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Miss Venezuela

Una elección que no incluye descanso.


Las misses en clase de oratoria y cultura general

Las candidatas toman nota

Las candidatas no pierden momento para bromear

Párate derecha. Como toda una reina

Mucho hay que observar en ese mundo que es el Miss Venezuela. Las horas de una candidata están llenas de presión constante, y aun cuando incluye momentos de felicidad, es campo fértil para grandes depresiones. Sobre todo porque a medida que se acerca la noche final, se hace más difícil cumplir con todo: los ensayos, las pruebas de vestuario, las visitas al médico, las clases de oratoria, la peluquería, el maquillaje ... ahí es cuando se demuestra que no basta una cara bonita.

1. El día comienza

A las 9:00 am comienzan a llegar las 26 candidatas a la quinta Miss Venezuela, la casa rosada de El Rosal. Unas se presentan maquilladas, con pelo estirado por el secador, en tacones y licras. Miss Lara, Alejandra Rivas, es una de ellas. Otras lucen poca pintura en sus rostros, traen bluyines, zapatos de goma y suéteres para soportar el frío del salón en el que Roland Carreño dictará clases de oratoria y cultura general. Miss Cojedes, Rocío Alvarez, entra en este grupo. Y otras llegan reciénn bañadas, sin nada de maquillaje, y su propósito es pasar inadvertidas ese día. El caso de Miss Mérida, Beatriz Picott, por ejemplo.

María Calay, "la señora María", está atenta a cualquier retraso. "¿Dónde está Bolívar? ¿Es que no tiene un teléfono para llamarnos y avisarnos dónde está?". Y todas en el salón permanecen en silencio por largo rato. Osmel Sousa está sentado en su oficina dándole instrucciones a Gabriel Ramos, su asistente, en relación con todo lo que tiene que resolver durante el día: reservación de hoteles para el jurado, llamadas a los diseñadores, confirmación de datos.

Igor Molina, el jefe de prensa, llama a los medios de comunicación para verificar si ha llegado la correspondencia que envió el día anterior. "Es que el fotógrafo no nos ha traído todos los rostros que me pediste. Pero tranquila, mañana seguro los tienes, reina", se le oye decir. Mientras, más y más misses siguen llegando ante la mirada acusadora de quienes las consideran impuntuales.

2. Clases y ensayos

"Cierra la puerta", ordena Roland Carreño, quien se dispone a asumir su rol de profesor de oratoria y cultura general en un salón rosado con sillas azules que se hace pequeño para tantas mujeres. "Me gusta ponerlas a debatir, que no siempre digan sí o no, cuando la pregunta es obvia. Quiero que en algún momento alguien lleve la contraria si lo argumenta bien", enfatiza Carreño. "En este grupo hay 2 o 3 que son así".

Comienza la clase. Las muchachas, papel y lápiz en mano, anotan los puntos que consideran más importantes y prestan más atención si Carreño acota: "Cuidado con este planteamiento, que algún jurado puede irse por allí". A alguna se le oye: "Repítela, Roland, por favor". A copiar se ha dicho. Las preguntas van desde las más obvias a otras menos simples: "¿Si te tocara reescribir el final de Romeo y Julieta, la obra de William Shakespeare, lo dejarías igual o no? A ver, tú, Miss Anzoátegui", increpa Carreño. "Bueno, yo lo cambiaría porque si se supone que el amor es felicidad, entonces no tenían que haberse suicidado", dice con una espontaneidad morena.

En el acto salta Miss Portuguesa, María Fagundez: "Yo, Roland". Y se pone delante del micrófono. "Yo no lo cambiaría, porque si ha sido tan exitoso es porque a la gente le ha gustado". Y muchas de sus compañeras asienten con la cabeza. Otra pregunta de Carreño que gustó: "Vamos a suponer que tienen entre su manos la última lumbre que queda en el mundo. Reina la oscuridad. ¿Qué quieres ver cuando la enciendas? Dale, Miranda". Y ella responde: "La guardaría y no la encendería. Reflexionaría en la oscuridad sobre los grandes errores que ha cometido la humanidad".

Miss Carabobo, Antonella Baricelli, por el contrario, tiene otra visión: "Esa luz no es importante. La que vale es la que todos llevamos por dentro porque esa es la única luz que alumbra nuestro camino". Miss Dependencias Federales, Marjorie De Sousa, se acaba de incorporar a la clase con hora y media de retraso. "No puedes llegar tarde. Este año, como hemos hecho siempre, vamos a enviar una relación de la disciplina de todas al jurado", sentencia Carreño. Y la rubia federal aclara: "Es que me estaba haciendo una limpieza en el odontólogo. No podía faltar". La representante de Delta Amacuro, Eva Priscila Soler, no ha dado con ninguna respuesta y dice: "No sé qué me pasa hoy. Estoy como perdida".

La última pregunta de la mañana. Ya son las 12:00 pm y vienen pruebas de vestuario, visitas al médico y clases en el gimnasio. "Estos tiempos finiseculares han dado para todo. Hasta para que el diseñador Paco Rabanne se haya convertido en portador de malos augurios. Si un día después del 11 de agosto pasado usted se hubiese encontrado con el famoso modista, ¿qué le hubiese dicho? Vamos, Lara". Extrovertida y espontánea, Alejandra Vivas se apodera del micrófono: "Como buena larense le diría: `Na'guará, qué equivocado estabas. Si el día que se acabe el mundo va a amanecer así de lindo, entonces qué bello ver y estar en el final", sentenció la rubia.

3. La tarde continúa

Roland Carreño termina su clase. Es mediodía y María Calay entra en el salón y detiene a las muchachas que, con morral en mano, se disponen a continuar la rutina. "Un momento, niñas", dice. "¿Cómo va tu vestido, Distrito Federal?". "Bien, señora María, hoy tengo prueba". "Y tu traje, Nueva Esparta, ¿cómo va eso?". Roland Carreño también interviene: "No es que después vaya a haber problemas, que si no te lo mandaron a tiempo ni nada de eso". Claro, el traje de la sonrisa más linda en concurso, Norkis Batista, lo están haciendo en Perú.

Le van preguntando una a una hasta que al final dice la Calay: "Cojedes, Bolívar, Mérida (y otras más) se quedan porque ahora viene Pierini a revisarlas". Muchas se molestan. Pierini es el cirujano de la Organización Miss Venezuela y trae algunas sugerencia. Unas se quedan, otras aprovechan para almorzar con el novio, algunas van a comprar pinturas de labio y cigarrillos. Pero la advertencia de Calay es clara: "A las 2:30 pm todas aquí. A las 3:00 pm hay que estar en Venevisión y a Joaquín (Riviera) no le gusta la impuntualidad". Hay descanso en la Quinta Miss Venezuela. Sólo se oye el repicar del teléfono y a lo lejos una silenciosa conversación entre Roland Carreño y Osmel Sousa. Llama Gisselle Reyes, la profesora de pasarela, para verificar la hora del ensayo en el canal de La Colina y la del día siguiente en la quinta.

4. ¿Así, señora Mery?

A las 2:30 pm todas las misses están en la quinta. Un autobús blanco adornado con los logos de algunos de los patrocinantes del "magno evento de la belleza nacional" las espera para ir a Venevisión. Mientras aguardan, las muchachas comen naranja y hojuelas de maíz, toman mucha agua y una se quita la banda y escapa hasta un kiosco cercano para comprar mentitas.

María Calay chequea que no se olviden de las bandas con el nombre del estado que representan ni los tacones para ensayar el opening. Ya en Venevisión, en el estudio 2, Joaquín Riviera y la coreógrafa Mery Cortez arman el cuadro con el que se subirá el telón del Poliedro de Caracas el próximo viernes. Suena "Livin' la vida loca" de Ricky Martin, y la melodía de la nueva campaña de Pepsi Cola, "Pide más".

Las misses van a su sitio. Miss Dependencias Federales se queja de las ampollas que le hacen los zapatos y se coloca algunas curitas en los pies. Miss Cojedes, Rocío Alvarez, no se los ha puesto porque se le rompieron los tacones y Miss Apure, María Luisa Flores, dice estar cansadísima. Comienza la música a sonar. "En una noche tan linda como esta, cualquiera de nosotras podría triunfar...". Y las muchachas marcan el ritmo, derecha-izquierda, derecha-izquierda. "Vamos, qué les pasa. Pónganle cariño", dice Mery Cortez. "Vamos, de nuevo". Otra vez la misma rutina. "Guárico, ponte derechita, por favor", le dice Gisselle a la muchacha. Y agrega: "Me gustaría que no se pusieran esos suéteres anchotes y largotes. Aquí no me gusta verlas así".

Miss Zulia, Pilar Romero, se siente un poco mal. Ha rechazado la prótesis que le han puesto en el mentón. El médico receta analgésicos y prohíbe el ensayo. María Calay está pendiente de ella. Osmel Sousa se incorpora a la rutina y luego de observar largo rato le dice a Miss Distrito Federal, Claudia Moreno, y a Miss Miranda, Martina Thorogood: "Tienen que cantar, mover los labios, porque después Joaquín les va a armar un rollo".

Unos cuantos minutos de descanso, quizá menos de 40 en toda la tarde. Las muchachas aprovechan para comer algo, los técnicos de Venevisión les piden autógrafos y se retratan con ellas. Algunas van al cafetín no se sabe con qué intención. María Calay se molesta y les pide que no abandonen el estudio. Son casi las 6:00 pm. El ensayo termina. A las 6:30 pm arrancan para la quinta. Una vez allá, atienden la pauta a cumplir al día siguiente.

5. El fin

Muchas de las muchachas se van a sus casas a descansar. Otras, con la adrenalina arriba, se marchan al gimnasio. Quieren trabajar las piernas. Algunas van a una segunda prueba de vestuario en el día. En la quinta queda poca gente y el silencio es cada vez mayor. María Calay se queda conversando con Osmel Sousa. Gisselle Reyes se marcha para atender algunos detalles que ha dejado pendiente en su academia de modelaje, en Altamira Norte. La noche, el momento que invitaría al descanso, comienza para todos.



"Una elección que no incluye descanso",
en El Nacional, cuerpo B-12.
Caracas, Domingo 5 de Septiembre de 1999.




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