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TALLADO DE ESPEJOS

(breve alusión)

Para todos aquellos que no tienen todavía una clara idea sobre la manera de tallar un espejo objetivo para telescopio (esférico, elíptico, parabólico o hiperbólico), y para aquellos que piensan que es una cosa demasiado difícil, deseo escribir una pocas líneas sobre lo que es la técnica, remitiendo para mayores detalles a la bibliografía sobre el argumento.

Demos por sentado,  que el tallado no  es, en absoluto, una cosa difícil.

Contrariamente a lo que uno podría pensar, es mucho más fácil, por ejemplo, que construir la parte mecánica del telescopio, dado que esta última se compone de muchas partes que deben ser trabajadas con precisión y ensambladas también con precisión.

En el caso del espejo, la precisión es obviamente mayor, pero se trata de una sola pieza, cuya precisión puede ser llevada fácilmente, con un poco de paciencia, al valor requerido, que puede ser del orden del treintavo de milésimo de milímetro o más.

Se empieza con dos discos de vidrio preferentemente iguales, de los cuales uno va a ser el espejo, y el otro sirve como herramienta.

Las características de estos vidrios deberían ser las siguientes:

No hace falta, en cambio, vidrio óptico, como aquel que se usa para hacer lentes, pues en el caso del espejo la luz se refleja en su superficie sin atravesar el vidrio.

Las fases del tallado son tres:

Primera fase: desbastado

Uno de los discos se apoya sobre un soporte bien estable, y se sujeta con tres taquitos de madera, sin hacer excesiva presión, y debe poder rotar sobre si mismo.

Sobre este disco se deposita una pequeña cantidad de abrasivo (generalmente carborundum), del tipo mas grueso para empezar (n.60 u 80), y se moja con agua hasta obtener una especie de crema.

Al mover el disco superior adelante y atrás sobre el inferior, con carreras regularmente irregulares, y girando los discos uno respecto del otro, el disco inferior (herramienta) se gasta más en los bordes, y el superior (espejo) en el centro. Eso pasa inevitablemente, y al cabo de un par de horas se puede lograr la concavidad requerida. Si la curvatura obtenida es excesiva, se puede volver atrás invirtiendo la posición de los dos discos.

El abrasivo mas grueso sirve para obtener la concavidad deseada, los otros para hacer el esmerilado cada vez mas fino. Con los abrasivos finos la curvatura sigue cambiando un poquito, cada vez menos, lo que da la posibilidad de lograr con notable precisión la curvatura deseada, si es necesario, como recién he mencionado, invirtiendo la posición.

La duración del desbastado depende entre otras cosas del diámetro del espejo.

Segunda fase: pulido

El pulido se obtiene con una técnica levemente distinta:

Sobre el disco inferior (herramienta) se deposita una capa de brea semilíquida de unos mm de espesor. Sobre esta capa se apoya a continuación el espejo, ya finamente esmerilado, así que la brea toma la forma del espejo. Ante de hacer esto, es preciso trazar sobre la brea unos surcos, de manera que la misma toma el aspecto de una tablita de chocolate. Ningún cuadrito y ningún
cruce de surcos debe coincidir con el centro, pues esto ocasionaría errores periódicos.

Una vez enfriada la brea, se pone sobre la misma, con un pincel, un óxido diluido en agua (generalmente óxido de cério ) y se apoya el espejo.

La presión del espejo hace que los granitos de óxido (200 veces mas chiquitos que un glóbulo rojo) penetren parcialmente en la brea.

Al mover el espejo sobre la brea, los granitos producen en el vidrio innumerables cortes a nivel molecular, causando el calentamiento de una capa de moléculas, y haciendo que los pequeños pocitos presentes se llenen y los montículos se achaten.

A cabo de una hora o poco más, el vidrio queda pulido.

Esta fase tiene de todos modos que seguir hasta que el último de los pocitos desaparezca. Puede ser útil a tal fin examinar la superficie del espejo con una lupa estereoscópica o con un microscopio de un aumento aún mayor. Si los pocitos no desaparecen, habrá difusión de luz y disminución del contraste.

El óxido de cério, color crema, es más enérgico y más rápido. El óxido de hierro, al contrario, de color rojo, es mas lento, pero permite un mejor control y un mejor acabado.

En las dos primeras fases, el espejo adquiere una forma que debería ser "esférica" (en realidad, la de una calota esférica).

Antes de pasar a la sucesiva fase es entonces oportuno asegurarse de que sea tal, es decir, que no tenga irregularidades o defectos. Particularmente importante es asegurarse de que el espejo no sufra de astigmatismo.

Tercera fase: Figurado

Para concluir, se pasa a la fase de figurado, muy similar a la de pulido.

La diferencia consiste en los movimientos, que deben ser variados según se quiera obtener una superficie parabólica ( la más común) o una superficie elíptica o hiperbólica.

El control se puede hacer con varios métodos, siendo lo mas común, clásico y elegante el de Foucault, que se lleva a cabo con el uso de un aparato del mismo nombre.

El tiempo necesario para esta operación puede variar desde unos pocos minutos (con una buena brea y un poco de experiencia) a muchas horas. Por tal razón es necesario hacer los controles con frecuencia , para que no ocurra lo que pasó a mi con mi primer espejo, ya que al haberme excedido quedó hiperbólico ( cuando todavía no sabía como se podía volver atrás... y lo tuve que aprender a lomo).

Esta, a grandes rasgos, es la técnica para tallar un objetivo de telescopio reflector.

Es una satisfacción especialmente grande tallar un espejo, y constatar que es capaz de concentrar en un circulito de un par de micrones de diámetro un haz de luz de 15, 30 o más centímetros de diámetro proveniente de una estrella, y que tiene a menudo una precisión y una calidad no siempre alcanzadas por los objetivos de la industria.

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