Menos ruido, por
favor
El sonido no deseado, a
niveles poco soportables por el oído humano puede acarrear
problemas de salud y sociales. Un comportamiento adecuado
prevé los síntomas negativos y resguarda la concordia en
nuestros barrios.
Por A. González
Arias 3 Agosto, 2010
En diciembre de
2009, en una sanción que pudiera considerarse histórica por
ser la primera de este tipo, el Tribunal Supremo español
ratificó la condena de cuatro años de prisión al dueño de una
discoteca. Había sido impuesta en 2008 por la Audiencia
de Barcelona, porque el local generaba niveles de ruido muy
superiores a los máximos permitidos por las ordenanzas
municipales.
Las pruebas periciales incluían las
mediciones que realizó la Policía Judicial en viviendas
vecinas, en seis ocasiones diferentes. Esas mediciones
demostraron que el ruido excedía con creces el límite máximo
aceptable dentro de la vivienda (30 decibeles ponderados,
dbA).
A partir de este valor de
intensidad en dBA |
Se sienten estos efectos
nocivos |
30 |
Dificultad en conciliar el
sueño Pérdida de calidad del sueño |
40 |
Dificultad en la comunicación verbal
|
45 |
Probable interrupción del sueño
|
50 |
Malestar diurno moderado |
55 |
Malestar diurno fuerte |
65 |
Comunicación verbal extremadamente
difícil |
75 |
Pérdida de oído a largo plazo
|
110 - 140 |
Pérdida del oído a corto plazo
|
El oído humano no detecta diferencias
menores de unos 3 dBA
|
El decibel (dB) es una unidad relativa
empleada en la acústica y las telecomunicaciones para expresar
la relación entre dos intensidades del sonido, pues la
práctica indica que cualquier sujeto necesita escuchar al
menos dos sonidos de diferente intensidad para dar una
estimación confiable de su valor. La escala de medida no es
lineal, sino logarítmica, que se ajusta mejor a la
sensibilidad del oído humano.
Para evaluar el
riesgo auditivo es preferible utilizar el decibel A ponderado
(dBA), que se basa en determinaciones realizadas aplicando un
filtro. El proceso elimina parte de las bajas frecuencias
(sonidos graves) y las muy altas (sonidos agudos) dejando sólo
las frecuencias medias, de mayor percepción en el oído.
¿Qué es el ruido? Hay
diferentes acepciones: sonido desagradable, perjudicial,
perturbador o dañino para quien lo recibe, pero actualmente la
más aceptada parece ser ‘sonido no deseado’, cualquiera que
éste sea.
Los animales reaccionen ante el ruido
huyendo, escondiéndose o enfrentándose agresivamente a su
fuente. Si anteriormente estaban dormidos, despiertan. La
secreción de adrenalina que se origina es similar a la causada
por cualquier otra señal de peligro. Es el comportamiento
propio del miedo o del estrés, y el ser humano no es una
excepción. En las personas se dan instintivamente las mismas
reacciones, aunque a menudo modificadas o inhibidas por la
voluntad, lo que por otra parte incrementa el nivel de estrés.
¿Qué efectos causa el ruido sobre las
personas? Malestar. El efecto más usual es el
malestar, que durante el día se suele experimentar
moderadamente a partir de los 50 dbA, y fuerte a partir de los
55. Al anochecer, en estado de vigilia, el malestar es mayor,
y estas cifras se reducen en 5 ó 10
dbA.
Interferencia con la comunicación.
En una conversación normal, para que una palabra
sea perfectamente inteligible, la intensidad debe ser superior
al ruido de fondo en no menos de 15 dBA. La intensidad
de una conversación normal a una distancia de un metro es de
unos 50-55 dBA. Gritando es posible llegar a 75-80
dBA. De aquí que un ruido mayor de 35-40 dBA creará
problemas en la comunicación. Con un ruido de 65 dBA la
conversación se torna extremadamente
difícil.
Pérdida de atención y concentración.
El ruido de fondo, o los ruidos repentinos, pueden causar
la disminución del rendimiento en muchos trabajos,
especialmente en aquellos que exigen concentración. Aparecen
errores y se reduce la calidad y cantidad de las tareas
realizadas. En algunos casos las consecuencias pueden ser
duraderas. Por ejemplo, los niños sometidos a altos niveles de
ruido durante la edad escolar aprenden a leer con mayor
dificultad y tienden a alcanzar niveles inferiores de dominio
de la lectura.
Trastornos del sueño.
Además de la imposibilidad de dormir cuando hay mucho
ruido, a partir de un nivel de 45 dBA la probabilidad de
despertar cuando se duerme es grande. Pero aunque no haya
interrupciones en el sueño, el ruido puede afectar seriamente
su calidad. El sueño se vuelve intranquilo, se acortan sus
fases más profundas, hay vasoconstricción y cambios en la
respiración; también aumentan la presión arterial y el ritmo
cardiaco. Como consecuencia, la persona no habrá descansado
bien y será incapaz de realizar adecuadamente sus tareas
cotidianas al día siguiente. Si la situación se prolonga, el
equilibrio físico y psicológico se verá afectado seriamente.
Daños directos al oído. El ruido causa
sordera transitoria (fatiga auditiva) o permanente en el caso
de exposiciones prolongadas a niveles superiores de 75 dBA.
También la causan los sonidos de corta duración mayores de 110
dBA y la acumulación de fatiga auditiva. Se necesitan
unas 16 horas de descanso en situación de confort acústico
para recuperarse totalmente de la fatiga auditiva. La
sordera permanente es causada por lesiones en el oído
interno.
Estrés. Las personas sometidas a
cualquiera de las situaciones descritas anteriormente suelen
desarrollar algunos de los síndromes siguientes: cansancio
crónico, tendencia al insomnio, hipertensión, cambios en la
composición química de la sangre, isquemias cardiacas,
trastornos del sistema inmune (responsable de la respuesta a
las infecciones y a los tumores), trastornos psicofísicos
tales como ansiedad, manía, depresión, irritabilidad, náuseas,
jaquecas, y también neurosis o psicosis en personas
predispuestas a ello. El ruido también de origen a cambios en
la conducta, provocando comportamientos antisociales como
hostilidad, intolerancia, agresividad, aislamiento social y
disminución de la tendencia natural hacia la ayuda mutua.
Especialmente sensibles al ruido son los niños, los
ancianos, los enfermos, las personas con dificultades
auditivas o visuales y los fetos.
¿Es posible
habituarse al ruido? Si. El proceso
se denomina síndrome de adaptación. Hay casos de soldados que
han dormido junto a un cañón que no cesaba de disparar, o
comunidades que, a pesar de la cercanía de un aeropuerto,
logran dormir regularmente. Esto es posible porque a mediano o
largo plazo el organismo se habitúa al ruido mediante dos
diferentes mecanismos.
El primero es la
disminución de la sensibilidad del oído, que trae aparejada la
sordera temporal o permanente. El segundo
se debe a que las capas corticales del cerebro se habitúan;
oímos el ruido, pero no nos damos cuenta. Durante el sueño,
las señales llegan al sistema nervioso y no nos despiertan,
pero desencadenan consecuencias fisiológicas de las que no
somos conscientes: cambios en la frecuencia cardiaca, del
flujo sanguíneo o de la actividad eléctrica cerebral.
Y aquí… ¿como anda la cosa? Al
parecer, en nuestro país no abundan situaciones similares a la
que ocasionó la sanción del tribunal español. Sin embargo, no
es menos cierto que esporádicamente aparecen en la prensa
denuncias de vecinos acerca del exceso de ruido en alguna
instalación o edificio.
En una ocasión la queja se
refería a un centro de recreación, en otra, a la instalación
de nuevos equipos de climatización. En este último caso las
quejas llevaban meses reiterándose sin que apareciera la
solución, aunque el ruido afectaba a todo un edificio, tanto
de día como de noche. Espero sinceramente que los vecinos ya
hayan resuelto su problema y el exceso de ruido no les haya
afectado demasiado la salud, sobre todo la de los niños que
allí viven.
Resulta más común que alguna persona agreda
sónicamente a sus conciudadanos, a cualquier hora del día o la
noche, al instalar una bocina de gran potencia en su balcón, o
en el interior del apartamento de un edificio múltiple.
Pero, sin lugar a dudas, la agresión sónica más
extendida en el presente es la de algunos choferes del
transporte público hacia sus pasajeros, quienes muchas veces
se ven obligados a escuchar música que no les agrada, a
niveles estridentes –estridencia que no padece el chofer por
no tener ubicada una bocina cercana, lo que, por otra parte,
deben haber previsto los fabricantes para no distraer su
atención de la conducción del vehículo. Desde luego,
siempre hay excepciones, y hay quienes aman la estridencia. ¿Y
el resto de los pasajeros?
Si a la agresión sonora se
suman los muchas veces ineludibles ruidos ambientales, los
apretones, el hacinamiento y el calor, además del retraso del
ómnibus y las violaciones de las paradas, se crea un caldo de
cultivo excelente para el malhumor y las conductas
insolidarias y antisociales de los pasajeros.
En lo que
respecta a la sanción del tribunal español, éste consideró que
la exposición reiterada y continua de los perjudicados al
ruido excesivo –incluyendo varios niños-, generó un grave
riesgo para su salud psíquica y física, según lo expresado en
un informe de los peritos del Instituto Nacional de
Toxicología y Ciencias Forenses de Barcelona.
El
ruido causó daños psíquicos a los vecinos, quienes sufrieron
insomnio, estrés, depresión, dolores de cabeza y mal humor. La
sentencia del Tribunal Supremo estimó que, aunque los vecinos
no precisaron tratamiento médico, se produjo ‘padecimiento
menor’ y ‘menoscabo para la salud de los afectados,
necesariamente asociado al insomnio provocado durante meses y
con el dolor de cabeza como síntoma’, de aquí que, como
sanción adicional, el tribunal estimó conveniente imponer al
dueño una multa de 2 mil 700 euros por lesiones, así como la
obligación de indemnizar a cada uno de los vecinos
perjudicados en la cantidad de cinco mil euros.
Referencias: 1. Europa press,
Madrid, 02/12/09. 2. Efectos del ruido sobre la salud, la
sociedad y la economía; http://www.ruidos.org/; 3.Organización
Mundial de la Salud; "Guidelines for Community
Noise." Ginebra, 1999. http://www.ruidos.org/Noise/WHO_Noise_guidelines_3.html
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