mar del Coral, el asalto
a las Filipinas, Iwojima y Okinawa; pero el Pacífico sólo pudo reconquistarse
hasta 1945.
Las operaciones bélicas en África también cambiaron de rumbo, cuando los
ingleses, al mando del mariscal Montgomery, recibieron ayuda norteamericana, en
octubre de 1942, con los ejércitos del general Dwight D. Eisenhower (1890-1969),
quien logró la victoria en la batalla de El Alamein, en la frontera
libio-egipcia. Los ejércitos aliados desembarcaron en Marruecos y Argelia para
lanzar una ofensiva contra Túnez, donde lograron derrotar definitivamente a
Erwin Rommel, comandante de los ejércitos alemanes en África del Norte, en marzo
de 1943. Esto permitió iniciar en el mes de julio el plan "Husky", consistente
en la ofensiva contra Italia a través de Sicilia, y propiciar la caída de
Mussolini.
Los acontecimientos de los diversos frentes de guerra obligaron a los tres
grandes de las potencias aliadas, Franklin D. Roosevelt (1882-1945), Winston
Churchill (1874-1965) y José Stalin (1879-1953) a reunirse en Teherán, Irán, en
noviembre de 1943. En dicha conferencia, se acordó la apertura del llamado
Segundo Frente en el occidente de Europa; se buscaba, además, en esta reunión
delimitar las nuevas fronteras europeas, reconociéndose la influencia que los
soviéticos tendrían sobre los países Balcánicos; se discutió también sobre el
desmembramiento de Alemania al finalizar la guerra, y se planteó la creación de
un organismo mundial que velara por la paz internacional.
Ante los triunfos soviéticos en Europa del este y su rápida
ofensiva sobre Alemania, los aliados decidieron abrir el Segundo Frente al mando
del general Eisenhower. El 6 de junio de 1944, conocido como el "Día D",
se inició sobre la costa francesa de Normandía la contraofensiva occidental
sobre los ejércitos alemanes, con la cual se logró la liberación de Francia y
Bélgica.
En abril de 1945, los aliados llegaron a la frontera alemana, en tanto que el
Ejército Rojo tomaba la capital, Berlín. El 30 de ese mismo mes, Hitler se
suicidó en la Cancillería y, finalmente, Alemania capituló incondicionalmente en
mayo de ese año.
Ante la rendición de Alemania el 8 de mayo de 1945, los representantes de las
potencias aliadas, que ya se habían reunido en febrero anterior en Yalta, a fin
de acordar el futuro de Alemania tras su capitulación, consideraron necesario
realizar otra conferencia de las potencias vencedoras.
En julio de 1945, se reunieron en Postdam, cerca de Berlín, José Stalin de
la Unión Soviética, Harry S. Truman, quien había sustituido a Roosevelt como
Presidente de Estados Unidos, y Winston Churchill, reemplazado al poco tiempo
como Primer Ministro de Gran Bretaña por Clement Attlee; en esta reunión se
llegó a los siguientes acuerdos:
Alemania sería dividida en cuatro zonas de ocupación que serían regidas, respectivamente, por la Unión Soviética, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia.
El poder militar de Alemania sería destruido completamente.
Prusia Oriental sería dividida en dos sectores, el del norte correspondería a la Unión Soviética y el del sur, a Polonia.
Se instalaría en Nuremberg un tribunal para juzgar a los criminales de guerra.
Concluidas las hostilidades en Europa y África, los Estados
Unidos decidieron poner fin a la guerra del Pacífico, enviando todo su potencial
naval contra Japón. Como complemento de ello, el presidente Truman decidió usar
el arma más poderosa y mortal jamás conocida: la bomba atómica.
El 6 de agosto de 1945 fue lanzada la primera bomba sobre la ciudad
japonesa de Hiroshima, que causó la muerte de más de cien mil personas; tres
días más tarde, se lanzó la segunda bomba, ahora sobre la ciudad de Nagasaki,
que dejó un saldo de más de setenta y cinco mil muertos. El 2 de septiembre de
1945, el gobierno japonés capituló, con lo que terminó la Segunda Guerra
Mundial.
Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial ocasionó la pérdida de más de cincuenta millones de vidas, infinidad de personas lisiadas y mutiladas, el abandono de sus hogares de otros tantos miles, al mismo tiempo que el empobrecimiento y sufrimiento de la población de diversas regiones del mundo.
Con la finalidad de hacer olvidar los estragos materiales y sociales de la guerra, a partir de entonces los gobiernos procuraron el bienestar de la población, mejorando las leyes de seguridad y previsión social, ofreciendo servicios médicos, educación y vivienda a la sociedad en general.
Al concluir el conflicto armado, el número de países con regímenes socialistas se incrementó. En Europa los ocho Estados con este tipo de sociedad fueron: Alemania Democrática, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Yugoslavia, Bulgaria y Albania.
Ello conformó un nuevo orden político y económico regido por
dos bloques hegemónicos, encabezado uno por los Estados Unidos y el otro, por la
Unión Soviética, quienes se confrontaron en todos los órdenes durante la
posguerra.
Los países, de manera general, quedaron debilitados económicamente, por lo que
iniciaron una política de modernización industrial que se complementó con el
incremento de las exportaciones y la reducción de las importaciones; se
consolidó la intervención del Estado en el control de las actividades
económicas.
La debilidad político-militar manifiesta en las potencias europeas propició el desmoronamiento del Sistema Colonial; surgieron en los países del llamado Tercer Mundo una serie de movimientos de Liberación Nacional.
Un elemento que determinó las relaciones de poder
internacional fue la posesión de la bomba atómica y los secretos de su
fabricación, que durante algún tiempo conservaron los Estados Unidos. Más tarde,
las relaciones de poder internacional desembocaron en lo que se conoce como
Guerra Fría.
Un hecho de enorme trascendencia al finalizar la Segunda Guerra Mundial fue la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyos esfuerzos por la consecución de la seguridad y de la paz en el mundo son principios vigentes de la humanidad.