Era la elección esperada. España y Venezuela dieron la pelea hasta el último momento. Sus barras hicieron temblar el salón Antioquia. Aunque las dos fueron aclamadas, Amaloha Méndez fue la coronada.

"Trabajé hasta el último momento por la corona. Todo el tiempo la pelea fue conmigo misma y cuando salí elegida entre las cinco finalistas mi triunfo lo dejé en manos de Dios y de la suerte. Claro que, al igual que mis cuatro compañeras, sentí nervios hasta el último momento. Pienso que tengo fortalezas y seguiré cultivándolas. A mis debilidades trataré de vencerlas para desempeñar muy bien el papel que me han encomendado en Medellín y siempre dejar muy en alto el nombre de mi país", dijo al Diario "El Colombiano" Amaloha Méndez, segundos después de que Catalina Gómez, Señorita Medellín le entregó la corona en el hotel Inter-Continental de esta ciudad, el pasado sábado 7 de agosto.

Después de una no muy reñida competencia, Venezuela ganó. Gano por porte, por cuerpo y por belleza. España fue aclamada hasta el último momento. Esto fue lo que dijo Olga Domínguez, momentos después de ser elegida como virreina Internacional de las Flores: "para mí es un orgullo ocupar este puesto, pero mi mejor ganancia en este concurso es haber conocido esta ciudad y comprobar, que de lo que se dice de Colombia en el exterior hay muy poco de verdad. Este es un país maravilloso, esta es una ciudad llena de gente linda, a la que, con seguridad, volveré muchas veces".

Los últimos momentos fueron realmente emocionantes. La decisión estaba entre Venezuela y España, porque si una de las otras tres finalistas hubiera ganado, se habría visto uno de los mayores palos. La representante de Argentina era linda, pero simplona. La colombiana, se coló al grupo como por arte de magia y la hondureña, debe estar agradeciendo a sus santos de devoción semejante milagro.

El recinto, bastante incómodo por cierto, vibró con los vivas de los seguidores de Venezuela, y los "esa es" para la española. Costa Rica y República Dominicana, también fueron muy aplaudidas. No era para menos, la reina también podía ser una de ellas.

Paula Jaramillo y Juan José Becerra, los presentadores, no pudieron mantener la calma en sus comentarios, frente a un público emotivo que muy poco se interesaba en los diálogos diseñados sólo para la transmisión de televisión. Mientras las candidatas se preparaban para su presentación en traje de gala, se presentó el show central que corrió por cuenta del grupo Son y Café. A ritmo de Kiling me softly y Navidad negra, pusieron a bailar al público que no pudo hacerlo con libertad por las limitaciones de espacio.

Una a una, las ventiuna candidatas hicieron su presentación final. La mayoría de los trajes de gala dejaron todo que desear. El de la señorita Ecuador, fue objeto de toda clase de burlas y comparaciones. El de la peruana no pudo ser peor y el de la guatemalteca parecía teletransportado desde 1986 en la máquina del tiempo. También hubo candidatas realmente elegantes. España apareció sobria e imponente. Los tajes de República Dominicana, Paraguay y Curazao se llevaron las palmas del público.

Durante los últimos segundos de espera, las dos finalistas, tomadas de la mano, aguardaron la decisión. España se mostraba tranquila, mientras que Venezuela respiraba agitada. Cuando se leyó el veredicto, Amaloha Méndez reaccionó como todas las reinas: grito, tomó su cara con las manos, dejó asomar una lagrima y agradeció. El auditorio aplaudió, saludó y besó a la nueva reina. Ella viajará a su país con una poco funcional corona en su maleta. Sólo queda esperar que esta Reina Internacional de las Flores, sí venga el próximo año a coronar a su sucesora.

Por Juan Carlos Giraldo
Editado por Daniel Luna
Caracas, Lunes 9 de Agosto de 1999.