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Miss Venezuela

La organización sigue reclutando talento.
El casting del Miss Venezuela: un gran show para cazar reinas.

Valeska Tórrez posa sobre la cubierta de un yate

El sábado en el hotel Maremares de Puerto La Cruz se realizó la segunda preselección para el próximo Miss Venezuela. Con fuertes patrocinantes locales, transmisión televisada en vivo y números musicales a cargo de Carlos Baute y Antonieta, el jurado evaluó a 45 aspirantes que provenían del oriente del país. El ojo de Osmel Sousa ya eligió.

El Miss Venezuela es, sin duda, una de las marcas culturales más poderosas, más profundas que existen dentro de la idiosincrasia nacional. No sólo por el abultado rating que deja año a año cada certamen, ni tampoco por los considerables despliegues en prensa de los arduos menesteres que suscita la preparación de una reina. En este país de mujeres bellas, las ilusiones coronadas en cintas y tacones -que tanto proyecta la Organización Miss Venezuela- despiertan una vigoroza simbiosis colectiva.

El máximo concurso, en los dos últimos años, no ha hecho más que seguir hundiendo sus dedos en el sueño generalizado -entre féminas- de transformarse en reinas. Los diversos ensayos que se han hecho para la preselección de aspirantes -de la modalidad popular a la del filtro selectivo- le han servido a la organización, presidida por Osmel Sousa, para monitorear no sólo el talento regional sino también las simpatías e idolatrías que masivamente se manifiestan en torno al concurso. Cada casting regional es un suceso y un conglomerado de deseos.

Victoria López-Pardo

El sábado pasado la Organización Miss Venezuela hizo en Puerto La Cruz su segundo ensayo de casting-show de este año (el primero fue en Puerto Ordaz, el pasado 29 de enero) y el resultado no pudo ser mejor: un espectáculo en el Hotel Maremares con una lista selecta de patrocinantes, organizado por dos agencias de modelaje regionales (Casatalento y Alexander's Institute), con proyección de marcas de traje de baño (Giselle Reyes) y zapatos de tacón alto (Luisa Lucchi), transmisión en vivo de televisoras regionales (Televisión de Oriente), números musicales (Carlos Baute) y la presencia de público, que vitoreaba a cada una de las 45 muchachas que aspiraban a un cupo en el Miss Venezuela 2000. En dos platos: estos casting se comportan como un "mini Miss Venezuela", con la diferencia de que no se escoge a la más bella sino a la que tiene mejores condiciones para "transformarse" en una reina. No en vano asisten en calidad de jurado, y de conspicuos observadores, odontólogos de la Organización (Moisés Kaswan y Sixto Bermúdez), el cirujano plástico de las misses (Alberto Pierini), el propio Osmel Sousa y Giselle Reyes, que coordina el desarrollo del casting y monitorea el talento femenino que se inscribe en la ceremonia. Materia prima por procesar.

Diversidad de historias.

Dayana Sosa

¿Quiénes se inscriben en una preselección regional? La mayoría de las participantes viene trabajando en agencias de modelaje que se dedican a surtir anualmente el concurso Miss Venezuela, pero también se hacen audiciones abiertas y algunos caza talentos salen a la calle a buscar mujeres altas y portentosas. Al menos así sucedió en Puerto La Cruz. Las 45 candidatas venían de diferentes partes del oriente y con experiencia variable en el mundo del modelaje. "Aquí hay muchachas con más experiencia en las pasarelas que el grupo que se presentó en Puerto Ordaz, pero también hay menos talento", dice Giselle Reyes, quien está convencida de que las mujeres más bellas del Miss Venezuela, desde hace algunos años, provienen de la región occidental (Carabobo, Lara y Zulia). "No sé, a lo mejor es una cuestión de mestizaje, en el occidente hay como más mezcla con razas europeas. Aquí son en su mayoría más trigueñas".

Pero el grupo de muchachas que se presentó en el hotel Maremares de Puerto La Cruz resume perfectamente el mestizaje racial del oriente del país (había de todos los tonos de piel) y la diversidad de propósitos y objetivos que cada joven tiene. Las había como Bárbara Clara, una muchacha de padre italiano y madre portuguesa que aún mantiene un fuerte acento veneciano, o una morena como Alexandra Blackman, que venía de El Tigre y aún habla como si se hubiera criado en Trinidad.

Bárbara Clara

¿Por qué se inscriben? Silvia Sola, quien vende helados Efe en un café distinguido de la ciudad, dice que se inscribió en el casting a espaldas de su familia con el objeto de "callarle la boca a mi papá. Siempre ha criticado lo que he hecho y si salgo elegida le voy a demostrar que nunca estuve equivocada al elegir el mundo del modelaje". Para Joana Gutiérrez, en cambio, estar en el casting materializa el sueño infantil de ser miss: "Estudio odontología en la Universidad Santa María, pero vengo de Porlamar. Me gustaba el mundo del Miss Venezuela, todas esas mujeres flaquitas. Llegó el momento y lo voy a aprovechar". La morena Blackman, con una exótica apariencia que recuerda a Lauryn Hill (con largas y apretadas clinejas) no hacía más que pensar, antes de iniciarse el show, en las palabras que le había dicho Giselle Reyes: "Ella me dijo que puedo quedar como una de las ganadoras. Soy la más alta del lote, mido 1,81 m, y soy negra. Esto no es el Miss Venezuela, pero es como si lo fuera".

Al final, y ante un jurado compuesto por 25 personalidades (destacaban Martina Thorogood, Miss Venezuela; Jacqueline Aguilera, Miss Mundo 1996; y la cantante Antonieta, que después ofreció un improvisado número a capela digno de Cuánto Vale el Show) cinco jóvenes consiguieron disputarse la posibilidad de ser elegidas -más adelante- candidatas al Miss Venezuela: Bárbara Clara, de 1,75 m; Luisana Beleune, de 1,72 m; Victoria López-Pardo, de 1,77 m; Dayana Sosa, de 1,75 m; y Valeska Tórrez, de 1,73 m, quienes trabajarán más duro que nunca y a full calorías para quedarse con las cintas de Miss Anzoátegui y Miss Sucre en el certamen de este año. ¿Favoritas? Victoria Pérez-Pardo y Valeska Rodríguez, quienes ya cuentan, y eso es bastante, con el visto bueno de Osmel Sousa.

Los arquitectos de la belleza.

Valeska Tórrez

Después de salir preseleccionadas en el casting de Puerto La Cruz, cinco chicas inician ahora un apretado menú de tareas que a la vuelta de un mes, si lo cumplen cabalmente, podría alimentarles notablemente la esperanza de seguir en la carrera hacia el Miss Venezuela 2000. Osmel Sousa y sus acólitos Moisés Kaswan y Sixto Bermúdez (odontólogos), Alberto Pierini (cirujano plástico) y Giselle Reyes) se encargaron al día siguiente, el domingo, de examinarlas más acuciosamente sobre un yate y pedirle notables sacrificios:

- Victoria López-Pardo: tiene 19 años, habla inglés, estudia ingeniería civil y mide 1,77. Aunque su figura no es escultural, los arquitectos de la belleza dicen que ella, cuando baje 10 kilos más (ya bajó 15 desde enero) estará lista para grandes cosas. No se arriesgan a hablar de cirugías hasta que pierda el peso necesario, pero sí le piden mucho entrenamiento en spinning y máquinas. Probablemente, según el cirujano, halla que subirle los senos y "rehacerla" completa. Osmel Sousa casi da por hecho que será Miss Anzoátegui.

- Dayana Sosa: tiene 19 años, es técnico superior en informática y mide 1,75. Es una morena que no despierta pasiones, pero tiene las cosas todas puestas en su lugar. Los arquitectos le piden mucho trabajo en el gimnasio para sacar cintura y tonificar las piernas. Le sacan el ejemplo de Veruska Ramírez, que pasaba 6 horas diarias en el gimnasio. Su nariz, de seguir en competencia, pasará al quirófano: "Falta corregir punta y alas", dice Pierini. Sus encías también conocerán el bisturí, según Kaswan.

Luisana Beleune

- Bárbara Clara: tiene 18 años, mide 1,75 y estudia periodismo en la Universidad Santa María. Esta italiana de acento y actitud tiene un lejano aire en su rostro a Daniela Kosan. Pero su torso es bastante más delgado que sus esculturales piernas. Debe trabajar mucho en el gimnasio y en una piscina para ensanchar espaldas. Hasta que eso no suceda, será imposible colocar prótesis en los senos. Tiene unos 60 días para demostrar que si puede seguir en competencia. De lo contrario, tendrá que esperar hasta el 2001.

- Valeska Tórrez: tiene 19 años, estudia comunicación social y mide 1,73. Es quizá la más bella de las cinco preseleccionadas. Su peso está casi listo y sólo le falta trabajar más el cuerpo en el gimnasio (tonificar). El cirujano adelanta que sus cejas arqueadas se verán mejor y que debe evaluar si tiene una hernia en el ombligo. Su problema principal: las pecas en el rostro que perturban su imagen, según los arquitectos. Cremas y más cremas vendrán a su rostro en los próximos días. Según Osmel, ella prácticamente tiene asegurada la cinta del Miss Sucre.

- Luisana Beleune: tiene 20 años, estudia derecho y mide 1,72. Es una rubia oxigenada que tampoco despierta pasiones. No está nada mal, pero tampoco deslumbra. En el grupo, pasa un poco desapercibida. Aún así, los arquitectos no descartan posibilidades: debe trabajar duramente en un gimnasio para que su flaccidez se marche del cuerpo, sobre todo de sus glúteos. La chequearán después de Semana Santa. Si su cuerpo mejoró, ella tendrá vida más adelante.


"El casting del Miss Venezuela: un gran show para cazar reinas",
en El Nacional.
Caracas, Martes 14 de Marzo de 2000.




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